038
Tuvieron sexo por la mañana, luego del desayuno.
Taehyung sigue en la cama, mientras Jungkook se encuentra encima de él, con el sudor perlándole la piel y el cabello húmedo adhiriéndose a su frente.
Jungkook se ve magnífico luego de hacerlo, Taehyung concluye.
Tiene la mirada dilatada, la respiración un poco agitada, logrando que sus pectorales suben y bajen entre cada aliento. Sus mejillas están rojas, al igual que un par de marcas de dedos alrededor de su cintura. Taehyung no se siente orgulloso de haberlas hecho, pero ni siquiera se dio cuenta mientras las hacía.
Realmente, su cabeza se ha desconectado del todo de su cuerpo y siente que no puede respirar.
La luz de la mañana que entra tímida entre las rendijas de su cortina no le deja leer muy bien los ojos de Jungkook, pero siente, muy en el fondo de sí, que lo ha decepcionado: no tenía experiencia, ni siquiera había visto otro cuerpo desnudo a parte del suyo y, si alguna vez lo había hecho, había sido de muy pequeño.
El mundo sigue girando a su alrededor, pero siente que el tiempo se ha detenido. No puede escuchar los pájaros cantar fuera porque solo puede escuchar los latidos de su corazón y la respiración de Jungkook; no puede olfatear el aroma fresco de la mañana porque sus fosas nasales solo están llenas del aroma de Jungkook, mezclado con el suyo; no puede sentir las sábanas debajo de él acariciando su espalda porque solo puede sentir el roce de las piernas, del delgado vello que crece en estas y del trasero desnudo del menor. No puede hacer nada más que Jungkook, Jungkook, Jungkook y Jungkook.
Y Jungkook lo ataca.
— Me iré a bañar, ¿vale? —murmura contra sus labios luego de besarlo de forma húmeda, logrando que vuelva a temblar.
No puede responder porque hay un extraño nudo en su garganta, así que solo asiente lentamente y siente un vacío cuando Jungkook se pone de pie, gloriosa y orgullosamente desnudo, caminando hasta la puerta que da al baño y entonces Taehyung acalla su mente para concentrarse en el silencio, esperando pacientemente por el sonido de la regadera siendo encendida.
Cuando sucede como una alerta que Jungkook está duchándose y no saldrá en un rato, le da rienda suelta a sus lágrimas.
Trata de controlar su respiración porque no quiere asustar a Jungkook ni mucho menos lo cuestione cuando no quiere hablar de ello. Y, realmente, no podía hablarlo específicamente con él ni con nadie: porque lo sabía. Kim Taehyung sabía que aquello iba a pasar y aún así cedió.
Cedió totalmente consciente, con Jungkook totalmente consciente y ahora no podía dejar de sentirse tan asustado.
Asustado, destruido y vacío.
Nunca imaginó como sería su primera vez. Taehyung realmente no lo hizo, y si alguna vez lo hizo, seguro fue deseando que lo haría con alguien a quien amara. Ahora, a lo mejor debió ser más específico con lo que imaginó porque el destino, el universo o Dios parecían haber trabajado únicamente con ese detalle: hacerlo con alguien a quien amaba.
Pero Taehyung debió especificar que quería sentirse feliz luego de eso, que quería terminar con una sonrisa y no aguantando las lágrimas hasta que la otra persona se fuera. Quizá también debió agregar que la otra persona tenía que amarlo de vuelta.
No se sentía usado por Jungkook, porque él realmente no lo podía ver así, pero de pronto se sentía tan pequeño y frágil. Tan poca cosa. Su autoestima, aquella en la que había trabajado de forma ardua, estaba cayendo en picada segundo tras segundo mientras seguía escuchando la regadera sonar. ¿Y si lo había hecho mal? Seguro que lo había hecho mal. ¿Por qué se sentía tan vacío? ¿Por qué sentía que no podía dejar de llorar?
Jungkook iba a verlo. Iba a cuestionarlo.
Tenía que parar, tenía que ponerse de pie, tomar una ducha en el otro baño, vestirse y seguir adelante. Las piernas no le respondían, sus brazos se movían, pero sus piernas no querían moverse. Taehyung inhaló y exhaló repetidas veces intentando calmarse y cuando supo que no podría, hizo el mayor esfuerzo para girar sobre la cama, con el pecho contra el colchón y cubrió su desnudo y frío cuerpo con las sábanas, enterrando la cara húmeda de lágrimas en las almohadas.
Jungkook terminó de ducharse y se puso una camiseta de Taehyung junto a sus pantaloncillos cortos con los que había dormido la noche anterior. Se miró en el espejo y sonrió a su reflejo al sentirse tan contento.
Con Taehyung había sido todo tan diferente, y aquello lo hizo sentir confortado y satisfecho. Jungkook podía asegurar que había sido el mejor polvo que había echado en toda su vida.
El único problema es que había algo extraño que también había estado presente en sus relaciones sexuales anteriores: esa sensación de incomodidad que le invadía al terminar.
Jungkook no le tomaba demasiada importancia; siempre había sido así. Debía ser natural, ¿no es así? Sin embargo, algo en su interior le había dicho que quizá esta vez debió ser diferente, porque era con Taehyung y Taehyung solo gritaba "diferente" por todas partes, entonces, hacerlo con él debía serlo también ¿no? Diferente y especial. Sobre todo, teniendo en cuenta que Taehyung sí le quería. ¿Por qué entonces no era diferente?
Pensar demasiado no le ayudaría en ese momento ni en ningún otro. A lo mejor podría hablarlo con su psicólogo en la próxima sesión. Jungkook sentía demasiada confianza ahora con su doctor, quien era muy abierto de mente y trabajaba a Jungkook de forma profesional y respetuosa. Así que, decidido eso, salió a la habitación encontrando a Taehyung dándole la espalda, siendo esta la única zona descubierta -junto a su cabeza, claro está-. Se acercó a él y se sentó en la orilla de la cama, posando sus manos sobre la piel acanelada.
En cuanto sus pieles tuvieron contacto, Jungkook dejó de sentir esa incomodidad. Por ello, amasó suavemente la piel de los hombros, escuchando un par de quejidos de Taehyung y sonrió, creyendo inocentemente que se trataba del chico disfrutando del masaje y no porque estuviera llorando.
— ¿Qué quieres que comamos? Puedo cocinar lo que me pidas.
Taehyung tardó en encontrar su voz.
— Lo que tú quieras... Está bien.
Jungkook sonríe aún más, negando suavemente e insistiéndole que pidiera algo, que él quería complacerlo. Taehyung respondió con el primer plato que se le ocurrió y el menor le prometió que estaría listo en un parpadeo. Lo escuchó salir de la habitación rápidamente, directo hacia la cocina. Esa fue su oportunidad de huir hacia el baño.
Le costó demasiado ponerse de pie, pero lo logró hasta que se dio una ducha muy fría y se refregó un poco los ojos para fingir que le había caído champú por si Jungkook le preguntaba si había estado llorando. Después salió de ahí y se vistió con prendas que lo cubrieron demasiado.
En cuanto bajó, Jungkook lo recibió con un plato de bulgogi bien elaborado, con un aroma exquisito y un sabor inolvidable. Trató de relajarse a sí mismo intentando seguir la conversación que Jungkook inició. Admiró los rasgos del otro chico encontrándolo con una gran sonrisa y se preguntó si lo hacía para no hacerlo sentir mal a él o si realmente le había gustado lo que había sucedido entre ambos.
Taehyung sabía que lo mejor era hablar, pero él realmente no se sentía con ánimos para ello, por lo que terminó en el sofá junto a Jungkook para ver una película, aunque su ánimo solo mejoró un poco.
Cuando la noche cayó, Taehyung pudo ocultar su malestar de forma maestra y actuó de forma natural con el menor hasta que este le dijo que esa noche también se quedaría a dormir. Se tensó suavemente al pensar en Jungkook seduciéndolo de nuevo para practicar sexo otra vez porque él realmente no sabría como rechazarlo de forma amable.
Para su buena o mala suerte, Jungkook no insinuó nada y no supo si sentirse aliviado de no tener que mentirle o aterrado porque su cerebro volvió a maquinar contra él diciéndole que era porque la había cagado, lo había decepcionado y Jungkook buscaría a alguien experto que pudiera satisfacerlo.
— Estás muy raro...
El susurro contra su oído le llegó y dejó de pensar en los brazos y piernas de Jungkook alrededor de su cuerpo. Él tenía su mano acariciando por inercia y con suavidad la extensión de su fuerte espalda y giró un poco el rostro para mirarlo.
— ¿Uhm? ¿Qué dices? —disimuló con una sonrisa, pero Jungkook no se vio convencido.
— Estoy caliente y tú estás raro.
Lo directo que a veces podía ser Jungkook le aterraba y le fascinaba. Le miró de nuevo, sin saber qué decir, pero el menor se adelantó.
— ¿Te arrepientes de lo que hicimos?
Dios, no. Taehyung no podía decir aquello, no se arrepentía, pero no sabía como exteriorizar sus sentimientos y miedos, así que, al igual que la primera vez que le habló a Jungkook, cuando se conocieron luego del golpe que el menor le obsequió sin intención, habló de forma desordenada, rezando porque no lo malinterpretara o se confundiera.
— No me arrepiento, solo... No sé si estuvo bien.
Los ojos de Jungkook mostraron una chispa de tristeza y se soltó para sentarse en la cama. Taehyung lo siguió, mirándose ambos en la oscuridad iluminados por el faro de luz pública que estaba fuera de la casa y que traspasaba la ventana que habían dejado con la cortina a medio cerrar.
— ¿No te gustó mi cuerpo?
Entonces sí lo había malinterpretado.
Taehyung sabía que hablar era primordial, era fan de ello, de hablar, de escuchar y, sobre todo, de comprender lo que decía el otro. Sin embargo, había cosas que eran aún complicadas para él, por mucho que trabajara arduamente día tras día por ser una buena persona, Taehyung tenía sus defectos y a veces ellos lo empujaban a cometer sus errores.
Decidió que empezaría con lo más sencillo: halagar a Jungkook.
— Jungkook, tu cuerpo es increíble. No creo que haya palabras para describirlo, ni como se ve, ni como se siente, ni como huele —le dijo—. Por mucho que me esforzara, no podría expresarlo a la perfección y se quedaría demasiado corto para lo que realmente es. Y sé que va a sonar muy cliché y estúpido, pero no se trata de ti; se trata de mí.
Jungkook se inclina hacia a él, apoyando las manos sobre las rodillas ajenas y buscando su mirada antes de besarlo castamente en forma de agradecimiento por lo dicho hacia su físico.
— ¿Entonces?
Y ahí venía lo difícil de soltar: sus inseguridades.
— Cuando terminamos, lo único que he podido pensar es en que seguramente te fallé porque no tengo nada de experiencia... En que seguramente este no es el tipo de cuerpo que te atrae y te complace... A lo mejor quieres a alguien con más masa muscular y no a mí que soy tan delgado y... flácido.
Jungkook se quedó callado y lo miró frunciendo el ceño. Taehyung bajó la mirada, avergonzado hasta que soltó un jadeo de sorpresa cuando el menor lo tumbó contra la cama, subiéndose rápidamente sobre él y mirándole desde arriba.
— Jungko...
Jeon se balanceó sobre él, asegurándose que su trasero rozara su miembro dormido en el que estaba sentado encima y Taehyung gimió.
— ¿Cómo puedo decirlo? —Jungkook suspiró, llevando sus manos hacia el cuello del mayor y acariciando su manzana de edad hasta bajar a sus clavículas, palpando hábilmente sin despegar su mirada del mayor— No soy bueno con las palabras, ¿cómo puedo decírtelo? Te dije que estoy caliente, ¿sabes por qué estoy caliente? Por ti y solo por ti.
Sus caderas volvieron a balancearse y esta vez sin parar, Taehyung cerró los ojos acallando su boca y Jungkook se detuvo.
— Mírame, Taehyung —no le pidió, le exigió—. Mira como me muevo para ti, mira como busco que me toques, porque quiero que me toques. Quiero que me desnudes, que tengas tus dedos sobre y dentro de mí. Quiero todo de ti. Mírame, ahora.
Taehyung se esforzó en hacerlo y Jungkook le sonrió en aprobación antes de volver a balancearse y soltar gemidos acompañado de Kim, ambos sosteniéndose la mirada.
— Podría haber tres mil hombres con cuerpos trabajados aquí en la habitación y yo solo querría el tuyo —soltó entrecortadamente antes de sujetar las manos de Kim y posarlas en sus muslos, invitándole a aventurar— ¿Sabes por qué? —ni siquiera lo dejó responder, desacelerando sus caderas para mover sus glúteos detalladamente sobre el falo despierto de Kim que se presionaba contra su trasero— Porque tu cuerpo es perfecto, Tae, uh. Porque es sensual y peligroso...
— Jungkook... —Taehyung gimió suplicante.
— ¿Qué quieres, hyung? ¿Quieres que me detenga o quieres hacerlo?
— Quiero... —Taehyung sujetó su trasero, empujándolo en el ritmo que él necesitaba para mejor fricción para su falo— Quiero hacerlo.
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