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🌹 CUATRO

KIARA

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La semana está pasando más rápido de lo que esperaba. Es miércoles por la noche, Bruno y yo estamos entretenidos viendo "The witcher" en Netflix, cuando de repente mi móvil empieza a sonar. Contesto la llamada un poco sorprendida al ver el nombre que pone en la pantalla.

- ¿Dylan? - Bruno me mira sorprendido. Supongo que estará en el restaurante, ya que se oye mucho ruido de fondo.

- ¡Kiara! Siento llamarte a estas horas, pero ha surgido algo urgente en el restaurante. Sé que quedamos en que nos veríamos mañana, pero me harías un gran favor si pudierais venir ahora, tenemos un pequeño problema con unos clientes, y quizá tú puedas entenderlos -

- Dame un minuto - miro a Bruno - Pregunta si podemos ir ahora a su restaurante, deben de estar teniendo problemas con algunos clientes, supongo que de habla hispana y necesitan ayuda - Bruno asiente dando a entender que sí que vamos.

- Dylan, mándame la ubicación, vamos enseguida -

- ¿Sí? ¡Oh Dios, muchas gracias Kiara os debo una enorme! -

Al instante de haber colgado, me llega un mensaje con la ubicación del restaurante. Está cerca de casa, apenas son 15 minutos andando, así que nos cambiamos rápidamente y vamos en su ayuda.

El restaurante está bastante lleno, a un lado de la entrada podemos ver a un Dylan muy preocupado hablando con uno de los chicos de seguridad. Al darse la vuelta, ve cómo nos acercamos, y no duda en venir rápidamente hacia nosotros.

- Gracias de nuevo por venir - hace dos reverencias - estamos teniendo problemas con unos clientes españoles y no somos capaces de entendernos con ellos, están armando bastante escándalo, y ya no sé qué más hacer. - Mientras Dylan habla, yo traduzco para Bruno. Definitivamente, tenemos que aprender lo antes posible coreano.

- Bien, vamos dentro y veamos que es lo que sucede -

Bruno toma la delantera, Dylan lo ha entendido perfectamente sin necesidad de traducir nada, rápidamente nos guía hasta una de las barras donde se ve un grupo de varias personas. Son dos hombres y dos mujeres, todos ellos con signos de haber bebido demasiado, uno de ellos discute o más bien chilla y habla de muy malas maneras a uno de los camareros que está detrás de la barra.

- Buenas noches, caballero, ¿Hay algo en lo que le pueda ayudar? - Dice Bruno, interponiéndose entre el hombre ebrio y el camarero.

- ¡Dios bendito! Ya era hora que llegara alguien con quien poder entendernos - El hombre apoya una de sus manos sobre el hombro izquierdo de Bruno, haciendo que éste le mire con cara de desaprobación.

- Claro que nos puedes ayudar. Diles a estos "chinitos" que es totalmente inaceptable que en un bar "Mexicano", en 2 h que llevamos aquí, no hayan sido capaces de poner una sola canción en castellano ¿Cómo puede ser eso posible? Es una falta de respeto hacia el consumidor - Al escuchar eso me enfado muchísimo ¿Ese es todo su problema? ¿Por eso tanto alboroto? Traduzco todo lo que puedo a Dylan que está muy atento a mi lado, omitiendo la falta de respeto.

Él me cuenta que la música que escuchan los clientes en su restaurante, suele ser en directo, en ocasiones ponen algo en el hilo musical, pero rara vez, y que no conoce a nadie que sepa cantar en español.

Al traducirles a Bruno y ese señor lo que me dice Dylan, el hombre, lejos de apaciguar su ira, empeora.

- Me da igual lo que diga, es totalmente intolerable ¿No sabéis con quién estáis hablando verdad? ¡Esto no va a quedar así, haré que la gente sepa qué clase de servicio dan a los extranjeros en este lugar! - No puedo contenerme más, ¡chulería a mí la justa!.

- ¡Pues claro que sé con quién hablo! Con un maldito ... - Bruno me tapa la boca antes de que empiece a llamarle de todo, menos bonito.

- ¿Ese es su gran problema señor? - Bruno recalca ese "señor" - ¿Está armando todo este escándalo, solo por la música? Bien, no se preocupe, enseguida le daremos solución -

No sé de qué está hablando ¿Cómo piensa darle solución? ¿De dónde va a sacar alguien que cante en español?

Bruno fija su mirada en la mía, haciéndome gestos con su cabeza, una y otra vez, como si quisiera que mirase algo, hasta que me doy cuenta de que está señalando a la izquierda del restaurante, donde hay un piano.

- No sé qué me quie... ¡Ay no! Espera, espera... ¿Es en serio? Ja, ja, ja - empiezo a reírme como una loca poseída - ¿Es una broma? ¡NI HABLAR! - Me giro, vuelvo a mirarle, me vuelvo a girar, así como tres o cuatro veces mientras le hablo...

- ¡Venga Kiara! Hace mucho que no lo hacemos. Echo de menos cuando me acompañabas en casa, además haremos un favor a Dylan haciendo callar a este inútil - señala al borracho mal educado - ¿Qué tienes que perder? Piensa que nadie te conoce aquí... -

- Tú lo has dicho, en casa, cuando estábamos solo 4 o 5 personas, pero aquí hay más de 50 -

- Vamos cariño, me hace mucha ilusión que volvamos a hacer esto juntos - Bruno pone ojitos de cachorro, y ante eso yo no me puedo resistir y él lo sabe.

Le ha costado muy poco convencerme, pero este favor les va a salir caro tanto a Dylan como a él. Me acerco al chico y le cuento lo que vamos a hacer, consiguiendo sacarle una enorme sonrisa.

- Esto que voy a hacer ahora mismo, vale como mínimo una rica cena tanto para Bruno como para mí - Le digo señalando con mi dedo índice, importándome bien poco que sea de mala educación o no, lo que provoca que Dylan empiece a reírse.

- ¡Marchando una suculenta cena para dos! - Dice mientras que mi padre y yo nos acercamos al escenario.

Bruno se sienta detrás del piano, y me tiende el micrófono que está sobre este.

- ¿Preparada? -

- ¡No! - Mi voz tiembla, mis manos sudan, tengo escalofríos... Estoy muy lejos de estar preparada.

- Kiara, mírame a mí, olvídate de los demás. Solo estamos tú y yo - Y otros 50 más pienso...

- ¿Qué vas a tocar? -

- Una canción que le gustaba mucho a una persona muy especial... - Dicho esto, empieza a tocar el piano haciendo que toda la sala se centre en nosotros dos.

Es una melodía inconfundible. Una canción que tantas veces la he cantado para él, para Elías. Cientos de recuerdos pasan por mi cabeza, cierro los ojos y empiezo a cantar, como si él estuviera aquí, como si lo hiciera una vez más para él.


JUNGKOOK

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Otra llamada perdida de mi madre, ya van 5. Estoy seguro de que no va a parar hasta que conteste, pero en estos momentos, no quiero saber absolutamente nada de ella.

Es la cuarta cita a ciegas que me organiza en menos de tres semanas, y ya no puedo más. ¿Tan difícil es para ella comprender que no quiero nada con nadie?

Todas las chicas que me presenta, son tan superficiales... Cada cual es más interesada que la anterior, y yo no quiero eso para mí. ¿Acaso ser un idol significa que tenga que soportar a cualquiera por qué sí? Pues si eso es lo que quiere mi madre, yo no se lo pienso dar.

Otra llamada más, ya son seis. Debe estar de muy mal humor por haber dejado plantado a quien fuera que tocara esta noche, pero no estoy por la labor de ceder esta vez. No más citas a ciegas.

Necesito descansar, escaparme a algún lugar donde pueda estar tranquilo, un lugar donde no pueda mandar a nadie a buscarme. Dylan, lo necesito a él, mi fiel y viejo amigo, es mi gurú y sabio consejero.

Poco después, me encuentro en uno de los privados de su restaurante, gracias a dios mi amigo se toma muy en serio esto de la privacidad, eso hace que aquí pueda estar tranquilo y relajado.

Se ve que el pobre tampoco está teniendo buena noche hoy. Hay un cliente más borracho en una cuba, el espectáculo que está montando es bastante indecente, y lo peor es que nadie lo entendía. ¿Acaso la gente cree que, por ser cliente, puede tratar a los demás de cualquier manera? ¿Qué clase de educación les dieron en sus casas? Es una situación muy lamentable.

Intentando huir por unos pocos minutos de esa situación, mi amigo se acerca a mi privado.

- ¡Ah, siento mucho que estés viviendo este momentazo! - frota su cara con las dos manos - He llamado a una conocida, ya como último recurso para que pueda ayudarme. Maldito borracho estúpido, si no saben controlarse cuando beben ¿Por qué lo hacen? -

Esa misma pregunta me hago yo también.

- ¡Voy a la entrada para ver si llega y conseguimos que se calle de una santa vez! -

Veo a mi amigo marcharse entre mal humorado y frustrado. En esos momentos su mente debe de estar en estado de ebullición. Creo que no le sale humo por las orejas de milagro.

Sigo cenando con calma, cuando veo aparecer al moreno junto con un hombre alto y una chica joven tras ellos. Contemplo como el hombre y la chica hablan con el borracho. Supongo que la conversación no está siendo agradable, ya que el señor tapa la boca de la chica, seguro que evitando que vaya a decir cualquier grosería de la que después se pueda arrepentir.

La chica y el hombre hablan entre ellos, parece que ella no está de acuerdo con él, se gira hacia Dylan y le dice algo mientras lo señala con el dedo, "que mal educada" pienso para mí.

Dylan se dio la vuelta con una sonrisa de oreja a oreja, ese truhan se ha salido con la suya.

Vuelvo a centrarme en mi rica cena, cuando de pronto empieza a sonar el piano. Ese hombre alto está tocando una melodía que no se me hace familiar, pero es muy bonita, y de pronto ella me sorprende.

"Te siento en esta habitación conmigo

Teniendo tu respiración tan cerca

Haces que se me vaya

Mis dudas sobre ti

Me acerco lentamente con mi mano

Sabiendo cuál será nuestra respuesta

Voy sin saber lo que harás de mí

Prefiero callarme a confesar

Que me haces sentir"

No comprendo absolutamente nada de lo que dice y su voz tiembla un poco, se nota lo nerviosa que está, pero aun así, tiene una voz preciosa.

Como si magia se tratara, el dichoso borracho cierra su boca, por fin está satisfecho.

"He abierto mis ojos

Cancelando mis enojos

Y he sentido que te tengo un poco más

Aprovecho y me cuelo enredándote en mi pelo

Insistiendo en que me vuelvas a buscar

90 minutos no puede durar el amor

Pídeme más"

Cierro mis ojos, dejándome llevar, no sé exactamente qué idioma es, pero esa forma de cantar, de expresar, de hacer sentir... Dolor, tristeza, amor... ¿Cómo puede ser capaz esta chica de hacerme sentir esas cosas?

Vuelvo a abrir mis ojos para poder fijarme en una pantalla que tengo cerca, donde puedo ver proyectado lo que enfocan las cámaras que hay sobre el pequeño escenario.

Gracias a eso puedo fijarme con más detalle en esa chica. Joven como yo, delgada y más bajita, seguramente llega a la altura de mi pecho más o menos. Su pelo se mueve al compás de su cuerpo, llegando más abajo de la mitad de su espalda.

"La luna brilla más cuando está inquieta

Quedando el sol detrás para alumbrarla

Así me siento yo, siempre andas detrás

A mi alrededor te intuyo

Son mis besos solo tuyos

Aunque besen a otro más"

Su voz aterciopelada eriza los pelos de cualquiera. Con ese sentimiento que pone al cantar hace que toda la sala se mantenga en silencio, habrá más de 50 pares de ojos en este preciso instante pendiente de ella. Por algún extraño motivo, ese pensamiento me hace sentir muy molesto. No quiero que nadie la mire. No quiero que otros chicos tengan los ojos sobre ella. No quiero compartir este momento con otros. ¿Qué me está pasando? Yo no soy así, jamás me he sentido antes así.

"...90 minutos no puede durar el amor

Pídeme

Pídeme más"

En ese instante en el que termina la canción, me siento más atraído aún. Cuando ella por fin abre sus ojos, hace que mi mundo de un vuelco. Son de un precioso color miel, a pesar de verse apagados, tristes... Son los más bonitos que he visto en mi vida. En ese momento quiero que solo me miren a mí, a nadie más, solo míos.

Pero ¿Qué me está pasando de nuevo? Me estoy comportando como un completo inútil con ese pensamiento, si alguien pudiera oírme seguro que pensaría que soy un jodido acosador.

- ¡Chico espabila! Te has quedado embobado, ja, ja, ja - Doy un bote por el susto que me he llevado.

- ¡Joder Dylan! ¿Quieres que me dé un infarto? - Le digo poniendo mi mano derecha sobre mi pecho.

- ¿Pero qué culpa tengo yo de que te hayas quedado atontado perdido? Llevo sentado a tu lado 2 minutos y ni cuenta te has dado - Empieza a reírse - Deja que te la presente, quizá así se te quite esa cara de bobo que llevas. - Se levanta y va corriendo donde la chica y el señor que la acompaña.

Después de verles compartir algunas palabras, Dylan señala hacia donde me encuentro, haciendo que la chica y el hombre se queden mirándome por unos segundos. Segundos que para mí son eternos.

Se están acercando, y yo, como si fuera un novato, empiezo a ponerme nervioso. Mis manos sudan, no sé donde mirar... ¿Qué me está pasando? Ya solo falta que al hablar me ponga a tartamudear. En ese caso supongo que mi amigo me echará un cable, ¿o no?.



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