Capítulo 7 - Nunca Te Dejaré Ir
–¡Bastardo mitad-mitad inservible, pedazo inútil de mierda! –podía escucharse en todo el vecindario salir del rubio enojado camino a su casa–, ¿Quién diablos cree que es? ¡Caminando a ese nerd de mierda a casa!
Bakugo no podía estar más enojado camino a casa, dejaba un rastro de humo, fuego y escombros por las calles. Se podían ver pájaros agitando rápidamente sus alas, asustados, mientras huían del ambiente explosivo creado por el rubio.
Cualquier persona lo suficientemente inteligente como para verlo venir en su camino, inmediatamente cruzaba la calle, rezando que no los hubiera notado mientras intentaban escapar.
–¡Maldito Deku! ¡Apuesto a que ahora está todo feliz con esa princesa de hielo! –chilló Bakugo, girando a la derecha en dirección a su casa–. ¡Pues que se jodan a él y a ese bastardo mitad-mitad! ¡A la mierda los dos!
Tratando de calmar su ira, se agarró al pomo de la puerta y la abrió con fuerza y entró.
–¡Llegué!" gritó alertando a su familia de su presencia mientras se quitaba los zapatos antes de entrar por completo.
–¡Como si romper la jodida puerta no fuera suficiente para avisarnos, vas y decides gritar! –le escupió una versión mayor de Bakugo. Mitsuki Bakugo no estaba de humor para aguantar su mierda de adolescente–, ¡Ve a tu maldita habitación, Katsuki!
–Bruja vieja y delicada ... –murmuró para sí mismo mientras saludaba a su padre en la cocina y subía a su habitación.
Sentada desde su lugar en el sofá, bajó el volumen del televisor y se miró a su esposo.
–¿Quieres apostar qué lo tiene tan enojado, Masaru? –dijo sonriendo, sabiendo que iba a ganar.
–Cariño, no creo que sea apropiado que los padres apuesten por lo que está sucediendo en la vida de sus hijos ... –dijo, reprendiendo a su esposa.
Soltando una pequeña risita, ella lo miró fijamente al levantarse. Apagó el televisor y se dirigió hacia él, sorprendiendo al hombre al colocar su cabeza sobre su espalda y envolver sus brazos alrededor de él por detrás, enganchándolos sobre su cintura.
–Vamos, Masaru, ¿qué le pasó al atrevido adolescente que me enamoró? –ella susurró sobre su espalda.
–Creo que maduró cariño –dijo riéndose entre dientes y suspirando un poco mirando a su esposa–, pero ¿a qué quieres apostar? –preguntó con una sonrisa y un brillo en sus ojos mientras tomaba la pera de su esposa, levantando su mirada para encontrarse con la de él.
–Ese es el hombre con el que me casé –dijo mientras sonría en un beso que él le estaba dando–. Apuesto a que tiene algo que ver con el pequeño Izuku –ella dijo, interrumpiendo su pequeño momento.
–Mm, lo dudo, apuesto a que se trata del proyecto de equipos sobre el que se quejó ayer, sabes que no trabaja bien con los demás –dijo refutando su idea.
Quería ganar esta apuesta, pero sabía que su esposa siempre podía descifrar al adolescente rubio mucho mejor que él.
–Pero siempre pierdo estas cosas cuando es contra ti Mitsu –dijo con un ligero puchero.
–Muy bien, ¿qué hay para el ganador? –preguntó con intención ganadora mientras se apartaba de su marido, dejándolo apoyado en la encimera de la cocina.
Entendiendo las palabras de su esposa, sabía que ya iba a perder esta apuesta.
–¿Qué tal una agradable escapada al spa para los dos? –dijo sonriendo esa sonrisa diabólica que solía darle a ella cuando eran adolescentes.
–¿No sería eso beneficioso para los dos, Masaru? –dijo ella. No le gustaba que él estuviera cediendo tan fácilmente.
Sabiendo que su esposa era la una mujer muy lista, había tratado de pasarla por alto, pero falló de todos modos.
–Bueno, todavía necesito unas vacaciones pequeñas, así que ¿qué tal esto? Vamos al spa por una semana, pero cada uno de nosotros hace lo suyo, incluso puedes traer a alguien. ¿Qué tal eso? –trató de negociar, mientras seguía terminando de cocinar la cena.
<<Podría llevarla conmigo; Dios sabe que lo necesita tanto como yo>>, lo reflexionó durante unos segundos antes de darle una respuesta.
–Muy bien, ¡trato hecho! –dijo caminando de regreso donde su esposo, ella mientras extendía su mano.
<<Me pregunto a quién llevará ...>>, pensó, agarrando su mano y dándole un fuerte apretón.
–Trato, pero no hay que entrometerse con él, tenemos que averiguar por nuestra cuenta –dijo, asegurándose de que su esposa no jugara sucio.
–¡Está bien! –ella le dijo mientras regresaba a la sala de estar.
Encendió la televisión una vez más, se sentó y comenzó a planear cómo hacer que el mocoso hablara.
<<Con que mencione al peliverde una vez, gano ...>>, pensó y sonrió ante la idea, mirando hacia el techo al escuchar algo caer.
–¡Deja de meter bulla! –le gritó a su hijo.
Encerrado en su habitación, el rubio enojado escuchó a su madre gritarle. Decidiendo que su ola de asesinatos había durado lo suficiente, se cambió su uniforme escolar por algo más cómodo, o lo que consideraba su ropa para correr: una simple sudadera con capucha azul con buzo negro.
Necesitaba distraerse de estas cosas locas que seguían dándole vueltas en la mente, necesitaba una distracción, y qué mejor manera de distraerse y quemar un poco de energía que con un buen trote. Agarrando sus llaves, teléfono y auriculares, bajó las escaleras.
–Voy a correr –les dijo a sus padres, porque Katsuki no pedía permiso.
–La cena está casi lista, hijo, así que no tardes demasiado –habló el amable padre del rubio antes de irse.
Asintiendo con la cabeza a su padre, salió de la casa. Cuando llegó a la calle, con los auriculares puestos, bajó la mirada a su teléfono y vio "I See You- Kygo ft. Billy Raffoul" brillando en la pantalla.
–¡Tch! –exclamó, presionando 'reproducir' mientras comenzaba a trotar.
Dentro, fuera, dentro, fuera, inhala, exhala. Pierna izquierda, brazo izquierdo, pierna derecha, brazo derecho. Mientras tomaba un ritmo constante, mantuvo su mirada delante de él, indicándole a dónde se dirigía.
Vuelta a la derecha. Siguió corriendo, alejando cada pensamiento, manteniendo a raya sus sentimientos, empujándolo hacia los rincones más oscuros de su mente. Giro a la izquierda. Un pie tras otro, y seguía, trató de olvidar, trató de ignorar. Vuelta a la derecha.
Podía ver una vista familiar, una vista que lo perseguía en ocasiones durante el sueño. Prestó mucha atención a la letra de su canción,
'Eres más que una muesca en mi cinturón,
Una historia que contar,
Lo único en mi mente.
Es obvio que no estoy bien.
¿Ves estos ojos?, ¿cuándo me has visto llorar?
Y me mantiene despierto por la noche ...'
Su mente se inundó con imágenes del niño de ojos verdes. Pequeño Deku, Deku más grande, Deku adolescente. Cada momento que había sido un imbécil con el chico, cada empujón, palabra dura, mirada intensa, puñetazo doloroso que alguna vez se dirigió a él, y Katsuki podía sentirlo, podía ver sus ojos llenos de lágrimas al principio, que más tarde se nublaron con un velo frío lleno de nada.
El pequeño Deku había crecido, había dejado de reaccionar a las payasadas malas de Bakugo, había dejado de preocuparse, o eso pensaba Bakugo. Otro giro a la derecha, siguió corriendo, luchando contra algunas lágrimas que amenazaban con derramarse.
Otra ronda de recuerdos inundó su mente cuando las letras de la nueva canción (Never Let You Go - Kygo ft. John Newman) le entró por sus oídos,
'A través del tiempo más largo nunca te dejaré ir
(Nunca te dejaré ir, nunca te dejaré ir)
Si nos caemos o tropezamos, siempre nos mantendré abrazados
(Nunca te dejaré ir, nunca te dejaré ir) ... "
–Kacchan ... –susurró el pequeño Izuku, clavando sus pequeños dedos rechonchos en la hierba.
Lo que debía ser un susurro y nada más, llegó a los oídos de dicho rubio–, ¿Ah? –preguntó.
Tenía una mirada tímida en sus ojos, apenas visible para el chico rubio–, Nunca me dejarás, ¿verdad? ¿Seremos los mejores amigos para siempre? –habló el pequeño Izuku, la tristeza rozando su voz.
–¿A qué quieres llegar Deku? Por supuesto, seremos los mejores amigos para siempre, no te dejaré, ni hoy, ni mañana, ni nunc –le prometió a su mejor amigo.
Agitado, tratando de recuperar el aliento mientras se apoyaba en sus rodillas, Bakugo pudo ver pequeñas gotas cayendo de lo que supuso eran sus ojos, mientras aterrizaban en el cemento debajo de él.
Llorando, se dejó caer sobre la hierba al lado de la acera en la que estaba. Se aferró fuertemente a su camisa mientras su corazón daba un ligero apretón que lo hizo estremecerse por completo sobre su espalda.
Al abrir los ojos, pudo distinguir algunas estrellas en el cielo distante, la oscuridad avanzando de a poco, arrastrando lentamente la noche hacia el vecindario.
–¿Por qué no puedes dejarme solo? ¡Estúpido Deku! –dijo, agarrándose a la hierba fresca y suave que lo rodeaba, más lágrimas silenciosas rodando por sus mejillas.
Katsuki nunca se había sentido tan atormentado en su vida, al menos no por una persona. Estaba emocional y físicamente cansado de lo que le estaba sucediendo.
–No importa cuánto te aleje ... –soltó, clavando sus dedos más allá de la hierba en la tierra a la que se aferraba, su mirada aún en el cielo–, ... no importa a dónde vaya o lo que haga, sigues apareciendo ¿Por qué Deku? ¿Por qué?
Limpiándose las lágrimas que seguían manchando sus mejillas, se puso de pie y observó detenidamente su entorno. Lo que lo dejó sin aliento ya no era el trote, sino la colina justo ante sus ojos, y pronto otro recuerdo invadió su mente.
–Guau ... esto es ... Kacchan, ¡nunca había visto algo tan bonito! –dijo Izuku bajando su mirada hacia Katsuki, ojos llenos de deleite.
Dicho rubio encontró los ojos del pequeño Izuku e instantáneamente sintió un leve sonrojo en sus mejillas.
–¡Tontito! Eso es porque nunca te he traído aquí antes –respondió, girando la cara para esconderla.
Esta era la colina de él. No, esta era la colina de ellos. Donde había traído a Izuku una tarde encantadora para ver el atardecer con él. A dónde vendría cuando Izuku no estaba con él. Donde había prometido tantas cosas que había olvidado hace mucho.
<<Qué día tan feliz>>, pensó.
–¡Tch! ¡Olvídalo, Katsuki! –se escupió a sí mismo, enojado por tener esos recuerdos plagando su mente.
<<¡No!>>, pensó. <<¡No lo olvides!>>, le gritó el corazón.
Quería entender, necesitaba entender qué demonios estaba pasando con él. Nadie lo iba a hacer por él, por lo que tendría que hacer frente a esto.
Ignorarlo ciertamente no estaba ayudando, entonces, ¿cuál es la siguiente cosa racional que Katsuki podría hacer? Enfréntalo y aprende a lidiar con eso. Simplemente no estaba muy seguro de qué era "eso".
Mientras subía la colina, estaba agradecido por la corriente ascendente que podía sentir envolviendo su cuerpo, ciertamente lo necesitaba, sentía un calor abrasador y normalmente no le molestaba el calor, lo que lo molestaba aún más.
Al llegar a la cima, se quedó allí parado y observó. Un transeúnte podría simplemente decir que estaba mirando el cielo nocturno que se avecinaba, tal vez mirando las estrellas, pero no, Katsuki Bakugo estaba tratando de entrar en su alma, tratando de darle sentido a sus sentimientos.
–Tal vez podría hablarlo con él ... –dijo, considerándolo la única conclusión razonable que se le ocurrió.
–Demonios, me pregunto si incluso querrá hablar conmigo, lo he hecho pasar por tanto, que me sorprende que todavía me sonría –fue lo último que dijo mientras el viento se llevaba sus palabras. Mirando su teléfono, vio la hora y decidió que era hora de regresar a casa.
Mientras bajaba la colina, aunque nadie lo sabría nunca, sonrió al pensar en cómo se tomaron de la mano juntos después de esa hermosa puesta de sol hace muchos años.
<<Realmente no puedo alejarte, ¿verdad, Izuku?>>, pensó mientras miraba de reojo para ver a un pequeño pájaro aterrizar en una rama y acurrucarse junto a su pareja, su sonrisa se ensanchaba aún más, <<Como cuando te acurrucaste en mi regazo cuando se puso el sol>>.
Si iba a hacer esto, necesitaba calmar sus pensamientos. El primer paso era no alejarlos. Dejó que se hicieran apoderaran de su mente, y muchos trataron de hacerlo, por lo que se decidió por los más felices, sabiendo que tendría que enfrentar a los demás más adelante.
Pero por ahora, estaba disfrutando de la felicidad que le traía y la serenidad que sentía, ya no tenía que seguir luchando contra la corriente.
Contando los árboles en su camino de regreso a casa, no pudo evitar notar cómo sus desordenadas hojas verdes se parecían al cabello del nerd.
–¡Tch! Incluso los jodidos árboles se mofan de mí –trató de decir enojado, aunque no lo decía en serio, sólo estaba contento con la paz que había envuelto todo su ser, se sintió relajado, y maldita sea, se sentía bien. Tal vez lograría dormir bien esta noche.
Caminando por la puerta principal, Katsuki entró a su casa–, Regresé –anunció, quitándose las zapatillas.
–¡Que bien! La cena está a punto de servirse, ve a lavarte y toma asiento –escuchó a su padre decir.
Algo olía bien y tenía hambre, así que se apresuró en ir al baño.
–Bueno, parece estar mucho más tranquilo. Te dije que deberíamos haberle comprado esa máquina para correr Masaru –dijo Mitsuki, colocando vasos y cubiertos en la mesa del comedor, volviendo a la cocina por servilletas.
–Si ese es el secreto para calmar un alma furiosa, entonces también te voy a conseguir una –bromeó Masaru. Le encantaba burlarse de su esposa enojona, y ella sabía que él sólo estaba bromeando.
–¡Ja! ¡Ja! Muy gracioso, ahora date prisa y sirve, me muero de hambre –dijo dándole una mirada fulminante mientras se sentaba en el lado izquierdo de la mesa y comenzaba a servir agua.
"Dame un segundo, ya sabes cómo le gusta a Katsuki su curry, no puedo estropearlo teniendo en cuenta su actitud denante, me colgaría –dijo, sirviendo tres platos y saliendo de la cocina para tener todo listo antes de que su hijo adolescente volviera a bajar.
Tan pronto como su espalda tocó su asiento en la cabecera de la mesa, escucharon suaves pasos bajando las escaleras. Su hijo se sentó rápidamente frente a su madre, dieron las gracias y comenzaron a comer.
–Entonces, mocoso, ¿quieres decirnos qué demonios está pasando? –sonrió la rubia mayor, mirando a su hijo.
<<Genial, ahí se fue posibilidad de una cena tranquila ...>>, pensó Masaru mientras se preparaba para los fuegos artificiales.
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Mis bebés, espero les haya gustado el séptimo capítulo, estaré traduciendo el siguiente luego. Que no se les olvide comentar, votar y compartirlo con sus amigues! <3
Les quiero mucho a todes, un abrazo y mucho amor <3
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