Es jueves y Lock recibe un mensaje de texto mientras está en su escritorio, girando su bolígrafo entre sus dedos.

Syl me dio tu número después de la fiesta de la semana pasada. Almorcemos.

Theo. El hombre que se estrelló en la vida de Lock. Ni siquiera pregunta, solo dice 'almorcemos' y supone que Lock debe acompañarlo.

Por alguna razón, Lock puede imaginar a Theo como un niño pequeño, del tipo fornido y atlético, el líder natural, arrastrando a niños como Lock a aventuras que involucran lodo, gusanos, rocas y nidos de avispas.

Todo brazos y piernas flacuchas, Lock lo habría seguido y Theo no le habría dado tiempo de recoger el libro que se le cayó, vamos, tienes que ver esto.

Él responde: ¿No encuentras el signo de interrogación en tu teléfono?

Poindexter se cree muy inteligente en su gran y brillante laboratorio. Bien. ¿Almorzamos?

Lock mira la pantalla. ¿Estás en el área?

Estoy afuera.

Y Lock no está sorprendido, no lo está. Sabía que Theo se aparecería, el hombre ocupa tanto espacio en el mundo que, si Lock lo viera durante la noche, cree que podría borrar las estrellas.

Mira por la ventana y Theo está en la acera, frunciendo el ceño ante su teléfono, el pequeño cuadrado de vidrio y plástico en sus manos. Se balancea en su lugar, moviéndose como un luchador, y Lock piensa: Él siempre se está moviendo.

Sacude la cabeza, un poco mareado. Él no conoce a Theo así de bien.

Entonces Theo mira hacia arriba y ve a Lock en la ventana. Saluda, sonriendo como una supernova.

Lock va a almorzar y no piensa de nuevo en ello (vamos, tienes que ver esto).