011
El tan esperado quinto mes de embarazo llegó. También el día de su consulta con la ginecóloga.
Sentía un hormigueo en su estómago, incluso no le tomó mucha atención a sus profesores, pero no lo regañaron. Era el consentido de la clase y más ahora que cargaba un bebé, lamentablemente tendrían que extrañarlo a partir del séptimo mes de embarazo.
Estaba demasiado emocionado por saber el sexo de su bebé y al parecer sus amigos también, ya que prácticamente se colaron a la consulta y ahora esperaban junto a él para que lo atendieran.
Ni-ki estaba recostado en dos asientos y su cabeza apoyada en el regazo de Sunoo, mientras que Jungwon se encontraba sentado normal junto al mayor.
El menor tenía un pequeño papel sobre sus labios y lo soplaba una y otra vez, llevaban casi veinte minutos esperando y Ni-ki se aburría bastante fácil. Hasta que por fin se asomó la ginecóloga y llamó a Sunoo.
El mayor caminaba adelante y atrás, como colitas, lo seguían sus extrovertidos amigos. La consulta transcurrió igual a las anteriores, el peso estuvo bien y su estatura seguía siendo la misma. Hasta que llegó el momento que le hizo latir con fuerza el corazón: le realizarían el ultrasonido.
Se acostó en la camilla y podría jurar que cuando descubrió su vientre, Ni-ki soltó un chillido, probablemente de emoción. La ginecóloga aplicó el gel azul sobre la blanca piel y puso la pequeña maquina presionando -no tan fuerte, claro- en un costado del bultito.
La pantalla mostró inmediatamente la imagen en blanco y negro, y se escuchó un rápido latido... era el corazón de Maní. Para los tres jóvenes ahí presente, el bombeo parecía la más hermosa melodía, y antes de que Sunoo pudiera decir algo, Jungwon ya estaba llorando.
-Oh, Jungwonie...
El bajito sorbió la nariz y sonrió, casi al instante su cintura fue rodeada por los brazos de Ni-ki.
La mujer tecleó un par de veces y continuó moviendo el aparatito, buscando otro ángulo.
-Miren nada más... está chupando su dedito pulgar. -dijo la mujer con una gran sonrisa.
Los ultrasonidos para muchas personas les resultan demasiado confuso y quizás era por la emoción, pero incluso los menores de ahí pudieron ver a la perfección como Maní tenía su manita cerca de su cara.
Y Jungwon volvió a llorar.
-Eres tan sensible -dijo la ginecóloga a Jungwon soltando una risita-, pero para emocionarte más, te diré algo: ahora el bebé puede chupar su dedito pulgar, bosteza, hace gestos faciales e incluso hipa.
Sunoo estaba en silencio, sólo sonreía y sus ojos estaban aguados, la emoción era mucha, pero aún había algo que quería saber...
La mujer torció la boca y frunció muy levemente el entrecejo, Sunoo no lo notó, pero Ni-ki sí.
- ¿Quieres saber el sexo del bebé? -preguntó la ginecóloga, había esbozado otra vez una sonrisa, pero sólo era un ahogo para su expresión anterior.
- ¡Sí! -Sunoo alzó la voz emocionado, ni siquiera se dio cuenta.
-Bien, pequeñito... ¿Qué tenemos aquí? -hablaba la mujer dándole tensión al momento- es una nena.
Ya era suficiente. Sunoo cubrió su rostro y comenzó a llorar. No había palabras que explicaran la emoción del momento.
Iba a tener una hijita. Una bella princesa.
Ni-ki y Jungwon corrían desesperados, ambos con sus brazos estirados e intentando a alcanzar a un emocionado Sunoo que corría por los pasillos del hospital.
- ¡Hyuuuuuuuuuuuung! ¡Ya deja de correr! ¡Te puedes caer y hacer daño! -Al pobre Jungwon parecía que le iba a dar un ataque de histeria en cualquier momento- ¡Puedes dañar a Maní! ¡Deja de correr!
Pero Sunoo no escuchaba a sus menores, sólo corría feliz, buscando un pasillo bastante familiar para él, pues ya ha ido con frecuencia. Cuando por fin encontró la sala que estaba buscando, se detuvo.
Miró a ambos chicos bastante cansados y con la frente perlada por el sudor.
-No hagas eso de nuevo -pidió Jungwon agotado.
-Sí, sí, lo siento...
Entraron a la sala. En la cama justo al centro de la habitación, se encontraba la madre de Heeseung, pero no se encontraba el chiquillo.
Sunoo entró cuidadosamente y con una dulzura que sólo él podía emitir, besó la frente de la mujer. La señora Lee alzó sus cejas como si quisiera abrir los ojos, y sólo eso bastaba como una respuesta o un saludo. El chico se sentó a su lado y le contó lo feliz que estaba.
Le dio la noticia que tendría una bebita e incluso le dijo todo lo que su hija hacía, incluyendo el momento cuando estaba chupando su dedito.
Ni-ki y Jungwon por otro lado charlaban de cosas triviales para no interrumpir la conversación de su amigo con la mujer de la que se habían encariñado tanto.
Sunoo acariciaba las manos femeninas, le arreglaba el cabello y le contaba sus chistes malos. La conoció en ése estado, y así le tomó un aprecio muy grande.
Unos toques a la puerta llamaron la atención de los chicos, y antes de que pudieran responder, entró una chica. Era bastante delgada y su largo cabello castaño, estaba atado a una coleta alta. Sus ojos se posaron en los tres chicos presentes y justo cuando abrió su boca para hablar, se escucharon rápidas pisadas. Como si alguien viniera corriendo por el pasillo.
Un Heeseung aún con su uniforme se asomó, se veía cansado, pero aun así tenía una amplia sonrisa en su rostro.
-Oh, ¿Hermana?
El chico, muy contento, se acercó a la fémina y la abrazó, a cambio recibió varios besitos en su frente. Heeseung se soltó del abrazo y miró a sus hyungs.
- ¿Quiénes son ellos, Seungie? -preguntó cruzándose de brazos.
-Son mis amigos. Ellos son Nishimura Riki y Yang Jungwon, y él -señaló a Sunoo-, es Kim Sunoo.
Los ojos de la chica se abrieron amplio, contempló por casi un minuto a Sunoo y luego soltó una sonrisa.
-Hyungs, ella es mi hermana. Lee Sowon. -la presentó Heeseung y la chica hizo una leve reverencia.
Era muy guapa y parecíamuy simpática, pues en un corto periodo de tiempo, acabó sentada junto a Sunoo para platicar. En verdad le había agradado bastante.
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