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022

Vengo a dejarles estos dos capítulos para agradecerles por los 19mil seguidores, nyaaa.

Menuda semana de mierda que estoy teniendo, y si ustedes también espero que estos dos caps les haga sonreír


Jimin no había regresado con su comida cuando Seo Soojin apareció en su campo de visión. La chica estaba caminando con el celular pegado a su oreja y parecía escanear todas las mesas en busca de, al parecer, Jimin. Sin embargo, logró divisarlo a él y Jungkook se sintió un poco estúpido cuando tardó en responder el saludo de mano que ella le dio.

Colgó la llamada y caminó hasta a él. Se sintió un poco pequeño porque no estaba ni Taehyung ni Jimin para ser los mediadores entre ellos, pero pensó por un momento que ellos llevaban muy poco tiempo en su vida, así que, sabía lo que era vivir sin ellos, por ello, ¿por qué debía depender de ellos?

Fue el primero en hablar, no como le gustaría, pero lo hizo.

— Son las cosas de Jimin, me las dejó a cargo.

Soojin se detuvo en seco, parpadeó varias veces antes de asentir y sonreírle, sentándose frente a él. Jungkook empujó las cosas de Jimin hacia a ella, porque, bueno, Soojin tenía la confianza de Jimin más que Jungkook.

Ella pareció debatir en su mente qué hablar con él y la situación era bastante incómoda porque Jungkook evitaba su mirada a toda costa. No podía culparlo tampoco; Jungkook siempre había sido rechazado en los intentos de acercarse a la gente y si alguien se acercaba era para burlarse de sus sentimientos, de ser tan ingenuo, vivir en la fantasía y no en el mundo real.

Así que, ella debía esforzarse.

— ¿Y Taehyung?

Los dos se dieron cuenta de, tristemente, que sus únicos temas en común eran los dos chicos que los habían presentado.

— No ha venido aún.

Soojin asintió, abriendo la mochila de Park decidió robarle una barra de chocolate y la consumió en total silencio, pensando qué podía decir. Jungkook se mantenía con su libro abierto, jugando con la esquina de una de las hojas, pero no lo estaba leyendo.

— ¿Estuvo bien la fiesta? —Jungkook siguió sin mirarla, pero estaba hablando en un buen volumen, por lo que se aplaudió levemente a sí mismo.

— Sí, era mi segunda vez yendo a una de esas.

— ¿No sueles ir?

— No me gustan mucho, pero de vez en cuando no está mal —ella se encogió de hombros, pero Jungkook no lo notó, aún su mirada pegada al libro— ¿Tú qué hiciste? No te vi por ahí.

Claro que no lo había visto, y claro que sabía dónde había estado -Jimin se lo dijo, duh-, pero quería escuchar a Jungkook. Honestamente, su voz le parecía bonita, adorable y, mirándolo fijamente, se daba cuenta de porqué había tenido tantas ¿parejas? Era un chico guapo, alto y con un cuerpo bien formado.

Y eso solo era superficialmente hablando.

— Salí con Taehyung —su respuesta fue corta y Soojin creyó que no continuó por el hecho de que no le tenía suficiente confianza, pero en realidad Jungkook no sabía si seguir hablando.

Era diferente para él estar frente a ella que estar frente a Jimin o estar frente a Taehyung. Sabía de antemano que podía contarle a Taehyung lo que quisiera, sabía que algunas cosas podía decírselas a Jimin, pero Soojin era un terreno completamente desconocido.

Para su suerte, (mala o buena, quién sabe), Taehyung apareció con su cabello despeinado y no notó la mirada de alivio que Jungkook le dio porque había dado su mayor esfuerzo por comunicarse con la chica, pero era demasiado complicado.

Con Taehyung ahí, las cosas serían más sencillas.

El castaño llegó dándoles una sonrisa perezosa y se inclinó hacia a Soojin para darle un beso en la mejilla como saludo. Jungkook observó la interacción con un extraño sentimiento en su ser.

Él también quería ese saludo.

Soojin también le besó la mejilla antes de sonreírle alegremente y Jungkook sintió que se estaba perdiendo algo, ¿por qué parecían, de pronto, tan unidos?

— Te ves horrible.

— Gracias —Taehyung respondió riendo antes de mirar a Jungkook.

Jungkook esperó expectante a que se inclina, incluso quizá ladeó un poco la cabeza, pero le dio nada más que una suave sonrisa, la que le dedicaba solo a él y se sentó a su lado.

Jungkook se sintió molesto.

— ¿Qué es eso? —preguntó apuntando al libro.

— Un libro —le escupió de forma infantil.

Honestamente, no esperaba que Taehyung notara su enfado, pero, oh, lo hizo. Sus cejas se elevaron levemente antes de asentir y preguntar al aire.

— ¿Jimin?

— Trayendo su desayuno y el mío, ¿tú no vas a desayunar?

— Lo hice en casa.

Soojin se puso de pie, murmurando que iría a ayudar a su novio-no-novio y que si podían echarles un ojo a sus cosas y a las de Park. Taehyung aseguró que las cuidaría y observó como ella tomaba su billetera para pagar la comida. Una vez solos, Taehyung miró a Jungkook quien parecía enfrascado en su libro.

— ¿Estás molesto conmigo?

— No.

— Es que...

— Sí —Jungkook interrumpió—, pero no. Solo...

— ¿Hice algo?

— ¿Es porque no soy una chica?

Jungkook no lo miró cuando formuló la pregunta y Taehyung frunció el ceño, totalmente confundido. Extendió una pierna por encima de la banca para mirar de frente al menor que continuó con sus ojos en el libro.

— Jungkook, debes saber que soy un poco lento; necesito que me digas el porqué de esa pregunta.

Vio las mejillas del otro teñirse o quizá fue su imaginación, Taehyung no lo sabía, solo sabía que Jungkook se vería lindo sonrojado.

— La besaste.

— ¿A quién?

— A Soojin, y a mí solo me sonreíste.

Entendió, pero no comprendió.

Jungkook lo escuchó abrir su maletín y por el rabillo del ojo lo descubrió atando su rebelde cabello en una pequeña coleta, dejando que algunos mechones cayeran en su frente antes de hablar.

— No sabía que te gustaban ese tipo de saludos.

— Yo tampoco, pero ahora lo sabemos.

No se perdió de la sonrisa de Kim quien dejó caer sus manos en el regazo, ladeando la cabeza para tratar de notar sus reacciones.

— Tendrás que decirme más a menudo qué cosas te gustan y qué no, porque yo no pienso hacer sin tu permiso.

Jungkook lo miró esta vez, pero su expresión era ilegible, parecía ¿sorprendido? ¿triste? Taehyung no sabía.

— Salúdame.

Taehyung apretó los labios hacia dentro y se sintió de pronto nervioso, avergonzado. Dar un beso en la mejilla no era algo del otro mundo, hasta que se trataba de alguien que te gustaba. En el tiempo que llevaba mirando a Jungkook desde lejos, nunca imaginó que podía siquiera respirar cerca de él, mucho menos que podría besarlo.

Y ahora Jungkook le estaba pidiendo un beso en la mejilla.

Se preguntó qué cosas le gustarían a Jungkook con respecto al contacto físico, ¿ese era su lenguaje de amor? ¿Cuáles serían sus límites?

Tomó aire antes de inclinarse hacia a Jungkook y observó al menor cerrar los ojos. Solo lo puso más nervioso, así que el beso en la mejilla se volvió extraño porque Kim se acercó en cámara lenta y Jungkook solo esperó con el ceño fruncido.

En cuanto sus labios se posaron con suavidad sobre su mejilla, Jungkook se sintió reconfortado y cuando Kim se separó, abrió los ojos, recibiendo otra sonrisa de labios sellados.

— Buenos días, Jungkook.

Jungkook le sonrió, creando arruguitas al lado de sus ojos.

— Buenos días, Taehyung.

Sus clases corrieron con normalidad durante la mañana y su mejilla aún se sentía levemente cálida, provocando que su cuerpo se sintiera relajado y su concentración fuera vertida completamente a las clases.

Pudo escuchar algunos murmullos a su espalda, pero, al contrario que otros días, le preocupó poco averiguar si estaban hablando de él o no.

La persona sentada a su lado ni siquiera tenía rostro porque no se había fijado en quien era y no le había dedicado ni una sola mirada para intentarlo. Jungkook se sentía tan despreocupado que podría morir alguien en ese mismo momento y a él ni le asustaría.

Una vez la clase antes del almuerzo terminó, Jungkook se tomó su tiempo para guardar sus útiles, escuchando que los demás salían con sus grupos o en parejas. Sujetó su mochila contra su pecho antes de pasársela sobre los hombros y salir del aula. La botella de agua que llevaba se había vaciado hasta la mitad mientras que su vejiga se había llenado así que entró al baño de hombres más cercanos.

Por un momento, se arrepintió en cuanto se encontró con el novio de Mingyu fuera de los cubículos, con el celular en mano. Sin embargo, Jungkook recordó las palabras de Taehyung y que él no estaba haciendo nada malo; solo iba a entrar al baño.

Además, el novio de Mingyu no tenía la culpa de lo que había pasado entre ellos dos.

Pensó que seguramente ni siquiera sabría de su existencia, pero la idea murió en cuanto Mingyu alzó la mirada ante su presencia y Jungkook lo notó. Claro que lo notó; lo reconocía.

Pero ¿por qué, específicamente? ¿Por haberse acostado con Mingyu o por la mala reputación que había ganado sin intentarlo?

Seguramente era la primera; el chico se removió incómodo en su lugar, guardando el celular y apoyando la espalda en la pared del fondo, sin decir nada, mas mirándolo fijamente.

Jungkook entró en pánico.

Y es que era fácil intimidarlo; no sabía que esperar de la gente, cuando se acercaban a él decían o hacían lo que menos imaginaba y tendía a quedarse callado la mayoría de las veces porque, mierda, las palabras en serio hacían mella en él. Sobre todo, siendo él contra todos.

Inseguro, se acercó al primer cubículo y entró en él esperando que, al terminar, el chico ya ni siquiera estuviese ahí. No tuvo demasiada suerte; seguía ahí cuando salió a lavarse las manos. Evitó a toda costa mirarlo mientras tallaba sus manos y no alzaba la cara al espejo, solo para no demostrarle que lo afectaba demasiado.

— ¿Tan molesto estás conmigo que ni siquiera puedes saludar?

Jungkook se esmeró en no tener un respingo en cuanto la voz lo alcanzó y frunció el ceño confundido cuando su cerebro procesó las palabras. ¿Molesto? ¿Saludar? ¿Estaba dirigiéndose a él?

Alzó la mirada un momento para verificar que no tuviese el celular en mano, pero solo se encontró con su mirada, una apagada, a la que ya estaba acostumbrada porque todos la usaban con él, como si fuera aburrido hablarle.

— Quiero que sepas que no te quité a Mingyu.

Jungkook podría ser ingenuo, pero él sabía que ninguna de las parejas de los tipos con los que se enredaba en la cama eran culpables de lo que sucedía entre ellos. La mayoría de ellos pensaban que Jungkook era cuento viejo, no que estaban follándolo mientras coqueteaban con ellos. La otra parte se enteraba de su existencia y se sentían incómodos ante él, y una pequeña parte decidía ignorarlo o mirarlo con cierto asco.

— Lo de ustedes simplemente no estaba destinado a ser y creo que, por tu bien, deberías olvidar a Mingyu —lo miró con compasión—. No creo que sea sano que sigas con esto cuando ha pasado tanto tiempo; te he notado viéndonos y solo te estás lastimando y haciéndonos sentir incómodo.

La gente solía decirte que superaras las cosas, como si ellos lo hubiesen vivido contigo, pero nadie más que tú podía saber qué tanto te afectaba y cuáles eran tus formas de lidiar con ello, de avanzar con tus heridas.

Este chico hablaba desde la ignorancia, Jungkook lo confirmó; Mingyu le había mentido. Seguro le habría dicho que solo follaban, que él jamás se había atrevido a prometerle, a asegurarle cosas. Y sí, quizá el error de Jungkook fue creer en promesas vacías, pero aquello no les quitaba peso a las decisiones de Mingyu.

Jungkook lo había tratado como una persona, inclusive lo había adorado, pero Mingyu ni siquiera había pensado en que el menor tenía sentimientos. Simplemente se había saciado hasta que se había asegurado de que tendría una relación con este chico como si Jungkook solo hubiese nacido para ofrecerles sexo antes de encontrar al amor de su vida.

— Detente.

Junhui lo miró con las palabras en la boca cuando Jungkook respondió de forma inesperada. Jeon se sostuvo del lavamanos detrás de él en cuanto decidió hacerle frente, en alzar un poco la voz y defenderse.

— Deja de hablar como si me conocieras... Deja de darme consejos cuando no te los he pedido.

— Estoy haciendo esto por mí y por mi novio. ¿Lo entiendes? Es mi novio, nunca fue el tuyo, debes soltarlo.

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