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025

Con el pasar de los días Sunoo comenzaba a esforzarse por recuperar su antigua rutina, quería volver a cocinar cosas deliciosas para sus jóvenes amigos. Tal vez era una forma de agradecimiento.

El reloj marcaba las seis y media de la tarde cuando Kim recibió una visita inesperada. Era una mujer guapísima y que Sunoo siempre recordaría, la fémina entró al departamento con una amplia sonrisa y lo primero que hizo fue abrazar al castaño.

Yerin traía una bolsa de supermercado colgando de su brazo, de la que sacó dos cajitas con varios tipos de chocolates, le entregó una a Niki y otra a Jungwon. A Sunoo le dio una cajita poco más grande con dulces.

Los más jóvenes se sentaron frente al sofá a disfrutar de su serie favorita, mientras que en el comedor los mayores se disponían a hablar. En las visitas que Yerin le hacía a Sunoo en el hospital les sirvió bastante para entrar en confianza, pero en verdad el chico no creyó que ella se preocuparía tanto por él como para ir hasta su departamento.

En un principio hablaron de cosas triviales y, además, el chico le agradeció por el tierno detalle en el "informe" que envió ella. El castaño degustaba los dulces que le obsequió la mujer.

-En verdad me alegra bastante verte -habló ella-, el doctor Jungkook me dijo que la última vez que estuviste ahí te veías bastante débil, pero déjame decirte que estás mucho más repuesto.

Sunoo asintió y esbozó una tenue sonrisa, con una pizca de tristeza.

-He sido bastante egoísta, sólo he pensado en mi dolor y no noté que las personas que también amaron a mi hija se derrumbaban a mis espaldas. Jungwonie siempre se mostraba preocupado por mí, pero una noche lo descubrí llorando en el baño con el mameluco de mi hija, y Niki me dijo que quería mostrarse fuerte para mí...

-Lo entiendo, es bueno que lo hayas notado. Y, ¿Cómo está tu esposo?

Una corriente eléctrica recorrió la espina dorsal de Sunoo, pasó saliva y dejó un dulce a medio comer en la mesa.

-Yo... No lo sé...

Yerin abrió amplio sus ojos y ladeó su cabeza.

- ¿Cómo que no lo sabes? Es el papá de tu bebita.

Kim bajó la mirada y se abrazó a sí mismo. Le contó todo, desde cómo contrajeron matrimonio en una borrachera, hasta la madrugada que despertó con el charco de sangre entre sus piernas. La rubia lo miraba atenta, escuchando cada detalle y cuando el chico dio por terminada su experiencia, Yerin habló:

-Entiendo, pero, ¿Por qué no has hablado con tu esposo? No es que quiera justificar todo lo que haya dicho, pero estoy segurísima de que debe haber alguna razón.

Sunoo desvió la mirada.

-No cometas el error de cerrarte a lo que tu esposo tenga que decir.

-Tal vez las cosas están mejor así... No nos hacemos daño.

Yerin sonrió y acarició el cabello del menor.

- ¿Cómo puedes decir eso, cielo? Ahora mismo tú y él están dañados, ambos perdieron a su nena y a pesar de que tus amigos puedan estar ahí para consolarte, te aseguro que nadie más te puede entender, sólo él. Debes aferrarte a tu esposo y ambos sanar la herida, de otro modo siempre se mantendrá abierta y doliendo.

El reloj marcó las once de la noche cuando Yerin se marchó y de paso, Niki también salió.

Tenía algo parecido a una cita, más bien, una pijamada. Jake lo llamó para que pasen la noche juntos y vean unas cuantas películas de dibujos animados -tal como le gustaban a Niki-, y comieran algunas porquerías. Era su forma de subirle los ánimos.

Al menor le encantaban esas noches junto a... ¿Su amigo?

A Niki le costaba admitirlo, pero cada día que pasaba se convencía que se estaba enamorando de Jake y era de esperarse, ambos eran demasiado melosos y se apoyaban mutuamente... Pero si fuese así, ¿Entonces qué hay de Jay?

Los mayores se habían acostado reiteradas veces, en cambio, con Niki jamás habían ido más lejos. Sólo se daban besos -inocentes, por cierto- y muchos mimos, pero cada vez que el ambiente se tornaba un poco candente, el mayor daba excusas tontas.

El castaño se cruzó de brazos y frunció el entrecejo en un claro berrinche. Entendía que entre amigos también suele suceder esas cosas, él mismo se había acostado con Jungwon, pero la diferencia es que lo de ellos fue algo como "curiosidad" o simplemente el hecho de querer dejar de ser virgen.

Es lamentable, pero hoy en día hay jóvenes de quince que han follado más veces que sus propios padres. Es por eso que cuando Niki cumplió los diecisiete consideró que ya era momento de probar ese fruto del que tanto hablan.

En cambio, lo de Jay y Jake iba más allá.

Bufó. Iba tan sumergido en sus pensamientos que ni siquiera notó que ya había llegado a casa de Shim. Movió un poco sus brazos para acomodar mejor su mochila, en la que traía su ropa de cambio y los chocolates que le obsequió Yerin.

Tocó la puerta, se dio suaves golpecitos en sus mejillas para volver a la realidad y no mostrarse molesto. O celoso.

En menos de tres minutos Jake abrió la puerta y mostró su encantadora sonrisa, saludó al menor con un piquito en los labios y otro en la punta de la nariz.

Niki esbozó una tenue sonrisa cuando se encontró con varias cobijas en el suelo, justo frente al televisor, su almohada preferida -una que tenía impregnada el aroma de Jake- y varios recipientes con comida.

El mayor puso Big Hero 6 y se acercó al hambriento chico que ya había comenzado a degustarlas papitas fritas, se acurrucaron de forma melosa, encargándose de quedar bien abrigados. La película llevaba mucho menos de la mitad -ni siquiera había muerto Tadashi- cuando a Niki le comenzó a hostigar nuevamente ese sentimiento de celos.

Se llevó una papa a la boca y frunció el entrecejo, si en lugar de estar él ahí, estuviese Jay, ¿Jake sólo lo tendría abrazado de la cintura mientras mira la película? Lo dudaba. Volteó un poco su cabeza, sus rostros estaban bastante cerca, podía apreciar de un perfecto primer plano el perfil de Jake.

Se acercó con cuidado y depositó un besito en la mejilla de su mayor, ganándose una mirada junto a una sonrisa. Volvió a acercarse, esta vez besó la comisura de los labios ajenos.

Jake le acarició su cabello e intentó mantener la inocencia del beso, pero las intenciones del menor iban un poco más allá. Niki había tomado el mentón del otro y lo bajó despacio, entreabriendo su boca. Su labio inferior encajó perfectamente entre los del ahora extrañado Jung.

En un principio Jake no había respondido el beso, sólo parpadeaba sorprendido por la suave y húmeda carne entre sus labios, pero poco a poco le estaba sintiendo un gusto dulce y salado, lo segundo quizás por las papitas que comió el menor. Sus ojos comenzaron a cerrarse, dejándose llevar.

Niki rodeó el cuello del mayor entre sus brazos y lo apegó más a él. Se le puso la piel de gallina cuando Jake echó su cabeza levemente para atrás y de una forma bastante tentadora, le lamió la comisura de sus labios.

Hasta el momento en que sus lenguas se unieron al sensual juego todo estaba perfecto. En la sala de estar se oía muy lejana la película y sólo se podía apreciar los chasquidos de sus labios provocados por la saliva.

Niki sonreía internamente... Hasta que Jake rompió el beso.

Cruzaron miradas, pero entonces el mayor suspiró y miró a otro lado, intentando recuperar el aire que se le estaba acabando.

-Hyung... –musitó Niki.

-Aún no es el momento.

Nishimura frunció el entrecejo y quitó sus brazos del cuello de Jake.

- ¿Aún no? ¿Te refieres a que aún no es el momento de ir más allá conmigo?

Jake arregló su cabello, tomó el control de la televisión para pausar la película que por cierto ya llevaba poco más de la mitad.

Niki se sentó y desvió su mirada, a su lado el mayor también se sentó y había acercado su mano para dar caricias al cabello castaño del berrinchudo, pero éste le quitó la mano súbitamente.

-Si hubiese sido Jay hyung no te detendrías, ¿verdad?

- ¿Q-Qué?

-O tal vez, realmente no te gusto yo.

-Niki... -Jake sólo lo miraba sorprendido por el repentino cambio de humor, pasó saliva y se atrevió a hablar- Por supuesto que me gustas. ¿Qué te sucede?

Niki desvió la mirada y bufó. El mayor sólo necesitó pocos minutos más para ver los celos que reflejaban los ojos ajenos, el ceño fruncido y esa forma tan berrinchuda de hacer un puchero de bebé.

Jake soltó una suave risa y rodeó el torso del menor con sus brazos, obviamente el más joven intentó hacerse el indignado y evitar cualquier contacto físico, pero de todas formas cayó ante el abrazo.

-Ven aquí, mi niño mimado -soltó Jung con una amplia sonrisa. Le besó la coronilla y acarició con mucho cuidado sus manos-. Escúchame, Jay hyung y yo no hemos vuelto a tener sexo desde hace varios meses, ya te lo había dicho. Y la razón por la que siempre me estoy conteniendo a hacerte el amor es porque no quiero que lo nuestro sea a la ligera. Quiero que nuestra primera vez juntos sea especial.

El menor se sonrojó y chilló internamente.

- ¿Especial? ¿En un hotel? ¿Con velas y pétalos en la cama?

Jake rio bajo y asintió.

-Pero hyung, entonces... ¿Por qué tardaste tanto en decirme esto?

-Porque necesitaba sentir que yo también te gustaba lo suficiente como para dar el siguiente paso.

Un zoológico entero revoloteó en el estómago de Niki, hizo una sonrisa tímida, besó la mejilla del mayor y escondió su rostro en el cuello que brotaba un delicioso perfume.

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