Sube hasta donde nosotros estamos pero, cuando creo que me ha perdonado, veo que no me mira a mi. Mira a una chica que está a mi lado. Morena. Creo que la he visto antes. Y cuando ya nada puede ir a peor, la coje de las mejillas, le da un beso y vuelve al campo.

-Hola. ¿Como te llamas?-Le digo a la chica que está a mi lado.

-Me llamo Sara. ¿Y tu?

-Yo Thalía. ¿No me conoces?

-No... ¿Debería?

-¿Eres la novia de Isco?

-Si.

-Entonces si. Si que deberías conocerme.

Le dejo con las palabras en la boca y me voy de allí. Sin poder evitarlo, lloro.

Me siento en el suelo, al lado derecho del pasillo de los vestuarios.

El partido acaba y los jugadores empiezan a salir.

-Eh, ¿todavía no te has ido?

Dice alguien sentándose a mi lado. Suena amable pero tal y como yo le veo ahora mismo, es irritable y mentiroso.

-Si, debeía haberme ido. O ni siquiera haber venido. No se porque estoy aquí.

-No digas eso. Venias a verles a ellos. Le echaba de menos.

-Ah, ahora me hablas. No como antes. Isco, he venido por ti.

-Te quiero pedir perdón. Debí haberte dicho antes el porqué me separé. Pero, te voy a decir ahora el motivo. Mereces saberlo.

-No te molestes. No digas ni una sola palabra más. He venido hasta aquí para veros pero no, el señorito Isco Alarcón no me podría haber dicho antes que tenía novia. Que se llama Sara y que ya no me quiere. Se que lo has pasado mal. Pero yo tambien. Fue muy duro para mi perderte. No debi de haberme enfadado aquel dia. Pues vale Isco. Yo no te he olvidado. He venido porque quería perdonarte, volver a Madrid contigo y seguir como antes de aquel día. Porque te quiero Isco. Y lo puedo gritar por los cuatro vientos si hace falta. Pues olvidelo señor. Para mi, ya no existes. Olvidarme completamente, como si nunca hubiese existido. Como si nunca hubiese aparecido en aquella fiesta de Nacho. Ojala nunca me hubiese enamorado de alguien como tu. Ojala nunca me hubieses besado. Ojala nunca hubiese ido a la casa de Nacho aquel día. Y ojala, ojala nunca me hubiese subido a ese coche para tener aquella cita. Pues te odio Isco. Y, aunque esos cuatro años hayan sido los mejores de mi vida, ojala nunca me hubiese mudado a Madrid. Odio Madrid, odio este mundo y te odio a ti.-Termino de decir, mi cara está roja. Recuperó el aliento, me limpio las lágrimas con la manga de la chaqueta y me voy.

Salgo de allí corriendo, pasando al lado de Sara, que había oído toda la conversación. Antes de desaparecer de allí, escucho a Sara pedirle explicaciones a Isco.

Cojo el coche sin esperar a Miriam y a Carlos. Pero antes, le dejo un mensaje a Miriam diciéndole que se vuelvan en autobús, que me he vuelto antes. Que ya les contaré cuando llegue.

Ya llegando a Puentedeume, un gran impacto en la parte de delante del coche hace que se me nuble la vista y acabe cerrando los ojos. Lo ultimo que recuerdo antes de cerrar los ojos definitivamente, es mirar mis manos, llenas de sangre y ver la imagen sonriente de Isco ante mi.

Si me preguntasen si la vida vale la pena, no sabría que responder. A veces, la respuesta sería si. Hay que aprovecharla mientras se puede. Que no es para siempre. Que los cuentos de princesas no existen. Pero, a veces, la respuesta es no. La vida no vale lo suficiente como para dejarla en manos de otro.

Para mi, ya es tarde. Tardé mucho en darme cuenta de que le di mi vida a una persona que en un mes me ha olvidado, cosa que yo no he echo. No me di cuenta a tiempo de que cada persona es distinta y que hay personas que no merecen la pena. No digo que Isco no la valga, pero para mi, ahora ya no se puede cambiar nada.

Ahora, si es que estoy muerta, puede que sea hora de reunirme con mi familia. Que la muerte me lleve hasta el sito en el que merezco estar. O puede que sea solo porque el mundo ha decidido que mi sitio está aquí, cuidando a mi gente desde arriba, con mi amigo Amadeo. Si es que me reúno con él, prometo ser algo así como un ángel de la guarda para Nacho, para María, para los pequeños Nacho y Alejandra, para Emma, para Nina, para Marco, para Miriam, para mi madre, para Nerea, para Manuel, para Jane y, aunque haya dicho hace un momento que ha acabado con mi corazón, también para Isco. Porque, al fin y al cabo, lo importante no son los momentos malos que se han vivido, sino, los buenos momentos todos juntos, aquellas fiestas junto a Emma y a Nina, aquellos años de locas aventuras junto a Manuel y a Jane, aquellos juegos sin fin con los pequeños Nacho y Alejandra, aquellos días de playa con Miriam y Carlos, aquellos momentos madridistas con Nacho y Marco, aquellos momentos de chicas con Maria, aquellos momentos en familia con mi madre y Nerea, y, aunque me cueste admitirlo, aquellos besos tan dulces con Isco.

Si este es mi final, ha sido un placer vivir mi vida con personas tan excepcionales.

Y como dice la canción de Miedo, "Para empezar, diré que es él final. No es un final feliz, tan sólo es un final. Pero parece ser, que ya no hay vuelta atrás."

No soy de las de echar culpas, pero, si lo tuviese que hacer, hay una persona que me ronda en la mente y que si pudiese, gritaría su nombre. La culpable de haberme separado de Isco, la culpable de haberme echo huir hoy, la culpable de haberme echo ir a Madrid. Y esa, soy yo.

Sea donde sea que mi cuerpo esté ahora, solo quiero que me recuerden como soy, o como era.

Pero...