014
La brisa fresca golpeaba con delicadeza su rostro, Sunoo sólo cerraba sus ojos y sonreía.
Las clases en la universidad acabaron antes de lo previsto, por lo que decidieron descansar un momento en un parque cercano.
El mayor se encontraba sentado sobre el césped y comía bastante emocionado un helado de frambuesa, Jungwon estaba junto a él, escribiendo la materia que le faltó, degustando una pequeña paleta. Niki reposaba su cabeza sobre el regazo de Sunoo, entreabriendo un poco sus ojitos de vez en cuando para asegurarse que no le caería helado al cabello y en otros momentos, le hablaba a maní.
El sexto mes de embarazo había llegado.
-Hyung -habló Niki con sus ojos cerrados, Sunoo hizo un sonido con su boca para indicarle que lo estaba escuchando-, ¿No te da miedo pensar en el parto?
-Casi no pienso en eso...
- ¿En serio? Quiero decir, la cabeza de maní será por lo menos del tamaño de un melón y tiene que salir por ahí.
Sunoo tragó duro y abrió grandes sus ojos, sabía que al momento de parir le iba a doler, pero casi siempre evitaba pensar en ello.
- ¡Niki! -lo regañó Jungwon, dejando su cuaderno de lado por un momento- No digas esas cosas, vas a traumar a Sunoo hyung.
El menor soltó una risita traviesa. Park negó y volvió a retomar su escritura.
- ¿Cómo ha estado la nena últimamente? ¿Más inquieta? -preguntó el bajito con una sonrisa, sin quitar su mirada del cuaderno.
-Bien... bueno, desde que comenzó a moverse no lo hace a cada rato, de hecho, hay días en los que sólo patea tres veces. -dijo terminando de comer la galletita en forma de cono, ya sin helado.
Una corriente eléctrica pasó por la cabeza de Niki, su corazón se aceleró y ni siquiera sabía por qué.
-Dicen que todos los embarazos son diferentes, ¿no? -dijo el menor intentando calmar el ambiente que sólo él sintió tenso.
Los dos chicos asintieron, Sunoo cerró sus ojos e hizo su cabeza hacia atrás, inhalando el exquisito aire del parque. Sonó el "ay, caramba" de Bart Simpson que indicaba un nuevo mensaje, desbloqueó su celular -no sin antes contemplar un poquito el ultrasonido correspondiente al quinto mes de gestación- y leyó.
Sowon: Acabo de discutir con Heeseung, me siento tan mal...
Sunoo: ¿Qué ocurrió? ¿Quieres contarme?
Sowon: Sí, eres una de las pocas personas en las que confío.
¿Podemos vernos mañana en la cafetería frente al hospital?
Sunoo: Por supuesto.
Nos vemos mañana, por favor mantente tranquila pequeña, todo estará bien.
El mayor suspiró. Prefería primero ver cómo se encontraba Seungie, sabe lo importante que es su hermana mayor para él, pero lamentablemente ésa tarde no podría.
Heeseung tenía entrenamiento de basketball y saldría a las seis de la tarde, a ésa hora no salía de casa para no agarrar algún resfriado o algo por el estilo, no se arriesgaría a enfermar estando encinta.
Tendría que ir a verlo después de encontrarse con Sowon, no habría problema... o eso creía.
Había pasado una semana desde el primer beso entre Sunghoon y Sunoo.
Cada día, sin falta, se daban por lo menos uno. Sunoo lo hacía porque descubrió que los labios de su esposo eran tan dulces y suaves como el algodón de azúcar.
Según Sunghoon, necesitaba esa exquisita sensación para acomodar bien sus pensamientos y emociones.
El de tez blanca curiosamente no fue recibido por su marido, como era costumbre. El menor tenía una pequeña libreta sobre la mesa, un lápiz púrpura en su mano derecha y sus anteojos puestos, parecía demasiado concentrado, seguro ni siquiera notó que había llegado.
Tosió suave para llamar la atención, Sunoo inmediatamente miró y soltó una encantadora sonrisa, se levantó de su asiento y se acercó al más alto con su boca en forma de piquito. Enseguida Sunghoon juntó sus labios con los del otro, un perfecto saludo.
- ¿Tareas? -preguntó el moreno al separarse.
Sunoo negó emocionado, tomó la libreta y se la enseñó. Contenía varios nombres, todos con un "Kim" al comienzo.
-Estaba pensando en algún nombre para la nena, pero quería esperar que estuvieras aquí para que lo escogiéramos juntos.
Sunghoon asintió y se sentó justo a un lado de donde estaba sentado Sunoo antes. Repasaron los que tenía escrito en la libreta y agregaron unos cuantos más, aunque el de tez blanca sólo asentía o negaba, no se le ocurría ninguno.
Y es que aún no convencía a sus más profundos sentimientos, se sentía bien, pero la duda de saber si está haciendo bien o mal no le permitían disfrutar a su hija, como lo hacía Sunoo.
- ¡Hyung! -alzó la voz- ¿Qué ocurre? Te estaba hablando...
Sunghoon negó y bajó su cabeza, enseñando ese irresistible hoyuelo.
-Lo siento, cariño... estaba pensando.
Sunoo dejó a un lado la libreta y apoyó su cabeza en su mano, sus caras estaban muy cerca.
- ¿Estás bien? -preguntó el menor, rozando su dedo índice por la comisura de los labios ajenos.
El rubio asintió y de igual manera, acarició la mejilla de su esposo. Maní sintió -quizás- a sus padres dándose mimos y estaban olvidando algo importantísimo, ponerle un nombre. Sunoo hizo una mueca de dolor tras sentir una patadita en el costado
Dio suaves caricias en su vientre, intentando calmar a una revoltosa niña. Volvió a tomar la libreta y examinó los nombres, todos le gustaban mucho... porque todos los escribió él.
-Sungie hyung...
- ¿Hm?
- ¿Qué nombre te gustaría para nuestra bebé? No has dicho ninguno...
Sunghoon sonrió y miró el crecido estómago de su esposo, buscó en lo más profundo de sí mismo, pero nada llegaba a su cabeza.
Pensó en la pequeña niña que vendría luego de tres meses. Si la nombraba quizás se crearía nuevamente ésa conexión que ya sintió una vez, y temía por eso, porque no soportaría volver a tener la ilusión de convertirse en padre y perderla.
Pero entonces miró el rostro de Sunoo, se veía tan emocionado mientras acariciaba su vientre de una manera tan protectora. Un alivio recorrió su cuerpo, sabía que su niña siempre estaría a salvo si tenía a Sunoo a su lado.
Dio un suave suspiro.
-Umji...
Sunoo mostró una amplia sonrisa, ya antes había oído ése nombre y lo que significaba... realmente quería que su hijita llevase consigo ése significado. Bondad y felicidad.
- ¿Lo oíste, mi niña? Papá escogió un nombre para ti -le habló a su estómago y luego devolvió la mirada a su esposo.
Sunghoon bajó la mirada, sin borrar su encantadora sonrisa. Papá. era una palabra tan grande. Aun no estaba cien por ciento seguro de lo que estaba haciendo, pero ya no había marcha atrás...
Con delicadeza tomó el rostro del menor entre sus manos para que éste lo mirase, se acercó para posar un cálido beso en su frente, en ambas mejillas y por último en sus labios, fue casto, como lo han sido la mayoría. Sus besos sólo consistían en caricias, Sunoo apenas abría tímidamente su boca lo justo y necesario para saborear el labio inferior del rubio.
Tomó a Sunoo por la cintura y lo atrajo hasta él, sentándolo en su regazo. El menor envolvió el cuello ajeno entre sus brazos, volviendo a unir sus bocas con la necesidad de sentir tan delicioso tacto.
Perdieron la noción del tiempo e incluso del lugar, sólo tenían cabeza para disfrutar del momento.
Sunghoon no sabía si en realidad se estaba enamorando o sólo se trataba de un capricho; pero mientras más profundidad tomaba el beso, más se convencía que no era un deseo pasajero.
Tal vez por fin estaba aceptando a su familia.
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