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Capítulo 12 - Mi Héroe

Se podía ver a dos mujeres de mediana edad bastante guapas revisando sus opciones en el menú frente a ellas sentadas afuera en un café donde habían decidido reunirse.

El matinal de esa mañana había dicho que el día estaría un poco frío, por lo que ambos tenían en mente algo caliente para calentar el cuerpo y el alma.

Devolviendo el menú al camarero, que ambas encontraban bastante guapo, Inko hizo su pedido.

–Me g-gustaría un café con leche de a-almendras y dos shot de espresso, por favor –no pudo evitar mantener la mirada en la mesa, demasiado tímida para mirar al hombre escribía el pedido en su tableta.

–¿Le gustaría acompañar eso con algo de comer, señora? –preguntó cortésmente el mesero a la nerviosa dama mientras tomaba el menú de la mujer rubia que estaba sentada frente a ella.

–S-sí, me gustaría una rebanada de pastel de arándano rojo –le dijo al camarero, deseando que desapareciera.

–Muy bien, ¿y usted, señora? –dijo mientras se giraba para mirar a la sonriente mujer rubia.

–Quiero lo mismo que ella, por favor –ella dijo, mientras miraba de un lado a otro desde Inko y el camarero que se había presentado como "Raoul".

–No hay problema, luego les traigo el pedido, señoras –con una leve reverencia, regresó rápidamente al café.

–¡Inko, tienes que dejar de ser tan tímida! ¡Eres una mujer hermosa! ¡Admítelo y muestra esa cara con orgullo! –animó a su tímida amiga–, Ahora levanta esa cara, no puedes dejar caer esos lindos ojos cada vez que un tipo lindo se acerca a ti.

Al mirar a su amiga, Inko no pudo evitar reírse mientras sus palabras consolaban su ego. Desde que su esposo se fue hace tantos años, ella había intentado rápidamente caer en el odio hacia sí misma, pero la mujer rubia siempre estaba allí para sacarla. No podía evitar sentirse intimidada por los hombres.

–Ahora, volviendo a lo que estábamos hablando antes de que Raoul viniera –dijo su nombre con el ceño fruncido, haciendo que Inko se riera de ella–, ¿Qué crees que está pasando con los mocosos?

Todavía riendo–, Bueno, si lo que Katsu te dijo es cierto, entonces creo que están un poco enamorados el uno del otro –ella dijo, orgullosa de poder juntar las piezas del rompecabezas.

–Sí, pero Katsuki es demasiado cabeza dura para resolverlo por sí solo –se quejó la rubia de su hijo.

–Y mi pequeño Izu vive en las nubes la mayor parte del tiempo, dudo que sepa lo que está pasando –dijo Inko, suspirando por lo distraído que era su hijo.

No sabían cómo hacer esto y la rubia, que nunca fue realmente una mujer paciente, fue la primera en mostrar su frustración–, ¡Malditos adolescentes y sus jodidas hormonas!

Amaba a su amiga, pero siempre supo llamar la atención en público. Inko rápidamente trató de calmarla cuando notó que los otros clientes las miraban de forma extraña.

–Bueno, démosles algo de tiempo, estoy seguro de que eventualmente descubrirán algo, todavía son niños Mitsu –dijo con calma mientras Raoul salía del café, con sus cosas en mano.

Al llegar a su mesa, entregó el pedido y se inclinó una vez más mientras explicaba que estaría cerca en caso de que necesitaran algo más.

Colocando su taza en ambas manos, podía sentir el calor filtrarse a través de ella y en sus manos frías. Tomando un sorbo, miró a su amiga–, ¡Lo sé! ¡Sólo quiero ir al maldito spa! –se quejó la rubia.

Dios sabe que ambas realmente lo necesitaban, y si Dios era bueno, Dios les daría lo que querían, o eso pensaban.

–Si lo piensas bien, el pequeño Izu parece aceptar más sus sentimientos que mi maldito mocoso –explicó la rubia–, Katsu siempre está de mal humor, pequeño cabrón inquieto.

–Él podría estar tratando de entender lo que siente y realmente no sabe qué está pasando o por qué se siente de esa manera –respondió ella, mordiendo su pastel, la dulce acidez acariciaba sus papilas gustativas–, Tal vez lo asusta, siempre ha sido tan fuerte.

Inko siempre había pensado que el chico rubio era más fuerte que su pequeño Izu en todos los sentidos. <<Supongo que sus sentimientos se apoderaron de él>>, pensó mientras se colocaba la taza en los labios, un olor a café molido se abría paso por sus fosas nasales y le daba un escalofrío.

–Entiendo lo que dices –suspiró la rubia mayor–, sólo desearía que no fuera tan terco. Estoy segura de que ha descubierto algo y lo deja de lado pensando que está mal.

A este ritmo, nunca iban a ir al spa. Ahora estaba realmente molesta, hasta que una idea brillante le mostró la luz.

–Inko! ¡Mi apuesta era descubrir lo que estaba pasando con mi mocoso! ¡No es que tengamos que hacer que sean pareja! –explicó, emocionándose. Iban a recibir su semana en el spa, incluso si era lo último que ella hacía.

–Manera de escaparse de eso –rio la mujer de cabello verde mientras terminaba su pastel–. ¿Cómo planeas hacer eso?"

Aferrándose a la mesa–, ¡Bueno, es simple! –dijo mientras comenzaba a explicarle a su amiga cómo había comenzado a espiar al adolescente.

Detrás de ellas, se podía escuchar a una anciana muy pequeña con una bata blanca de laboratorio y un dispositivo rosado que rodeaba su cabeza hablando con alguien por teléfono–, Muy bien, estaré pronto –dijo mientras recogía sus cosas.

–Gracias, Recovery Girl, los niños casi han terminado con su actividad –fue la respuesta que recibió.

Colgó el teléfono, dejó algo de efectivo en la pequeña mesa y se fue. <<Malditos niños lastimándose ... no se puede evitar>>, pensó mientras sus piernas cortas la llevaban a su auto.

Ahora, de vuelta en U.A. En el otro lado de la ciudad, en el campo de entrenamiento 3 para ser exactos, se podían encontrar dos adolescentes muy animados en lo que uno consideraría una discusión verbal.

–¿Quién diablos crees que eres, perra mitad-mitad? –gritó Bakugo, a punto de explotar–, ¡Que le andas haciendo preguntas estúpidas a la gente! –estaba más que enojado, estaba hirviendo, sus poros sudaban como locos, haciendo que el rubio creara pequeñas explosiones a su alrededor.

Feliz era lo último en la mente de Bakugo mientras le lanzaba dagas en la cabeza de Todoroki con la mirada, dándole directamente entre sus ojos. Quería matar al chico, necesitaba borrar esa jodida sonrisa con la que se estaba burlando de él.

Divertido por el estallido del rubio–, ¿Por qué a alguien como tú le importa lo que hago? –preguntó, molestando al rubio un poco más, si eso era posible.

–¡No me importa! –gritó de regreso–, ¡Sólo no le preguntes idioteces al estúpido nerd, maldito bastardo! –dijo mirando al niño asustado detrás de Todoroki.

<<Mierda Katsuki, lo estás asustando>>, pensó mientras trataba de calmarse.

–Lo que sucede entre Izuku y yo no te concierne –habló Todoroki, arrastrando a propósito el nombre del niño–, Así que sal de mi camino. Vamos Izuku, hemos terminado aquí –dijo agarrando el brazo del adolescente más pequeño.

–¡Tch! –él dijo.

<<Haciéndole preguntas estúpidas a mi nerd>>, pensó, sin darse cuenta de su supuesto error, Midoriya no era suyo.

Cuando lo sacaron de la arena, no pudo evitar volverse para mirar a Katsuki–, Kacchan ... –apenas soltó, sin que nadie lo oyera.

El rubio se quedó allí parado, apretando los puños mientras miraba al suelo. Estaba dolido, y el pequeño Midoriya se dio cuenta. Quería consolar a su amigo, pero sabía que probablemente lo alejaría o le gritaría, así que dejó que Todoroki lo llevara hacia adentro.

Al atravesar las puertas dobles que conducían a la sala de proyección, ambos adolescentes llegaron al frente, con la mirada de todos sus compañeros sobre ellos.

–Chicos, todos están mirando, me pone nervioso –dijo el adolescente de cabello rojo y blanco mientras su amiga se les acercaba.

–Todoroki, todos escuchamos ... –dijo con una mirada de preocupación en su rostro.

–¿Qué quieres decir que todos escucharon? Los auriculares no están en una red de dos vías –le dijo a Uraraka, incrédulo.

Suspiró, tenía algunas explicaciones que dar–, Bueno, después de que Mineta y Kaminari salieron, Kaminari dejó escapar una ráfaga de electricidad mientras enfrentaban a su villano, y de alguna manera revirtió todo el sistema.

Podía ver la mirada de Todoroki mientras comprendía lo que explicaba–, Entonces, básicamente, podemos escuchar todo aquí pero afuera no nos pueden escuchar.

–Mierda –dijo, un poco mareado, sus pies cedieron un poco, aún sosteniendo el brazo de Midoriya y apretando con más firmeza para estabilizarse.

Girando para agarrar a su amigo para que no se cayera–, Todoroki, ven aquí, ven conmigo –dijo el chico de ojos verdes mientras conducía a su amigo hacia un asiento en una esquina–, Toma asiento antes de que te caigas.

Agradecido de que su amigo estuviera allí para ayudarlo, se sentó y se relajó–, Lo jodí todo ... –dijo inclinándose hacia adelante para colocar sus codos sobre sus rodillas mientras Midoriya lo miraba.

Comprendiendo la frustración del chico, se arrodilló para ponerse a la altura de los ojos e hizo que Todoroki lo mirara–, Oye, todo va a estar bien –trató de consolarlo, aunque todavía se sentía un poco triste por no poder hacer lo mismo por el rubio de afuera.

Agarrando su cabeza con ambas manos, sus dedos tirando fuertemente de su cabello–, No Izu, la cagué. Te hice una pregunta estúpida y, para colmo, todos me escucharon y estás herido por mi culpa –gritó temblando, temeroso de su error.

Procedente de una familia acomodada, Shoto Todoroki había sido educado para ser perfecto. Siendo el hijo del héroe número 2, Endeavor, se suponía que representaba la combinación perfecta del fuego de su padre y el hielo de su madre. Los errores debían ser castigados, o al menos su padre le había hecho creer toda su vida, donde sería sometido a abuso verbal y físico.

Observando el estado del niño frente a él, Izuku hizo lo único que pensó que podría ayudar. Su madre lo hacía y siempre lo ayudaba.

Poniéndose de pie, acercó una silla al lado de Todoroki y juntó sus cuerpos mientras abrazaba al niño mayor. Apoyó la barbilla en la espalda del niño–, Oye, nunca digas que lo que sientes es estúpido. Expresaste lo que siente tu corazón, y eso requiere coraje. Realmente no dije nada porque me tomó por sorpresa –dijo al sentir que Todoroki ya no temblaba.

–Y qué importa si todo el mundo escuchó, deberías estar orgulloso de hacer lo que tu corazón dice. Siempre estás pensando con la cabeza, es bueno verte hacer lo contrario –ahora estaba frotando la espalda del chico, con un brazo todavía envuelto alrededor de él–. Además, son todos nuestros amigos, debes saber que siempre te apoyarán, igual que yo.

Se enderezó un poco y le dio un toque a Todoroki sobre su hombro, haciéndolo mirarlo–, Sobre la quemadura, eso no es culpa de nadie más que mía. Vi las llamas y decidí saltar de todos modos. Ya sabes lo imprudente que suelo ser, siempre apresurándome en las cosas –dijo riendo un poco, sabiendo que sus palabras estaban llegando a su amigo–. ¡Así que deja de preocuparte, Recovery Girl me tendrá como nuevo en poco tiempo!

–Simplemente no podía controlarlos, Izuku, se apoderaron de mí y cuando vi lo que iba a suceder, es como si todo mi mundo se detuviera y todo lo que podía hacer era correr hacia ti. Soy tan jodidamente inútil –dijo, volviéndose a humillar.

–¡NO! –prácticamente gritó a Todoroki–, Nunca digas que eres inútil. Pudiste atraparme, pudiste protegernos de Midnight en el último minuto, hiciste la distracción al principio y gracias a ti también pasamos la tarea –estaba divagando ahora, esto era algo personal para él, ser llamado inútil era tema delicado para él.

Oyó al niño mayor debajo de él reír mientras continuaba refutando su inutilidad. Quitándole el brazo de encima cuando Todoroki comenzó a sentarse, miró a su amigo–, Gracias –dijo Midoriya cuando una pequeña lágrima llegó al borde de sus ojos verdes.

–¿Por qué? –preguntó el sorprendido adolescente bicolor. Si alguien debiese decir gracias, era él, o eso pensaba Todoroki.

–Por salvarme al final –dijo, sin apartar la mirada del niño–, por ser un héroe, mi héroe.

Emoción llenó a Todoroki cuando escuchó esas últimas palabras. Este chico, su enamorado, lo consideraba un héroe. Nunca había sentido algo así. Era como si todo lo que lo consumía en ese momento simplemente desapareció, como si nunca hubiera existido.

A unos pocos asientos a un lado, Uraraka no pudo evitar sonreír y relajarse mientras escuchaba la conversación en curso entre sus dos amigos. –Quizás esto no resulte tan malo –ella se habló a sí misma.

<<Gracias por salvarlo de sí mismo Midoriya, realmente eres un héroe>>, pensó mientras volvía su atención a la pantalla frente a ella.

Podía ver a un rubio enojado causando estragos en las calles del campo. Parecía como si simplemente estuviera explotando todo al azar, sin seguir ningún plan u objetivo real. Él estaba dejando salir su ira y estaba bastante enojado.

Su amigo peliverde claramente sentía algo por el rubio en la pantalla, pero no parecía pensar que era una buena idea que él persiguiera esos sentimientos. Ella quería que él fuera feliz, y tal vez Todoroki podría hacer eso por él. Ella también quería que Todoroki fuera feliz, se lo merecía, demonios, ambos lo merecían, ambos eran sus amigos.

Algo profundo dentro de ella le decía que tal vez algo estaba mal, pero ella no sabía qué. Es como si el universo estuviera tratando de corregir algo que no debía suceder. El sentimiento era intenso y la asustaba, pero ¿por qué estaba allí para empezar? Las cosas tendían a solucionarse por sí mismas.

El temporizador de 15 minutos que se sonó sólo hizo que se le encogiera el estómago mientras esperaba ansiosamente lo que se avecinaba, Katsuki Bakugo.

–Muy bien, hemos terminado aquí –escuchó a su sensei decir justo cuando un Kirishima destrozado se arrastró a la habitación, cayendo antes de entrar por completo.

Justo detrás de él, entró Bakugo, pasando por encima del adolescente pelirrojo, caminando hacia Aizawa que estaba junto a las pantallas.

–Bakugo, Kirishima, ambos pasan, aunque voy a quitarles puntos a ambos; Bakugo, destruiste la mitad de la arena, lo que no era necesario y ten en cuenta que Kirishima es tu compañero, no tu escudo –habló alto y claro para que todos lo oyeran, nadie se atrevió a decir una palabra mientras miraban a la pareja.

–¡Qué mierda están mirando extras! –escupió mientras giraba sobre sus talones y salía de la habitación.

–Andando. Aquellos que necesitan atención médica, diríjanse a la oficina de Recovery Girl, me avisaron que acababa de llegar. El resto de ustedes, cámbiense y vayan a almorzar –dijo antes de salir de la habitación.

Kaminari, un poco recuperado, se acercó al Kirishima aún herido–, Men, ¿estás bien? –preguntó, la preocupación escrita en toda su cara–. Prácticamente te hizo su muro, eso no es para nada genial.

Levantándose del piso, dejando escapar un fuerte gruñido, se apoyó contra la puerta mientras hablaba–, Sí, pero fue la cosa más varonil que han visto, ¿verdad? –preguntó, con una sonrisa falsa tratando de cubrir el dolor que mostraba su rostro.

–No bro, para nada varonil, ni genial –le dijo el rubio eléctrico a su amigo–, Ahora vamos a ver a Recovery Girl, ella nos arreglará –dijo, colocándose el brazo del pelirrojo sobre sus hombros para ayudarlo a ponerse de pie.

En el fondo de la sala, Midoriya observó la situación y no pudo evitar sentirse culpable por lo que le había sucedido a Kirishima.

<<Debo haber enojado mucho a Kacchan>>, se dijo a sí mismo y al parecer al chico parado a su derecha, porque obtuvo una respuesta.

–Deja de excusar sus acciones Izuku, y deja de culparte por cosas sobre las que no tienes control –Todoroki dijo–, Ahora vamos, tienes que ir a ver a Recovery Girl sobre ese brazo –puso una mano sobre la espalda de Midoriya mientras empujaba al niño.

Dicho niño no hizo señales de que estaba a punto de moverse, y se volvió para mirar a su amigo–, Todoroki, ¿está bien si voy solo? –preguntó.

–¿Estás seguro? ¿Es por mi pregunta anterior en la arena? No tienes qu- –dijo cuando Midoriya lo interrumpió.

–Sí estoy seguro. Acerca de su pregunta ... Me gustaría tener tiempo para pensarlo, por eso me gustaría ir solo ahora –él explicó–. Así que ve a cambiarte y almuerza con los chicos. Los veré más tarde –dijo mientras se daba la vuelta y se alejaba.

Ligeramente aturdido por las palabras del niño, Todoroki se quedó estupefacto. <<Lo va a pensar ...>>, pensó mientras una sonrisa adornaba sus labios.

Ligeramente sacándolo de su aturdimiento, escuchó a su amiga gritar su nombre–, Todoroki, vámonos antes de que la cafetería se llene demasiado –se dirigió a Uraraka y ella no pudo evitar ver la sonrisa tonta que tenía.

–¿Qué te tiene con esa sonrisa estúpida? –preguntó ella, sabiendo un poco de la respuesta, pero decidió husmear de todos modos, amando los chismes.

–Dijo que lo iba a pensar ... –respondió, con una lágrima saliendo de su ojo derecho mientras su sonrisa se hacía aún más amplia.

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