008
Jungwon inhaló profundo e intentó controlar sus emociones. Había sido timado por uno de sus mejores amigos y de una manera muy sucia.
Después de aquello, no volvería a confiar en Ni-ki nunca más. El más joven osó a invitarlo a pasar una 'supuesta' velada en casa de Sunoo, pero Yang jamás pensó que en realidad lo estaba llevando a casa de Jake.
No fue esto último lo que le molestó, ya que anteriormente había tenido la oportunidad de hablar con él y había sido muy entretenido; el problema estaba en que, precisamente en la casa de Jake se encontraba también Jay, quien también fue engañado.
Ni-ki ya había intentado convencer a Jungwon para que volviera a hablar con Jay. La última vez que estos chicos se vieron fue un total caos: se emborracharon, se acostaron y a la mañana siguiente discutieron. Terrible.
Pero en realidad el bajito no quería hablar con Park.
Sin embargo ahí se encontraba, frente a la puerta de Jake, junto a Ni-ki y cruzado de brazos. Totalmente indignado después de haber escuchado la confesión de su mejor amigo, reconociendo que lo llevó para que arreglara las cosas con Jay de una buena vez.
En menos de cinco minutos, la puerta se abrió.
Era Jake, esbozó una amplia sonrisa y se acercó a Ni-ki. Este último también había sonreído, para después estirar sus labios formando un piquito.
Los labios gruesos del mayor se aplastaron contra los del menor.
Según ellos era algo normal, que sólo eran amigos, pero claro, ¿Por qué no hacían lo mismo con el resto de sus amigos? Jungwon no andaba por ahí besando a Sunoo o a Ni-ki; con éste último fue en sólo una ocasión y además, él se lo pidió. Y que él supiera, Jake no se besuqueaba con Sunghoon...
¿Y Jay?
Ni-ki le contó que Jay y Jake tuvieron sexo varias veces, que incluso la última vez que lo hicieron fue pocos meses antes de que sucediera el 'pequeño' incidente en Las Vegas.
Los pensamientos simplemente no dejaban en paz a Jungwon, no era como si le molestara que Jay ya tuviera a alguien, el problema era que ése alguien se estaba robando el corazón de su queridísimo amigo.
Ni-ki jamás se había enamorado, por lo que no quería que la primera vez que lo hiciera se llevase una decepción tan grande...
Menos cuando ya sabe lo horrible que se siente.
A veces se preguntaba si realmente había olvidado a Taehyun o aún no podía hacerlo por culpa de su fotografía guardada en su bolso de la universidad. Tal vez, simplemente debió haber permitido que Sunoo la quemase como a las otras.
Existen personas con personalidades odiosas, pero definitivamente -según Jungwon-, Park Jongseong se llevaba el puesto como la persona más irritante.
Desde que llegó lo único que había hecho era sonreír con cinismo y guiñarle el ojo.
¿A caso creía que iba a caer en sus sucias manos? ¡Obvio no! La única vez que lo hizo traía varios grados de alcohol en el cuerpo.
En verdad no entendía qué pasaba por la cabeza de las personas borrachas. Él creía que ni estando embriagado caería en los brazos de alguien tan engreído.
-Jungwon -susurró Ni-ki, quien se encontraba sentado junto al nombrado.
El bajito posó su mirada en su amigo, sin responder.
-¿Podrías cambiar la cara? Desde que llegamos has estado mirando a Jay como si quisieras golpearlo.
-Eso quiero.
-Jungwon, por favor -curvó su labio inferior formando un adorable puchero-, intenta hablar con él.
-No.
-¿No puedes hacerlo por mí? ¿O por el maní? Ya sabes, a maní no le gustará para nada ver que sus tíos se matan con la mirada. Jay también será importante para el bebé.
Yang entrecerró sus ojos. Últimamente ése era el máximo chantaje de Ni-ki. Cada vez que quería algo lo conseguía, porque "a maní no le gustará para nada ver a tío Ni-ki triste".
Ahora el bebé de Sunoo era utilizado para chantajear, aún sin haber nacido.
Jungwon se levantó del sofá donde se encontraba sentado desde que llegó, su semblante seguía serio, pero aún así se acercó al mayor de la sala y se sentó a su lado. Estiró su mano hasta un bowl lleno de palomitas que se encontraba sobre las piernas de Jay.
No tenía idea de cómo comenzar una conversación con él, así que sólo fingió acercarse por las palomitas.
-Cuidado donde va tu mano -susurró Jay con una sonrisa burlona y su mirada clavada en la televisión.
-Por supuesto. Vine aquí porque a ellos se les está acabando las palomitas y tú tienes el bowl lleno.
-¿Cómo que 'tú'? ¿Ésa es manera de hablarle a tus mayores?
Jungwon puso una cara de pocos amigos y bufó. Simplemente no le respondería. En su cabeza sólo podía agradecerle a todos los santos posibles que ésa noche no contrajo matrimonio con Jay.
Por lo menos Sunghoon era bastante preocupado por Sunoo, en cambio, si se hubiese casado él y Jay, a estas alturas ya se habrían asesinado.
Sunoo ya se estaba desesperando. Jamás creyó que su ropa más linda le jugara una mala pasada.
Hace diez minutos recibió una llamada de Sunghoon, invitándole a comer fuera. No era la primera vez que salían a comer, pero ésa mañana Sunoo había despertado con un antojo incontrolable de comer pollo frito y su esposo lo llamó porque 'casualmente' cerca de su trabajo vendían.
Sunghoon era alguien tan atento... Atento y guapísimo, ¿Cómo podía existir ése tipo de personas tan perfectas? Eso le había alegrado demasiado.
Pero su alegría se vio opacada justo cuando intentó abrochar su jeans. Maní -como lo comenzó a llamar Niki- estaba creciendo muy fuerte y sano, ya pesaba cincuenta gramos y medía diez centímetros; eso significaba, su jeans preferido no cerró.
Inhaló profundo. Quería llorar, hacer berrinche y posiblemente una pataleta peor que niño pequeño. Exhaló.
Debía mantener la calma.
Se quitó sus jeans en silencio y buscó otros antiguos, le parecían tan feos para su gusto, pero necesitaba llegar puntual a su cita con Sunghoon.
Cita...
Sonrió enternecido, sonaba tan lindo. Una cita con el papá de su bebito.
-¿Verdad que papá es encantador, vida mía? -murmuró acariciando suavemente al pequeño bulto de su estómago.
Arrugó la nariz con la más bella sonrisa que podía dar. Anhelaba sentir ya las pataditas de su bebé, sería una manera de responder demasiado adorable.
Ya no recordaba cuanto tiempo había estado sin fumar.
El moreno esperaba a su joven esposo con un cigarrillo entre sus dedos índice y medio, y en la otra mano, traía su celular, respondiendo los mensajes que le dejaba su ex novia.
Sowon no podía estar sin fumar por lo menos dos cigarrillos por día y cuando comenzó su noviazgo con Sunghoon, le contagió la costumbre de estar fumando. Cuando ella cortó con él, no pasó mucho tiempo cuando el mayor dejó el cigarrillo.
Y ahora que ella volvió a aparecer, la tentación por fumar volvió.
Sowon: De modo que tienes una cita con tu esposo. Que tierno, eh.
Sunghoon: No es una cita. Sunoo quería comer pollo frito y justo en la esquina de mi trabajo venden.
Sowon: Aww, ¿cumpliendo los antojos de SunSun? Eres un encanto de padre.
Sunghoon: Por supuesto que no, y no vuelvas a decirme padre.
Sowon: ¿Entonces qué eres? Sung, hazte la idea que la cría que espera Sunoo también es tuya y cuando nazca tendrás que acostumbrarte a que te llamen 'papi'
Ya no tienes nada que hacer. Aunque aún estás a tiempo de darle unas cuantas pastillitas en agua a Sunoo y le pones fin a tu problema. Salida fácil.
Sunghoon: ¿Estás loca? No pondré en riesgo a Sunoo, además no soy ningún asesino.
No soy como tú.
Sowon: Creí que ya lo habías superado. Sunghoon, éramos muy jóvenes y simplemente no estaba lista para ser madre.
Aparte, ésa cosa ni siquiera sufrió. Sólo bastó una buena dosis de pastillas anticonceptivas y el embrión cayó solito.
Sunghoon: A estas alturas ya me da igual, Sowon.
Sowon: Bueno. Sólo te estaba dando mi consejo, pero ya veo que te estás clavando con tu esposo.
De todas formas está muy bien, será lindo verlos después con un mocoso llorón, agarrado de las manitas de sus papis.
Sunghoon: En serio te pones insoportable. Te dije que no me llamaras papá.
Y con respecto a Sunoo... sí es mi tipo, es muy encantador y cocina delicioso, cosa que tú jamás aprendiste a hacer. Pero eso no quiere decir que me clavaré con él.
Sólo nos une su embarazo y la educación que me dio mi padre. Debo responsabilizarme por mis actos.
Hablaremos en otro momento, ya viene Sunoo.
Bloqueó su celular y lo guardó en el bolsillo de su pantalón. Tiró el cigarrillo al suelo y lo pisó para asegurarse que quedase bien apagado.
Su esposo desde lejos se veía muy feliz, tenía una sonrisa permanente en sus labios y cada paso parecía un pequeño saltito.
El de tez blanca suspiró. Sunoo le estaba haciendo imposible su promesa de no clavarse con alguien que en cualquier momento se iría.
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro