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042

Justo como lo había prometido, Taehyung le entregó una taza de chocolate caliente.

Para ese momento, el azabache se había puesto cómodo vestido con uno de los pijamas que había dejado en esa casa para darle a entender a Taehyung, de forma sutil, que se quedaría a dormir. Mientras se vistió su mente comenzó a divagar en los recuerdos, en como todo cambió después de Kim Taehyung. Su pecho se infló de orgullo al saberse afortunado por poder decir que el corazón del castaño le pertenecía.

Jungkook pensó que todo el mundo merecía a un Kim Taehyung en su vida, pero no el suyo; no estaba dispuesto a compartir al mayor de aquella forma.

Luego también recordó las palabras de su psicólogo y se dio un par de palmadas para felicitarse por haber decidido de dar el gran paso de cambiar su vida. Aceptar que había sido la víctima de múltiples abusadores no fue realmente fácil, reconocerlo fue doloroso, pero quedarse estancado mientras ellos continuaban sus vidas como si nada no era para nada justo.

Decidió que algún día Dios, el destino, el universo, el karma o lo que fuera, les regresaría a esas personas lo que le habían hecho, pero aquello no estaba en sus manos, y la mejor forma de vengarse de ellos era olvidándolos, avanzando y siendo feliz con alguien que sí valía la pena.

Jungkook estaba decidido a no dejar esa casa sin que Taehyung y él fuesen novios.

— Gracias —respondió cuando la taza fue entregada en sus manos.

Se encontraban en la cocina, en la isla, uno frente al otro sentados en los taburetes con tazas llenas de chocolate caliente en sus manos. Jungkook sorbió primero, pensando que había muchas cosas para aclarar entre ellos antes de dar otro gran paso, así que decidió empezar por algo que parecía tonto, pero era primordial.

— No me gusta Namjoon —Kim lo miró, sin saber muy bien qué decir o por qué le decía aquello—. Quiero decir, es un chico atractivo e inteligente, y es un gran amigo, pero no me gusta.

— Oh... No tenías que explicármelo, no es tu obligación —Taehyung se sintió un tanto incómodo, pero creyó que debía aclarar las cosas por el bien de su amistad—. Lo único que tienes que hacer es decirme cuando alguien te guste, así... Así pararemos para que puedas avanzar con ese otro hombre.

— Ya he encontrado a alguien y eres tú.

Taehyung sintió que se quedó sin aire y negó rápidamente.

— Jungkook, no bromees con eso, por favor... Con lo que quieras, menos con eso.

— No es ninguna broma —Jungkook detuvo sus súplicas, sus manos moviéndose con prisa hasta alcanzar las de Taehyung, las acarició con dulzura—. He estado debatiendo sobre mis sentimientos hacia a ti, porque realmente no quería ilusionarte... No lo mereces.

— Jungkook...

El menor no le dejó acabar, pues tomó su rostro, acunándolo en sus suaves manos y tuvo que estirar todo su cuerpo por encima de la isla para ello, casi cayéndose del taburete. Taehyung lo sostuvo desde las muñecas, pero no le apartó el toque. Sus ojos volvieron a conectar.

— Déjame terminar, ¿sí? —le suplica con una voz tan dulce que Taehyung se sintió llorar—. Escúchame.

— Discúlpame...

Jungkook lo perdonó acariciando sus mejillas y se aseguró de que leyera sus ojos en todo momento, para que entendiera lo que intentaba decirle.

— Siempre he tenido una idea errónea del amor y no lo sabía; creí que debía soportarlo todo, ser paciente y entonces todo mejoraría. Nunca lo hizo, lastimosamente. Y cada que aceptaba a un nuevo chico en mi cama, terminaba perdiendo más de mi persona —Jungkook se entristece un poco—. Perdí oportunidades de conocer gente, mi juventud, mi autoestima y mi corazón por personas que no lo valían. Ahora he abierto los ojos y ya sé que realmente no hay nadie en este mundo que valga la pena sufrir tanto, dejarme tan abandonado y roto.

» Estaba tan lastimado y cansado cuando te conocí; mi dolor se transformó en ira y levanté tantas defensas que no podía creer que alguien como tú existía. Creí que solo querías engañarme, tal como todos lo habían hecho y yo ya no quería pasar por algo similar.

Una sonrisa deslumbrante le otorgó.

— Hoy miro al pasado y lo siento tan lejano, a ese Jungkook tan pequeño y débil, tan miedoso y triste. Tan apagado. Pero te conocí a ti y contigo vinieron personas maravillosas. Ahora que he abierto los ojos, me siento como otra persona... No, como el verdadero Jungkook, ese que había dejado muy atrás por chicos que no dudaron en dañarme sin pensarlo dos veces —un silencio surgió—. Aunque también debo aceptar que no debí ser tan ingenuo y que debí defenderme en lugar de quedarme callado, pero... Lo hecho, hecho está y ya no puedo volver atrás, solo puedo seguir avanzando.

» Y a mí... A mí me gustaría avanzar siempre contigo. Sé que estuvo mal pedirte que actuáramos como una pareja sin serlo, porque yo sabía muy bien lo que sientes por mí —la sonrisa que le dio fue de culpa y apartó la mirada un momento, apenado—. Pero... No lo lamento. No me arrepiento de mis decisiones. Si te lastimé en algún momento con lo que decidí, realmente lo siento y quiero compensártelo. Quiero cuidarte, quiero hablarte, quiero escucharte, cantar, reír y jugar juntos. Quiero crear muchos recuerdos junto a ti hasta donde la vida nos permita. Quiero caminar a tu lado, verte crecer y crecer contigo. Yo realmente te quiero, Kim Taehyung.

Esperando por la respuesta de Taehyung observó sus ojos desbordarse con lágrimas y se levantó de forma apresurada para llegar hasta a él, sujetándolo del rostro y pidiéndole que no llorara. El contrario sujetó su cintura, lo acercó hasta a él y hundió su húmedo rostro en el abdomen del menor. Jeon se concentró en acariciar su cabello, esperando que dejara de llorar.

Iba a hablarle, unos diez minutos después, pero Taehyung se le adelantó, separando el rostro y alzándolo para buscar sus ojos. Jungkook le otorgó otra sonrisa, pero una expresión preocupada y confusa.

— Jungkook... No sé qué decirte... No encuentro las palabras adecuadas para expresar lo que siento por ti. Siento que si te digo que te quiero es muy poco, siento que si digo que te amo también es nada. Cada vez que te miro, solo veo cualidades y fortalezas. Te has levantado con tus propias manos y le has demostrado al mundo lo que realmente vales, ¿cómo puedo decirte que te amo cuando siento todo eso? Necesito algo más fuerte, necesito solo darte felicidad.

Jungkook se quedó sin aliento, suspiró fuertemente después y se inclinó a besarlo de forma profunda, porque realmente las palabras no bastaban; quería decirle todo a Taehyung con su mirada, con sus manos, con su cuerpo, con sus dulces labios y con el alma.

Entonces, su propia alma lo llevó a soltar las siguientes palabras:

— A lo mejor no hay una palabra mejor para esto que sentimos, Tae —dijo mientras separaba sus labios de él, agachándose un tanto para mantenerse cerca del rostro hermoso de Kim—. Pero quizá... Quizá tú y yo no nos amamos únicamente con el corazón, si no también con el alma porque, al final, cuando muramos, nuestros cuerpos lo harán, pero nuestra alma no. ¿No lo hace eso mejor?

Taehyung se puso de pie de inmediato, y atrajo a Jungkook a sus brazos, estrechándolo fuertemente, corazón con corazón. Los brazos de Jungkook lo rodearon también y lo escuchó suspirar gustoso contra su oído, Kim le siguió y luego dijo:

— Sí, yo te amo con mi alma, Jeon Jungkook.

Se acomodaron en la cama de Taehyung para tener conversaciones muy incómodas. Uno al lado del otro, mirando hacia el techo, con las manos unidas y en completa oscuridad, con música blues de fondo, las canciones favoritas de Kim y las cuales a Jungkook le gustaban demasiado. La medianoche los había alcanzado, pero sabían que era necesario.

Los temas por hablar era algo que usualmente no solían hacer porque ninguno de los dos pensó en terminar así, pero ahora ahí estaban; hablando de qué es lo que esperaban en una relación, de que tipo de trato querían, que los incomodaba y que no, que clase de lenguaje de amor manejaban aún más.

Taehyung le recalcó varias veces que ambos debían mejorar en el aspecto de expresar sus pensamientos y sentimientos, se prometieron mutuamente no burlarse de las confesiones del otro y se dijeron que todo debía ponerse sobre la mesa, por muy pequeño que fuera. Jungkook se sintió un poco irritado por la distancia, así que terminó encaramándose sobre el mayor, sujetándose a su torso.

— Pero nos daremos muchos abrazos, ¿verdad? —preguntó en un susurro—. Y muchos besitos. Es más, ya no quiero que me saludes besando mi mejilla, quiero que me beses en la boca.

Taehyung sonrió.

— Lo haré encantado —luego lo miró, alzando una ceja—. ¿Qué más desea mi señor?

— ¿Honestamente?

— Honestamente.

Jungkook se tomó su tiempo para elaborar su respuesta y luego dijo:

— Quiero que seas siempre tú, no quiero que te escondas de mí. ¿Puedes asegurarme eso?

— Si tu me lo aseguras también.

— Trato.

— ¿Algo más? ¿O lo iremos sabiendo sobre la marcha?

Jungkook se soltó, enderezándose un poco para mirarlo a los ojos y Taehyung se sintió atacado.

— Ya no quiero dormir en el cuarto de invitados; quiero dormir contigo. Me gusta amanecer abrazado a ti —Taehyung asintió, pero el ataque vino después—. También quisiera tener tu polla en mi boca, ¿es muy atrevido?

Taehyung se sonrojó de forma violenta antes de soltar la carcajada de su vida y Jungkook se enfurruñó antes de amasar con furia su pecho como si fuera un gato. El mayor se elevó un poco para darle un beso, uno pequeñito antes de hablar.

— Está bien, está bien, pero también me dejarás hacerlo.

— Qué sucio te has vuelto —bromeó, pero su sonrisa delató su queja y luego se volvió a acomodar en su pecho—. Entonces, ¿puedo llamarte oficialmente mío?

— Siempre lo fui —Jungkook lo aprieta un poco más contra él y respira profundamente.

El silencio los abraza, Jungkook se dedica a pasar sus dedos por el pecho de Taehyung y luego su mente gira en torno a una duda:

— Oye, si Namjoon me hubiese gustado, ¿me hubieses dejado ir con él? ¿No esperabas que me quedara contigo en algún punto cuando empezamos con todo esto de aprender a ser novios?

— ¿Esperar? —Taehyung dice incrédulo, su sonrisa suena y Jungkook se vuelve a enderezar para mirarlo curioso—. Jungkook, si algo esperaba yo de ti, es que fueras feliz.

El corazón de Jungkook dejó de latir al escuchar esas palabras. De pronto, el cuerpo debajo de él parecía irreal, parecía emanar su luz propia y una sensación de flotar en el cielo lo inundó. El mundo se transformó ante sus ojos y ya no estaba en esa habitación, estaba en un campo fresco lleno de todas las flores que alguna vez había visto en la tienda de Taehyung. El viento soplaba con suavidad, acariciando los mechones de su cabello, envolviéndolo y reconfortándolo. Se aferró más al cuerpo de Taehyung y se apoyó aún más sobre él para con una mano acariciar su rostro.

Algo se reveló dentro de él.

Algo también desapareció dentro de él. Muchos nombres, rostros y cuerpos se esfumaron en un parpadeo de su frágil y sensible corazón. El dolor que sintió alguna vez dejó de existir, su herida sanó por completo y lo comprendió: nunca estuvo enamorado de una persona real, hasta ahora.

Kim Taehyung era su amor real.

¿Cuándo Taehyung dejaría de soltar palabras tan alucinantes, dulces y mágicas? ¿Cuándo dejaría de ser tan él?

— Si lo ibas a ser con él, yo lo aceptaría. Al final, Jungkook, eres tú, no eres un objeto con el cual yo puedo hacer lo que quiera —Taehyung continuó hablando—. Yo solo... Yo siempre quiero lo mejor para ti, porque eres mi amigo y te amo, tanto como amigo como pareja. Amar es eso; es incondicional, incalculable y no lastima.

— Hagamos el amor.

Taehyung alzó ambas cejas y ríe, pero Jungkook la atrapa con su boca y luego vuelve a murmurar.

— Te haré el amor, con mi cuerpo, con mi comida, con mis palabras... Todo será amor para ti, Tae. De mí, para ti.

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