035
Lo primero que Jungkook concluyó en cuanto terminó su primera sesión fue que reconstruir una autoestima dañada le llevaría muchísimo tiempo. Y tenía sentido: ¿cuánto tiempo no había pasado lastimándose? Obviamente su afecto propio no iba a cambiar de la noche a la mañana. Así que, iba a esforzarse, mucho.
Antes de entrar a su primera clase, se sentó en una mesa y anotó lo más esencial que el doctor le había dicho esa sesión:
El juzgarte y rechazarte provoca un enorme dolor y angustia.
A su vez, eso complica al ser humano para relacionarse con los demás, tener una entrevista de trabajo o perseguir algo en lo que se podría no tener éxito. El asco hacia sí mismo limita la capacidad de abrirse a los demás, expresar su sexualidad, ser el centro de atención, pedir ayuda, aceptar las críticas constructivas y resolver problemas.
El doctor Kung SeungMin le informó que lo primero que aprendería sería sobre las distorsiones cognitivas. Estas, en pocas palabras, son maneras erróneas de procesar la información. Podrían ser llamadas costumbres de pensamientos que logran que un humano interprete la realidad de forma desacertada.
— Imagina que has organizado una fiesta —el doctor le dijo—. Has invitado a tus amigos y tienes pensadas un par de actividades para amenizar la fiesta. Sin embargo, en una de esas actividades, alguno de tus amigos no quiere participar. Ahora, ¿cómo reaccionas tú? Podrías simplemente tomar este hecho como la simple decisión que es: no quiere participar y ya. O podrías considerar cualquier tipo de rechazo como un insulto personal y hacia tu autoestima.
El hombre deja su libreta aún lado en el sofá y apoya sus codos sobre sus muslos uniendo los dedos entre sí.
— Las formas de pensar distorsionadas muy complicadas de diagnosticar porque están fuertemente con cierta distancia de la realidad. Te menciono esto porque es completamente normal, somos humanos así que no somos perfectos.
» Imagina que todas las personas del mundo se ven a sí mismos a través del lente de un telescopio. Si el lente es redondo y en buen estado, te verás a ti mismo relativamente grande e importante en el universo, claramente enfocado y con sus partes correctamente proporcionadas. Son muy pocas personas las que tienen este tipo de lente en buen estado.
La mayoría tiene el lente invertido, de modo que algunas o todas las partes se vean reducidas o diferente tamaño. También pueden tener el lente sucio, torcido, rotos o desenfocados. Las obstrucciones en el tubo pueden bloquear la vista de ciertos aspectos de tu persona.
Algunas otras personas tienen caleidoscopios y otras personas no pueden ver absolutamente nada porque tienen imágenes del pasado pegadas al lente del telescopio.
Las distorsiones te separan de la realidad y dan un valor; etiquetan personas y cosas antes de que uno mismo pueda verlas de forma objetiva. También se basan en procesos emocionales en lugar de racionales. Durante todo este mes te enseñaré nueve distorsiones cognitivas más comunes y técnicas para refutarlas. «
— Wao.
Eso fue lo primero que Hoseok le soltó en cuanto Jungkook le resumió lo que aprendió.
Ambos estaban en la cocina, preparando la cena con el televisor de la sala de fondo con el canal de noticias. El mayor se mostraba muy interesado en toda la información que Jungkook parloteaba.
— ¿Y cómo se empieza? —le pregunta.
— Con la vigilancia —Jungkook alza la mirada hacia el techo, evitando mirar al foco porque no quiere lastimarse los ojos—. Tengo que escuchar atentamente lo que pienso o digo de mi mismo, constantemente.
Hoseok lo observó salir de la cocina, ir a su habitación y regresar unos minutos después con un cuaderno de tapa gruesa en manos. Lo puso sobre la isla de la cocina y mientras la comida se cocinaba, Hoseok se acercó al cuaderno con cuidado, mirándolo con cierto temor.
— ¿Qué es?
— Me lo regaló él; me dijo que aquí estaré practicando cada técnica hasta que se vuelvan costumbre y lo haga mentalmente.
— Impresionante.
Jungkook le sonríe con arruguitas en los ojos, el mayor alza una ceja confundido y pregunta:
— ¿Qué?
— Estoy emocionado... Por fin estoy haciendo algo por mí.
No responde de forma verbal, acercándose de golpe y encerrándolo entre sus brazos un dulce abrazo, largo y fraternal. Desde ahí, Hoseok susurra contra su oreja:
— Lo lograrás, Jungkookie. Yo sé que sí.
Qué maravillosas y poderosas podían ser las palabras.
Ir a terapia significaba hacer deberes.
Al menos, así se sentía Jungkook con su cuaderno psicológico lleno de apuntes. Su tarea inicial fue una tortura, porque era poner a su cerebro a pensar positivo de él en lugar de forma negativa. En varias ocasiones tuvo que recurrir a sus amigos, sobre todo Taehyung y Hoseok, para poder encontrar esas cualidades que él difícilmente podía pensar de sí mismo.
Nunca soltaba ese cuaderno, porque descubrió que casi nunca pensaba bien de sí mismo. Así que, durante los siguientes días, las páginas se fueron llenando de columnas de palabras. Cada página tenía tres columnas, una para autoafirmaciones, otra para distorsiones y la última para refutaciones. Tuvo que memorizar las nueve distorsiones que el psicólogo le entregó y luego se dedicó a pensar y pensar.
— Parece mucho trabajo.
Nayeon estaba sentada a su lado, con las piernas extendidas sobre el césped y la espalda apoyada contra el árbol que él también estaba usando. La chica tenía sus libros desperdigados alrededor mientras que Jungkook mantenía los suyos apilados junto a su mochila. Las cosas entre Nayeon y él estaban yendo de forma increíble.
Jungkook ahora podía afirmar que consideraba una gran amiga a Nayeon.
Ella lo había sacado de casa tantas veces como podía si es que no tenía nada que hacer. Si él respondía que tenía tareas, estudiar o algo planeado con algo más, Nayeon lo dejaba estar. Sus conversaciones con ella eran demasiado fluidas, casi parecidas a las que tenía con Taehyung con la -gran- diferencia que no se acurrucaban el uno con el otro en el sillón o no se besaban casi todos los días.
Sin embargo, Nayeon era más extrovertida que Taehyung y más enérgica. A veces, a Jungkook le parecía que Nayeon intentaba distraerlo de la realidad mientras que Taehyung lo ayudaba a entenderla y afrontarla. Era como un trabajo en equipo, junto al psicólogo.
— Lo es, a veces es cansado y no se me ocurre absolutamente nada —ella se inclina un poco más, leyendo de forma detallada y frunce las cejas.
— ¿Por qué repites tanto "hipergeneralización"?
— Es una de las distorsiones más comunes de mí.
— Pero ¿qué significa?
— Que, si me sucede una cosa mala, creo que siempre me sucederá eso. Por ejemplo... —Jungkook se esfuerza en pensar un buen ejemplo—. Imagina que fallas un examen y ahora crees que siempre vas a fallar todos los exámenes; estás hipergeneralizando.
Nayeon abre la boca y lo mira anonadada desde su lugar.
— A veces hago eso.
— Creo que todos hemos tenido alguna distorsión cognitiva alguna vez.
Ella regresa a checar su cuaderno y señala otra palabra: Autoacusación. Y Jungkook sonrió, porque cuando su psicólogo le explicó de qué trataba, pensó en las palabras de Taehyung. ¿Por qué Taehyung no se había dedicado a ser un psicólogo? La mayoría del tiempo, el mayor llevaba una vida asertiva y con mucho control, ayudando a la gente de forma inconsciente... Aquella fácilmente podía ser la vocación de su vida, pero Taehyung se dedicaba a hablarle a sus plantas.
— Esta es porque me culpo siempre de las situaciones que no están en mi control o que no son culpa mía...
Nayeon asiente y luego siente que quizá está abusando demasiado de la confianza de Jungkook y que a lo mejor para el chico era un tanto incómodo hablar de su terapia. Ella mira hacia el frente, hacia los estudiantes que corren a sus clases, que comen con sus amigos, que leen en solitario o que estudian en conjunto aquí y allá.
— Anoche peleé con Yugyeom.
No suelen hablar de Yugyeom muy a menudo, ni siquiera mencionan su nombre. Nayeon se refería a él como "mi novio" o "él", pero jamás lo nombraba porque ambos sentían que no era un tema en común que pudieran tocar, así que Jungkook supuso que si lo mencionaba era porque tenía que ver con su persona.
— Me preguntó por qué frecuentaba tanto contigo.
Jungkook la dejó hablar; no conocía del todo a Nayeon, pero se había dado cuenta que no solía discutir por estupideces, así que dudaba mucho que le hubiese reclamado por una simple pregunta como esa. Si habían discutido, habría sido por el tono y la intención de dicha cuestión: seguramente Yugyeom se lo había preguntado con burla o con enojo, con el objetivo de controlar su vida o simplemente burlarse de su capacidad para escoger amigos, entonces, Nayeon tendría derecho de molestarse.
— Sabía que en algún momento querría hablar de ti. En algún punto yo misma pensé en tocar el tema — ella sonríe, pero no es la característica sonrisa de Nayeon, es más triste y de decepción—. Quiero decir, entiendo que a veces no le mostramos el mismo rostro a cada persona, porque al fin al cabo no todo el mundo puede caernos bien y no podemos caerle bien a todos.
» Así que dije: quizá a Yugyeom no le agrada Jungkook porque no congenian muy bien... Y... Se lo pregunté. Le pregunté porqué no le agradabas y me dijo que era porque eras tonto al no saber escoger con quien... Ya sabes.
Jungkook sujeta su cuaderno psicológico, buscando la columna de refutaciones para recordar que lo que pensara Yugyeom de él no debía afectarle porque no era su culpa y no era una verdad. Porque Jungkook conocía muy bien las razones por las que había terminado enredándose una y otra vez con aquellos chicos; engaños, manipulación, egoísmo, relaciones de poder y su vínculo con el abuso, sumando su baja autoestima. Una mezcla demasiado fuerte, tanto que ahora lo tenía ahí: recibiendo terapia.
— Fue ahí cuando exploté —Nayeon volvió a hablar—. Le pregunté si te conocía, si alguna vez había intentado hablarte, darte una oportunidad o si conocía tu historia. La respuesta fue obvia y me enfureció aún más: ¿cómo podía culparte de todo cuando esos sujetos andan por ahí pregonando orgullosos por todas partes lo que te han hecho?
Nayeon se giró bruscamente hacia a él y Jungkook la miró a los ojos encontrándolos cristalizados y heridos.
— ¡¿Haría eso conmigo si termináramos?! —Jungkook se congeló con la pregunta— ¡¿Le diría a todo el mundo qué es lo que hacíamos cuando follábamos?! —los labios le temblaron— Y dijo que no... El muy imbécil dijo que no...
Nayeon rompió a llorar de pronto y Jungkook sintió que una nube de confusión lo estaba rodeando.
— Y yo era así... —ella balbucea, por lo que el contrario tiene que acercarse un poco para poder escucharla bien porque su voz se distorsiona entre las lágrimas y los sentimientos—. Yo estaba hace un mes creyendo que eras tú el culpable, escuchando a esos estúpidos diciendo cosas malas de ti, cosas privadas y burlándose de tus sentimientos...
Jungkook no sabe qué decirle, pero verla llorar no le ayuda, así que intenta reconfortarla antes de ponerse a llorar con ella, pero Nayeon se lanza a sus brazos.
— Lo lamento, Jungkook.... Lo lamento tanto, de verdad... —ella chilla contra su cuello, empapándolo— Siento tanto haberte juzgado cuando solo fuiste una víctima... Lo lamento mucho... Perdóname, perdóname...
Y Nayeon se deja llevar por su llanto y Jungkook se une a su canto de lamento en cuanto la escucha balbucear por su perdón, sus jadeos y sus hipidos mientras su cuello y el hombro se llenan de lágrimas. La estrecha en sus brazos, intentando decirle de esa forma que la perdona, porque sus cuerdas vocales solo están trabajando para llorar y llorar.
Entonces, su llanto se intensifica aún más porque descubre, gracias a Nayeon, que no simplemente la está perdonando a ella, si no también a sí mismo.
Y lo único que pudo sentir fue paz y alivio.
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