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029

Sorry por la tardanza, tuve q ir al ginecólogo y tengo tareas y parciales. Autora troste pq la tendrán q inyectar en las nalgas. Me encanta hablarles de mi vida, los amo.


La casa se encontraba en completo silencio cuando ambos entraron en ella. Jungkook prendió la luz y bajó a Yeontan en el suelo, él se sacudió y caminó con rapidez hasta la sala. Taehyung se estaba quitando su abrigo y tomó el de él, Jungkook lo miró un momento a los ojos antes de inclinarse hacia a él y besarle la mejilla.

Sus labios se quedaron estampados por largos minutos, sintiendo la mejilla del castaño fría por el clima. Jungkook se sentía tan diferente aquel día, tan fuera de sí mismo por lo que no fue sorpresa que pasara sus brazos por encima de los hombros del mayor, estrechándolo. Taehyung, por su parte, se quedó inmóvil, confuso ante la situación, pero, aún con los dos abrigos en mano, rodeó el torso del contrario, suspirando fuertemente para captar su aroma.

Jungkook utilizaba colonia, mas no era demasiado fuerte, era una mezcla entre algo exótico con unas cuantas notas dulces. Era un aroma en el que Taehyung quería ahogarse, honestamente.

— ¿Qué comeremos hoy?

Esa fue la pregunta de Jungkook, y no lo soltó para formularla. De hecho, se acomodó mejor, relajando el cuerpo entero, disfrutando del abrazo. Taehyung no era tan fibroso como él y su piel era un poco más blanda, pero se sentía demasiado cómodo y reconfortado entre esos brazos que se preguntó por qué antes no se había lanzado hacia a él.

— No sé qué quieras comer. Podemos preparar algo o...

— ¿Pedir algo?

— Mmm.

La mente de Jungkook trajo aquellos horribles pensamientos de nuevo hacia su mente con respecto a Taehyung y por más que no quisiera hacerlo, necesitaba saberlo, así que cocinar no estaba en las opciones.

— Pidamos algo.

Taehyung aceptó, por lo que terminaron soltándose para que él hiciera la llamada mientras Jungkook subía a la habitación que usaría para dormir. Esta vez, la encontró completamente limpia y con la ventana tapada con una cortina más personal y menos neutra. Jungkook soltó su mochila sobre el suelo, sacando sus prendas de ropa, para organizarlas en el ropero, sus productos personales fueron los siguientes y colocándolos en el escritorio se encontró con la caja de condones que guardaba en la habitación de su casa.

La cajita contenía seis condones y había dejado de usarlos desde que Mingyu lo había botado cuando decidió no acostarse con ningún otro hombre que quisiese aprovecharse de él. La agitó suavemente antes de abrirla y tomar un par, guardándolos en los bolsillos de sus vaqueros.

También llevó su lubricante y ese fue escondido en el bolsillo de su chaqueta. Era a base de agua y no tenía olor ni sabor, a Jungkook le gustaba lo simple.

Cuando bajó a la sala de nuevo, Taehyung se encontraba en la cocina buscando palomitas de maíz para hacer en el microondas y comerlas mientras esperaban por la cena. Era un poco tarde, por lo que supuso que Jungkook estaría aguantando hambre. Tomó un par de refrescos y luego, cuando se giró, le dio una suave sonrisa al menor que entró al lugar.

— ¿Qué pediste?

— Comida tailandesa, ¿te parece bien?

— Está perfecto.

El silencio se instaló y Taehyung se preguntaba por qué Jungkook estaba tan callado ese día, observándolo atentamente como si fuera su presa. Posiblemente lo era, ¿o no?

La cena llegó, el repartidor recibió propina y una sonrisa por parte de Kim, también un par de ladridos por Tan. Desplegaron la comida por la mesita de café en la sala y se sentaron en los sillones, Jungkook tomando lugar deliberadamente muy cerca del mayor.

Aquella acción no fue impropia para Taehyung, después de todo, la confianza entre ellos y el toque físico había aumentado considerablemente en aquellos días. La película marchaba con normalidad, al igual que la cena, entre comentarios graciosos por parte de cada uno.

Lo extraño comenzó cuando la segunda película dio inicio: Jungkook le ofreció fideos con sus propios palillos, y podía ser lo más normal del mundo, pero Jungkook lo hizo con una pierna subiéndose sobre la de Taehyung y con una mano bajo su barbilla.

Kim aceptó con un balbuceo, así que lo próximo que supo es que su barbilla estaba siendo girada hacia a Jungkook, acariciándolo sutilmente con los dedos e introduciendo los palillos en su boca entreabierta. Fui descuidado, a propósito, porque los labios de Taehyung se mancharon.

Taehyung pidió por una servilleta. Jungkook le dio su lengua, en cambio.

Se quedó callado en cuanto la húmeda lengua se pasó por debajo de su labio inferior, de forma lenta y dócil, como si quisiera saborear la salsa y la piel de Kim. Se tensó cuando, en lugar de alejarse, Jungkook lo miró a los ojos directamente, como si quisiera expresarle que no lo estaba haciendo de forma inocente.

Los palillos fueron dejados en la comida y los dedos que los sostuvieron se fueron detrás de la nuca de Taehyung, introduciéndose entre los mechones, masajeando. Jungkook no dijo nada, pero sintió su temperatura corporal subiendo al estar cerca de Taehyung; su cuerpo estaba respondiendo ante el atractivo de la persona y ante la química que compartían.

Por lo que continuar no fue ningún sacrificio.

Se acercó más a él, hasta que se sentó en su falda, sin soltar su nuca y sin dejar de mirarlo a los ojos. Una vez acomodado, llevó su mano hacia la mejilla de Taehyung y comenzó un camino desde ahí hasta su pecho. Taehyung no parecía saber qué hacer, no entendiendo la razón del asalto y su respiración se entrecortó cuando la mano del menor bajó hasta su abdomen.

La televisión era el único sonido que amortiguaba la respiración agitada y nerviosa de Kim, y también fue lo que amortiguó su jadeo en cuanto Jungkook unió sus labios.

No hubo movimiento por ninguno de los lados, pero ambos cerraron los ojos. Jungkook apretó el inferior de Kim entre los suyos como un aviso antes de comenzar el vaivén. Fue un beso torpe por parte del inexperto Taehyung que se dejó hacer como plastilina entre las habilidades del talentoso menor.

Jungkook suspiró contra sus labios porque le gustaban; eran blandos, dulces y delgados. Su beso era totalmente dubitativo, pero, aunque era la primera vez, decidió tomar las riendas del momento, siendo un poco más agresivo con Taehyung, dejándolo anonadado sin saber cómo seguirlo.

Jungkook se sintió muy bien, y a su mente la asaltaron varias preguntas: ¿cómo se sentirían las manos grandes y elegantes de Taehyung apretando la carne de sus muslos, de sus glúteos y de su cintura? ¿Cómo se sentiría que lo sujetara justo de ahí mientras embestía contra él?

Su cuerpo trabajó solo, ansioso por la llamada de la excitación; sus caderas comenzaron a moverse sobre las de Taehyung y el mayor soltó un jadeo entrecortado entre los besos. Jungkook no se detuvo, es más, aumentó el movimiento y se dijo así mismo que si Taehyung lo tomaba ahí justo en ese sillón se sentiría agradecido.

Estaba a punto de derretirse de felicidad y expectación cuando Taehyung tomó su cintura, pero no fue para comenzar a desnudarlo, ni tampoco para girarlo ni mucho menos para ayudarle a moverse con más velocidad, fue, por el contrario, para detenerlo.

— ¡Jungkook! 

Hoseok bajó del auto de Yoongi quien apagó el motor y se aseguró que todo estuviese en su lugar. El complejo de apartamentos tenía su propio estacionamiento subterráneo y un ascensor que los llevaría a su piso. Cuando el mayor se acercó, Hoseok pasó un brazo sobre sus hombros, apretando al muchacho contra sí.

Yoongi suspiró tranquilamente, ahora ya estaba del todo acostumbrado a ese tipo de afecto.

Él era un hombre más de actos y palabras que de demostraciones físicas, sin embargo, la vida lo había llevado a encontrarse y enamorarse de Jung Hoseok, un tipo extremadamente alegre y que parecía una garrapata con la gente más cercana.

Al principio su relación había sido un tanto confusa, con ambos manejando diferentes maneras de demostrar cariño, se podría decir que fue incómodo. No obstante, escogieron el camino de respetar el otro y darse el tiempo suficiente para obtener confianza. Ahora a Yoongi no le molestaban los abrazos y los besos de Hoseok, así como a él no le molestaban las cosas que Yoongi hacía o decía para él.

De vez en cuando, los roles cambiarían y Yoongi sería el primero en buscar contacto o Hoseok sería el primero en hablar y confesar sentimientos.

— Creo que sigue molesto conmigo.

— Sería comprensible; tu acusación fue muy fuerte.

— No sabes cómo me arrepiento...

El ascensor iba elevándose con lentitud y Yoongi sonrió de pronto luego de un momento de silencio.

— ¿Qué? —el pelirrojo cuestiona.

— Igual pensar que Taehyung iba a coger con Jungkook fue muy... inverosímil.

Hoseok se encoge de hombros y se acerca de nuevo a él, apoyando su frente contra la de Min que lo mira desde sus lentes.

— ¿Qué dices?

— Taehyung es demasiado... Tímido con ese tema.

— ¿Cómo? —Hoseok cuestiona incrédulo— ¿Él aún...?

— Es lo que me ha dicho.

El otro alza las cejas, claramente sorprendido y menciona que Taehyung es lo suficientemente atractivo para pensar que ha tenido uno que otro polvo. Yoongi se vuelve a encoger de hombros y cuando el viaje termina, el tema también. Ambos caminan hasta la puerta del apartamento del mayor y entran tomados de la mano.

El lugar no es demasiado grande, porque el trabajo de Min no permite pagar una renta de un precio más alto, además que vivir en Seúl no era de lo más barato en Corea del Sur. Aún así, estaba a una altura prudencial por lo que ver por las ventanas daba una grata vista. Tenía una habitación con su baño propio, una cocina/comedor y una sala con el baño de invitados. Era más que suficiente para alguien que vivía solo o con su pareja.

Ninguno de los dos había tocado el tema de vivir juntos, primero porque Hoseok aún no tenía un empleo; sus padres aún continuaban costeándole todos sus gastos y segundo porque no le apetecía dejar a Jungkook con un nuevo roomie. Con lo que le costaba hacer amigos, sabía que sería enviar al menor a un infierno, además, le gustaba vivir con él y le gustaba tener su espacio, por mucho que quisiera a Yoongi. 

Se sueltan para quitarse los abrigos y los zapatos, en silencio. Hoseok deja de pensar en Jungkook, en Taehyung y en todo lo demás, centrándose en...

— ¿Crees que es necesario?

Yoongi no entiende su pregunta, moviéndose hacia la sala con Hoseok detrás. Lo deja pasar un momento y luego lo empuja hacia el sofá, exigiéndole que se siente. Una vez acatada la orden, Hoseok abre los brazos dejando que el mayor se adentre en estos, ambos en el sofá como pueden.

— ¿Qué cosa?

— Definir lo que tenemos.

— ¿Te refieres a formalizar?

Hoseok le sonríe, divertido.

— Quiero decir, ya casi lo somos. O al menos, es lo que quiero creer —su mirada se dirige hacia la televisión apagada—. Duermo en tu apartamento, en tu cama. Nos hemos besado, abrazado, hablado, cogido... Soy exclusivo contigo.

— Yo también lo soy —Yoongi refuta, mirándole y suspirando—. Somos novios.

— ¿Desde ya?

— Desde que nos vimos a los ojos.

Otra sonrisa, una grande y bonita, se le escapaba al menor. Su respuesta equivale a estrecharlo más contra sí y pedirle un beso con los labios en pico. Yoongi atiende a su necesidad, que es mutua, y lo besa con cariño y tacto. Cuando se separan, Hoseok lo mira de forma perezosa.

— ¿Quieres coger?

— No, ¿tú sí?

— Nah, quiero quedarme así, pero desnudos —niega de forma blanda.

— Pero apagamos las luces —exige Yoongi.

— ¿Por qué?

— Me avergüenza aún, idiota.

— Yo también te amo, Min Yoongi.

El mayor explota en una bonita carcajada mostrando las encías, se gira un poco con dificultad, golpeando un tanto a Hoseok en un intento por abrazarlo, acariciando su cabello de paso. Ambos se miran radiantes luego de eso, pero Yoongi se aparta para poder ir a preparar la cena.

Mientras enciende la tele, sigue con la mirada a Min que se mueve sigilosamente por la cocina, abriendo los cajones suavemente y cocinando sin emitir ni un sonido. La imagen es agradable, todo en el mayor le parece agradable, así que se propone que, si la relación se mantiene, le pedirá a Yoongi vivir juntos, buscar un apartamento más grande y disfrutar su vida de adulto junto a ese chico maravilloso.

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