Varias horas después, aquí estamos. El pequeño ya ha nacido y todos observamos en silencio como Guille duerme en brazos de su madre.

Alguien me abraza por detrás y siento su respiración en mi cuello.

-Hola.-Digo cerrando los ojos.

-Hola. ¿Como están el pequeño y la madre?

-Perfectamente. Oye Isco, hay algo que tengo que decirte.-Le digo dándome la vuelta y mirándole a los ojos.

-Vale. Esta noche tu y yo salimos a cenar. Noa se queda en casa de Marco y Emma. Vamos a salir a un sitio que estoy seguro de que te encantará.

-Vale.

Se hace tarde y tenemos que volver a casa. Nacho me dice que no me preocupe por él, que se va a quedar a dormir con Maria en el hospital y que mañana se irá a por sus hijos a casa de Marco. El pobre ahora mismo está cuidando de tres niños.

Llegamos a casa de Marco para dejar las cosas de Noa.

Nos abre Emma.

-Hola chicos. Veo que Noa se ha dejado sus cosas.

-Si, veníamos a traerlo.

-Ah, pasad.

-No, tenemos prisa.-Dice Isco interviniendo en la conversación.

-Enserio pasad. Hay algo que tenéis que ver de vuestra hija.

Pasamos intrigados al salón. Marco está sentado de espaldas y tiene a las dos niñas junto a él. El pequeño Nacho está a un lado dándole patadas contra la pared a un balón.

Nos acercamos más y vemos a Marco, algo cansado. Las niñas aun teniendo dos y tres años han conseguido convencer a Emma para que les deje su maquillaje. Marco tiene la cara pintada y las uñas a medio hacer.

Isco y yo no aguantamos ni un minuto y nos reímos a carcajadas.

-¡Mami!¡Papi!-Dice Noa.

-Hola cariño. ¿Os lo estais pasando bien?

-Si. Luego vamos a hacer galletas con la tía Emma y nos va a dejar dormir con ella.

-Que guay. ¿Y con quiere va a dormir el tío Marco?

-Con Nacho en la otra habitación.

-Bueno, nos tenemos que ir. Mañana venimos a buscarte.

-Adiós.

Vuelve con Alejandra y siguen con los pintauñas. Antes de irnos, Isco le dice algo a Emma y ella asiente con la cabeza.

Nos vamos de casa de Marco a la nuestra. Isco se va a vestir a la habitación de invitados y me dice que me de prisa aunque los dos sabemos que eso no va a pasar.

Me doy una ducha de agua caliente y me lavo el pelo. Me acabo decidiendo por un vestido rojo estrecho que deja que se note mi tripa. Puestos a decírselo, ya va a dar igual. Opto por terminar el conjunto con una chaqueta vaquera negra y unos tacones del mismo color.

Al bajar al salón, encuentro unos juguetes de Noa en el suelo. Casi me caigo con ellos. Ay esta niña. No quiero que crezca. Es tan mona. Aunque el que vaya a nacer también va a ser nuestra cosita.

-Estas guapísima.-Me doy la vuelta y me encuentro a Isco vestido de traje.

-Tu si que estas guapo. ¿Nos vamos?

-Si.

Salimos de casa y me guía hasta una parte del bosque de al lado.

-Creí que iríamos a un buen restaurante.

-No. Vamos a tener un picnic los dos solos.

-Si llego a saberlo no me pongo esto.

-Bueno. Así estas muy guapa.-Me dice.

Me lleva hasta un claro y allí veo una manta de picnic y una cesta llena de comida.

La cena transcurre tranquila. Ha empezado a anochecer. Las estrellas aparecen y la luna también. Ha escogido el día idóneo para cenar a la luz de la luna llena y las estrellas.

Cuando ha anochecido finalmente, recogemos la manta y la comida y la deja en el hueco de un tronco caído.

-Ven. Sigueme.-Dice él cogiendome de la mano.

Caminamos un trecho de bosque en silencio. Disfrutando de la noche y de nosotros mismos. Un poco antes de medianoche, llegamos a un lago iluminado por la luz de la luna. No es una noche fría y se nota. Pronto, las chaquetas sobran. Isco se acerca a la orilla y me mira.

-¿Te quiero mucho sabes?-Dice.

-Lo se. Y yo a ti.

Sonríe y de repente, se arrodilla. Le miro incrédula a lo que él responde con otra sonrisa.

-He pensado mucho en como decirte esto. Estos últimos seis años han sido emocionantes. Lo mejor que nunca me ha pasado fue ir a casa de Nacho aquel día y encontrarme allí, tan guapa. Fue lo mejor que me ha pasado en la vida. Aunque haya habido cosas difíciles entre nosotros, también me has dado lo mas bonito, a Noa. Así que, no quiero pasar mas tiempo dudando si el día de mañana encontraras a otro mejor que yo. No se como he llegado a merecerte. Pero,-Para un momento. Vuelve a sonreír pero esta vez, esta nervioso.-Thalía, ¿quieres casarte conmigo?

Saca una cajita de terciopelo negra y la abre. Hay un anillo dorado con pequeños diamantitos.

Me mira a los ojos y mi mundo desaparece. No me lo esperaba para nada. Ahora mi noticia será insignificante. Después de esta noche, nada lo puede superar.

-¿No quieres? Lo sabia. No debí de haber venido.

-No Isco...

-Si. Sabía que no aceptarías. Soy un estúpido por habérmelo planteado. Eres mas feliz sin mi.

-No. Eso no es verdad. Y claro que eres un estúpido...

-Ves. Hasta tu lo dices.

-¡Me vas a dejar terminar de hablar!

-Si, perdón.

-Eres un estúpido por pensar que, en algun momento he dudado si queria estar contigo. No se porque crees que no debiste de hacer esto. Te quiero mas que a nadie en el mundo. Te amo. Y si, me casaré contigo.

Empieza a llorar. Le beso con cariño. Vamos a una parte de la orilla y nos sentamos.

-¿Por que creiste que te diría que no?-Le pregunto.

-Porque me tenias que decir algo. Y me preocupa lo que pueda ser. ¿Me lo dices ya?

-Es que... Es mas difícil de lo que creía.

-Tranquila. Puedes decimelo.

-A ver, sabes que Noa tiene dos años. Y que me encanta jugar con ella.

-Si. Siempre te ha gustado.

-Vale. A ver... Estoy embarazada.

-¿Que? ¿Lo dices enserio?

-Si. ¿No quieres?

-Claro que quiero. Voy a querer tanto a esa cosita como ya os quiero a las dos. Veras cuando se lo digamos a Noa.

-Va a ser una buena hermana mayor.

-Soy el hombre mas feliz del planeta. Me voy a casar con la mujer a la que amo y vas a traer al mundo a otra personita.

-Yo también te amo.

Finalizamos la noche con un beso a la luz de la luna en la orilla del lago.