»trece
Ese día me volviste a besar en público.
Solo que, en lugar de en el parque de diversiones, rodeados de desconocidos, fue en la escuela.
Algunos chicos me felicitaron, y me gané el odio de otros. Hasta obtuve una advertencia de tu ex novio:
—Aprovecha el tiempo que estés con ella. Pronto se aburrirá de ti.
Como si lo hubiera sabido, la semana siguiente no llegaste. Ni la siguiente. Ni la que vino después. Ni la que la siguió. En tu casa no estabas, y cuando le pregunté a tu madre sobre tu paradero, se limitó a encogerse de hombros.
Volví a mi casa y me dediqué toda la tarde a aprender una canción en guitarra. Y lo hice. Y me acordé de ti.
Recuerdo que tu alguna vez dijiste que te gustaban los chicos que tocaban la guitarra. Yo estaba desesperado por que me prestaras atención, por lo que mentí diciendo que yo tocaba. Tu me pediste, emocionada, que tocara algo para ti. Mi excusa fue que no traía una guitarra conmigo, y cuando me pasaste la de tu hermano, dije que estaba desafinada y que no sabia como afinarla.
Ese mismo día aprendí la guitarra en un curso online.
Dejé la guitarra a un lado y me recosté en mi cama. El timbre sonó, y escuché los tacones de mi mamá resonar en dirección a la puerta.
—Wesley, ha venido una chica.
Me senté mientras mi madre abría la puerta. Salió de mi campo de visión y tu entraste a mi pieza.
— ¡Summer! ¿Qué haces aquí?
Te sentaste en mi cama y pasaste los dedos por las cuerdas de mi guitarra.
—Te echaba de menos.
Tomé aire mientras recorría con la mirada mi habitación, ese lugar que conocía tan bien. Sentía tus ojos puestos en mí, mas no te devolví la mirada.
— ¿Dónde estabas?
—En el departamento de mi hermano. Es por eso que estoy aquí, de hecho —cruzaste tus piernas al estilo indio—. ¿Sabes, Wes? No quiero volver a la escuela. No voy a volver a la escuela. Hay muchas cosas que quiero olvidar, y yendo a la escuela y viendo a todas esas personas... no lo conseguiré. Pero tampoco quiero estar sin ti —dijiste posando nuevamente tus ojos azules en los míos—. Por eso quiero que vengas a vivir conmigo a mi departamento, al menos temporalmente.
— ¿Me estas pidiendo que deje mis estudios?
Te relamiste el labio inferior y bajaste la vista hacia tus manos, que estaban posadas en tu regazo.
—Solo si quieres, por supuesto.
Y ¡zas! Otra cosa que abandoné por ti. Dejé mis estudios, comencé a ir menos a mi trabajo hasta el punto de no ir, y comencé a faltar a las comidas con mi familia los domingos.
¿Es que querías acabar conmigo, Summer?
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