Epílogo
Cinco meses después, Jungkook se encontró a sí mismo embarrado en pintura mientras se mantenía sentado en el suelo vacío y cubierto de periódico de Taehyung. Tenía una dona en la mano y una soda en la otra, y a su novio sentado justo a su lado.
— Tú no deberías estar ayudándome.
No era una queja. Jungkook agradecía demasiado que Kim estuviese ahí con él.
Incluso sus amigos lo habían apoyado, a pesar de que para Namjoon y Seokjin era muy complicado con la falta de tiempo libre siendo un problema demasiado latente en la vida de ellos. Por fin habían terminado su tesis, había sido aprobada y la defensa había sido perfecta. Jungkook y los demás se tomaron fotos con ellos luego de ese cansado y duro momento donde Jin y Namjoon se enfrascaron en una ardua batalla contra cinco jueces que darían el veredicto.
Los chicos se habían graduado, y ahora pasaban menos tiempo con sus amigos y más buscando empleos. Habían tenido un poco de problemas buscando un lugar donde quedarse, hasta que Hoseok y Jungkook tuvieron una charla a la cual no supieron cómo habían llegado, pero donde ambos expusieron los deseos de irse a vivir con sus parejas.
Ambos se habían reído fuertemente porque los dos habían estado preocupados de la reacción del otro. Entonces, ofrecieron su apartamento hacia Namjoon y Seokjin, quienes aceptaron la oferta rápidamente y hablaron con el dueño del edificio.
Entonces, Hoseok y Jungkook se mudaron. Y habían llorado un poco en el trayecto, pero al final sabían que eran cosas que pasaban. Y eso no significaba que dejarían de ser mejores amigos. Así que, sí, oficialmente vivía con Taehyung y Yeontan.
— Si tu profesora no se entera, nada pasará —Taehyung le restó importancia, estirando la espalda desde su lugar y Jungkook le miró.
— Si ya tenías mucho tiempo pensando en renovar el interior de la tienda, ¿por qué no contrataste a un profesional?
— Me gusta lo que haces en la casa.
Sí, Jungkook podía sentirse un poquito avergonzado, mas no arrepentido, de haberse aprovechado de Taehyung y darle un pequeño cambio a la casa en silencio. No había sido mucho; a Jungkook le gustaba demasiado ver las plantas desparramadas por la casa, le daban un toque vivo y la volvían demasiado fresca cuando hacía un calor de los mil demonios. Además, varias macetas eran de Jungkook; las que tenían flores. Taehyung nunca le había regalado un ramo de rosas. Le había dado quince macetas pintadas a mano, con flores sanas, coloridas y bonitas.
Jungkook las adoraba, porque cada día que se levantaba y mientras se movía por la casa, podía ver los brillantes colores de las flores captando su mirada en cualquier lugar, recordándole por qué estaban ahí: porque Kim Taehyung lo amaba.
— Todavía soy un principiante.
— Confío en ti —Taehyung le dijo—. Además, ¿no te servirá esto de experiencia? Podrás usarme de referencia.
En ese nuevo semestre, Jungkook tenía una actividad optativa: diseñar para un cliente real. La actividad le daría un 40% para todas sus materias, más el dinero que el cliente ofrecía para el trabajo. Los clientes eran personas voluntarias del exterior, y al principio Jungkook no había querido participar, pensando que sería demasiado estrés.
Sin embargo, cuando Taehyung le dijo que iba a postularse para ser un cliente, Jungkook de pronto sintió deseos de trabajar en ello. Así que había tomado la propuesta de su novio antes que nadie: rediseñar el interior de su tienda de plantas.
No se suponía que Taehyung fuera a ayudarle; tenía que hacerlo solo, por eso pensó que era demasiado para una sola persona, pero de pronto Jungkook tuvo a su novio y amigos ofreciéndose para apoyarlo, y por eso estaba ahí luego de por fin haber terminado de pintar todas las paredes.
Los chicos ya se habían ido, y regresarían al día siguiente para ayudarle a ensamblar unos muebles y colocar las nuevas repisas que Jungkook quería poner para exhibir las plantas de Taehyung.
Jungkook sabía que era poco profesional de su parte dejarse llevar más por sus gustos y opiniones que por los de su cliente, pero en este caso, su cliente era Taehyung y él lo conocía bastante bien; sabía cual era su color favorito, su música favorita, y el estilo de muebles que más adoraba. Jungkook se estaba dejando llevar por eso y por la vibra de Taehyung. Además, su novio le había dicho que podía hacer lo que quisiera, mientras no se saliera del presupuesto, claramente.
Dándole una sonrisa de agradecimiento, Jungkook luego se inclinó para besar su mejilla.
— Me tomará dos días terminar esto, ¿no está afectando mucho tus ventas?
— Son perdidas que siempre debe sufrir un negocio; mudanza, rediseño, construcción —Taehyung se alzó de hombros—. Al final es una inversión, y todas las inversiones siempre pueden llevarte al éxito o al fracaso. Estoy perdiendo dinero, sí, pero estoy invirtiendo con el objetivo de que la tienda sea más llamativa y atraigamos más clientes.
Jungkook entendió su punto, pero se dijo a sí mismo que debía seguir esforzándose; no dejaría que Kim perdiera un día más.
Hannah entró en ese momento, mirándolos con una encantadora sonrisa y les ofreció un par de sodas muy heladas para que se refrescaran.
A Jungkook le agradaba mucho Hannah; era como una hermana menor para Taehyung, así que casi la sentía como su cuñada. Era una chica alegre, dulce y guapa, aunque Taehyung le había comentado que ella había estado un poco mal a principios de año. No le dio detalles, pero a Jungkook se le dificultó imaginar a alguien como Hannah apagada por cualquier cosa.
Hannah se sentó junto a ellos y bromeó con ambos. Jungkook se sentía cálido cada que ella o los padres de Taehyung estaban cerca y lo trataban como parte de la familia. Su suegro, Taehee, era un poco inexpresivo y callado, aunque siempre lo pillaba mirando a su esposa con mucho amor. Sin embargo, el señor no era descortés con él y más de alguna vez lo había invitado a que se uniera a pescar con él y su hijo.
La madre de Taehyung era otro cuento; solía enviarle mensajes a su Kakaotalk diciéndole que había preparado una deliciosa comida, por si quería dejarse caer y comer con sus suegros. Cuando Taehyung estaba muy ocupado, Jungkook aceptaba sin dudar y se quedaba hasta tarde con ellos, hasta que el mayor le informaba que ya iba para casa.
Tener tanta compañía y atención al principio fue verdaderamente abrumador para Jungkook; no acostumbrado a que tanta gente lo quisiera, Jungkook no sabía muy bien como reaccionar en múltiples ocasiones. Pero ahora todo había cambiado; aceptaba con gusto las muestras de cariño de su suegra, escuchaba atentamente las pláticas que su suegro iniciaba, bromeaba con Hannah y salía con sus amigos cuando les era posible.
Jungkook sabía, que algún día, que podría perder a estas personas, por múltiples razones. A lo mejor su relación con Taehyung terminaba, y entonces ya no vería tantas veces a los señores Kim. A lo mejor Hoseok se iba del país junto a Yoongi, y ya no los vería tanto. Quizá Nayoung se casaría con Yugyeom y se mudarían a la ciudad natal del último. Quizá Jimin regresaba a Busan, con o sin Soojin. Todo podía pasar. Pero ahora, Jungkook no estaba asustado.
A pesar de que había sido obligado a pasar mucho tiempo en soledad, la verdad era que no podía decir que los seres humanos no la necesitaban de forma moderada: estar con uno mismo también era una gran compañía. Así que, sí, a Jungkook le dolería perder a esas personas, él lo sabía, pero también sabía que ahora podría seguir adelante, con su pasado imborrable detrás de él siendo aceptado y esperando los brazos abiertos los buenos y malos momentos en los que se encontraría en un futuro.
Jungkook aún les tenía miedo a muchas cosas, detestaba sentir el dolor y sentirse como si no valiera nada. Mas eso no tendría que detenerlo, porque en cada caída Jungkook se tomaría el momento suficiente para sanar su herida, levantarse de nuevo y seguir adelante, aprender de sus errores y buscar su felicidad.
— Ya no nos veremos tanto.
El doctor Kung le dijo eso en su última sesión: al parecer, Jungkook había tenido grandes avances y ya no debía tener sesiones tan seguidas. Ahora debía ir a verlo cada dos meses o cuando Jungkook lo sintiera necesario.
— ¿Qué pasará cuando me gradúe? —Jungkook pregunta mientras mira al señor Kung cerrar las carpetas con su información.
— Te asignaré a un psicólogo de mi confianza cuando eso suceda —luego alzó la vista a él—. Pero solo será cuando sientas que lo necesitas; al final, nuestra mente es igual que nuestro cuerpo, a veces se mantiene sano y a veces se enferma. Así que cuando sientas que no puedes más, llamarás a mi colega y todo estará bien.
— Me aburre un poco pensar que tendré que contarle todo desde el principio —Jungkook bromeó y el señor Kung rio con él antes de decir:
— Le pasaré tu historial —señaló las carpetas—. Él o ella solo tendrán que leerlo para saber con qué has luchado.
— Muchas gracias, señor Kung.
El señor Kung lo miró significativamente a los ojos, entendiendo que el agradecimiento de Jungkook iba más allá que darle el número de un colega. El hombre le dio una sonrisa con el pecho inflado en orgullo y luego dijo:
— Lo has hecho tú solo, Jungkook —se encogió de hombros—. Yo solo he sido tu apoyo, pero el que ha dado los pasos y el que ha luchado, has sido tú. Agradécete a ti también.
— Lo haré —Jungkook dijo mientras se ponía de pie.
El hombre copió su acción, y se estrecharon las manos, sabiendo que volverían a verse en dos meses. Jungkook de pronto extrajo algo del maletín que había traído y le entregó un pequeño regalo envuelto.
— Llevaba mucho tiempo queriendo agradecerle con esto y ya que no lo veré hasta en dos meses —le ofreció la cajita y el doctor la tomó, sonriéndole en grande a Jungkook.
Observó al chico caminar hasta la puerta, abrirla, darle una venia y luego salir por ella. Cuando se quedó solo, caminó hacia su escritorio con la cajita en mano y el historial de Jungkook en la otra. Dejó la carpeta en el archivero detrás, y luego tomó asiento en su silla de cuero, tomando la cajita entre sus manos.
Rompió con cuidado el papel de regalo suavemente y abrió la caja de cartón encontrando una bonita billetera que tenía grabado su nombre completo en el lateral izquierdo. El señor sonrió con suavidad y miró de nuevo hacia la puerta.
— Eres un gran chico, Jeon Jungkook.
Ojalá siempre lo tengas enmente.
Jungkook corrió hacia la facultad de Taehyung y lo encontró saliendo del salón de clases junto a Jimin y los demás estudiantes. Park iba hablándole de algo interesante y Jungkook se lanzó a ambos abrazándolos del cuello, pero obligó a Taehyung a inclinarse un poco más y darle un beso en los labios.
— ¡Mocoso! —Jimin se quejó—. ¡Tus fetiches raros a otra parte!
— Calla, hetero.
Jimin lo fulminó con la mirada antes de que ambos se echaran a reír. Taehyung sintió su pecho burbujear ante la imagen. Finalmente, Jungkook soltó a ambos, pasando el brazo por la cintura de Kim, sintiendo como el contrario hacia lo mismo.
— ¿Cómo fue tu sesión? —Jimin preguntó, totalmente interesado, caminando codo a codo con Jungkook.
— Bien, pero un poco triste.
— ¿Y eso? —Taehyung preguntó con una nota de preocupación notable en su voz.
— El señor Kung dijo que estoy muy bien, que mis distorsiones cognitivas ya no son un problema para mí. Así que me ha dado de alta o algo así.
— ¿Algo así?
— Sí, tendré que volver a verlo en dos meses o antes si yo lo veo necesario.
— ¿Entonces por qué sigues actuando como una cabra loca? —Jimin picoteó y Jungkook soltó a Taehyung para sujetar a Jimin del cuello sin mucha fuerza— ¡¿Ves?! ¡Cabra loca! ¡Ayuda!
Taehyung soltó carcajadas limpias, y separó a ambos cuando Jimin suplicó por su ayuda. Sujetó a Jungkook contra él, besando su mejilla, hundiendo su nariz en su cuello luego y le dijo:
— Eres tan admirable, Jungkookie.
— ¿Sí?
— Sí —luego lo miró profundamente a los ojos mientras Jimin parloteaba acerca de que había sido atacado—. Te amo.
— ¿Aunque esté como una cabra loca?
— No sé quien de ustedes es más una cabra loca, pero sí.
— Di que me amas a mí también —Jimin se quejó y Taehyung sonrió en grande.
— Los amo, a ambos.
— ¡Nosotros a ti! —Jungkook dijo, abrazando a Jimin por los hombros y sonriéndole—. También te amo, Jimin. Perdona la forma en la que te traté en un inicio, pero a veces eres insoportable.
— ¿Estás hablando de mí o de ti?
— Anda, sé un poco gay —Jungkook dijo sin inmutarse.
— Bien, te amo también, bicho raro —Jimin confesó, sacándole la lengua y luego lo empujó de nuevo hacia a Taehyung—. Vayan a follar, tengo una cita con Soojin.
Se quedaron solos y Jungkook miró a Taehyung de nuevo, sonriéndole en grande.
— ¿Vamos a casa?
— Vamos.
¿Cómo ser un buen novio?
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