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004

Eran casi las seis de la mañana, y aunque fuese aún muy temprano, Sunoo se mostraba de muy buen animo mientras preparaba el desayuno. A pesar de que lo primero que hizo fue corre al cuarto de baño, se mantenía una sonrisa en los labios.

Todos los embarazos son diferentes, algunos con síntomas mas terribles que otros y con cambios de humor cada cinco segundos. Por ése aspecto, el castaño estaba muy agradecido que su estado de animo sea bastante positivo -claro que apenas tenia un mes y una semana-, sus amigos también lo agradecían.

Sunoo parecía tener un aura brillante, era como si su mirada transfería una sensación de tranquilidad y eso de alguna manera aumentaba su sonrisa. Le gustaba mirar su reflejo. Unas semanas atrás, su rostro era de pánico y se encontraba nervioso en todo momento, su mirada solo podía dar angustia. Quizás esa era la razón por la que Jungwon y Ni-ki se mostraban tan preocupados por el antes del embarazo.

El castaño miro la entrada de la cocina por unos segundos, solo quería asegurarse de que Sunghoon no estaba por ahí, puso su mano en su estomago y le dio suaves caricias. Cada vez que se encontraba solo hacia exactamente lo mismo.  

Quito rapidamente su mano, luego de sentir unos pasos acercarse a la cocina y se volteo para servirle hotcakes a Sunghoon. Casi al instante, el de tez blanca atravesó el umbral de la puerta y bostezó. 

-Buenos días, Sunoo -Dijo con una sonrisa somnolienta. 

-Buenos días, hyung... puedes sentarte, el desayuno está listo. 

El de tez blanca soltó una tenue risita y se sentó en su lugar. 

-Gracias, cariño. 

-¿Qué? -Sunoo abrió sus ojos como platos y volteó su cabeza rápidamente para encontrarse con la mirada de Sunghoon. 

El mayor soltó una carcajada. 

-No pongas ésa cara, sólo era una broma.  Te preocupas tanto porque coma bien, en realidad pareces mi esposo. 

-De hecho, sí soy tu esposo -Sunoo suavizó su rostro y pudo esbozar una sonrisa-, aunque es temporal.

Sunghoon no respondió, pero tampoco borró su sonrisa. Recibió el plato con hotcakes, la miel para echarle en la superficie y una taza de café, recién preparada por Sunoo. El mayor sabía perfectamente que Sunoo era de esos chicos de los que se es casi imposible no encariñarse. Alguien tan atento, tan simpático y tan guapo. Pero Sunghoon no quería nada más allá con él, el amor era para débiles. 

Mas bien, el de tez blanca aún tenía sentimientos por su ex novia, aunque ésta ya tuviera otra pareja. Ella se había llevado lo mejor de él. Después de que ella se marchara, dejando su lugar de la cama vacío y un millón de recuerdos en cada rincón del departamento, Sunghoon se prometió jamás volver a pasar por lo mismo. La sensación de perder a alguien es asfixiante y ni en sus más remotos sueños, se atrevería a experimentarlo de nuevo.

Se vio a sí mismo después de dos meses de haber sido cortado por la mujer que tanto amó, se había convertido en un ser despreciable. Buscaba cuerpos débiles, siempre le dio igual si era hombre o mujer quien estaba debajo de él, mientras que le permitieron mover brutalmente su pelvis contra sus cuerpos, buscando saciar su libido. El deseo de descargar sus más grandes angustias. Entre gemidos ahogaba sus inmensas ganas de gritar. 

Nunca se había sentido tan vulnerable.  Vulnerabilidad que no dejaría que nadie más viera. 

Por eso evitaba ver más allá a Sunoo e intentaba no conocerlo más, le gustaba la manera de ser del más joven y sabía que si investigaba más a fondo, se encontraría con una persona imposible de olvidar. No quería unir lazos con una persona con la que estaba sólo por un lapso de tiempo.  Simplemente no se arriesgaría por algo efímero.


Sunoo soltaba fuertes carcajadas, no sintió la más mínima vergüenza por su risa especial e inigualable. Le encantaba las anécdotas que sus amigos tenían, disfrutaba tanto escuchándolos. Jungwon le contó lo que sucedió esa noche en las vegas con uno de los amigos de Sunghoon. Ni-ki también contó su anécdota. 

-Entonces... ¿Aún hablas con el amigo de Sunghoon? 

Ni-ki mostró una característica sonrisa cuadrada en la que enseñaba sus dientes. 

-Jake hyung en verdad es alguien demasiado lindo. -De su bolso sacó tres barritas de avena y miel, le entregó una a Jungwon y otra a Sunoo, ya la tercera le quitó el envoltorio para llevarse un pedazo a la boca- Jake me contó que ésa noche me puse bastante mal, que gritaba incoherencias y me tambaleaba de un lado a otro. Ya saben, yo no acostumbro a beber alcohol y cada vez que lo hago, acabo muy mal.

-¿Él no estaba en el mismo estado?  -Preguntó Jungwon llevándose también un trocito de la barrita a la boca. 

-No. Dijo que sí bebió, pero que no hasta el punto de perder la conciencia...

-i¿Qué?! -Se exaltó Sunoo. Para los más jóvenes fue una vista bastante adorable, ya que el castaño tenía el entrecejo fruncido, pero sus mejillas estaban llenas por haberse comido la barra demasiado rápido. Era como ver una ardilla enojada. 

-Jake dijo que el no suele beber mucho porque siempre es él quien debe controlar a Jay y Sunghoon hyung. 

-¿Y por qué no pudo controlarnos cuando estábamos casándonos? 

-Porque dijo que me puse muy mal.  -Jugueteó con sus dedos- creo que empecé a llorar y no había nadie que me controlara. 

Sunoo bufó.

-Ve el lado positivo de todo ésto, hyung.  -Dijo Jungwon con una sonrisa, una en la que sus ojos parecían sólo líneas- Si no te hubieras casado con Sunghoon, no estarías esperando a tu hijito. 

El comentario le robó una sonrisa enternecida a Sunoo. Sabía que el más joven tenía toda la razón y que aunque le hubiera gustado que las cosas fueran diferentes, no haría nada por cambiar el pasado, en el que concibió a su bebé. 

-Oh hyung, busqué en internet cómo son los bebés en el primer mes de gestación y.  -Sunoo miró a Ni-ki, quien hablaba tan naturalmente- tu bebé es feo.  

-¡Oye! Mi hijo no es feo. 

-Lo es. ¿No has visto como son? 

-Aún es chiquito, estoy seguro que cuando nazca será un bebé precioso -Dijo Jungwon.

Sunoo se cruzó de brazos victorioso. Los menores le propusieron ir a un parque cercado para pasar el rato, Sunghoon en el desayuno le había dicho que llegaría una hora más tarde para almorzar, de modo que Sunoo aceptó sin peros. 

El castaño sonreía de manera involuntaria, incluso en el camino se le hacían presente en su mente adorables imágenes. Se imaginaba cómo sería su bebé, el aroma y las manías que el pequeño debería. Le daba igual si era un niño o una niña. Lo único que a Sunoo le importaba era que su criatura naciera sano. 

Si era un niño sería su príncipe, y si era una niña, su princesa. Sea lo que sea, sería el tesoro más grande para él. 

Jungwon y Ni-ki por otro lado, hablaban cosas comunes. Comentaban sobre la última clase que tuvieron y el examen que debían realizar dentro de dos semanas. Por primera vez dentro de sus tres años de amistad, iban tranquilos y como si el mismo mundo estaba desconcertado, agregó una pequeña pieza al grupo de amigos.

Un joven que no aparentaba más de diecisiete años de edad corría a toda velocidad, ni siquiera iba con la vista en frente, su mirada iba concentrada en su celular y su rostro se veía bastante preocupado. 

A Jungwon no le dio tiempo de esquivarlo y el chico ni siquiera lo vio. Colisionaron fuertemente, tanto que el más bajito cayó sobre su trasero y el de cabellos negros de estómago. Sunoo soltó un chillido y se acercó rápidamente... al chico más joven. 

-Lo siento, lo siento -Repitió muy apenado. 

-Tranquilo, ¿Estás bien?  -Preguntó Seokjin. Jungwon frunció el entrecejo y le estiró los brazos a Ni-ki para que lo ayudase a levantarse. 

-Si. No. No lo sé...

-Ven aquí - Sunoo le ayudó a levantarse y le sonrió- ¿Cuál es tu nombre? 

-Heeseung -El chico se sacudió el polvo.

-¿Qué te sucede? ¿Por qué ibas corriendo?  -Preguntó Jungwon aún con el ceño fruncido y se cruzó de brazos. 

-Recibí un mensaje y .. -Los ojos del jovencito se llenaron de lágrimas- tengo que irme. 

Por algún motivo el corazón de Sunoo se enterneció ante la mirada perdida de Heeseung. Tal vez por el embarazo, pero sintió la necesidad de cuidarlo, tal y como si fuera un niño pequeño. 

Al parecer su lado paternal/maternal había salido y escogió precisamente a Heeseungie para cuidar.



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