Acabo de terminar las clases. Siete horas de clases de magisterio sin parar, con un profesor un poquito aburrido. A vosotros que os parece.

Al llegar al piso, Emma está en el sofá viendo la tele. Nina está en la mesa de la cocina.

-Hola ya he llegado.

-Por fin. Te han llamado. Por que llegas tan tarde. Explicamelo.-Dice Nina.

-¿Sabes él profesor calvo y bajito que me da magisterio?

-¿El que habla muy lento?-Dice Nina.

-El aguafiestas.-Dice Emma.

-Si, ese.-Digo yo.-Pues eso.

-A vale. Pues toma.

Me lanza el teléfono. Hay una llamada perdida. Decido llamar a ese numero.

-¿Diga?

-Llamo para las notas del examen.

-¿Ya las tienen?

-Em si.

-¿Y cuando puedo ir a recogerlas?

-Le acaban de enviar un correo con todas las notas.

-Muchas gracias. Adiós.

El señor cuelga. Nina y Emma me miran.

-Me acaban de enviar las notas para poder trabajar.

-Vamos a verlas.

La verdad, no quiero verlas la primera. Me da muchísimo miedo lo que pueda haber pasado. Dejo que ellas vean primero las notas. Se quedan así como asombradas. Definitivamente, fatal.

No me atrevo a mirar. Me acerco lentamente al ordenador y veo la nota. Mi cara es exactamente la misma que las suyas. No me lo esperaba para nada. Un siete como poco y un ocho como mucho. Pues no. La sorpresa ha sido maravillosa. Un diez. Ni mas ni menos. ¿No será un sueño?

No lo es. Me alejo de la mesa. Y me doy un golpe en el pie con algún mueble. Y duele mucho. Definitivamente, no es un sueño. Si no, no me dolería.

-¿Que has echo Thalía?

-A ti que te parece Nina. Me he dado contra la pata de la mesa.

-Eso me pareció ver.-Se ríe.

No hace gracia. Me duele el dedo.

Emma se levanta y va a la cocina. A los pocos segundos, vuelve con una bolsa de hielo.

-Gracias. Que puedo hacer por ti a cambio.

-Me vas a dejar el mando de la televisión y voy a ver él partido.

-Quien juega.

-Creo que hoy juega el Real Madrid contra el Sevilla.

-Vale. Pero no queremos verlo ni Nina ni yo.

-Como que no.-Dice Nina.-Yo hoy voy con el Sevilla.

-Ay, vale. Pero solo el primer tiempo.

-Vale.

Se ponen en el sofá a ver el primer tiempo. Nina está preocupada. Nada mas empezar el partido, el Real Madrid mete un gol. Emma se lo restrega por la cara.

-¿Y tu con quien vas?

-¿Quien va a ganar?

-El Real Madrid.-Dice Emma.

-El Sevilla.-Dice Nina.

-Nina, va perdiendo.

-Da igual.

-¿Y quien es el de amarillo?

-El arbitro.

-¿De que equipo es ese?-Pregunto.

-Esta comprado por el Real Madrid.-Dice Nina dándole mucha importancia.

-No lo está.-Se defiende Emma.-Que los equipos que se enfrentan al Real Madrid pierdan no significa que estén comprados los árbitros. Lo que pasa es que tenéis envidia.

-No es verdad.-Dice Nina.

-Pues voy con el arbitro.

-Buen equipo. Siempre tiene razón y lo que él diga se hace.

-Claro.

El primer tiempo acaba. Es muy aburrido. Pero él arbitro es bueno. Si. Ha pitado ya varias faltas. Es el ganador. Por lo menos para mi.

-Chicas... Y si salimos un rato...-Digo yo aburrida.

-Por la noche. Para celebrar tus notas.

-Vale...

Me voy a mi habitación. Ven la segunda parte. No se lo puedo impedir. Como me sigue doliendo un poco el pie, no me apetece moverme. Y me da pereza. Soy la persona mas patosa del mundo.

Me asomo a la puerta de la habitación, el segundo tiempo ya ha terminado. Ha ganado él Real Madrid por dos goles a cero.

No entiendo como un equipo puede ser tan bueno.

-Ya ha terminado el partido pero se ha echo tarde. Que te parece si nos vamos a una discoteca.

-Vale.

-¿No te duele ya él pie?

-Em... No... Ya no.-Digo. En realidad si.

-Nos cambiamos y ya. Pero Nina, rápido. No te quedes mucho tiempo eligiendo vestido.

Voy a mi habitación. Abro el armario. No se que ponerme. Y eso que tengo el armario mas grande de la casa. Entre las camisetas, hay una negra con un bordado blanco en los hombros. Es muy bonita. Combinada con unos pantalones cortos vaqueros, queda perfecto. Me miro al espejo, si. Es suficientemente elegante. Voy al baño y me maquillo.

Una vez que estoy, me pongo las zapatillas y me siento en él salón. Nina y Emma no han terminado todavía.

-Chicas, cuanto os queda.

-Ahora vamos Thalía. No seas impaciente.

-Vale, espero un rato mas.

Son un poquito lentas.

Nina aparece por la puerta de su habitación. Con una camiseta corta y una falda negra. Se ha puesto unos tacones. Ahora es mas alta que yo.

-Donde está Emma.

-Aquí.-Dice Emma.

Ya ha salido de su habitación. Va casi igual que Nina. Con una camiseta corta pero lleva vaqueros.

-Ya estamos listas.

-¿A cual vamos a ir?-Pregunto.

-A una en el centro. Venga. He quedado con alguien.-Dice Emma.

Salimos de la casa y caminamos por las calles de Madrid repletas de gente. Emma nos lleva, no se a donde vamos pero confio en ella.

Llegamos a un local lleno de gente. No creo que dejen que entre tanta gente pero estoy ansiosa de saber con quien ha quedado.

Entramos y nos sentamos en una mesa donde pedimos bebidas.

Un chico se nos acerca y se sienta junto a nosotras. Es Adam. ¡Pero que hace aquí!

-¿Donde están tus amigos?-Pregunto mirando para que no me entre la vergüenza.

-No han venido. He quedado con vosotras.

Miro a Emma. Tiene una sonrisa malévola.

-Bueno, ¿quieres venir a bailar?-Me dice Adam.

A mi. ¡Me lo dice a mi!

-Si, vale.

Adam me coge de la mano y me lleva al centro de la discoteca. Pierdo a Nina y a Emma entre la multitud. Son malvadas. Han echo que tenga que bailar con Adam.

Hay una cancion movidita así que no me acerco mucho a él. Me mira a los ojos.

No puedo evitar sonrojarme. Pero, acabo mirándole también.

-Eres preciosa Thalía.

No me puedo creer lo que acaba de decir. Pero como siempre, lo fastidio.

-Gracias Adam. Pero tu eres mucho mas que yo. Eres guapo, amable y sincero. Eres perfecto.

Me mira con mala cara. ¿Por que siempre la fastidio? Me lo podría explicar alguien.

-Gracias Thalía.

-Lo siento. No se que me pasa hoy.

-Tranquila, no es nada.

¡Que la tierra me trague!

Acabamos de bailar y vuelvo con las chicas. Adam se queda atrás un momento.

-¿Que tal ha ido?-Pregunta Nina.

-Fatal. No podía cagarla mas.

Seguro que no es nada pero para mi, no hay nada peor que eso.