Efectos secundarios
UNICO
“Sí, lo admito. Empecé y no paré hasta terminar los tres libros. Yo también soy un fan de la saga “Solo mío ”*. Y lo malo no ha sido leerlos, sino los efectos secundarios. ¿Cómo recuperarte de un romance entre un millonario casi perfecto, Jeong Jungkook, y una inteligente mujer, Kang JiHyu, que le salva de su pasado?, ¿Cómo recuperarte de una novela erótica en la que la protagonista pasa de ser una solterona despechada a tener cinco orgasmos al día?"
– Quiero que Jungkook sea mi marido y yo su JiHyu-, me confesó TaeHyung después de dos copas de vino.
–¿Has dicho millonario, guapo y perfecto?
–Interesante e inexistente mezcla–, contesté al insensato de mi amigo.–¡Qué gracioso! No creas que, Jeong, también tiene sus defectillos.
-Creo que podría soportar esos defectillos, como tú los llamas, por unos cuantos millones de dólares, incluso de euros, me contesto con una media sonrisa cínica
-No seas sarcástico TaeHyung. Resulta que a Jeong le gusta el manipular por completo y es un obseso del control.
–A lo que voy es que desde que leí esta saga, mi relación me parece una basura. Kai no me regala coches, no tiene una sonrisa perfecta, no me trata como a un dios y, lo peor de todo, no me garantiza ni un orgasmo diario.
-Lo que tienes que replantearte es tu cabeza. ¿De verdad la tienes encima de los hombros?, ¿Le exiges a Kai que sea como el protagonista ficticio de una novela? Estamos en el siglo XXI y ya sabemos quién es el ratoncito Pérez. Por favor, TaeHyung, madura un poco.
-Léela y luego me cuentas listillo. Un consejo: te recomiendo que leas las escenas de sexo con tu pareja.
-¿Qué pareja?, ¿La de mis calcetines? Tae, eres muy susceptible y no se puede ir por la vida siendo tan impresionable. Hay que ser un poco más firme. Deberías tener los pies sobre la tierra. Por favor, que ya somos mayorcitos, lo regañé con prepotencia.
–Ya veremos Minie.
Tres días más tarde, me encontraba en el sofá de mi casa, del que apenas me había movido para ir a trabajar. En las últimas 72 horas prácticamente no había comido, ni dormido y mi aspecto era lamentable. El motivo: acabar de leer la adictiva, por primera vez los expertos en marketing (cof ARMY) no mienten, pequeña saga. ¡Quiero uno de esos en mi vida! No me refiero a uno de marketing, sino a un tío que se parezca a Jeong.
Excepto porque le dice a su chica cómo debe vestir, por ahí no paso, digo sí a todo lo demás. Jeong es un hombre guapo, multimillonario, ¡huele a agua mentolada!, joder, le gusta Justin Timberlake, habla inglés, maneja súper motos, es un dios en el arte de follar, y, sobre todo, está 27 horas al día pendiente de su chica. Incluso, la escucha cuando habla y se interesa por sus sentimientos. Y, como en una oferta del súper, Jeong es capaz de proporcionarle más de cinco orgasmos al día. ¡Compro, compro y compro!
Tras tres días sumergida en este tórrido romance -es la última vez que me engancho a algo así y a Chanel pongo por testigo- llegó el día de la cena con Taemin. Como un yonqui del amor…de otros-y esto ya empezaba a ser preocupante-, traté de anularla. Pero TaeHyung, al fin y al cabo el culpable de mi situación, se presentó en casa.
–¿No pensarás seguir releyendo el libro y renunciar a la cena con Taemin, ¿verdad?
–¿Eh?, ¿Qué libro?, ¿pero qué invento es éste?–, le dije parafraseando a Sara Montiel.–No, no, si es que me duele un poco la cabeza.
Tae miró hacia la mesa del comedor donde estaban las pruebas de mi delito: la laptop mostrando en la ventana el último capítulo de Paperheard_19 "Eternamente tuyo", con más de 30 capítulos cada libro, diseccionados, subrayados, clavados en mi memoria (o, peor aún, en mi tierno corazón).
-Escucha, tienes que ir a la cena con Taemin. Quizá no salga nada de ahí, pero al menos es un tío de la vida real.
Prácticamente fue el quien me vistió, me peinó y me acompañó hasta casa de Taemin. Y la noche fue de mal en peor.
Las comparaciones son odiosas, sí, pero inevitables. El hogar de Taemin no era el ático del Lusso del Señor Jeong desde el que se veía todo Seul. No tenía su pelo, ni su sonrisa, ni un trágico pasado del que yo le salvaría. Taemin era un tipo atractivo, adinerado, con una casa bonita y funcional en el centro de Busan. Sin embargo, no era suficiente para mí, ni para mis exaltadas expectativas desbocadas por “Solo mío”.
Como un loco salido de un cuento, lo primero que hice en el apartamento de Taemin fue comprobar si tenía un papel con La mansión factura de.... o algo parecido. Quería imaginármelo que me riñe por que no le obedeciera mientras me da un polvo de represalia por mi mal vocabulario, con mi cabello perfectamente despeinado y su cuerpo tonificado encima mío. Busqué ese pequeño detalle pero lo único que encontré fue notas de un piano en de el mismo. Taemin se dio cuenta de lo que miraba y, excusándose, me dijo:
-Es un regalo de comunión de mi madre, que guardo con mucho cariño, ¿te gusta?
¿Cómo explicarle a Taemin que nuestra relación nunca podría funcionar porque si hacíamos el delicioso acto carnal sin castigos de por medio sería como hacerlo con Le Yungy exnovio de JiHyu? O sea no se sentiría nada.
Le sonreí y proseguí con la velada. Sin embargo, después de estar tres días viviendo en una nube de orgasmos y viajes de lujo con Mister Universo en el asiento de al lado, centrarse era difícil. Así pues, mientras Taemin me relataba su verano, imaginaba que tenía los ojos negros, la mirada profunda y que, en mitad de la cena, me diría que no podía vivir sin mí. En vez de eso, escuché un:
–JiMin, ¿me pasas la sal, por favor?
Es lo que tienen las fantasías. La mayoría de las veces sólo existen en nuestro interior. Taemin insistió en que me quedara a tomar un nuevo cocktail que había aprendido a hacer en la Guayana. No sé si refería al país o a un nuevo bar. Tampoco pregunté.
Estaba a punto de marcharme y de agradecerle la velada con un beso en la mejilla, cuando me cogió de la mano:
-Minie, te he echado de menos este verano. Me ha dado tiempo a pensar en lo que quiero y te quiero a ti. ¿Qué me dices?
En ese momento le podría decir muchas cosas. Por ejemplo, que me estaba pisando, que el era un empresario y yo quería un Señor de la Mansión o que quería tener cinco orgasmos al día con Mister Universo, pero no era lo que me había preguntado. Le besé en la mejilla.
-Es una buena propuesta, pero mejor lo hablamos mañana.
¡Toma frase, al menos leer esta novela había tenido un efecto positivo. Mis contestaciones eran de libro!
Parecía decepcionado cuando cerró la puerta. Pero no era momento para sentir lástima. O quizá sí. Pero ya lo pensaría mañana.
Gracias por inspirarme y por tus bellas obras kookmin cherrybluegirl ♡♡
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