Parte 1: "El comienzo del enamoramiento."
Nayeon apretó las tiras de su mochila con fuerza antes de mirar al cielo oscuro, maldiciendo por lo bajo al darse cuenta de que su jefe esa noche le había largado tan tarde haciendo que perdiera el último bus que pasaba en dirección a su hogar. Sus pasos eran rápidos mientras las calles estaban estúpidamente vacías y los negocios ya comenzaban a dar un aspecto terrorífico al estos estar ya cerrados, el miedo jugando en su contra y haciéndole alucinar cosas que, seguramente, no estaban ahí. El sudor frío bajó por su columna cuando dobló una esquina y vio a un grupo de ebrios, que no dijeron nada, simplemente sus ojos se quedaron pegados en su figura hasta que desapareció, pero el miedo que tenía esa noche lo tenía malditamente pegando sus pies en la acera.
Respiró hondo cuando llegó a una parada de buses tratando de calmar el temblor que tenían sus manos a medida que las calles se volvían más y más tenebrosas, no sabiendo cuando algún maleante podía salir de cualquier lugar a atacarle. Se sentó unos segundos porque se dijo que lo mejor era descansar sus adoloridas piernas y tratar de calmar su cabeza. No quería sacar su teléfono para ver la hora porque hacer simplemente eso parecía prender todas las luces rojas en su mente.
Jugó con sus manos entre sí antes de respirar muy hondo, al punto que los pulmones le dolieron y un extraño sentimiento comenzó a abrirse paso por su pecho. Ella juraba que escuchaba pasos detrás suyo y no estaba oyendo mal o algo por el estilo. Volvió a levantarse cuando lo escuchó más cerca, volviendo a retomar ese paso apresurado que había optado en el momento que salió de su lugar de trabajo.
Escuchó una risa y le heló los huesos, apretó las tiras en sus manos, ajustando su mochila y sintiendo como el corazón le latía tan fuerte. Quiso cruzar la calle para ir por la otra acera, pero pasos corriendo detrás suyo se hicieron insoportables y ella no tuvo mejor idea que comenzar a correr por el miedo. Cruzó la calle sin realmente mirar bien si venía algún auto y cuando creyó que estaba llegando a su salvación, alguien la jaló e hizo para atrás, chocando contra algo firme que le robó un poco el aliento.
—Quieta. —Dijo una voz algo ronca y femenina. La separó despacio y con cuidado, Nayeon dándose vuelta con suavidad, sus piernas temblando y las lágrimas juntándose en sus ojos queriendo salir de estos—. Tranquila, vamos a hacerlo rápido—Levantó la mirada a la persona vestida de negro, llevaba una gorra y mascarilla que le daban un pequeño vistazo de un par de ojos brillantes—. Tu celular y todo el dinero que tengas encima. —La tipa realmente no la estaba mirando.
Nayeon bajó la mirada por solo un segundo para observar como quien la estaba amenazando para robarle tenía una de sus manos metidas en uno de los bolsillos de la sudadera negra, algo se asomaba y ella realmente deseaba que no fuera un arma porque se pondría a llorar ahí nomás mientras le imploraba a la ladrona de rodillas que le dejara la tarjeta de memoria y el chip. Asintió mientras los temblores se esparcían por todo su cuerpo y un dolor en su cabeza se esparcía por toda esta haciéndolo cerrar los ojos con fuerza.
Cuando la ladrona observó a la muchacha que tenía sus ojos cerrados y estaba temblando, no pudo evitar darle una segunda mirada y tal vez una tercera e incluso una cuarta estaba tentándola, más cuando su mirada se conectó con la contraria, ella nunca pensó que podría enamorarse de alguien a primera vista, pero así lo hizo. Tenía un rostro precioso, la tenue luz no le dejaba adivinar bien el color de sus ojos, pero ella juró que eran mieles así sin saberlo bien, su nariz recta y redondeada en la punta con ese lunar en su ceja casi invisible que le daba una apariencia tierna, tenía unas regordetas mejillas y la forma de sus labios tentaron a Mina. ¿Cómo podía robarle a esa preciosa muchacha? Incluso ella sabía que no le gustaban las mujeres, pero por esta chica podía cambiar todas sus estúpidas creencias.
— ¿Pu-Puedo sacarle l-la tarjeta de me-memoria? Ten-Tengo cosas importantes —Le parecía tierna, incluso cuando estaba tartamudeando por el miedo que ella misma le había causado.
—Pero... Nooo, bizcochito. No puedo robarte con esa carita tan preciosa que te cargas. Soy Mina, es un gusto y lamento el susto—Bajó la mascarilla y se hizo la gorra para atrás mientras le mostraba una linda sonrisa.
Nayeon soltó el aire que estaba reteniendo muy fuerte en sus pulmones y luego llevó las manos a su pecho, sintiendo como su corazón latía con fuerza. Aunque la sospecha también se abrió pasó en este porque, era extraño que esta chica que hacía segundos quería robarle haya cambiado de parecer tan rápido.
—Vamos, te acompañaré a la parada de taxis, así me aseguro que ningún compa quiera pasarse de listo. —Le hizo una seña y Nayeon aún asustada, asintió con la cabeza rápidamente mientras comenzaba a caminar algo apresurada—. ¿No eres de muchas palabras, pequeña?
Pequeñas las tendrás. Quiso contestar, realmente había querido hacerlo, pero las palabras se atropellaron en la punta de su lengua y salió un tartamudeo que ni ella misma entendió.
Llegando a la parada de taxis, la ladrona llamada Mina se paró en la esquina mientras revisaba sus bolsillos buscando algo. Nayeon frunció el ceño porque incluso se veía cómico que hiciera eso cuando hacía segundos todo parecía ser muy serio e incluso aterrador. Quiso cruzar por sí sola hasta la parada, pero recordó tarde que no había llevado el dinero suficiente porque aún no había tenido tiempo de sacar algo del banco, soltando un suspiro, saltó en su lugar cuando la muchacha la tomó de la muñeca dándola vuelta y haciendo que abriera su mano antes de dejar... ¿Eso era dinero? Mierda, ella estaba poniendo dinero en sus manos.
—Probablemente no tengas dinero para viajar porque allá atrás estabas dándome solo tu celular, así que toma esto.
—Pero... no puedo tomarlo—Negó con la cabeza mientras trataba de devolverle el dinero—. Además, no te volveré a ver y no podré devolvértelo.
— ¿Cómo que no nos volveremos a ver, bizcochito? Eso duele. Tu tranquila que no te pediré ese dinero de vuelta, es tuyo—Le guiñó uno de sus brillantes ojos—. Y con respecto a si nos volveremos a ver o no, podrás verme en tus sueños esta noche—Le sonrió coqueta o eso creyó que Nayeon que hacía antes de darla vuelta y darle un pequeño empujoncito por la espalda para que caminara hacia la parada de taxis.
—Gracias—Dijo Nayeon lo suficientemente alto para comenzar a caminar con rapidez, queriendo salir de ese extraño escenario que se había formado.
¿Por qué demonios le estaba agradeciendo a una ladrona? Ella simplemente se sentía extraña, casi perdida.
Mina volvió a la esquina del bar en donde estaban sus demás compañeras, quienes reían de algo y tenían varias latas de cervezas a sus pies. Tenía una sonrisa embobada y eso lo notaron las otras dos que la observaron con confusión viendo que en sus manos no traía nada y tampoco se veía agotada como muchas veces sucedía.
— ¿Qué sucedió?—Preguntó Momo, dejando la lata a sus pies cuando tomó un trago largo.
—Creo que me enamoré. No, sí, me enamoré y creo que es el amor de mi vida.
Chaeyoung soltó una risa demasiado fuerte, demasiado sarcástica que hizo a Mina mirarla mal por burlarse de ella, le sacó el dedo del medio y se sentó a un lado de Momo, quien solo negó con su cabeza.
Y así fue como el enamoramiento de Mina comenzó y también la caótica aventura que le hizo pasar a Nayeon.
adaptación, historia original: @thelastyngi.
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro