13: Cómo sobrevivir a su promesa.
Luhan rio cuando su suegra lo abrazó con fuerza mientras sollozaba escandalosamente. Sehun rodó los ojos y siguió comiendo, acostumbrado al drama andante que podía llegar a ser su madre.
—¡Estás tan grande, Luhannie! Apenas has entrado a la universidad y ya tienes tu primer trabajo.
La mujer se separó y le plantó un tierno beso en la mejilla, pasando a acariciar su cabello con cariño mientras lo observaba con sus ojos aguados.
—Ahora mis dos bebés son parte del mundo laboral. ¿Cuándo planean casarse entonces?
El alto comenzó a toser cuando un grano de arroz pasó por su garganta de la impresión, la risa de Luhan de fondo completamente divertido con el comentario de la mujer y la reacción de su novio.
—¡Deja de decir esas cosas, mamá! —le regañó Sehun con el ceño fruncido y su cara roja, viviendo un momento demasiado embarazoso.
—¿Debería hacer los preparativos? —ignorando a su hijo, la mujer voltea hacia Luhan y sonríe ampliamente cuando este le asiente— ¡Estoy tan emocionada! Seguro que Taeyeon y Heechul estarán igual de encantados con la noticia.
Un pequeño tic se hizo presente en el ojo derecho de Sehun.
—Creo que ya comenzó tu drama, mamá.
La mujer abrió los ojos como platos y se levantó de un salto, no sin antes darle otro beso en la mejilla a Luhan y a él para correr hacia la sala de estar, dejando a ambos completamente solos en la cocina.
—Voy a terminar loco.
El pequeño castaño lo contemplaba con una amplia sonrisa, viéndose tan adorable que Sehun se obligó a apartar la mirada con todos los pensamientos fuera de lugar que se le vinieron a la mente.
—¿Cómo van tus clases, senpai?
Hacia una semana que al mayor le ofrecieron trabajo dando clases a los nuevos estudiantes, algo que lo emocionó después de haberse esforzado tanto para sobresalir en su generación. Había estado trabajando como ayudante de uno de sus maestros de danza por varios meses, nada demasiado demandante ni con nuevos retos, así que la noticia de que había una vacante para instructor en los cursos de primer año y que él estaba considerado como primera opción le trajo demasiada alegría.
—Van bien, aunque sigo sintiendo nervios al comenzarlas —corriéndose hacia atrás con la silla, palmeó su pierna hacia el menor, quien entendió la referencia y procedió a acurrucarse sobre su regazo—. Pero siempre recuerdo cuanto me calma estar contigo y se me pasa.
Un grato calorcito rodeó el corazón de Luhan, a su vez sintiendo los marcados músculos del pelinegro rodear su cuerpo con fuerza.
—A veces extraño los viejos tiempos donde solo nos preocupábamos de estar juntos —comienza a hablar, siendo atentamente escuchado por un muy embobado Sehun—. Hemos madurado mucho desde aquel tiempo y siento miedo de pensar que todavía queda un largo trayecto por recorrer.
—¿Temes volverte un adulto?
—No es eso. Yo... temo que en algún momento nuestros caminos vuelvan a separarse y no podamos volver a encontrarnos.
A Sehun siempre le impresionó lo directo que podía ser Luhan, mostrándose como un libro abierto que él podía leer a la perfección y así poder comprender mejor la manera en la que veía el mundo y cómo se sentía en él. Mas aquello no significaba que no le gustase, porque en realidad le encantaba la transparencia que poseía y que tanto lo caracterizaba como también lo maduro que resultaba entre tantas niñerías e inocencia.
Su pecho se contrajo al ver la vulnerabilidad en sus ojos, sintiendo con tanto ímpetu su inseguridad con respecto al futuro de ambos y la relación que con tanto cariño seguían conservando.
Llevando su mano hacia el rostro de Luhan, suavemente comenzó a pasar la yema de sus dedos por la tersa piel, regocijándose ante la reacción del otro cuando cerró los ojos y se apoyó hacia su tacto.
—No puedo prometerte la eternidad, pero si puedo prometerte que te amaré con todas mis fuerzas y no permitiré que nuestros caminos vuelvan a distanciarnos.
—¿Y si nos hacemos daño?
—Pues tendré que hacer un curso de primeros auxilios para sanarnos y volver a comenzar.
Luhan se sintió demasiado perdido en Sehun y todo lo que su intensa mirada intentaba demostrarle entre cada pestañeo. No dudó en inclinarse hacia él y juntar sus labios con ternura, hundiendo sus dedos en el cabello azabache y ejercer una ligera presión que demostraba anhelo.
—¿Me lo prometes, senpai? —susurró contra los belfos contrarios, manteniendo sus ojos cerrados.
—Te lo prometo, bebé.
Los minutos pasaron y ellos eran incapaces de abandonar los labios del otro, gozando del intimo contacto y sin ningún pensamiento sucio de por medio que empañara aquella demostración tan explicita del amor que sentían el uno por el otro.
Los chillidos y gritos de su madre rompieron la burbuja llena de flores y colores en la cual se habían sumergido, riéndose por los quejidos dramáticos de la mujer mientras una canción romántica sonaba desde la sala.
—Tu suegra está loca.
—Bueno, creo que con más razón estábamos destinados a estar juntos~.
Totalmente de acuerdo con aquello, Sehun asintió y dejó un último beso en los ahora rojos labios de su pequeño.
—Bien, nos toca lavar, así que manos a la obra.
☁️☁️☁️
Al abrir la puerta, Luhan no se esperó que un muy juguetón Manteca se le lanzara encima y comenzara a lamer todo su rostro, impidiéndole el paso por unos largos minutos mientras su energía iba en descenso.
—Yah, me estás dejando todo baboso~ —le dijo entre risas al perro, limpiándose lo más que pudo la cara con el dorso de la mano—. ¿Qué te tiene tan animoso, bobo?
Entró a su hogar y encendió las luces, pegando un brinco cuando dos caras muy conocidas lo miraban desde el pie de la escalera.
—¡Sorpresa!
Llevándose la mano al pecho, respiró profundamente y se afirmó de la pared para no caer del susto, visualizando las expresiones divertidas de sus padres.
—¿Qué tal esta sorpresa, cariño~? —Heechul se acercó hasta él y lo abrazó con efusividad, dejando una infinidad de besos en sus mejillas— Ew, estás salado.
—Te acabas de tragar las babas de Manteca, idiota —se mofó su madre con una expresión de asco, caminando hacia su esposo para alejarlo del menor—. Ve a lavarte la cara, bebé, mira que tampoco quiero tragarme las babas de perro.
Manteca ladró mientras meneaba su cola con felicidad.
Luhan rio y se adentró al baño para acatar las palabras de Taeyeon, dejando atrás a su muy asqueado papá y las risas de su madre.
—¿Qué los trae por aquí tan de repente? —cuestionó ya con su rostro lavado, caminando hacia la cocina con los dos mayores siguiéndolo de cerca—No me avisaron que vendrían.
—Ya que nuestro hijo es ingrato y no nos cuenta nada, la madre de Hunnie nos dio las buenas nuevas —Taeyeon se acercó y tomó entre sus manos el rostro de Luhan, repitiendo la acción de su padre anteriormente—. ¡Nuestro bebé ya tiene su primer trabajo!
—¡Y vinimos también para organizar la boda! —aporta el hombre con bastante emoción, dejando estático al menor.
—¡No voy a casarme con Sehun ahora!
—¡¿Por qué no?! —alegaron ambos al unísono.
—¡Porque no!
—¡Pero si ya estás grande! ¡Es hora de que te cases con Sehun, hijo!
El castaño comprendió un poco a Sehun durante los primeros meses de relación, sin dar crédito a las barbaridades que salían de la boca de sus padres.
«Viene en la sangre» Pensó con frustración.
—Una palabra más y dormirán con Manteca.
La pareja se quedó en silencio, cabizbajos como si hubiesen sido regañados. Luhan bufó y sacó varias cosas del refrigerador para prepararles la cena, suponiendo que no habían llegado hace mucho y no habían comido nada de camino.
Su indignación prontamente se esfumó cuando Taeyeon comenzó a contarle las desgracias que le habían ocurrido a su padre durante esos meses, pasando un agradable momento familiar donde ellos se reían de la mala suerte que siempre llevaba encima Heechul.
Aquel día no solo había recibido una promesa que dejó su corazón lleno de amor, sino que también recibió los mimos y la valiosa compañía de sus padres que siempre velaban por su seguridad y que nada llegase a faltarle.
«Algo bueno habré hecho en mi vida anterior para sacarme la lotería en esta»
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He vuelto para terminar esta historia uwu. Solo queda el final y el epílogo♡.
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