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Capitulo 14

"QUÉDATE POR FAVOR'

Lauren no tenía una noción de cuánto tiempo navegó. Lo que quizás fueron pocas horas, para ella habían sido eternas.

Su alma volvió poco a poco a su cuerpo cuando vislumbró aquel muelle donde solía dejar su pequeño barco, en aquella ciudad que había dejado meses atrás.

Dante, el encargado del lugar, un hombre de mediana edad con rostro amable, la miraba entre sorprendido y contento desde el otro lado, mientras Lauren ya se encontraba amarrando su embarcación en uno de los postes.
Ni se tomó el trabajo de cerrarla, dejó todo exactamente como estaba y con un pequeño salto acertado ya estaba pisando tierra firme.

"Hola Lauren, qué sorpresa verte acá de nuevo."

Lauren le dedicó su mejor sonrisa pero no era momento para hablar.

"Para mí también. Dante, te prometo que te cuento cuando vuelva. Necesito dejar esto aqui, y..."

"Ve tranquila."

"¿De verdad?"

El hombre le sonrió con una complicidad que Lauren desconocía. Pero luego recordó que todos allí eran muy amables. Y no podía esperar menos de uno de los grandes amigos de Alejandro Cabello.

"Andá a verla."

Lauren se ruborizó esta vez y sonrió, sorprendida por sus palabras. No supo responder, al menos no con palabras y se marchó.

No sabía para donde ir, se frenó en seco en el medio de la entrada de aquella guardería de barcos y pensó.

Tomó su teléfono y llamó a la única persona que solía ponerle los pies sobre la tierra.

Minutos más tarde, mientras Lauren estaba sentada en el cordón de la vereda, un pequeño auto frenó cerca de ella.
Y de golpe sintió como una persona con cabellera rubia algo despeinada rodeaba su cuello con sus brazos.

El abrazo duró algunos segundos. Todavía no habían pronunciado ninguna palabra y Lauren pudo ver como su amiga se secaba rápidamente una lágrima para no ser descubierta.

"Yo también te extrañé Dj. Muchísimo."

"Si. Pero no hay tiempo. Te tengo que llevar con ella ahora."

Se subieron al auto con algo de dificultad. Había cajas y elementos de cocina por todos lados.

"Tuve que dedicarme a hacer algo este tiempo. Y me di cuenta que soy muy buena haciendo Pasteles."

"¿Los hacés Aquí dentro?"

Le respondió Lauren conteniendo la risa mientras seguía quitando cosas de su asiento y llevándolas al de atrás.

"¿Prefieres ir caminando?"

Dinah también reía y amenazaba con tirarle un molde de silicona por la cabeza.

Pero las sonrisas se transformaron en nervios en el estómago de Lauren. Pronto habían llegado a la puerta de aquella clínica que meses antes había visitado para hablar con aquel médico que reafirmó ese diagnóstico tan crucial en la vida de ella.

"¿Quieres que te acompañe?... No. Mejor ve tu sola." Preguntó y respondió a la vez Dinah.

"¿Hace cuánto que está aquí internada?"

"Pocos días después de que te fuiste. Lo decidió ella. No quería ser lo que ella consideraba una carga para su familia y quiso venir aquí. No está mal, la cuidan mucho. Nosotros venimos muy seguido a visitarla."

Lauren golpeaba con la yema de sus dedos el borde de la puerta del auto, abstraída en sus pensamientos.

"Voy."

Respiró profundo y salió. Caminó unos pasos y se dio vuelta para ver a su amiga sonreír y darle más fuerzas. Adentro era todo exactamente igual a cuando había ido meses antes. Las personas de la recepción la miraron amablemente y le indicaron el sector donde estaban los pacientes. El pasillo hasta allí era luminoso y estaba inundado por un perfume floral. Al finalizar se encontró en una gran sala donde habría una docena de personas, cada una absorta en una tarea distinta: algunos leían, otros armaban rompecabezas.

Y pegada a un gran ventanal desde donde se veía el jardín y parte del mar estaba ella. Su perfil estaba iluminado por el sol y su pelo castaño como siempre, caía armoniosamente sobre sus hombros. Llevaba un vestido verde agua que hacía brillar más aún su piel Morena. Lauren pestañeó varias veces para aclarar sus ojos que se humedecieron sin permiso. Su corazón latía más rápido que nunca. Camila estaba ahí, de nuevo frente a ella. Tenía tantas ganas de correr y abrazarla. Tantas ganas de tocarla, de sentir aunque sea un centímetro de su piel en sus manos. De percibir su perfume. De perderse en sus ojos.
Nadie notaba su presencia inmóvil en el medio de ese lugar.

Nadie, excepto Camila, que quizás por un sexto sentido sintió su presencia. Primero apoyó el pincel con el que estaba pintando momentos antes y limpió su mano. Luego se giró y poco a poco y buscó con sus ojos aquella mirada que sentía sobre ella.
Y la encontró. Se encontró con esos ojos verdes Esmeralda que resaltaban en cualquier lado y que brillaban. Con esa media sonrisa que la invitaba a sonreír a ella. Todo el cuerpo de Camila temblaba un poco. Sintió un golpe de calor y de frío a la vez. Su cabeza estaba intentando procesar lo que le provocaba verla.

Lauren se acercó de a poco sosteniendo su sonrisa. Se pararon frente a frente y se comieron con la mirada. Ninguna decía nada pero eso ya decía mucho por si solo. Hasta que Lauren se animó a romper el silencio.

"Camila ¿Te acuerdás de mí?"

Camila la miró unos segundos más. Quería decirle algo con sus ojos y no con sus labios. Porque sabía que no era esa la pregunta. Porque sabía que lo que respondería no era todo lo que quería decir. Pero así empezaría hablándole.

"No. No me acuerdo de ti."

Lauren se mordió el labio y miró para abajo, como rendida. Negó con la cabeza. Camila sabía que no era la respuesta que ella esperaba y se sentía mal de alguna forma.
Pero había algo más. Ella lo sabía. Estiró su brazo y tomó con su mano la de Lauren, quien sintió erizarse toda su piel.

"No me acuerdo. Pero necesito mostrarte algo. Por favor, ven conmigo."

Lauren no iba a poder decir que no a nada de lo que ella le pidiera.
Sostuvo más fuerte su mano y la acompañó. Caminaron algunos metros así, agarradas. Sin saber Camila que ese contacto estaba derritiendo por dentro a su acompañante. Llegaron hasta la puerta de una habitación.

Camila sacó unas llaves y la abrió.
Era un espacio muy grande, con ventanas que también daban al jardín, una cama perfectamente armada y varios floreros con sus respectivas flores.

Mientras observaba todo, Camila se alejaba de ella para acercarse a un pequeño escritorio que había sobre una pared.

Y segundos más tarde, cuando Lauren la buscó con su mirada, se encontró con aquello que Camila quería mostrarle.

En la pared, en el escritorio, sobre un atril que había parado al lado. Por todos lados había dibujos, bosquejos y pinturas con su rostro. Con formas realistas o abstractas. Con distintos gestos. Con el más mínimo detalle como si ella hubiese estado presente en cada uno al momento de ser retratada.

"¿Qué es esto Camz?"

"Yo no sé quién eres. Pero todas las noches sueño contigo. Todos los días me levanto con tu imagen aún grabada en mi mente. Sentía que me estaba volviendo loca, pero no. Empecé a dibujarte y sentir que eras real. Y aqui estás."

"Aquí estoy." Pudo decir Lauren antes de que su voz se quebrara.

"¿Quién eres?"

"Soy Lauren." Le respondió estirando su mano. Se agarraron fuerte en ese punto.

"¿Y quién eres para mí?"

"¿Me creerías si te digo que en ese cuaderno que lees todos los días para acordarte de lo que pasó, antes había muchas hojas sobre mí?"

"Sí..."

Lauren se secaba las lágrimas y se aclaraba la garganta para continuar

"Tu me pediste que fuera trás de mis sueños. Que hiciera esa vida que yo planeaba antes de conocerte. ¿Y sabés que? Estuve en miles de lugares, con decenas de personas. Vi atardeceres de todos los colores y sentí millones de perfumes. Conocí cosas increíbles. Pero nada me llenaba. Nada me hacía feliz. Porque no era mi sueño ese. Porque desde que te conocí, pasastes hacerlo tu. Camz, tu eres la mujer de mis sueños. Y al parecer, yo soy la de los tuyos. Y aunque parezca una locura, aunque intentes otra vez borrarme, las dos sabemos que eso es imposible. Dame la oportunidad de intentar hacerte feliz todos los días de nuestras vidas.

"¿Tu quieres?"

Camila a esta altura era un mar de lágrimas también. No sabía nada de ella. No sabía quién era, a qué se dedicaba, de dónde venía, cómo la conoció. Pero pudo darse cuenta de algo. El accidente sólo había afectado su cabeza, no su corazón. Y ahí era donde Camila la conocía y la guardó todo este tiempo. Ahí es donde la extrañó con todo su ser.

Se acercó a ella y sin meditarlo, formuló su respuesta en sus labios. Sin palabras. La besó atrapando las lágrimas de ambas. Seguirían llorando unos segundos más. Sonreían mientras lo hacían. Lauren se separó para mirarla, acariciarle las mejillas y reafirmar que estaban ahí. Que estaba pasando. Que era ella otra vez, que estaba completa.

"Te amo."

Sí. Era Camila la que lo pronunció esta vez.



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