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Los familiares y amigos de Bibiana empezaron a moverse y a buscar a Bibi, en cuanto me enteré fue como un balde de agua congelada sobre mi caliente espalda. No podía creerlo.
Por desgracia la conocía y sabía lo atrevida que era y lo liberales que eran sus padres. "De seguro está en casa de alguien", "se peleó con sus papás y está por ahí", "la muy loca se escapó de su casa". Muchas suposiciones rondaban por mi cabeza, trataba de pensar como ella pero era imposible, Bibiana era demasiado impredecible. Pero algo no cuadraba, ella amaba a sus abuelos y a su hermano, una pelea con sus padres no era motivo suficiente para abandonarlos a ellos, mucho menos una persona valía más.
La preocupación me abundó cuando pasaron 3 días y ella seguía sin aparecer, tenía miedo y a la vez esperanza de que estaba por ahí haciéndonos sufrir. Le escribía en su perfil de Facebook con la esperanza de que si se metía a su cuenta, viera que estábamos preocupados y decidiera volver arrepentida.
Llegó el momento de mi graduación y no podía sacarme de la cabeza que ella aún seguía sin darnos alguna pista de su paradero. Con las manos temblorosas recibí mis papeles y me alegré de por fin estar fuera de la preparatoria.
Una semana después de su desaparición, la encontraron. En el chat de amigos cercanos a ella empezaron a decidir que había aparecido un cuerpo con sus señales, en cuanto leí eso empecé a pedirle al cielo que no fuera, que sólo fueran tontos rumores. Media hora después anunciaron que ese cuerpo sin vida, era el de Bibi. Ni siquiera pude imaginarla sin vida, no puede verla sin su delineador, sin su sonrisa, sin su ropa extraña.
Cuando supe que había sido asesinada de forma brutal, me hundí más. Por fortuna su regordeto cuerpo estaba entero, por desgracia, había muerto hace varios días así que no fue posible verla. Pensé que el maquillaje no podría cubrir el color verdoso que ahora debería tener, pero igual imaginé que si la hubiera visto así me hubiese reído pensando que era otro disfraz de halloween más.
Decidí no ir a ver a sus padres, tenía miedo de ir a su casa y no verla, de no escucharla gritando mi nombre desde muchas piezas de la casa antes de llegar a mí. Tenía miedo de ver su cama vacía, de ver su ropa, su labial negro, su guitarra...
Tenía miedo de que esa pesadilla en la que ella ya no existía, fuera verdad
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