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033

Capítulo extra en esta semana porque hemos alcanzado los 20k de seguidores y ando emocionada y feliz y ustedes merecen otro cap. 

— En parte sí y en parte no; superar lo que te ha lastimado o lo que no pudo ser depende totalmente de ti.

Su cabello se agitó ante una ventisca y se encogió levemente en su chaqueta. Jungkook miró en dirección al viento, resoplando con suavidad antes de escuchar otra vez la voz de Nayeon.

— No me malentiendas; la gente a tu lado es importante, su apoyo puede generar un impacto en ti, pero no es completo —Jungkook la mira dándose cuenta de que ella está enfocada en él con unos ojos profundos y honestos, como si le estuviese contando un gran secreto. Seguramente lo era, pero, a lo mejor, debía dejar de ser uno—. Porque eres tú el que decide si quiere seguir ahí o quiere avanzar. Mi relación con Yugyeom no hubiese funcionado por más que él hubiese dado su mayor esfuerzo, porque al final, superar a mi exnovio no dependía de él; dependía de mí.

— Pero ¿cuánto tarda? —Jungkook pregunta. El celular de Nayeon suena, es Yugyeom quien ya está en el parqueo, así que ambos se ponen de pie, ella sin responder a la llamada—. Quiero olvidarlo ya, necesito dejarlo atrás ahora mismo.

— ¿Lo necesitas tú o lo quieren los demás?

El silencio les invadió y Jungkook no supo responder.

No porque no sabía, porque claro que lo sabía.

Jungkook no quería olvidar a Mingyu, quería quedarse con los buenos recuerdos. En realidad, quería olvidar el dolor, quería dejar de sentirse desolado por las noches, aguantando las lágrimas porque no tenía sentido continuar llorando por él. Por lo que creyó que existía, por lo que Mingyu le mostró. Si algo odiaba más Jungkook luego de que lo abandonaran, era ese sentimiento, era tratar de eliminarlo porque aquello parecía solo querer intensificarlo.

¿Por qué? ¿Por qué tenía que volverse peor cuando deseaba lo contrario?

— Es...

El celular volvió a interpretar la tonada de llamada que le puso al chico, pero Nayeon no hizo amago de responder, totalmente enfocada en lo que estaba pasando en ese momento.

Si ponía a analizar la situación de forma más profunda, la escena se tornaba un poco ridícula: la conversación que estaban teniendo era una que tendrían un par de amigos muy cercanos, quizá un padre con su hijo, pero no un par de personas que conocían sus rostros, pero no sus corazones.

Sin embargo, es lo que es.

Era real. Estaban ahí, uno frente al otro, mirándose mientras Nayeon estaba a punto de decirle palabras que jamás creyó que podría escuchar, palabras que nadie le diría, una verdad que venía de la persona que menos imaginaba.

— Ellos lo quieren, pero no es lo que necesitas —respondió por él, con la cabeza en alto porque Jungkook tenía más altura que su persona y pudo ver sus ojos cristalizarse.

Y a ella le dolió, porque se vio reflejada en ese Jungkook. Podía ver a esa Nayeon del pasado, devastada y retratada en la expresión del chico.

— No puedes tapar el sol con un dedo, Jungkook. No puedes pretender que nada está sucediendo, cuando está pasando frente a tus ojos —Nayeon dio un paso hacia a él, sujetó sus manos y las apretó con suavidad—. No escondas tu dolor; vívelo. Es una horrible sensación, yo lo sé, te juro que lo sé. Pero mientras más trates de ignorarla, más la intensificarás. ¿Sabes por qué? Porque no la estas tratando, y si no tratas una herida, esta se abre cada día más.

— ¿Entonces qué?

Llóralo, Jungkook —ella responde con la voz entrecortándosele porque se siente demasiado empática con el chico, porque ella lo vivió en carne propia—. Llora lo que pensaste que tenías, pero que no era tuyo. Llora por el tiempo y la seguridad que perdiste en ti mismo. Deja que salga de ti, de la forma más sana que pueda existir: viviéndola.

— Odio sentirme así.

— Yo sé, yo sé —su voz es pequeña, pero no suelta las manos de Jungkook—. Pero la tristeza y la frustración también son emociones. Así como no puedes evitar que una sonrisa se te escape porque estás teniendo un gran momento; así tampoco deberías prohibirte llorar.

» No te sientas presionado a superar algo que realmente te dolió en corto tiempo. La gente cree que esto es igual que aferrarse al pasado, pero no es así; no te estoy pidiendo que no olvides a Mingyu, te estoy pidiendo que lo olvides a tu paso, a tu tiempo, ¿entiendes? Una vez que lo sueltes, podrás avanzar más seguro de ti, porque habrás aprendido a vivir tus emociones y a vivirlas de forma sana.

Jungkook asintió con los labios temblorosos, pero no quería llorar ahí. No quería que lo vieran llorar y porque, aunque había comprendido lo que Nayeon le había dicho, hacerlo y volverlo parte de su vida era otra cosa. Tantos años creyendo que ignorar esa sensación le ayudaría a avanzar más rápido y ahora entendía por qué todo se volvía peor; no lo vivía. No vivía su dolor como vivía su felicidad, entonces aquello le daba la sensación de que ser feliz duraba muy poco, cuando, en muchas ocasiones, él mismo alargó su sufrimiento sin intención.

Se despidió de la chica con un abrazo profundo y la encaminó cerca del parqueo donde Yugyeom estaba mientras ella respondía otra llamada del chico, informándole que ya iba de camino. Jungkook la dejó en la entrada del lugar, y la vio volverse más pequeña mientras más se acercaba a los autos hasta que la vio subirse en el copiloto de uno plateado.

Entonces, habiéndose asegurado que Nayeon ya iba con su novio, él regresó a la plaza, tomando su celular para revisar un mensaje que Hoseok le dejó donde le aclaraba que en 10 minutos pasaban por ahí. Jungkook se sentó en la banca en la que estuvo con la chica, con el celular en mano, bloqueado, y mirando sus zapatos, su mente pareció quedarse en blanco.

Diez minutos después, recibió la llamada de su mejor amigo, salió del comercial y encontró el auto azul de Yoongi orillado al lado de una acera. Se subió en la parte trasera luego de saludarlos y fue capaz de explicarles lo que había sucedido con Nayeon, a excepción de la última plática.

Aquello se lo guardó, no porque fuera malo o inapropiado. Simplemente, Jungkook no quería hablar del tema para ese momento, porque estallaría ahí mismo en lágrimas.

Sus mayores cambiaron el tema de la conversación más tarde y luego tuvieron que despedirse de Min quien les dio una sonrisa y se fue del complejo. Jungkook tomó el brazo de Hoseok que mantenía doblado porque su mano estaba guardada en el bolsillo de su chaqueta y subieron el ascensor con una conversación llena de murmullos bajos.

— Buenas noches, Koo —Hoseok le dijo cuando ambos fueron a dormir.

Al menos, Hoseok durmió de primeras, porque Jungkook se acostó en su cama, en plena oscuridad. Llevó su mano izquierda hacia su pecho y su brazo derecho le cubrió los ojos en cuanto su rostro se arrugó, llorando de forma amarga y lo más silencioso posible ahí, en el silencio de su habitación.

El proceso fue horrible, Jungkook aceptó.

Lo era porque tener el corazón destrozado no era una sensación que a alguien le gustara. Sentirte sin palabras y sin respuestas a las grandes incógnitas que se presentaban en tu cabeza de lo que pudo ser y de lo que pasó era horrible. Sentir que no podías explicar como te sentías, era peor. Que tu corazón y tu estomago se estrujaran tampoco ayudaba. Y luego, cuando pensabas que habías soltado todo, mientras tus ojos se mantenían hinchados y lagrimosos, el dolor volvía y las lágrimas lo hacían con él.

Pero Jungkook se esforzó.

Se esforzó en no calmar su llanto, se dijo a sí mismo que tenía que hacerlo. Por lo que lloró y lloró hasta ya no dar más, hasta que su cabeza dio vueltas y quedó en su cama, anestesiado por la agonía.

Contrario a lo que imaginó; despertó sintiéndose mejor.

No como si todo se hubiese arreglado, pero mejor.

Sus ojos estaban hinchados, pero, como todas las mañanas, se lavó la cara con agua fresca y se lavó los dientes mirándose al espejo. Se sintió diferente, se sintió como si hubiese quitado un par de piedras del enorme costal que cargaba.

Se vistió y partió despidiéndose de Hoseok que aún seguía en cama y quien solo le pudo responder con un monosílabo ronco y afirmativo. Luego llegó a la universidad y se acercó a las mesas donde siempre se reunía con Jimin, Taehyung, Soojin y, al parecer desde ahora, con Namjoon y Seokjin. Los dos últimos parecían tener una acalorada discusión con la única chica del grupo que parecía gustar llevarle la contraria a ambos.

Ni Jimin ni Taehyung se encontraban cerca, pero se dijo a sí mismo que eso estaba bien, que no debía preocuparse; él podía estar sin ellos sin problema alguno.

Se acercó a la mesa, con un deje de timidez que se esmeró en esconder, y se sentó junto a Namjoon porque Seokjin estaba al lado de la chica. Los tres le miraron con sonrisas a la hora de saludarlo y Jungkook sintió menos tensión en sus hombros. Preguntó qué sucedía, para ver si tenía oportunidad de incluirse en la plática y no sacar un libro para ignorarlos a todos y perder el chance de socializar.

Estaban hablando de videojuegos, por lo que pudo participar con todo el entusiasmo del mundo y, en diversas ocasiones en cuanto a la exposición de las opiniones, Jungkook estuvo del lado de Soojin quien pareció extremadamente feliz de tener de apoyo a su persona.

Entonces, Jungkook volvió a perderse en su mundo en algún punto de la conversación.

Y se vio a sí mismo, pero en el pasado.

Se encontraba uniformado, solo en una mesa a la que nadie quería acercarse porque él estaba en ella y mirando hacia el chico que lo hacía suspirar, pero que solo se dirigía a él cuando nadie los veía. Contrario a él; su chico estaba rodeado de amigos, riendo entre ellos, creando buenos recuerdos, mientras Jungkook los imaginaba en su cabeza donde los protagonistas eran él y su chico.

Y ahora, por fin no era un simple espectador: se encontraba sentado en una mesa con amigos, a los cuales no era demasiado cercanos, pero amigos, al fin y al cabo, riendo y hablando. Haciendo lo que el Jungkook del pasado no pudo.

Entonces, se sintió un poco orgulloso de sí mismo y deseó poder viajar en el pasado para decirle a su yo adolescente que debía continuar, porque la vida iba a cambiarle.

— Buenos días.

Los labios suaves de Taehyung contra su cabeza explotaron su burbuja de pensamientos, realizaciones y viajes al pasado, devolviéndolo al presente. Alzó la mirada hacia el otro que venía acompañado de un adormitado Jimin. Este terminó abrazando escuetamente los hombros de la única chica y luego tomó lugar en la mesa.

— ¿Qué hacen? —Jimin cuestiona tomando de su mochila una barrita de granola para comerla.

— Hablamos de videojuegos, y que los de terror te asustan mil veces más que las películas del mismo género —Jin responde de forma seria, como si estuviese trabajando en su propia tesis.

— Eso es sencillo: ambos, si eres una persona normal, claro está —Jimin asegura.

— ¿A qué te refieres con normal?

— Solo los psicópatas disfrutan ver películas y jugar cosas de terror —argumenta.

Soojin lo mira derrochando ternura y se inclina para apretujar sus mejillas, logrando que Park se sonroje en su lugar, mas no la aparta.

— Eso pasa porque tú eres un llorón —Jin asegura y Namjoon se ríe melodiosamente, captando la mirada de Jungkook.

Hoyuelos.

Hoyuelos profundos y lindos.

Y lo hacen sonreír de forma inconsciente.

Y Taehyung se da cuenta, sin quererlo. Simplemente, su mirada se dirige hacia a Jungkook cuando lo escucha reír ante la burla hacia a Jimin, porque la rivalidad amistosa no ha acabado entre ellos, y descubre que Jungkook está mirando a Namjoon.

De la forma en que quisiera que lo viera a él.

Una sensación de doble cara se instala en su pecho y noquea su mente, porque Taehyung realmente está cansado de esos debates mentales. De esas luchas entre su parte agradable, la empática y comprensible; y su parte oscura, aquella egoísta y dolida. Porque se siente feliz de ver a Jungkook sonriendo hacia otro chico cuando, hasta el momento, se había cerrado ante la idea de una nueva pareja por culpa de Mingyu.

Sin embargo, también se siente lastimado, porque no puede evitar pensar qué es lo que necesita hacer para que lo mire como a Namjoon, para él ser la razón por la que olvide a Mingyu y a todos aquellos que alguna vez tuvieron el privilegio de rozar con sus mundanos dedos el cuerpo celestial del menor.

Decidido a no querer pensar demás ese día, y tan temprano, apartó la mirada hacia el lado contrario donde Jungkook estaba y su mente maquinó hacia otro lado: Namjoon era mejor que él.

Por un momento, sus pensamientos casi desembocan en que quizá él no es la gran cosa, en que a lo mejor no vale la pena. Pero luego, su parte más asertiva y en la que tanto ha luchado y trabajado, le recuerda que Namjoon es un gran chico, contrario a todos los patanes que se han acercado al menor, así que no había necesidad de sentirse triste:

La persona que quieres será feliz.

Y lo anhelaba. A lo mejor anhelaba más que Jungkook fuera feliz a que estuviera con él.

Nayeon apareció en su campo de visión, con otra chica al lado que él no recordaba su nombre, pero la reconocía. Ambas caminaban en la zona pavimentada y de pronto, la mirada de Im cae sobre él, exactamente en su mesa. La sonrisa que tiene aumenta más y se detiene levemente antes de alzar la voz.

— ¡Jungkook!

El nombrado se gira hacia la voz, desconcertado y sorprendido, pero sus rasgos se suavizan y brillan más cuando descubre a la chica. Taehyung lo ve alzar la mano de forma alta y segura hacia a ella. También capta sus ojos sonriendo al lado de sus labios, lo que le parece irremediablemente maravilloso. Entonces descubre la respuesta.

Quiere a Jungkook siendo feliz, sea o no con él.

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