030
Tengo dos perros parciales para el lunes, pero hay uno que me importa más que el otro. Cuando los termine, posiblemente venga a publicarles un capítulo en la noche, todo dependerá de si logro terminar el capítulo que estoy escribiendo.
Por cierto, gracias por los votos y los comentarios, antes de dormir los leo, así que ando informada de sus opiniones y me agrada que les guste. Solo les quiero avisar que hay un par de capítulos medio densos si no recuerdo mal entre el cap 33 al 35 o 36, pero siento que son necesarios.
Las acciones se detuvieron ante el grito de Taehyung, la película seguía su curso y, para ese punto, la trama era incomprensible. La oscuridad del exterior no estaba abrazándolos por los focos encendidos, y sus respiraciones agitadas acompañaban la pantalla.
Aún seguía en el regazo del mayor, con una mano en el hombro y otra en su abdomen, pero estaba completamente inmóvil. No obstante, a diferencia de él, Taehyung sí se movió para sujetar su cintura y pedirle tácitamente que se sentara a su lado. Cuando su trasero tocó el mueble, lo vio levantarse de golpe y tirar todo su cabello hacia atrás, nervioso.
Jungkook no dijo palabra, no sabiendo muy bien qué sentir: ¿alegría? ¿decepción? ¿tristeza? Taehyung lo había rechazado, ¿qué debía significar eso?
Mejor dicho, ¿qué quería que significara para él?
Había intentado seducir a Taehyung con el fin de descubrir si el mayor solo era su amigo porque le gustaba, si esa había sido la única razón por la que su lazo seguía intacto, si era real. Que Taehyung lo rechazara era porque entonces sí había algo más allá de su atracción, entonces, ¿por qué se sentía triste? ¿Por qué de pronto sentía que su cuerpo no era nada? ¿Había, entonces, su cuerpo perdido eso último que le quedaba?
Era demasiado confuso, y se tornó aún más cuando Taehyung se giró hacia a él, mirándole totalmente pálido y extrañado.
— ¿Qué fue eso?
La pregunta estaba bien. La respuesta era complicada.
La respuesta ofendería a Taehyung, pero le agradecería la honestidad. Lo conocía en ese aspecto, al menos.
— Un beso.
Realmente no quería ofenderlo.
Taehyung se quedó mudo, asintió varias veces y dejó caer las manos antes de sentarse a su lado, mirando hacia la televisión. Tomó el control y silenció el sonido para hablar con más calma.
— Ya sé que fue un beso, pero...
¿Qué palabra debía ocupar? Taehyung solía ser muy cuidadoso con lo que decía, no porque no le gustara la espontaneidad, simplemente no le gustaba generar problemas donde no existían. Pensaba muy bien cómo expresarse para poder ser comprendido del todo o la mayor parte.
— ¿No te gustó?
Miró a Jungkook en cuanto terminó de formular su pregunta y pensó que el menor no podía estar en sus cabales si creía que un beso como aquel no le gustó.
— No es eso —su voz se suaviza, mientras que su mirada se llena de comprensión—. Lo que pasa es que te dije que yo tengo muy poca experiencia y creo... Creo que deberíamos ir más lento, tanto por mí como por ti.
— ¿Por mí?
Taehyung asiente y sujeta su mano, acariciándola con mucha ternura entre sus dedos. El acto es pequeño, sencillo y hasta podría decirse insignificante, mas en ese momento a Jungkook le alivió el corazón y lo ayudó a respirar mejor.
— Sí, no creo que esté bien para ti que nos besemos de esa forma y tengamos sexo de un momento a otro. Ambos tenemos que ir paso a paso.
— Pero ¿te llamo la atención de esa forma? ¿Quisieras verme desnudo y estar dentro de mí?
Las mejillas del mayor se tornaron rojas, al igual que sus orejas, sus ojos se abrieron sorprendidos y su boca soltó una sonrisa nerviosa para luego desviar su mirada, avergonzado. Una cosa era hablar de sexo libremente, otra era que te metieran en la ecuación.
Taehyung podría pasarse hablando horas y horas acerca de vaginas, penes, sexo, coito y todo lo relacionado a ese mundo tan diferente para cada persona, pero imaginarse a él mismo era demasiado complicado y bochornoso. Definitivamente, no podía imaginarse encima de alguien, desnudo, con su piel rozando la del otro, con su miembro profundizando en cada estocada mientras veía el miembro ajeno moverse sobre el abdomen contrario entre el ajetreo.
Mucho menos podía imaginarse a Jungkook siendo quien estuviese con él.
No porque no le pareciera atractivo ni sensual, nada de eso, (que le cayera un rayo de ser así), si no porque no podía pensar en Jungkook de aquella forma todo el tiempo: no podía verlo solo como un objeto.
Se imaginaba a sí mismo caminando por las calles con Jungkook sujetando su mano. Se imaginaba tomando sus mejillas con una sola mano, fruncir sus labios y besarlos castamente. Se imaginaba estrechándolo contra sí, escuchándolo hablar acerca de sus gustos, de su día, de lo que pensaba con algunos temas y de todo lo que significara ser Jeon Jungkook.
Por último, así como destino final, pensaba en sexo, pero si lo relacionaba con Jungkook, solo podía decir que seguramente se derretiría sin poder apartar la vista de su piel, se ahogaría con su sabor y se aferraría a su cuerpo en un intento de que uniéndose a él mediante la carne pudiese llegar a su alma.
Esa era la única forma para él. ¿Cursi? Sí, por supuesto que sí.
Pero es que, ¿cómo culparlo? El cuerpo humano traía demasiados problemas para una persona: generaba mucha inseguridad, sea de forma parcial, como de forma completa.
Alguna vez Taehyung también tuvo problemas con su propia apariencia: con un mejor amigo musculoso y tonificado como lo era Jimin, con la gente diciéndole que era muy delgado o que necesitaba un abdomen marcado, Taehyung había pasado años regañando a su cuerpo, obsesionándose con dietas extremas y sintiéndose decepcionado al no ver resultados rápidos.
Habían sido años agotadores para él, y cuando notó lo mucho que aquello había cambiado su vida, decidió que debía parar o terminaría con un desorden alimenticio y la mente destruida. Descubrió que mientras su cuerpo estuviese sano y se pudiese mover, no tenía por qué exigirle más.
Su cuerpo no había sido creado con el fin de complacer a alguien más, ni el de él ni el de nadie.
Por ello, pensar en tener sexo con Jungkook o con alguien más no era una cosa tan sencilla. El sexo requería confianza, no solo con la otra persona, si no contigo mismo. Por ello no podía tomárselo con tanta facilidad; no podía verse así mismo uniéndose a otro cuerpo sin demostrarle al contrario que lo estaba disfrutando, que valoraba y agradecía que le mostrara algo tan íntimo como su desnudez.
— Nunca he tenido sexo —murmuró—, pero estoy completamente seguro de que disfrutaría estar contigo en ese y cualquier aspecto —se encoge de hombros, mirándole a los ojos—. Solo entiende que es complicado para mí; no puedo tomar tu cuerpo como si no fuera la gran cosa Jungkook. Si lo hacemos, equivale a que te desnudarás hacia a mí y lo único que quiero es que te sientas seguro de querer hacerlo conmigo, no por querer olvidar a alguien o para enseñarme algo.
Jungkook boqueó, inhaló luego y frunció el ceño.
— ¿Quieres decir...?
— Quiero decir que tengas sexo conmigo o con otro hombre, pero que sea que tú lo quieras.
La situación se volvió levemente incómoda y tensa entre ellos, así que al final decidieron que lo mejor era recoger y dormir para mañana tener un mejor día. Jungkook se decantó por lavar los platos mientras que Kim se mantuvo en la sala poniendo las cosas en su lugar y recogiendo la basura. Cuando terminaron, subieron las escaleras lentamente luego de apagar las luces de abajo y se detuvieron a medio pasillo, a la altura de la puerta de la habitación de Taehyung.
— De verdad no quiero que pienses que no me gustas o que no eres atractivo —Taehyung mencionó y continuó ante el silencio del menor—. Sé que todo lleva un proceso, pero me gustaría recordarte que... Ya eres lindo, ¿sí? Ya lo eres y eso no depende de a cuantas personas le gustes o cuantos te deseen.
Jungkook sonríe con suavidad, una sonrisa pequeña, pero honesta porque realmente las palabras de Taehyung siempre logran reconfortarlo.
— Gracias —dice en voz baja, porque no está muy acostumbrado a soltar ese tipo de palabras—. Ahora que lo pienso, mencionaste la palabra proceso, ¿proceso de qué?
— El de quererte a ti mismo, claro está.
Jungkook lo mira de forma profunda.
— ¿Tú te quieres?
— Lo intento la mayor parte del tiempo —respuesta inmediata y segura.
— Pues debería ser de tiempo completo porque eres increíble.
A Taehyung se le colorean de nuevo las orejas, sin palabras y recibe un pequeño gruñido por parte del menor.
— ¿Q-qué?
— Que siempre estás halagándome tú a mí y yo también encuentro buenas cosas en ti —Jungkook responde.
— ¿Buenas cosas?
— Muchas, en realidad —asiente y ambos se sonríe de forma cómplice. Jungkook se encoge de hombros, se acerca a él de un momento a otro y lo abraza de nuevo— Buenas noches —y le da un beso en la mejilla antes de separarse y retirarse a su habitación.
A la mañana siguiente, se despiertan con un día un poco soleado y se sonrojan al verse mutuamente hasta que toman asiento uno frente al otro en el comedor de madera. La taza de chocolate Jungkook la toma escuchando a Taehyung parlotear acerca de su local cuando el menor le pregunta qué es lo que usualmente hace dentro de ella.
Taehyung le comenta acerca de cómo debe cuidar las plantas, checar que ninguna se haya marchitado, rellenar los estantes de nuevo si se han vendido varias y dedicarse a pintar macetas para los pedidos.
Jungkook se siente abrazado por su cálida y profunda voz, se hunde y ahoga en sus palabras y se deleita ante el dominio que Taehyung demuestra tener sobre las plantas con cada duda que le surge. Además, esa mañana Taehyung tiene música de jazz sonando por los altavoces de la sala, lo que les da un ambiente relajado y tranquilo.
No sabe bien que lo impulsa, pero se pone de pie en un momento, rodea la mesa hasta llegar al mayor y le pide tácitamente permiso para sentarse sobre su regazo. Taehyung se mueve torpemente al no estar acostumbrado a ese tipo de situaciones.
Lo pone nervioso pensar que Jungkook va a volver a besarlo porque, aunque haya adorado aquel beso, quería experimentar todo con el menor; lo suave, lo lento, lo rudo, lo rápido... Absolutamente todo.
Para su alivio, Jungkook se sienta de lado encima de sus piernas, rodea su cuello con ambos brazos y le acaricia el cabello, despeinado y matutino, echándoselo para atrás para descubrirle la frente y luego besa esa zona con bastante gentileza, justo como sus besos en la mejilla.
— Un día visitaré tu tienda.
— ¿Sí? —Taehyung murmura, sintiéndose adormitado entre las caricias del contrario—. Puedo darte la dirección o llevarte cuando quieras.
— Dame la dirección, te caeré de sorpresa —propone—. Si me logras convencer, te compraré una o dos plantas.
— Una, la otra te la regalaré yo.
— Vas a perder dinero.
— Regalar algo a una persona como tú no puede significar perdida en ningún sentido —Taehyung responde y Jungkook detiene sus movimientos.
Taehyung abre los ojos, preocupado de haber dicho algo equivocado, pero Jungkook no tiene una expresión que denote que está ofendido. Por el contrario, tiene sus ojos redondos llenos de ternura y agradecimiento, como si cada palabra que Taehyung le ofreciera aumentara el brillo de ellos.
Quizá lo hacía.
Y, ahí, sentado en sus piernas, mirándolo a los ojos, su escaso aprendizaje de inglés le sirvió de algo, porque pudo entender a la perfección lo que la cantante entonaba en sus versos, y sintió un escalofrío recorrerlo al sentirlos tan íntimos y perfectos para ese momento:
«Había campanas en la colina,
pero nunca las escuché sonar.
No, nunca las he escuchado en absoluto
hasta que llegaste tú.»
Ahí, sentado en el regazo de ese hombre tan amable, honesto y respetuoso, Jungkook se preguntó qué es lo que realmente sentía por él. ¿Estaba enamorándose de él? ¿Estaba solo confundido porque quería olvidar, desesperadamente, a Mingyu y sus antiguos recuerdos? ¿O realmente estaba enamorándose y siendo correspondido?
— Tae...
— ¿Jungkook?
¿Estaba bien decirle lo que rondaba por su cabeza? ¿O decirlo solo lo ilusionaría? Había una enorme probabilidad de solo estar confundido, y él realmente no quería lastimar a Taehyung aunque el chico fuese lo suficientemente valiente para haberle ofrecido una amistad sin esperar una relación romántica y se estuviese lastimando constantemente con verlo y conocerlo cada día.
Pero ¿cómo sabría entonces si realmente le gustaba? ¿Qué pasaba si no estaba equivocado y perdía la oportunidad de amar y ser amado por Kim Taehyung?
— Creo...
El timbre los interrumpió y Jungkook soltó un largo suspiro, decepcionado, pero pensando que quizá necesitaba aclarar sus pensamientos antes de soltarle algo así a Taehyung. Sería extraño pedirle consejo a Taehyung acerca de si estaba enamorándose de él o no. El castaño intentaría ser lo más imparcial posible, pero podía confundir a Jungkook en el proceso. No era lo mejor hablarlo con él, necesitaba opiniones extra.
Taehyung le dijo que atendería la puerta y Jungkook aceptó, sentándose en la silla en la que Taehyung había estado y su cabeza se volvió un remolino con tantas cuestiones. Sin embargo, no pudo enfocarse en ellas porque Taehyung regresó, pero no solo; una mujer un tanto mayor caminaba delante de él, moviéndose como si fuera su casa y sus ojos se detuvieron en Jungkook quien la miró confundido.
— Oh, tienes visitas —ella murmuró, parpadeando varias veces antes de mirar a Taehyung detrás de ella y luego regresar su mirada a Jungkook—. Hola, soy GoEun, la madre de Taehyung.
Oh, vaya.
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