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Las frase pronunciada parecía haber quedado en el aire, o por lo menos así lo sintió Niki luego de que el otro se le quedase mirando directo a los ojos por casi cinco minutos.
Abrió la boca con la intención de hablar y disculparse por ponerlo en esa situación, por un momento pensó que en realidad Jake no quería hacerlo con él; pero fue interrumpido por dos manos que se posaron en su cadera y que lo alzaron sin previo aviso.
Rodeó la cintura del mayor con sus piernas por inercia.
Por algún motivo su corazón se aceleró, estaba nervioso. A pesar de haber sido él quien preparó cada detalle para esa situación, no podía controlar el hormigueo en su estómago. Y los nervios parecían aumentar con cada paso que el mayor daba hasta la habitación.
No se estaba echando para atrás, claro que no, deseaba con todo su corazón poder entregarse a Jake y que éste le hiciera el amor de una manera en la que no la olvide jamás.
Sus nervios iban mucho mas allá. Temía lo que sucedería con su "relación" después de haber copulado. Temía que después de eso, Shim cambiara su actitud hacia él.
Era optimista e inocente en ocasiones, pero siempre llega un momento en que la inseguridad hace de las suyas.
Incluso hasta en ése momento, en que Jake suavemente lo recostaba en una cama -preparada minuciosamente para esa ocasión-, se sentía inseguro.
Cerró sus ojos con la intención de dejar su mente en blanco, de olvidar cualquier temor, esperando a que el mayor comenzara el acto y él simplemente dejarse hacer como un muñeco. Pero Jake no se estaba moviendo, no estaba tocando ningún espacio de su cuerpo, sólo sentía sus manos apoyadas a los costados de su cabeza.
-Niki... -murmuró el mayor. Ni siquiera alcanzó a abrir los ojos o responder, cuando el otro susurró en su oído- Abre los ojos.
Con todo un revoloteo de mariposas en su vientre, obedeció. Abrió sus ojos muy despacio, encontrándose de inmediato con los de Jake.
-No hagas eso -volvió a hablar-, no cierres tus ojos. Mírame mientras te toco y te beso... No quiero que sólo me sienta tu cuerpo.
Niki mordió su labio inferior y asintió, entreabrió un poco sus labios y no dudó en acercarse cuando vio a Jake ladear la cabeza, esperando un beso.
El beso era dulce, lento y prácticamente una exquisita caricia, igual que los muchos que se han dado. Ninguno abre completamente la boca, ni se decide a incluir a sus lenguas en ése jugueteo. El menor recibía suaves caricias en su cabello.
Sin embargo, ésta no sería de aquellas ocasiones en las que tienen que romper el beso para ocuparse en algo más; ése día sería sólo para ellos. Nadie interrumpiría. Ese día fue preparado para que ambos se amaran como jamás lo habían hecho.
No notaron en qué momento su beso se volvió más pasional, sus lenguas se habían unido al juego simplemente por inercia. Pero Niki sí notó que su temperatura corporal se elevó hasta las nubes cuando el mayor se atrevió a frotar con sensualidad la pelvis contra su entrepierna.
Todo lo que tanto deseó se estaba haciendo realidad, sólo maldice no recordar nada de lo que leyó. Estuvo toda la noche anterior buscando mil maneras para poder complacer a Jake, y ahora, lo único que logra es dejarse llevar.
Una corriente eléctrica invadió su espina dorsal cuando en medio del beso se le ocurrió abrir los ojos -que había cerrado instintivamente-, encontrándose con los penetrantes ojos ajenos contemplándolo.
La mirada lujuriosa del mayor le ponía los pelos de punta.
Se separaron para poder respirar, odiando por una milésima de segundo el oxígeno que los interrumpía.
Niki tomó valentía y se atrevió a acariciar debajo de la camiseta de Jake, sintiendo como éste último daba un tenue respingo, probablemente por lo frías que se encontraban sus manos. La boca ajena ya no estaba devorando la suya, ahora degustaba su delgado y apetitoso cuello.
Mientras el menor se aseguraba de recorrer cada centímetro de piel que se le hacía posible, Jake dejaba un caminito de besos que cada vez descendían más.
Jake detuvo su camino cuando se encontró la estorbosa playera del menor, tomó la orilla de la tela y le dio un suave tirón hacia arriba.
Niki por suerte lo entendió y levantó sus brazos, permitiendo que el mayor le quitase la prenda.
Mordió su labio inferior con timidez, provocando de alguna manera a Shim, quien comenzaba a tener un problema bajo la pelvis.
La boca de Jake estaba deseosa por probar el sabor de ese torso tan menudo. Repartió un par de piquitos en su clavícula, robándole un gemido a Niki cuando su lengua rozó su pezón izquierdo.
Estaban nerviosos, por supuesto. La única vez que Niki tuvo sexo fue por la tonta curiosidad, Jake tal vez lo hacía por saciar sus deseos carnales.
Esta era la primera vez que, en todo el sentido de la palabra, harían el amor.
Niki tomó el rostro del mayor entre sus manos y atrapó su boca en un apasionado beso, succionando su labio inferior, sin importarle que posiblemente después estaría hinchado. Se separó un instante para quitarle la playera y dejar al descubierto apetitoso torso.
Dio un par de piquitos en su mentón y bajó sus temblorosas manos hasta el botón de los pantalones ajenos, para desabrocharlo y bajar la cremallera. Esperó tanto que ahora que está sucediendo, quiere avanzar lo más rápido posible.
Tomó la orilla del pantalón y ropa interior, y en comparación a lo que tantas veces imaginó, el temblor de sus manos no le permitía quitarle la ropa. En sus pensamientos eróticos se veía a sí mismo desnudando a Jake de un solo tirón.
El mayor soltó una suave risita y él mismo despojó sus prendas inferiores, para atacar inmediatamente al aún vestido castaño.
A diferencia de Niki, él no tuvo problemas en desnudarlo.
Cruzaron miradas por un instante. Jadeantes, contemplando el cuerpo que están por tomar, haciendo crecer la tensión sexual cada segundo que pasa.
Jake alza dos de sus dedos hasta la altura de los labios del menor, quien por suerte capta el mensaje y se los lleva a la boca. Los succiona, los acaricia y besa, regañándose a sí mismo por ser tan despistado y olvidar el lubricante en su armario.
Sus labios se juntaron una vez más cuando el mayor bajó su mano, paseando sus dedos ensalivados por todo el torso de Niki, desde el cuello hasta la pelvis.
El menor separa las piernas por inercia y Jake se atreve a tantear la entrada de su chico con la yema de su dedo índice. Cuando introdujo el primer dedo, Niki arqueó su espalda y gimió aún cuando sus bocas seguían juntas.
La incomodidad y la tensión disminuyeron poco a poco, permitiéndole al mayor introducir un segundo dígito. Esta vez tuvo que esperar menos tiempo para poder meter el tercero.
Niki soltaba dulces gemidos cuando el mayor fingió suaves penetraciones con sus dedos, pero aún así cumplía con mantener sus ojos abiertos.
-Hyung -murmuró Niki-, t-te necesito ya...
Jake mordió su labio inferior y negó, su palpitante erección dolía, pero no por ello comenzaría el acto arriesgándose de lastimar a su adorable chico.
No fue sino hasta que Niki estuvo correctamente dilatado cuando sacó sus dedos y le separó más las piernas.
Cuando tomó su propio miembro cayó en cuenta que se estaba olvidando de algo importantísimo: el condón. Él no sabía que precisamente ese día iba a pasar "aquello", por lo que ni siquiera pensó en llevar un preservativo.
Niki lo notó, queriéndose ahorcar por olvidar semejante detalle. Dio un piquito en la mejilla ajena y acercó sus labios hasta el oído del mayor.
-Tomaré un anticonceptivo después de ésto... -susurró.
Jake asintió y besó con ternura los labios del menor, y se ayudó con su mano derecha para comenzar la penetración.
A pesar de haber sido preparado cuidadosamente, Niki no pudo evitar sentir un poco de dolor. Inhaló profundo por la nariz y exhaló por la boca, buscando relajarse. Jake le acarició con ternura sus caderas y repartió varios piquitos en sus mejillas, y en la punta de su nariz.
-Hyung... -gimió Niki- Te amo.
El mayor mostró su encantadora sonrisa, le besó la frente y apoyó sus manos en los costados de la cabeza del castaño.
-Te amo también
El corazón de Niki latió a mil por minuto, casi sentía que se le salía del pecho.
El primer vaivén fue suave, lento y tan exquisito. Las caderas del mayor poco a poco tomaban velocidad e intensidad, besando de forma entrecortada la boca de Niki, robándose altos gemidos.
Cuando la dura erección de Jake tocó su punto dulce, Niki se aferró a las blancas sabanas y gimió fuerte. Cruzaban miradas con cada embestida: Niki sintiéndose en las nubes por la manera tan apasionada con la que Jake le hacía el amor.
Jake contemplando con ternura los gestos del menor, cautivado, adorando ese preciado momento en que Niki es sólo suyo.
Sus caderas alcanzaron el ritmo perfecto. Los jadeos, el sonido húmedo provocado por sus cuerpos y sus miradas penetrándose. Todo era perfecto.
Jake abrazó a Niki, éste último le arañó la espalda cuando llegó al clímax y sólo bastó de pocos segundos para que el mayor terminase. Sacó despacio su miembro y se recostó a su lado, y como si fuera un imán, Niki lo abrazó.
Se miraban con coquetería, ternura y muchísimo amor.
-Por fin... -susurró Niki.
-¿Eh?
-Ahora podré decir que eres mío.
Jake soltó una risita y le besó la coronilla.
-Desde un principio fui tuyo, mi amor...
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