016
A lo lejos, entre sus sueños, podía oír la voz de Ni-ki llamándolo y a Jungwon gritando quién sabe qué. Se le estaba haciendo imposible abrir sus ojos aún cuando quería saber que sucedía con sus queridos amigos.
Jungwon corría de un lado a otro buscando su celular, necesitaba llamar a la ambulancia.
No sabía en qué momento Sunoo había comenzado a sangrar y éso le preocupaba. Jadeaba aterrado. Con mucha suerte pudo cambiar la parte baja de su pijama, en su torso sólo puso un abrigo, ya que dormía con una camiseta negra.
Niki sostenía el rostro del mayor entre sus manos y repetía su nombre una y otra vez, intentando volverlo a la realidad. Había comenzado a llorar, su preciosa maní estaba en peligro.
Tras no recibir respuestas recurrió a darle bofetadas -sin usar excesiva fuerza, sólo lo suficiente para que despertara- y le rogaba que abriera sus ojos. El menor no aguantó mucho más y tomó su celular, buscó rápido entre sus contactos el número de Jake y llamó. Al tercer tono la otra línea contestó.
-¿Sí? -la voz del otro lado era ronca, posiblemente estaba durmiendo.
-¡Hyung! ¡Ayúdame, por favor!
-¿Niki, qué sucede? -su voz se alzó un poco junto a un tono preocupado.
-¡Sunoo hyung está sangrando y no despierta!
-Intenta despertarlo, voy enseguida. Mantente tranquilo, mi Niki. -intentó sonar lo más sereno posible para poder transmitirle tranquilidad al menor. Aunque cuando la llamada fue cortada corrió hasta la puerta, tomando de paso las llaves de su auto y poco le importó estar con su pijama y pantuflas de oso; sólo necesitaba llegar lo más pronto posible.
Niki volvió a dar palmadas en las mejillas de Sunoo, ésta vez la suerte estuvo de su lado y en la tercera palmada, el mayor despertó.
Su rostro sólo reflejaba confusión, pero que de un momento a otro cambió por una expresión de dolor. Arrugó la nariz y puso una mano en su vientre, sintió una punzada en la parte baja que le hizo sentarse de golpe.
No alcanzó a gemir por el dolor que provocó la punzada, porque sus ojos vieron las -antes- blancas sábanas con una gran mancha de sangre fresca. Jungwon corrió hasta él.
-Hyung, escúchame: necesito que mantengas la calma, iremos ahora mismo al hospital y todo estará bien. -dijo con voz quebradiza e hizo que el mayor pasara el brazo por su cuello, debían ponerlo de pies para llevarlo hasta la salida.
-Umji -pudo murmurar Sunoo.
-Ella estará bien, tranquilo.
-Mi hijita. -habló de nuevo. Intentó levantarse, pero otra punzada lo atacó y por inercia pujó un poco.
-No empujes aún -habló rápido Niki y ayudó a Jungwon.
Sunoo prácticamente arrastraba los pies y había comenzado a llorar. Ésta vez no fue por Sunghoon, sino por el horrible miedo que sentía.
Una enfermera corrió hasta Sunoo en cuanto lo vio en la puerta siendo ayudado por dos chicos, mientras que entre sus piernas seguía sucio con sangre. Le ayudó a sentarse en una silla de ruedas y se lo llevó sin decirle nada a los preocupados muchachos.
El chico soltaba lágrimas pero no era precisamente un llanto, estaba asustado mientras era empujado por la jovencita detrás de él.
Otra punzada. Volvió a pujar.
La enfermera le acarició el cabello sin detener su casi corrida. La mente de Sunoo sólo divagaba en lo profundo de sus pensamientos, rogándole internamente a su niña que no lo dejara.
Su apariencia era bastante rota. Su piel pálida, sus labios resecos y la bolsa bajo sus ojos más marcadas de lo normal. Sus ojos no miraban nada, sólo estaban quietos en un punto fijo, quizás la pared. Oía a personas hablando -casi gritando- a su alrededor, las oía muy lejos, no les prestaba atención.
Sólo escuchó "inducción de parto" y fue ahí cuando reaccionó.
-¡No! ¡No quiero que me saquen a mi hija! -abrazó su vientre e intentó levantarse.
-Escúchame -lo detuvo un joven médico, en la placa de su pecho salía el nombre Jeon Jungkook-, necesitamos inducirte el parto ahora mismo.
-¡No quiero! ¡Sólo tengo seis meses!
-Tu vientre ya no es un lugar seguro para tu niña, está sufriendo ahí dentro y hay que sacarla cuanto antes.
Hizo un ademán con sus manos y las enfermeras rápidamente corrieron, una fue a buscar la prostaglandina - el medicamento que le provocaría las contracciones- y otra necesitaba preparar todo para el parto.
Sunoo sólo podía llorar y morirse de miedo.
Jungwon mordía sus uñas con sumo nerviosismo. Habían pasado dos horas desde que Sunoo entró y aún no tenían noticias de él, ni de Maní.
Niki estaba sentado en el regazo de Jake, seguía llorando, no con la misma intensidad de un principio, pero sí hipaba y le salían unas cuantas lágrimas. Shim le acariciaba su espalda, daba besitos en sus sienes y le susurraba que todo estaría bien.
Jay había llegado poco más de una hora, había sido llamado por Jake. Estaba cruzado de brazos, sentado junto a los melosos "amigos". Sus pequeños ojos se posaron por un momento en Jungwon.
Estaba dándoles la espalda y sus hombros se levantaban levemente reiteradas veces, pero no se escuchaba sorber la nariz. Park se levantó y caminó hasta el bajito, posó una mano en su hombro para llamar la atención, pero en cuando Jungwon lo vio se volteó de nuevo.
-Por favor, no estoy para juegos ahora.
-No vengo a burlarme de ti, Jungwon -dijo serio, ganándose una mirada del menor-. La nena también es importante para mí... yo también estoy preocupado por ella.
Las gruesas lágrimas de Yang seguían bajando. Por primera vez desde que se conocieron se sintieron de alguna manera cómodos estando juntos, sólo entre ellos podían entender ésa situación. Jay se acercó con cuidado y rodeó la cintura de Jungwon, casi como un imán el chico pegó su cabeza al pecho ajeno.
Entonces Jungwon agradeció internamente la presencia del mayor ahí, porque entre sus brazos pudo desahogar más su preocupado llanto.
Sunoo estaba sudando, su respiración agitada y posiblemente sintiéndose echo pedazos.
La camilla estaba un poco inclinada, estaba desnudo y sólo una bata blanca cubría su cuerpo. Tenía sus piernas flexionadas y apoyadas en los soportes, y sus manos tomaban con fuerza los asideros con los que se apoyaba para empujar.
El doctor Jungkook estaba frente a él, una enfermera le presionaba su estómago para ayudarlo a expulsar al bebé y otra le secaba el sudor, además de darle palabras de aliento.
Jamás se había imaginado el dolor que sentiría, en momentos se sentía incapaz de seguir empujando pero inmediatamente recuperaba un poco de fuerza. Necesitaba sacar a Umji y poder conocer su carita, la melodía en su voz y el color de su mirada.
El médico indicó que empujara otra vez, un quejido lleno de dolor salía de su boca. Se iba a romper en cualquier momento, estaba seguro.
A su mente llegaron todos los proyectos que tenía para el futuro junto a su hija y... Sunghoon. Soltó los asideros y se aferró con fuerza a las blancas sábanas, pujó una vez más. Usó en ése empuje todas sus fuerzas, sus penas, su desesperación, posiblemente todo. Usó ése empuje como su desahogo.
Soltó las sábanas, su boca estaba abierta y seguía sudando, sus ojos luchaban por cerrarse y entonces la escuchó...
Un agudo llanto inundó la habitación, era enternecedor y tal como lo imaginó, casi una melodía. Para los médicos el típico llanto de bebé, pero para él era una gotita de esperanza.
Umji seguía con vida.
Ni siquiera dejaron que la conociera en ése instante porque en cuanto la sacaron la llevaron inmediatamente a una incubadora. De todos modos, Sunoo casi no tenía fuerzas.
Cerró sus ojos, podía oír a la enfermera que le dio en todo momento apoyo ahora felicitándolo y diciéndole lo afortunado que era por tan hermosa y fuerte nenita que trajo al mundo.
Sunoo hizo lo más parecido a una sonrisa, se sintió feliz porque después de todo había valido la pena todo el tiempo que cuidó con tanto esmero su embarazo. Pero su sonrisa se borró lentamente y lo último que escuchó fue a la enfermera pidiéndole que no cerrara sus ojos.
Cinco horas y por fin pudieron ver a la enfermera que se había llevado a Sunoo.
La atraparon y sus preguntas parecían casi amenazas, sus ojeras estaban demasiado marcadas.
-¿Cómo está Kim Sunoo y su hija? Somos sus familiares -habló Jungwon. Una mentira piadosa no le haría mal a la situación.
La enfermera torció levemente la boca, buscó en el cuadernillo entre sus manos -tomándose todo el tiempo del mundo, parecía no ponerse en el lugar de los desesperados chiquillos- y señaló un punto de la hoja.
-Kim Sunoo... Se le fue inducido el parto y se desmayó por la pérdida de sangre, y el esfuerzo luego de dar a luz y la bebé Kim... -volvió a leer y continuó- Ahora mismo está siendo examinada. Tuvo un paro cardiorrespiratorio del que por suerte salió ilesa, el doctor dice que es gracias al excelente crecimiento que tuvo durante el embarazo, pero éso no quiere decir que esté fuera de riesgo, aún hay que hacerle muchos estudios para averiguar las causas de la amenaza de aborto que sufrió.
Tras ésto último se marchó.
Los chicos tomaron asiento, estaban agotados y aún con un amargo sabor. Seguían preocupados, sabían que el estado de Umji era delicado porque sólo tenía seis meses.
Niki apoyó su cabeza en el hombro de Jake y cerró sus ojos, quizás podría concebir el sueño un momento. Jungwon masajeaba sus sienes y Jay escribía serio en su celular, era un mensaje para Sunghoon diciéndole que se fuera al hospital cuanto antes. Creyó que no sería leído tan rápido, eran las ocho de la mañana y el de tez blanca no tenía que trabajar, por lo que se despertaba casi a las diez.
Pero se equivocó. Sunghoon le respondió casi al minuto que iría enseguida.
Jay mordió sus labios y echó su cabeza para atrás, preguntándose por qué no fue Sunghoon quien llevó a Sunoo al hospital. No sabía nada de lo que había ocurrido el día anterior.
Dio un suspiro y cerró sus ojos, pero los abrió en cuanto sintió el peso de una cabeza en su hombro. Era Jungwon.
Park sólo pudo soltar una tenue sonrisa y volver a cerrar sus ojos.
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