041
— Solo... Mamá no sabe que soy gay y tampoco sabe lo que me ha pasado...
Taehyung guarda silencio, esperando que Jungkook continue, que termine de expresar lo que siente.
— Y tengo miedo de decírselo y que me... Aparte —Jungkook apoya la espalda sobre una pared y mira sus zapatos un momento antes de seguir—. Si... Si ahora que estamos bien no es tan cariñosa, ¿qué será de nosotros si ella supiera esto? Y no sé que le molestaría más: el que sea gay o el que sea un fácil...
— Jungkook...
El mayor encuentra su mirada, pero el azabache le detiene, negando suavemente. Sabe lo que Taehyung quiere decirle y Jungkook lo entiende, pero él necesita darse a entender. Después de todo: esa era la verdad, esa era la forma en la que la gente conservadora lo vería. Jungkook sentía que su madre se molestaría más por el hecho de que es gay y no tanto por haber tenido muchas parejas sexuales.
— ¿Y si a ella realmente no le molestara?
— ¿Cómo iría yo a saberlo? —Jungkook entona, acercándose a él—. ¿Cómo podría?
Taehyung no le da una respuesta, solo una mirada.
— Pienso decírselo algún día, pero cuando acabe la universidad, cuando pueda valerme por mí mismo. De esa forma, no quedaré en la nada... Sin familia y sin apoyo.
— Me tienes a mí —balbucea rápidamente, dando un paso hacia a él—, tienes mi hogar...
Nuestro hogar.
Jungkook aprovecha su acercamiento y rodea sus hombros con sus brazos, acariciando el cabello de Taehyung en la nuca antes de empujarlo hacia a él para unir sus frentes, mirándose los labios ajenos. El menor inspira fuertemente, queriéndose llenar únicamente del chico frente a él. Que todos sus sentidos se llenaran únicamente de él.
Quiso reírse de sí mismo en cuanto ese pensamiento lo asaltó porque solo se sentía así de ansioso cuando Taehyung se acercaba, como si no tuviera suficiente de él en cuanto las manos del mayor se posaban sobre su cuerpo. Jungkook era tan paciente por él; podía verlo desde lejos, escucharlo hablar desde la otra punta del sillón, pero en cuanto lo tocaba y le hablaba tan cerca se sentía desfallecer, descontrolarse y con el único deseo de tenerlo cerca.
Así que... Jungkook podía vivir sin Taehyung, la diferencia era que no quería hacerlo. Quería tenerlo en su vida, así como lo tenía en el corazón y la mente.
Quería ser para Taehyung lo que él era para Jungkook: su bálsamo, su amigo y su amor. ¿Podría tenerlo? ¿A qué precio? ¿Su familia?
Sabía que sus amigos los aceptarían, al fin y al cabo, era la vida de ellos, no la de nadie más. No tenían porqué negarse, ni siquiera sabían la historia completa detrás de ellos, lo que habían tenido que pasar para estar así, todos los miedos a los cuales Jungkook se había enfrentado y las heridas que se había esforzado en curar. Y aunque habían quedado marcas, Jungkook sabía que podría avanzar con ellas, ahora siendo más consciente de lo bueno y lo malo.
De lo que le convenía y de lo que no. Pero ¿qué pasaba con su familia? Jungkook no quería seguir viviendo así, escondiendo lo que era, escondiendo a su futura pareja. Nadie merecía ser un secreto, todos merecían recibir el amor que necesitaban.
A lo mejor las cosas con Taehyung no duraban demasiado, a lo mejor no eran tan compatibles como creía. ¿Valdría eso por perder a su familia si es que al final lo rechazaban?
No.
Esa no era la cuestión.
Ni la de él, ni de las personas diferentes como él.
La pregunta no era si valía la pena perder a tu familia por un romance que podría morir pronto. La verdadera pregunta era si valía la pena perder a tu familia por ser quien realmente eres.
— Ya cargas mucho con mis problemas, Tae... No voy a hacer que me lleves a tu casa.
— No me importaría.
Jungkook sonríe, de adoración, de agradecimiento y un poco de tristeza.
— ¿Tanto así me quieres?
Taehyung tiene muy bien contados los minutos, exhala un poco y se separa un tanto de Jungkook para sujetarlo de la mano, indicándole con la cabeza que su metro está por llegar. El menor escucha el silbido del transporte llegando y su mente se debate en sí decirle a Taehyung lo que siente por él o no. Recuerda lo que Hoseok le ha dicho, pero Taehyung evadiendo la última pregunta lo hace dudar.
¿Y si había dejado de quererle? ¿Había perdido su oportunidad?
— Tu metro.
Jungkook no dice nada mientras deja que la mayoría baje y suba. Cuando ve que no lo empujaran, da unos pasos, sube a la caja de metal, se gira, con el pecho doliendo y la decepción mezclada con impotencia agujereando en él, para despedirse de Kim y entonces lo encuentra con una sonrisa suave, dulce y con unos ojos que logran derretir sus piernas.
Porque Taehyung lo está mirando con una ternura increíble, un afecto más inmenso que la galaxia en los ojos de Jungkook y sus suaves, delgados y deliciosos labios se abren.
— Yo no te quiero, Jungkook —le suelta—. Yo a ti te amo; cada día más.
Las puertas se cierran y Jungkook posa sus manos sobre ellas, mirando a Taehyung de forma incrédula, Kim ladea el rostro y lo despide con la mano mientras Jungkook trata de decirle algo, pero el sonido no llega al mayor y metro se va, iniciando un trayecto largo y rápido.
Jungkook no lo deja de ver con desesperación hasta que el metro desaparece por los túneles y Taehyung no sabe si ha hecho bien porque una cosa es gustar de Jungkook y otra es amarlo. Decírselo a lo mejor terminaba arruinando su amistad, esa que no había iniciado bien, que se había desarrollado con esfuerzo y que ahora pendía en un hilo por las decisiones de ambos.
Había una enorme probabilidad de que Jungkook no rechazara su sentir, pero Taehyung no quería que él lo hiciera por lástima o porque creía que debía corresponderle por todo el apoyo que le había ofrecido. No, él no era de esa forma. La misma amistad que alguna vez le ofreció a Jimin es la misma que le entregó a Jungkook. Taehyung no era amable para gustarle a la gente, para engatusarlos y enamorarlos, él era amable porque el mundo era demasiado cruel y lastimar a alguien no lo mejoraría. Así que prefería arreglarle un poco el día a alguien.
Nunca le ofreció su amistad a Jungkook con la esperanza de que se enamorara de él o que ese fuera su "pago". Se lo había dicho de antemano. De ser así, Taehyung no podría llamarse a sí mismo ser humano. Y sí, las relaciones, sean del tipo que sea, necesitaban reciprocidad, ganancia para ambos lados, pero de forma voluntaria. Si no era de forma voluntaria, la relación fallaría, se intentase lo que se intentase.
Taehyung no esperaba de la gente más que apoyo y cariño. No quería que le entregaran todo su tiempo, toda su atención ni todo su apoyo. Taehyung solo quería gente real que lo amara y se esforzara por demostrarle de qué manera lo amaba. Taehyung solo quería gente que estuviera en su vida, como él estaba en la de ellos.
Si Jeon Jungkook lo rechazaba, dolería. Dolería como el infierno, porque él estaba enamorado de Jeon Jungkook. De su inteligencia, de su personalidad caprichosa, de sus chistes, de sus pláticas, de su esencia, de su cuerpo y su alma. Sin embargo, lo aceptaría. Lo soltaría, lo apoyaría como siempre lo ha hecho desde que son amigos y dejaría que fuera feliz.
Jungkook bajó del metro, mirando la cartelera de los viajes dándose cuenta de que el último tren hacia la casa de Taehyung ya había partido, por lo que no podría regresar a hablar con él. No quería hacerlo mediante el celular, él realmente no quería decirle a Taehyung sus sentimientos por una simple llamada cuando quería hacerlo viéndolo a los ojos.
Recordó a Hoseok y marcó rápidamente su número, no queriendo aprovecharse de Yoongi y su automóvil, pero él realmente lo necesitaba. Para su desgracia, su mejor amigo no le respondió.
Jungkook sabía que estaba con él, sabía que iban a salir y a lo mejor estaban teniendo sexo en ese preciso instante, a lo mejor Yoongi ni siquiera iría a dejar a Hoseok al apartamento. Pero eran las únicas personas que tenía.
Si decidía irse en autobús tendría que tomar tres de ellos, y posiblemente perdería el último por la hora que era, entonces debería tomar un taxi. Corrió fuera de la estación, subiendo las escaleras de dos en dos porque sus largas piernas se lo permitían. Se fue directamente hacia la parada de autobuses que se mantenía levemente vacía por la hora y se arrepintió de no haberse quedado a dormir con Taehyung.
El primer autobús no tardó en llegar, lo abordó junto a unas diez personas más que iban dentro y miró la hora de forma insistente en su celular. Al guardar el celular en su bolsillo tocó su billetera y frunció el ceño al percatarse que no se había fijado si tenía el dinero suficiente para costearse el taxi.
No lo tenía.
¿Había subido a ese autobús para nada? ¿Debió llamarle a Taehyung?
Taehyung.
¿Y si le pedía que le pagara el taxi al llegar y se lo devolvía luego? Sí, ese era un mejor plan.
— Taehyung.
Se subió al segundo autobús con el celular en mano, hablando con el mayor que se escuchaba como si estuviera a punto de irse a dormir.
— ¿Jungkook? ¿Qué sucede? —el mayor pregunta, bostezando levemente.
— Estoy yendo a tu casa —entona, y escucha el silencio incrédulo del contrario—. Pero no podré tomar el tercer autobus, a esta hora ya dejan de trabajar. Así que tomaré un taxi...
— ¿Por qué estás viniendo? —Taehyung no se escucha molesto, más bien preocupado de que Jungkook esté afuera tan noche con lo frías que eran las noches en Seúl.
— Hay algo importante que debo decirte.
— Podrías haberlo dicho mañana, no exponerte al frío a esta hora...
— Es importante —Jungkook dice, mirando la ventanilla para ubicarse y no perder su parada— para mí.
— Y tú eres importante para mí; por favor, regresa a casa.
— Ya estoy a medio camino —contesta—. Pero necesitaré que pagues el taxi, perdón.
La línea se queda en silencio, pero luego Kim emite un sonido de aprobación y Jungkook sonríe, poniéndose de pie para bajar del autobús una vez su parada está cerca. Sigue con el celular en mano y le explica que llamó a Hoseok para pedirle a Yoongi que lo llevara de vuelta a casa, pero que no había tenido respuesta.
— Te prepararé chocolate caliente.
Colgó la llamada rápidamente y cuando llegó el momento indicado tomó un taxi. El chófer condujo con prisa, como si ese fuese su último viaje y quisiera regresar ya a casa a descansar luego de una dura jornada. Jungkook revisó su apariencia en la cámara frontal de su celular, cerciorándose de verse atractivo antes de llegar con Kim. Su interior ebulló de nervios y emoción al pensar en Taehyung.
Y su corazón latió fuertemente en cuanto llegaron a su destino y vislumbró al mayor afuera abrigado bajo el poste de luz pública, esperando por él. El auto blanco se estacionó y el chófer miró a Jungkook por el retrovisor demandando su paga, hasta que Taehyung tocó suavemente con sus nudillos la ventana.
El hombre bajó el vidrio, mirando con curiosidad a Kim.
— Hola, yo pagaré el viaje, ¿cuánto le debo?
Jungkook bajó del auto mientras Taehyung terminaba de pagar. El auto abandonó el lugar, dejándolos en esas calles desoladas, silenciosas y heladas. El mayor le miró con las mejillas sonrojadas por el clima y por la vergüenza, y no esperó que Jungkook se lanzara rápidamente a sus brazos, abrazándole con fuerza y afecto.
Taehyung devolvió el abrazo, olisqueando el aroma suave de Jungkook y acariciando su espalda de arriba abajo con ambas manos, en un intento de asegurarse que la temperatura corporal del menor fuera la correcta.
— No podía esperar hasta mañana para hablarte —Jungkook entonó de pronto contra su oído, helando un poco su oreja—, pero tampoco quería enviarte un mensaje o darte una llamada. No podía... No podía esperar...
Separándose sin soltarlo, lo miró a los ojos mientras estrechaba la cintura de Kim, mirándole con una adoración palpable.
— Ya hemos esperado mucho, ¿no crees?
Taehyung ladeó el rostro, mirándole confundido y suspiró antes de hablar.
— ¿Esperado el qué?
Su voz es gentil mientras pregunta, pero no obtiene una respuesta, al menos no verbal. Jungkook se inclina hacia a él para picotear sus labios, una y luego dos y hasta cuatro veces.
— Para nosotros.
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