El profesor de historia me persiguió durante un rato por la sala de profesores. A decir verdad, todavía lo hace. Pasa por los lados de la mesa silenciosamente hasta dar con un hueco que le lleva exactamente a donde yo estoy.

Me siento en una silla junto con Alba que se ha integrado muy bien en el colegio. A mis veintidós años sigo siendo, junto con ella, la más joven de los profesores.

Él se coje una silla de la mesa de enfrente y la coloca a mi lado. Alba le mira sin saber que decir.

-Como es que durante todo este tiempo no me había enterado que es tu novio.-Dice el profesor de historia.

-No me llegaste a decir quien era.-Dice Alba.

Tiene razón. No se lo dije porque no quiso seguir con la conversación.

-Mira...-Digo yo.

-Javier.

-Mira Javier, mi vida está llena de cosas de esas. No puedes contárselo a nadie. La prensa moriría por cosas así.

-A que te refieres con cosas.

-Bueno... Mi mejor amigo se llama Nacho. Juega de defensa en él Real Madrid y es muy majo.

-Pero que...-Se queda con cara de pasmado.-Cuenta mas.

-No.

-Venga...

-No.

-Porfis...

-¿No te vas a callar hasta que no te responda?-Le pregunto.

-No.

-Venga vale... -Justo en ese momento, suena el timbre y es hora de volver a clase.- Quizá la próxima vez...

Me levanto de la silla y dejo la taza del café a medio acabar en la pila que hay junto al frigorífico. Recojo mis cosas y salgo del aula.

Alba me llama desde el final del pasillo mientras se acerca.

-Con que Nacho.-Dice.

-Si, bueno, es complicado pero supongo que te acabas acostumbrando.

-Te comprendo. ¿Algún día me invitaras a algún partido?

-Supongo. Llevo cuatro años con mi novio y creo que puedo contar con los dedos de mis manos las veces que he ido a ver un partido allí.

-Y... ¿Quien es?

-Quien es quien.

-Tu... Novio.

-Isco.

-Ah...

-¿Te apetecería venir este sábado al partido?-Le pregunto.

-No se... Creo que me viene mejor el de la semana que viene.

-Contra quien juegan.-Ella solo sonríe.-Vale, ya se contra quien.

Al salir de las clases a ultima hora de la tarde, ya estoy agotada pero no quiero dejar plantado a Nacho. Cojo el primer autobús que pasa con dirección a su casa.

Ha sido un día muy largo. Este momento es el único que tengo para mi misma en todo él día.

Llego a su casa antes de lo que había previsto y él me recibe encantado.

-Llegas pronto Thalía.

-Lo se. Pero me he tenido que librar de mis compañeros.

-Dímelo a mi.-Dice él. Suelto una carcajada.-Pero no he conseguido librarme de todos.

-Bueno, ya somos dos. Alba me obliga a llevarla al siguiente clásico.

-Pues buena suerte consiguiendo entradas.

-¿Que? ¿¡Ya se han acabado!?

-Bueno... Tienes un amigo estupendo aquí mismo... Que te ha conseguido dos entradas en primera fila.

Saca las dos entradas del bolsillo y me las entrega.

Las dejo en la mesa y con cuidado de no hacerle daño en la pierna, le abrazo. El médico dice que le quedan tres días con la venda y que podrá seguir jugando con el equipo. Le doy un beso en la mejilla tras otro. No tengo palabras para agradecer el gesto que ha echo por mi y por Alba.

Entonces llega Maria con los niños.

-¿Interrumpo algo?-Dice riéndose.

Su relación dura ya tanto que sabe que lo nuestro es una amistad.

-No. Solo le agradecía las entradas que me acaba de conseguir.

La peque corre hasta él y le abraza. Yo me aparto y me pongo junto a Maria.

-A que no sabes que.-Le dice ella a Nacho.

-Que pasa.

-Hoy al recoger a Alejandra llevaba al pequeño cuando a dicho su primera palabra.

Nacho sonríe y coje las muletas para acercarse a Maria. Yo se lo intento impedir pero no lo consigo. Acaba quedándose a nuestro lado. Es que se va a hacer mas daño como siga así.

-¿Que ha dicho?

Maria sonríe de nuevo pero ahora es el pequeño quien interrumpe.

Le señala con los brazos y abre y cierra sus manitas pidiéndole que le coja. Y entonces... Dice:

-Papa.

-Lo ha vuelto a decir.-Dice Maria.

Nacho llora de felicidad y le coje. La verdad, no se que pinto aquí, con esta familia feliz.

-Hey Nacho, felicidades. Y a ti también Maria.- Digo yo.-Me voy y os dejo celebrarlo.

-No Thalía. ¿Por que no te quedas y lo celebras con nosotros?

Así es como acabo cenando con ellos y compartiendo la alegría del día. Y yo que había venido a pasar el rato con Nacho y matar el tiempo. Que alivio que le dije a Isco que no podía quedar. Si no, habría tenido que dejar tirado a uno de los dos y no quería hacer eso. Finalmente, cuando los niños se quedaron dormidos, Nacho dejó que yo saliese de allí. Ya no podía con mi alma. No me sienta precisamente bien un día largo. Y para el colmo, Nina y Emma me llevaban llamando ya un rato para que volviese a casa.

Salgo de la casa y cierro la puerta tras de mi.

Una llamada entrante me alerta justo a tiempo para no chocarme contra la verja. Definitivamente, estoy ya dormida. Saco el movil y la cojo.

-Hey Alba.-Digo.

-¿Te pillo en mal momento?

-No. De echo, te iba a llamar.

-A, vale. He estado mirando y no quedan entradas.

-Estaba ahora con Nacho. Le he dicho que te iba a llevar.

-No pasa nada Thalía. A la proxima.

-¿Me vas a dejar terminar?

-Si, lo siento.

-Me acaba de dar las ultimas entradas. Solo son dos.

-Ala, que bien. Bueno, en ultima fila no pasa nada. Por lo menos es algo.

-No... Ha conseguido unas en la primera fila.

-Que bien, que bien, que bien.

-Tranquila chiquilla. Que queda una semana todavía.

Sigo caminando por la calle. Marco está apollado en la puerta de su casa mirándome. En cuanto nuestras miradas se cruzan comienza a andar hacia mi.

Cuando llega hasta mi, Alba sigue gritando de alegria al otro lado del telefono.

-Oye Alba, te tengo que dejar.

Cuelgo sin que me responda.

-Estaba diciéndole que Nacho nos ha conseguido entradas.

-Ah, vale. Ya me resultaba a mi extraño que gritase tanto.

Yo sonrio.

-Mira, quería hablar contigo.

-Por favor Marco. Dejamos la conversación para otro día que ya quiero llegar a casa.

-No.-Me coje de la muñeca para que no me vaya.-Ya lo he alargado demasiado.