Todavía no ha arrancado el coche. Me sigue mirando con sus ojos marrones. Esos que me enamoran. Si, es cierto, estoy enamorada de él.

No arranca ni nada. Se limita a mirarme. Lentamente, se acerca a mi. Yo también me acerco. Me besa la frente.

-¿Nos vamos?-Pregunto.

-Un momento.

Me besa. En los labios. Solo los roza, como si se pudiesen romper. Luego, mas rápido. Es como si tuviese mariposas en el estomago. Una sensación de libertad me invade. Es mi forma de revelarme contra Adam. Él nunca me hizo sentir tan bien.

Disfruto del momento hasta que se acaba. Ha merecido la pena todo esto.

Por fin, enciende el motor y vamos al lugar misterioso. Es el restaurante caro de enfrente de mi casa.

Entramos. Tiene reservada una mesa al lado de la ventana. Se ve exactamente mi salón desde aquí. En el se ve la figura de una chica y un chico.

No me preovupo por quienes pueden ser. Lo se perfectamente.

Me llega un mensaje de Nacho.

"¿Has llegado ya?"

"Si. Estamos en el restaurante."

"Ya me contarás"

"Vale"

Nos sentamos en la mesa y pedimos. Como ya se ha puesto el sol, la luna llena y las estrellas son las únicas que alumbran la calle.

Cenamos bien. Aprendo muchas cosas sobre Isco que no sabia de antes.

Nos traen la cuenta.

-Pago yo. Ya que me has invitado, hago algo por ti.

-No. Te he invitado. Pago yo.

-Por favor Isco. Dejame hacer algo por ti.

Cojo la cuenta antes de que lo haga él. Se que no me dejará tan fácilmente. Le pido al camarero que me lo cobre de la tarjeta y él lo trae rápido. Pago antes de que Isco me quite la tarjeta.

-La próxima vez pago yo y estamos en paz.

-Vale. Lo que tu digas.-Digo.

Salimos del restaurante.

-¿Tienes hoy a Isco?

-No.

-Pues vente a casa.

Salimos del restaurante y le cojo de la mano.

-Isco, antes de anticiparnos a nada, tienes que saber algo sobre mi.

-Vale. Que.

-Tengo dieciocho años. Nos llevamos varios años.

-Y que. Cuatro años solo.

Se hacercan dos personas por delante de nosotros. Pero solo yo las veo. Porque están en frente mio. Esas mismas dos personas que hacia apenas unos minutos pisaban el salón de la casa. Ahora, la habitación se mantiene tranquila, con la luz apagada. Me han visto. Y me alegro de ello. La vena rebelde me dice que haga cosas que mi cerebro intenta descartar. Pero mi sed de venganza me obliga a cumplir lo otro.

Isco me mira raro, claro, normal. Si la persona que tienes delante se queda mirando a un punto fijo detrás y no te responde. Pobre.

-Lo siento. Entonces... ¿Te vienes a casa?

Lo digo en alto. Para que las personas que tenemos detrás se enteren bien.

-Si. ¿Pero que te pasa?

-Luego te lo explico.

Le beso. No es en otro momento. Es ahora, porque yo lo digo. Y él responde con otro beso. Ahí, en la entrada del restaurante. Una estudiante de magisterio y un futbolista. En un beso. Uno dulce, pero vengativo. Él sabe como besar bien. Es una sensación única. No me apetece nada mas que perderme entre sus labios hasta donde me lleven. Sea a donde sea, seria feliz con él.

Una vez él se separa de mi, le vuelvo a coger la mano y le guio por la calle hacia el portal. Pasando por delante de Adam y Nina. Se han quedado boquiabiertos. Ese era mi objetivo. Sonrio perversamente y llegamos al portal.

-Tardarías demasiado en llegar a tu casa. ¿Que tal si te quedas a dormir?

-No puedo.

-Venga... No tienes entrenamiento.

-No tengo ropa. No podría cambiarme.

-Pero Adam si.

-¿Quien es Adam?

-El novio de una amiga.

Subimos arriba. La habitación de Emma está encendida. El resto de la casa está en silencio.

Me acerco a ella. Está leyendo.

-Hey, hola Emma.

-¿Ya has vuelto de estar con Jane?

-Ya... Hoy tenia una cita. Ha venido. ¿Quieres verle?

-No. Os dejo solos mejor. Este libro es interesante y quiero terminarlo. Nina se acaba de ir.

-Lo se. Pero ven. Te quiero enseñar quien es.

Se levanta a duras penas. Tiro de ella hacia el salón y le tapo los ojos.

Al llegar, le destapo los ojos y tarda un momento en reaccionar. Después, hace un gesto demasiado exagerado para ser real. Está muy emocionada.

-Es parte de mi venganza traerle.

-Demasiado vengativa.-Me dice.

Está muy emocionada.

-¿Puedes firmarme un autógrafo?

Trae su camiseta del Madrid que lleva el numero de Nacho. Él hace que se ofende pero no es así. Se la firma con un bolígrafo que le da ella con las manos temblorosas y desaparece en la habitación.

Se que esta paz no durará mucho tiempo. Es demasiado perfecta para ser real.

-Vale, ahora me explicas a que ha venido lo de antes.

-El que. A si. Mejor que no lo sepas.

-Insisto. Quiero saberlo.

-No.

Me lleva a mi habitación.

-Dímelo.

Cierra la puerta.

-No.

-Venga.

Me sienta en la cama y me besa.

¡Dios por que tuviste que crear a alguien tan perfecto! Es imposible resistirse a ese encanto.

-No. Te enfadarías.

-Te prometo que no me enfado.

-Vale. Adam es algo así como mi ex. Bueno, no se si llegó a serlo. Me engañó con mi amiga y estaba a punto de entrar en una depresión cuando apareciste tu. Se que suena cursi.

-Si. Muy cursi. Pero me da igual.

Yo bostezo y entro en el baño para ponerme el pijama. Al salir, entra él con una camiseta y un pantalón de Adam. Sabía que Nina había escondido su ropa para que no me enterase.

Cuando sale, esta justo Nina abriendo la puerta de la casa.

Salgo de la habitación para saludarla.

-Hey, ya has vuelto.-Miro hacia Adam.-Ah, y tu.-Digo a desgana.

-¿Quien era ese?-Me dice Nina.

-No se a quien te refieres.

-Thalía, ¿vienes o no?-Dice Isco desde la habitación.

-Ah, ese. Mi novio.-Resalto la ultima palabra para que se entere bien.-Bueno, pasad una buena noche. Adiós.

Vuelvo a entrar en la habitación y cierro la puerta con una sonrisa.

Nos dormimos rápido. Si queréis que os diga la verdad, es la primera vez que duermo con un chico.