026
A su madre le costó dejarlo ir de casa porque intentó que se quedara invitándole a más comida, pero Taehyung estaba a punto de estallar y, con ayuda de su padre, convencieron a la señora Kim que volvería pronto.
Sabía que ella no entendería al momento las palabras de Taehyung, mas él seguiría esforzándose hasta que ella comprendiera que debía continuar su camino un tanto lejos de su padre. En ningún momento de la velada se mencionó el préstamo que su padre le había hecho y él agradeció aquello de forma profunda porque si su madre lo sabía pensaría que algo no estaba yendo bien en su vida.
Al menos, en la económica no le estaba yendo mal.
En cuanto a lo sentimental, Taehyung no podría definirlo.
Jungkook había aparecido en su casa luego de que el mayor lo invitara a almorzar el fin de semana. Las cosas entre ellos estaban bastante tensas luego del acuerdo que habían realizado.
Cuando el menor llegó y abrió la puerta, los dos se quedaron un largo momento mirándose el uno al otro hasta que Kim le pidió amablemente que entrara. Jungkook se sintió embelesado con su perro, Yeontan, quien le ladró bastante al principio. Unos minutos y unos regaños por parte de Taehyung, Yeontan se acurrucó en su cama, no confiando en Jungkook aún.
Así que, ahí estaban, sentados en el largo sillón de Taehyung, uno en cada esquina, sin decir nada. Taehyung tenía sus piernas y pies sobre el colchón, mientras que su espalda se apoyaba contra un brazo del mueble y Jungkook solo miraba al frente, a la televisión.
Taehyung soltó una risita, Jungkook lo miró.
— ¿Qué?
— ¿Por qué estamos así? —Taehyung preguntó, ladeando la cabeza— ¿No deberíamos estar cerca?
— Te vas a poner nervioso como lo haga.
— ¿Y tú no?
Jungkook frunció el ceño, se encogió de hombros y negó rápidamente.
— Yo claro que no; tengo mucha experiencia.
— Pero poco valor, por lo que veo.
— ¿Y entonces por qué no te acercas tú? —Jungkook le respondió, molesto y ofendido.
— Vale, aprendamos a cómo ser buenos novios.
Jungkook frunció aún más el ceño, y no lo borró aún cuando Taehyung se movió hacia a él. El mayor se sentó justo a su lado, se relamió los labios antes de... Sorprender al menor cuando le tomó la mano.
Al contrario de los sentimientos iniciales, Jeon se relajó profundamente al sentir el tacto suave de la piel de Taehyung. Se quedó fascinado mirando como los dedos largos y elegantes se entrelazaban con los suyos que eran un poco más gruesos y cortos que los contrarios. Se sintió aturdido, pero en el buen sentido, si es que existía uno y, de no hacerlo, Taehyung acababa de crearlo.
Con la otra mano, tomó el mando a distancia y encendió la televisión con el único fin de rellenar el silencio con cualquier cosa, dejó la transmisión en cualquier canal y suspiró.
— ¿Qué haces?
— Encender la televisión para ver algo —respondió, como si no fuera obvio y Jungkook alzó sus manos enlazadas para especificar a qué se refería—. Tomarte de la mano, ¿no es lo que usualmente se hace?
— ¿Lo hace? —cuestiona, confundido.
— Sí, supongo.
— ¿Por qué?
Taehyung tardó en responder, no porque no supiera la respuesta, o al menos su respuesta, si no porque no sabía si era prudente decirle algo así a Jungkook. Abrir tanto sus sentimientos cuando no había nada que le asegurara que valdría la pena hacerlo.
De todas formas, lo hizo.
Si ya había aceptado hacerlo, si sabía que todo aquello podía terminar muy mal para él, ¿qué más daba? El resultado siempre sería el mismo, lo dijera o no lo dijera.
— Nunca me lo había cuestionado de forma tan profunda, pero ahora que siento tu piel —comenzó, mirando sus manos— es como estar unido a ti, a tu corazón y a tu alma mientras sientes el calor de la otra persona. No será tan profundo como un abrazo, pero es especial, a su manera. Es más discreto, es como si solo quisieras que la otra persona se de cuenta de tu presencia sin obtener miradas ajenas.
Jungkook analizó sus palabras, guardando silencio hasta que terminó conforme con su explicación y enlazó sus dedos a los de Taehyung, ahora sus manos demasiado unidas. Su mirada se alzó a la televisión y soltó un largo suspiro.
— Me gusta.
— A mí también.
— Pero no me gusta la porquería de programa que has puesto.
Aquello hizo sonreír a Taehyung y luego, formó un puchero, un tanto ofendido.
— Lo puse porque el silencio se estaba volviendo incómodo.
Jungkook le quitó el mando con la otra mano y comenzó a hacer zapping, en un intento en buscar algo. Terminaron por aburrirse, Taehyung ofreció su Netflix y buscaron algún documental. Sus manos se soltaron un momento cuando Jungkook ofreció pedir comida y, mientras hacia la llamada, Taehyung fue a la tienda más cercana para comprar algo de beber y chucherías.
Treinta minutos más tarde, cuando la comida por fin llegó, se volvieron a acomodar en el sofá, los platos y la bebida en la mesita de café. Jungkook fue el primero en buscar la mano de Taehyung, tomando la comida con los dedos de la mano izquierda y el mayor se burló de él.
— ¿Qué?
— ¿Te gusta comer con los dedos?
— No seas tonto, ¡estás tomando mi mano fuerte! No puedo usar los palillos con la izquierda.
— Yo sí, soy ambidiestro. Cambiemos de lugar.
Los dos acotaron, así que Jungkook pudo tomar sus palillos sin necesidad de soltar la mano de Taehyung. En realidad, fueron muy pocas veces cuando tuvieron que separarlas; ya fuera para pasar el siguiente capítulo del documental o servirse más comida o de beber, pero, al final, sus manos volvieron a encontrarse y Jungkook se sintió muy bien consigo mismo, en la presencia de Taehyung.
Tomarse de las manos pronto se volvió una acción bastante común entre ellos. Curiosamente, Jungkook era el primero que buscaba el contacto con el mayor. A Taehyung le sorprendía bastante cuando el menor sujetaba sus dedos entre los suyos cada que se encontraban caminando al lado del otro.
Y, en la soledad de su casa, descubrió que los nervios que había sentido al primer momento cuando su piel acariciaba la de Jungkook fue desapareciendo con la cantidad de veces que lo hacían al día. De pronto, se sentía más en calma solo porque sus manos se toman.
Para Jimin aquello no pasó desapercibido. Taehyung pudo descifrar en su mirada las interrogantes que existían en su cabeza sobre todo porque Kim no había mencionado nada acerca de una posible relación entre ellos. Sin embargo, Jimin se había prometido no entrometerse y le había asegurado que lo apoyaría en lo que fuera, así que no soltó ni un solo comentario cada que presenciaba aquel simple y sencillo acto.
— Hola, Tan.
Jungkook entró a la casa, aunque el perro le ladró con suavidad aún no muy conforme con su presencia, pero el menor no pensaba rendirse. Taehyung entró después de él, recibiendo con ternura el saludo de su peludo amigo y siguiendo a Jungkook hasta la sala donde se lanzó hacia el sofá.
— Escoge lo que veremos —Taehyung murmuró dirigiéndose a su habitación para soltar su mochila en el escritorio.
Acatando lo pedido, la televisión fue encendida y la pantalla negra con el logo rojo de Netflix apareció al instante. Jungkook se movilizó como si nada por la cocina en busca de agua. Yeontan lo siguió, vigilando que no dañara su territorio con ojos acusadores y en una pose de desconfianza.
— ¿Tienes otra habitación? —preguntó cuando Kim entró vestido.
— Sí, ¿por qué?
— Encontré una buena serie, y no me iré hasta que terminemos la primera temporada, claro, si a ti no te molesta.
— No me molesta, solo deja que arregle la habitación porque casi no la uso.
Jungkook lo siguió cuando Taehyung salió hacia las escaleras. Subiendo los escalones, su conversación sin terminar.
— ¿No recibes muchas visitas?
— Solo de Jimin y la habitación que usa se ha vuelto tan suya que tiene muchas de sus cosas y está desordenada —respondió, llevándolo hasta la tercera puerta en el pasillo y abrió mostrándole una habitación bastante simple que solo tenía una cama, un ropero y una mesa de noche.
La pintura de las paredes era beige y en un lateral tenía un cuadro pintado a mano por Kim. La habitación olía a rosas artificiales y tenía una bonita ventana al lado de la cama. No era muy grande, pero tampoco era tan pequeña como la habitación de Jungkook en el apartamento, así que no es como si fuera a molestarle el espacio, sobre todo si solo sería por una noche.
— Yo la veo bien, ¿qué hay que arreglar?
— Tengo que cambiar la ropa de cama; no la cambio desde... —pareció pensarlo mucho, tanto que Jungkook se adentró más y revisó el lugar hasta llegar a la calma y palmear la dichosa ropa.
Cuando el polvo que escapó por los golpes lo hizo toser y rascarse la nariz antes de reír y girarse a Taehyung.
— Desde que te mudaste ¿quizá?
— Creo —le sonrió—. Muévete, voy a sacarla y poner una nueva.
— Deja que te ayude, después de todo yo soy el que te está obligando a todo esto.
Taehyung iba a objetar, pero Jungkook se movió rápidamente para tomar la ropa de cama, quitarla de la cama y doblarla hacia el centro con la intención de que el polvo quedase dentro de la tela en lugar de el piso. El castaño se dedicó a desempolvar y le entregó una nueva muda de ropa a Jungkook quien se dedicó a preparar el mueble.
Escuchó una fuerte carcajada de parte de su mayor y se giró para verlo confundido sobre el colchón. El mayor tenía la vista fija en sus pies.
— ¿Qué? ¿Tienes fetiches con los pies? —Taehyung soltó otra carcajada—. Como sea eso te juro que voy a salir corriendo de aquí.
— No, no, no, solo tus calcetas.
Jungkook se sentó en el colchón, mirando sus pies que estaban vestidos con calcetines con dedos y bufó antes de mirar a Taehyung, para responder.
— Es que me apestan, ¿quieres sentir?
Taehyung se detuvo, alzando ambas cejas sintiéndose entre curioso y mal por haber preguntado acerca de sus calcetas. Quizá Jungkook se sentiría ofendido o acomplejado y eso era lo que menos él quería. No sabiendo qué decir para arreglarlo, pronunció:
— Si eso te hace sentir mejor.
Esta vez, fue el turno de Jungkook para soltar una gran carcajada y encogerse al hacerlo. Taehyung anotó mentalmente esa imagen porque el menor se había reído con él, pero no de aquella manera. Descubrir esos pequeños y nuevos detalles no le estaban ayudando en nada más que sentirse cautivado por su amigo.
— No seas tonto, ¿de verdad piensas que si tuviera mal olor te dejaría sentirlo? —cuestionó. Taehyung se encogió de hombros y Jungkook rodó los ojos—. No me apestan, simplemente me gustan estos tipos de calcetines.
— Son graciosos —Taehyung apreció, sentándose a su lado, pero sin subir las piernas como Jungkook y el menor extendió una pierna hacia a él para agitar sus dedos y Taehyung se rio con suavidad antes de mirarlo—. Ya está lista tu habitación, ¿vamos a comer?
— ¿Qué pediremos?
— Vamos a quedarnos pobres como sigamos pidiendo.
Ambos se levantaron, Jungkook poniéndose las pantuflas para salir de la habitación ahora limpia y habitable. Taehyung le mencionó que esa noche tenía pensado cocinar una pizza casera, así que el azabache se sintió emocionado ante la idea de cocinar juntos.
No hubo prisa para dedicarse a ello dado que Jungkook había optado por quedarse a dormir. Yeontan se rindió en su último intento del día por intimidar a Jungkook y terminó echado en el suelo de la cocina mirándolos preparar la comida y aceptando los trocitos de jamón que el azabache le ofrecía de vez en cuando.
Cuando metieron dos pizzas en el horno, Taehyung se quedó en la cocina preparando jugo de naranja mientras Jungkook aprovechaba para avisarle a Hoseok que no iba a llegar. El mayor no tardó en responder con una carita triste porque era la primera vez, desde que vivían juntos, que era él quien se quedaba durmiendo solo en el apartamento.
Luego de eso, bloqueó el celular y disfrutó una deliciosa cena casera con Taehyung mientras hacían maratón de la serie en cuestión que los atrapó al instante. Cuando dio la una de la mañana, ambos supieron que debían parar, así que recogieron todo, apagaron las luces y se despidieron en el pasillo del segundo piso después de que Taehyung le ofreciera un pijama de su ropero.
Y, ahí, en una cama nada familiar, en una habitación que no conocía y sabiendo que la persona durmiendo en a otra habitación no eran sus padres o Hoseok, Jungkook sonrió porque sentía que por fin estaba viviendo.
Nota del pasado: Siento que estoy en una carrera conmigo misma. Para este momento seguro ya estarán leyendo el capítulo 15 y yo aquí lloriqueando porque no tengo tiempo como me gustaría para escribir libremente.
en fin, besos, abejitas del pasado
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro