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045

El tiempo pasó como si nada y de pronto Jungkook estaba tomando el metro hacia Busan. Hoseok, Yoongi y Taehyung se encontraban junto a él. Su novio mantenía su maleta sobre su hombro. Sí, decidió llevar una maleta y dinero por si su madre lo echaba de casa y tenía que hospedarse en algún hotel barato en lo que compraba un boleto para regresar.

No llevaba la gran cosa; dos mudas de ropa porque la universidad no le permitiría quedarse mucho tiempo. Sin embargo, Jungkook no quiso esperar hasta las vacaciones. No podía seguir durmiendo como si nada porque en su cabeza se seguía repitiendo que estaba mintiéndole a su familia y no era cualquier cosa; era parte de él. Seguir escondiéndoles que era homosexual, era esconder su identidad y también a Taehyung.

No era justo.

Así que se despidió de sus amigos que le habían ofrecido el aventón hacia la estación de trenes y luego abrazó a Taehyung desde la cintura, besando su cuello con mucho mimo hasta tomarle la maleta y tomar su transporte. Agitó la mano desde su ventanilla donde podía ver a los chicos en cuanto el tren comenzó el movimiento y soltó un largo suspiro entre expectación y ansiedad.

Envió un mensaje a su madre de que iba en el tren de camino y en cuanto tiempo aproximado estaría llegando a la estación de Busan, recibiendo como respuesta que su padre llegaría con la camioneta a traerlo. Jungkook miró por la ventanilla y comió las chucherías que se le ofrecieron durante el viaje. Bebió mucha agua en un arranque de desesperación.

Para cuando llegó a la estación, informó a su novio y a sus amigos que había llegado y bajó junto a los demás pasajeros. El lugar estaba levemente abarrotado, como no eran vacaciones, los metros no se mantenían demasiado llenos. Por ende, fue sencillo ubicar a su padre.

Su padre se parecía mucho a él, solo que su rostro era más cuadrado y su cabello estaba seco porque poco le importaba cuidarlo. Era más alto y grueso que el propio Jungkook. Jungkook no tenía la mejor relación con él; su padre olvidaba muchas cosas, empezando por la escuela en la que estudio, pasando por el nombre de sus amigos más cercanos (y en aquel entonces no tenía ninguno) hasta sus gustos por trivialidades como la música y la comida. Él se excusaba con que tenía demasiado trabajo, razón por la que Jungkook jamás había pasado por una crisis económica, pero le era difícil aceptar esa excusa; porque su mamá también trabajaba demasiado, y aún así, recordaba todo lo que su padre no.

Durante la pubertad, Jungkook se resintió demasiado con su padre porque era en ese momento en el que necesitaba hablar con otro hombre; uno con más experiencia que pudiese explicarle de forma adecuada lo que no entendía de su cuerpo. En cambio, tuvo a su madre lo poco que ella conocía, investigando en libros o con sus amigos hombres las dudas que Jungkook tenía. Fue una época dura, un proceso que no tuvo el mejor desarrollo. Con el tiempo, y mientras más historias escuchaba de otros chicos en su instituto, se dio cuenta que no tenía al mejor padre, pero tampoco al peor.

Terminó por dejarlo pasar, terminó por aceptar que su padre no había nacido para ser padre. Que su madre tampoco había nacido para ello, pero lo intentaba. Y los quería, Jungkook quería a sus padres, por ello estaba ahí; decidiendo contarles la verdad.

— Hola, papá.

Su padre le sonrió y Jungkook descubrió un par de canas en su azabache cabello, junto a unas arrugas de edad en ciertas expresiones. El hombre palmeó su hombro, no siendo una persona demasiado cariñosa ni siquiera con su propio hijo. Luego tomó su maleta y habló:

— ¿Cómo va la universidad?

Jungkook comenzó a caminar con él, codo a codo, buscando la salida.

— Bien, hay temas que son más difíciles que otros, pero... Eso.

Su padre asintió repetidas veces y luego volvió a colocar su mano en su hombro, sonriéndole de forma sincera.

— Ánimo.

Jungkook sonrió.

— ¿Y usted? ¿Todo bien en el trabajo?

— Oh, sí. Ya sabes, mucho trabajo siempre, pero de algo hay que vivir.

La conversación murió y se subieron a la camioneta estacionada a la orilla de la calle. La maleta cayó en el asiento trasero, Jungkook en el copiloto y su padre de piloto. El camino fue silencioso, ninguno de los dos dijo nada más, pero el menor se entretuvo con mirar la ventana, recordando el camino que tomaba del instituto a casa.

— Te preparé comida china.

Jungkook miró a su padre, pero el hombre seguía mirando hacia la calle.

— Esa es tu favorita, ¿no?

Cuando tenía doce, sí.

— Sí, gracias, papá.

Su padre asintió de nuevo, restándole importancia y llegaron a casa. Su hogar era de un solo piso, pero estaba bien ubicada, era espaciosa y tenía un patio trasero divino. Su padre alguna vez quiso construir una piscina detrás, pero luego Jungkook creció, fue a la universidad y pensó que no tendría sentido hacerla. El patio delantero era un poco desastroso porque tenía espacio para estacionar dos autos, pero las plantas crecían de forma descontrolada y su padre solo se encargaba de liberar un poco para caminar.

Jungkook suspiró nostalgia, pensando que esa casa para él era un poco contradictoria en el pasado; cada que pisaba el instituto, Jungkook anhelaba con todo su corazón regresar a casa, pero no porque quisiera, si no porque era más segura la soledad de ella que estar rodeado de gente que hablaba cosas horripilantes de él.

Ahora, tampoco la extrañaba mucho, pero aún así, le tenía mucho aprecio; le había abrazado cuando nadie estaba ahí para él.

Al entrar, no muchas cosas habían cambiado; quizá una repasada de pintura en algunas paredes y que los sillones habían sido cambiados por unos nuevo, pero además de eso, todo seguía en su lugar justo como había quedado cuando él se fue. Los cuadros seguían colgando alrededor de la televisión plasma en la sala y un trofeo gigante que había ganado cuando practicaba taekwondo estaba de pie al lado de la estantería llena de medallas, libros y fotos de él en competiciones.

— Hola, cielo.

Su madre apareció desde la oficina, mirándole con cariño y con una pequeña sonrisa.

— Hola, mamá.

Su madre era una mujer realmente hermosa. Incluso estando casada, los pretendientes no se acababan, esperando que ella les diera una pequeña miseria de su atención. Pero Jeon JungWon era una mujer bastante leal a su esposo, demasiado centrada en su trabajo y en su hijo que poco tiempo le quedaba para pensar en hombres.

Jungkook creía fervientemente que, si su padre le pidiese el divorcio a su madre, ella ni siquiera lloraría. Siempre había sido fácil para ella cortar relaciones, a excepción con su hijo. Jungkook era la única persona que Jungwon esperaba jamás perder.

Jungkook se preguntó si aquello no cambiaría esa misma tarde.

Se había visto una película de terror en la sala mientras esperaba que su padre terminara de preparar la cena, la comida china que le había prometido. De vez en cuando, su mirada se dirigía hacia la puerta de la oficina, donde su madre se mantenía.

En una de esas vueltas ella apareció con su cabello chocolate atado en una coleta baja. Su rostro tenía un poco de maquillaje y el azabache recordó que los sábados ella trabajaba hasta mediodía, así que por eso no se había limpiado el rostro aún.

Ella se acercó hasta a él, sentándose a su lado.

— ¿Cómo está Hoseok?

Jungkook sonrió, explicándole que estaba muy bien, que su amistad seguía igual. Su madre se alegró mucho ante lo último, porque ella no lo entendía demasiado, pero su hijo siempre había sido bastante solitario. Incluso si lo cuestionaba, Jungkook se guardaba las razones, así que se mantenía al tanto de su amistad con Hoseok, esperando que nada la quebrantara.

— Además, hice nuevos amigos este año.

El rostro de su progenitora se iluminó y se acomodó en el sofá de mejor forma para escucharlo hablar acerca de su nuevo grupo de amigos. Primero le contó acerca de Nayeon, luego de Jimin, Soojin, Seokjin y Namjoon. La última persona que mencionó fue a Taehyung y su madre notó de inmediato que lo estaba describiendo de forma muy detallada y usando más tiempo que con los demás.

— Taehyung suena como un chico muy agradable.

Jungkook la miró con una media sonrisa, teniendo en la punta de la lengua la verdadera relación que mantenía con Taehyung. Sin embargo, se dijo a sí mismo que sería mejor luego de la cena, antes de que ambos se levantaran de la mesa.

Ese momento no tardó demasiado en llegar y Jungkook estaba tomando asiento en su lugar de hoy y siempre en la mesa de seis que mantenían por reuniones familiares y demás. Su padre se sentó frente a él y su madre junto a su padre, como siempre. La comida olía de forma exquisita y Jungkook tomó tanto como pudo porque el hombre lo incitó a ello, recordándole que lo había hecho especialmente para su hijo.

No hubo demasiada plática, nunca habían tenido la tradición de hablar a la hora de comer, por lo que lo mucho que se escuchaba, a parte de los tintineos de los tenedores y palillos sobre los platos, en la mesa eran elogios de Jungkook hacia la comida y su madre apoyándolo de forma sincera.

— Me gustaría hablar algo con ustedes luego de cenar, así que no sé si podemos quedarnos un momento más aquí...

Eso soltó Jungkook mientras tomaba un trozo de pan y se atrevía a mirarlos un poco a los ojos, encontró miradas sorprendidas, pero sus padres terminaron por asentir. Estaban curiosos; Jungkook solo anunciaba cosas buenas cuando tomaba la palabra en la mesa.

Media hora más tarde, Jungkook dejó los palillos sobre el plato vacío y con un suspiro tembloroso, alzó la mirada. Los adultos le miraron directamente y Jungkook se preguntó si aquella vez sería la última vez que lo mirarían como su hijo.

Tuvo que tomar una bocanada de aire profunda y muchos minutos antes de poder hablar mientras sus padres le miraban completamente atentos y expectantes.

— Me gustan los chicos.

Su voz no fue muy fuerte, y aunque estuvo practicando su monólogo durante el viaje en metro, no inició como quería. Entró en pánico y eso lo llevo a soltar explicaciones de forma desordenada.

— Tengo un novio. Me gustan los chicos desde que... Taehyung es mi novio. Él es maravilloso, me ha ayudado con muchas cosas. Que me gusten los chicos no ha afectado en mis estudios. No puedo dejar de ser gay... Homosexual. Y yo... Yo sé que muchas personas no lo ven normal, y si ustedes no quieren verlo como algo normal, yo... Me iré, ustedes pueden dejar de pagar la universidad si quieren, están en su derecho. Después de todo, soy mayor de edad y ustedes solo están pagándola porque quieren, no porque sea su obligación.

Una vez su voz se silenció, subió la mirada de nuevo, apretando las manos en el mantel que cubría la mesa. Su padre estaba mirándolo directamente, su expresión era de sorpresa y su madre, su madre parecía muy interesada en el plato de comida vacío que había utilizado.

Ella se veía... Culpable.

A Jungkook se le hizo un nudo en la garganta. ¿Iba a ser así, entonces?

— ¿Desde cuándo?

Jungkook miró a su padre, confundido y asustado.

— ¿Desde cuándo lo sabes? Dijiste que te gustaban los chicos desde... —él agitó su mano, invitándole a que aclarara esa duda.

— No... No hay una edad especifica, solo sé que fue en la adolescencia —musita.

Su padre murmuró un "oh", asintiendo de nuevo varias veces como siempre solía responderle a Jungkook y luego lo miró de nuevo.

— ¿No dirán nada...?

Jungkook se sentía demasiado pequeño en aquella mesa, en aquella casa, y casi sin aire. Su madre siguió sin verlo, pero su respiración se volvió pesada y, entonces, ella comenzó a llorar.

— ¿Mamá?

Su madre nunca lloraba, ni siquiera de felicidad. La única vez que Jungkook la vio llorar fue cuando su abuela, la madre de Jungwon, falleció. Jungkook tenía diez años, y ese recuerdo había quedado grabado permanentemente en su cabeza; había ido a traerlo al colegio, se veía pálida y preocupada. Jungkook descubrió que Jungwon había recibido la llamada del hospital, informándole que su madre estaba en estado crítico, pero ella no podía ir directamente al lugar porque ella tenía que pasar recogiendo a Jungkook.

Incluso en esa situación, ella no dejó a Jungkook atrás. Ni lo hizo esperar.

Así que recorrieron los pasillos del hospital hasta llegar a la habitación donde su abuela se encontraba. Una media hora más tarde, su abuela había fallecido. Se encontraban en la sala de espera cuando les dieron la noticia y Jungkook vio como su madre se rompió justo frente a él, frente a todos los que se encontraban ahí. Sujetándose y golpeándose el pecho mientras gritaba por su madre, así fue la primera y única vez que la vio llorar.

¿Acaso ella sentía que ahora Jungkook estaba muerto para ella?

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