028
Ando de buen humor hoy aunque tengo dos parciales para el lunes, pero la vida sigue, así que les regalo este otro capítulo. También acabo de terminar de escribir el cap 36 para que vean que no pienso dejarlos abandonados :)
La salida con Hoseok se compuso de visitar un establecimiento de Cake Blue que se mantenía bastante cálido y acogedor en el interior, luego se dirigieron hacia una pista de patinaje sobre hielo, pagando para estar ahí alrededor de dos horas. El mayor le pidió a Jungkook que se mantuviese muy cerca de él porque solía perder el equilibrio relativamente fácil y el azabache aceptó burlándose un poco de él.
El corazón de Jungkook se calentó suavemente durante todo el día; feliz y distraído de todo lo que sucedía a su alrededor. Por un momento, Hoseok mencionó que quería una bebida caliente porque el ambiente frío que el hielo despedía comenzó a calarle, así que salió de la pista para dirigirse a unas máquinas expendedoras dentro del local. Jungkook se apoyó en una barra de espaldas, miró a todas las familias, los amigos y las parejas que se deslizaban por el suelo blanco de formas diferentes; algunos elegantemente, otros sin confianza y los que tenían confianza para luego descubrir que no tenían nada de equilibrio ni control de su cuerpo para caer estrepitosamente hacia abajo y riendo fuertemente.
Estando sin la presencia de su amigo, que fueron alrededor de cinco minutos, fue suficiente para la mente de Jungkook moverse hacia los pensamientos que quería ignorar toda su vida y, de cierta forma, le preocupaba que tuviera que distraer a su mente con otras cosas para no pensar en lo caótica que era su vida.
¿Era toda su culpa?
La pregunta lo asaltó en un parpadeo, seguida de un "¿era la culpa de los demás? ¿Era la combinación de ambos?" A su mente vino Junho, Yeongsik, Seunggi, Kangdae, y una larga lista que terminó en Mingyu. Y luego regresaron las palabras de Taehyung; no podía culparse por todo. Pero ¿era justo quitarse un poco de culpa?
Jungkook ya no estaba tan seguro si debía seguir viéndose como inocente o culpable. Ni siquiera sabía si la conclusión a eso lo llevaría a resolver su vida. Pensarlo no lo cambiaría, fuera uno o lo otro. Al menos, si él no plasmaba su pensamiento en vida, entonces, de nada serviría que se mantuviera en su mente.
Entonces, Taehyung regresó a su mente, lo que hizo que chasqueara la lengua, fastidiado, porque desde que había llegado a su vida, Jungkook estaba replanteándose tantas cosas por las palabras que el mayor soltaba con tanta facilidad. ¿Cómo hacía para controlar tan bien su vida? Jungkook sentía que la suya no tenía sentido y que estaba caminando por caminar, ¿hacia adelante? ¿hacia atrás? Solo caminando.
Pero el mayor parecía tener muy en claro que quería. Además, su vida estaba fuera del ojo público y, de estarlo, eran reseñas positivas hacia su persona, hacia su físico. Tenía un amigo incondicional desde años, un negocio propio, un perro lindo y una casa adorable. Solo era un par de años mayor que él ¿cómo podía controlar tan fácilmente su vida?
Sin embargo, la verdadera pregunta era ¿qué quería Jungkook, realmente?
¿Un novio?
¿No sería eso patético? ¿Reducirse a simplemente ser amado por alguien ajeno?
¿Querría Taehyung eso? ¿Pensaría que eso le daría sentido a su vida? ¿Estaba montando un negocio para conseguir al amor de su vida o había algo más detrás de sus metas?
— Qué caro está el café, Jesús.
Hoseok interrumpió sus pensamientos, lo cual agradeció hasta cierto punto, y rio con lo que dijo. Encogiéndose de hombros levemente, mirando el reloj de muñeca que traía y preguntó:
— ¿Nos vamos ya o quieres seguir patinando?
— Me estoy congelando. ¿No te importa que nos vayamos antes? —Hoseok cuestionó, sin entrar a la pista, pero apoyándose en el mismo muro que Jungkook, observando a la gente con el café en mano—. Sé que a ti te gustan mucho estas cosas, por eso te invité.
— No había necesidad si no te sientes cómodo.
— Tú haces muchas cosas que me gustan y que no son tu ambiente. Me toca.
Jungkook lo miró, notando que Hoseok aún se sentía un poco culpable por lo que había supuesto de él. Su orgullo era demasiado frágil cuando se trataba de su mayor, porque, por mucho que sus palabras lo habían lastimado, la disculpa de Hoseok había sido sincera, y estaba tratando de arreglarlo, de demostrarle que no pensaba ese tipo de cosas de él, ya no más.
— Vamos a casa a ver un par de películas, ¿te parece? —Jungkook ofreció en cambio y Hoseok sí lo miró esta vez, sonriéndole tímidamente para luego asentir.
El viernes por la mañana, Jungkook descubrió que la mesa donde desayunaba con Jimin, Soojin y Taehyung tenía dos miembros más: Seokjin y Namjoon. Sus cejas se alzaron levemente en preocupación cuando también notó que Namjoon se encontraba sentado al lado de Taehyung, donde, normalmente, era su lugar. No pudo decir que se sentía celoso, simplemente molesto porque ese era su lugar seguro.
Así que tomó asiento al lado de Soojin porque Seokjin se encontraba al lado de Namjoon, dejando a Taehyung en la orilla. La chica le dio una sonrisa bonita y recibió un saludo de parte de todos. Jungkook respondió con normalidad, pero cuando se giró hacia a Taehyung se sintió aún más molesto: desde ahí Taehyung no podía darle un beso en la mejilla.
De hecho, tendría que levantarse y acercarse a él, lo cual era muy vergonzoso, si lo quería. Se sintió más irritado cuando Taehyung solo lo saludó con un gesto de su mano y otra sonrisa. Sin embargo, Jungkook no dejó que aquello afectara al castaño, así que se lo devolvió con otra totalmente honesta.
— ¿Boliche?
La voz de Soojin lo distrajo y, al mismo tiempo, lo enfocó en la conversación que se estaba desarrollando entre todos. Seokjin parecía muy atento a las propuestas que eran ofrecidas, pero la de boliche pareció llamarle mucho la atención.
— Eso estaría muy bien; suele haber combos con comida en los establecimientos, por lo cual podríamos cenar ahí.
— ¿Qué piensas, Jungkook?
Namjoon se dirigió a él por primera vez luego de aquel incidente, de forma directa y con unos adorables hoyuelos marcándose en sus mejillas. Jungkook analizó un momento el rostro del otro y descubrió que él realmente cumplía con varias características que le parecían extremadamente atractivas; ojos profundos y peligrosos, tez acaramelada, frente despejada y labios gruesos. Era más grueso que él, más alto que él y Jungkook se sintió a punto de suspirar hacia a él.
Pero no lo hizo.
— No sé de qué están hablando —la voz no le tembló cuando respondió, Seokjin largó una carcajada y Soojin procedió a explicarle, recordándole la salida en la que todos habían aceptado participar. Jungkook asintió y pensó bajo la atenta mirada entre ellos— ¿Karaoke?
— Muy aburrido —Jimin argumentó, simplemente para molestarlo, logrando que Jungkook le dedicara una mala mirada.
— En realidad, tanto boliche como karaoke me parecen grandes ideas —Jin ofreció, recibiendo un asentimiento por parte de la única chica de ahí.
— ¡Votemos!
La victoria fue para el boliche, y dijeron que para la próxima irían al karaoke. En un principio, Jungkook se sintió un poco mal pensando que quizá su idea había sido muy poca cosa, pero que mencionaran que habría otra salida lo hizo emocionarse mucho y olvidarse del mal rato.
Cuando la fecha y la hora fue acordada por parte de todos, Namjoon propuso que compartieran los números de celulares, recibiendo aprobación. Una vez agendados, cada uno se retiró a su clase cuando la hora llegó, pero Jungkook siguió a Taehyung quien lo interrogó con la mirada, recordándole, de forma suave, que su edificio quedaba en otra parte.
— No vas a salvarte de mí —respondió, tomándole de un brazo y mirándolo de forma molesta.
Taehyung ladeó la cabeza, curioso de esa faceta. Había visto a Jungkook enojado, vamos, que sus primeras conversaciones habían sido con un Jungkook furioso con el mundo, con los hombres más específicamente, pero en ese momento, se veía caprichoso.
— ¿Qué hice? —pregunta de forma dulce, Jungkook va a responder, pero Taehyung hace otra pregunta que lo deja helado— ¿Cómo lo arreglo?
Se puso demasiado nervioso cuando reflejó honestidad con sus ojos, con su expresión y con el tono de su voz. La pregunta no tenía ni una pizca de aburrimiento, de agotamiento o con el objetivo de apresurarlo porque tenía una clase. En realidad, era la primera vez en su vida que Jungkook escuchaba aquella pregunta.
¿Cómo lo arreglo?
¿Cuántas personas preguntaban eso en voz alta frente a un error que cometían? ¿Cuántas parejas se formulaban esa pregunta cuando algo que ponía en riesgo la relación surgía? En realidad, ¿cuántas veces le habían preguntado a Jungkook aquello?
Lo peor de todo era que Taehyung no había hecho nada grave. Ni siquiera era su obligación besarle la mejilla cada que lo veía y aquello no sería el fin del mundo para Jungkook. Sin embargo, ahí estaba el Taehyung que a Jungkook siempre lo tomaba por sorpresa; preocupándose de sus sentimientos, de algo que lo hiciera sentir incómodo o pusiera en riesgo su amistad.
¿Quién demonios había hecho a Kim Taehyung?
— Ya... No tiene sentido, déjalo —le respondió, encogiéndose en su lugar y Taehyung frunció el ceño.
— ¿Seguro?
— Sí, solo estaba actuando como un tonto —respondió, sintiéndose mal de pronto por haberlo preocupado y por estarle haciendo perder el tiempo—. Ve a clase.
Taehyung no pareció muy convencido ante su respuesta, sobre todo porque ahora lo notaba incómodo, pero sabía, por experiencia, que quizá presionarlo a hablar podría terminar demasiado mal. Así que, se dijo a sí mismo que tocaría ese tema luego en su casa esa tarde cuando el menor llegase.
Lo siguiente que hizo fue que se inclinó un poco hacia el azabache para besar su mejilla y acariciarle el cabello de paso, dejándole perplejo y se despidió recordándole que lo esperaba por la tarde. Jungkook asintió, y lo dejó ir.
¿Cuándo se acostumbraría a Taehyung y a su invaluable personalidad?
Una vez la tarde cayó, Jungkook (estando en su apartamento) preparó su mochila para pasar hasta la tarde del sábado para no tener que molestar a Taehyung con prestarle ropa. Hoseok no le cuestionó que saldría, en realidad, le informó que él también estaría fuera esa noche con Yoongi. Sin embargo, él se iría más tarde, así que se aseguraría de cerrar bien el apartamento, aunque Jungkook le prometió que cerraría las ventanas de la sala, la cocina y su propio cuarto por su cuenta.
Se despidió de él desde la puerta principal y salió corriendo hasta la estación del metro, avisándole a Taehyung que iba de camino. Una vez recibió respuesta, su metro llegó y encontró a Taehyung esperándole fuera de la estación con Yeontan junto a él en una bolsa para perros.
— ¿Por qué no lo traes con cadena?
— Yeontan tiene prohibido tocar el sucio suelo con sus patas doradas.
Jungkook lo miró sorprendido porque Taehyung lo dijo con un rostro neutro, sin expresión alguna más un tono grave. Boqueó suavemente hasta que el mayor se ríe por su expresión.
— Es broma —luego señala al can—. Tan tiene un problema con sus pulmones; son muy pequeños, así que le cuesta respirar. No puede hacer mucha actividad física, por lo que la mayoría del tiempo debo cargarlo; me es más fácil hacerlo en una mochila como esta que en brazos.
— ¿Cuándo desarrolló esa enfermedad? —cuestionó mientras caminaban fuera de la estación.
— Nació con ella.
— ¿No lo sabías? ¿No te lo advirtieron?
— Lo hicieron.
— ¿Y aún así lo aceptaste?
Jungkook lo miraba admirado, preguntándose si Taehyung realmente tenía un corazón tan grande y noble. El mayor, por otra parte, se sintió extrañado ante la expresión del menor.
— Claro, quería un perro, y no me parecía justo que Tan se quedara sin familia por una condición que él no pidió. Así que, lo llevé a casa y, a pesar de que ha sido complicado, ha sido la mejor decisión que pude tomar.
Jungkook no le respondió con palabras, en cambio, se acercó a la bolsa, sacando al perro de ella. Tan pareció un poco extrañado, pero terminó acoplándose en los brazos de Jeon quien le acarició las orejas peludas.
— Has tenido suerte, Tan, y la has merecido.
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