020
No tomaron ni taxi ni autobús, solo caminaron unas cuantas aceras y cruzaron una calle hasta doblar en una esquina y entrar al parque más cercano del centro comercial donde estuvieron.
Por un momento, Jungkook creyó que Taehyung estaba loco porque faltaban diez minutos para las 10, así que dudaba mucho que vendieran comida callejera esa hora. Sin embargo, mientras más se adentraban al parque y se acercaron al centro donde había una fuente, descubrieron vendedores ambulantes con sus pequeños negocios móviles vendiendo desde comida hasta objetos como globos, regalos artesanales, juguetes y demás.
El olor a comida era agradable y el vapor que salía de las cocinas en los carritos lograba abrigarte en una sensación hogareña que te hacia ignorar lo frío de la noche y aquello enterneció el corazón de Jungkook, sacándole otra sonrisa.
— No tienes que comer pastel de pescado, de hecho —Taehyung dijo—. Hay más opciones, te dije lo del pastel porque es lo que a mí se me ha antojado.
— No hay problema —es su respuesta y lidera el camino hasta los puestos, acercándose para ver qué opciones tenía.
Un par de minutos luego, se encontraban sentados en una banca, no demasiado lejos de la fuente. Jungkook se había decantado por un sundae, sujetándolo por el palillo y disfrutando del sabor único que solo los vendedores ambulantes podían darle mientras que Taehyung tenía su palillo con el pastel de pescado. Ambos alimentos estaban calientitos y olían exquisito, por lo que ambos muchachos disfrutaron demasiado la comida.
— ¿Tienes alguna canción favorita?
La pregunta fue improvisada y Taehyung se quedó un largo rato pensando en alguna canción favorita. Jungkook esperó pacientemente, hasta que Kim sonrió con los labios sellados y asintió.
— Home is far away.
Jungkook no la conoce, pero piensa, por un momento, que ha de ser bonita porque Taehyung es bonito, así que luego de tragar el bocado que tenía en la boca, le sonríe a Kim.
— Voy a escucharla.
— ¿Cuál es la tuya?
— No tengo una en específico, pero mi cantante favorito es Justin Bieber —responde con sus mejillas sonrojándose levemente y Taehyung asiente.
— He escuchado alguna que otra canción de él.
Jungkook y él siguen parloteando de cualquier cosa, hasta que Taehyung señala que tiene sed, así que se levanta para ir por un par de sodas, aunque Jungkook le dice que para él no es necesario.
Cuando se queda solo, Jungkook alza la mirada al cielo, observando detalladamente las estrellas. Inclina su espalda hacia atrás, sentándose perezosamente en la banca y sonriendo tontamente hacia la luna. Suspira contento y sabe que nada podría arruinar ese momento.
Taehyung regresa a él quejándose levemente porque las sodas están demasiado heladas y le queman la mano. Jungkook lo mira sin enderezarse, frunciendo el ceño un segundo antes de reír melodiosamente.
Mas su risa se detiene de golpe cuando ve que la otra mano, que debería estar libre, sostenía un pequeño muñeco blanco, parecía un conejo rechoncho y también se asemejaba a un pastel de arroz glutinoso. Le costó un par de segundos, en los que tomaba la bebida ofrecida y al muñeco también, darse cuenta de que se trataba de Molang, un personaje animado famoso.
Lo tomó con cuidado, dejando que Taehyung se sentara a su lado, abriendo la lata y, analizando al pequeño individuo, notó que sobre su cabeza había una cuerda lo que lo hacía un llavero. Miró a Taehyung que tomaba de su bebida con parsimonia.
— Es para ti —responde a la pregunta no generada, mirándolo y sonriéndole—. Lo vendían al lado de las bebidas, tómalo como un recuerdo de esta salida.
Jungkook continuó callado, pero Taehyung lo vio dejar la lata sobre la banca, en el espacio a su lado y sostuvo al pequeño muñeco entre sus dos manos, acariciándolo y admirando los detalles. Una sonrisa pequeña se instaló sobre sus labios creciendo más y más hasta que todo su rostro había sido iluminado por ella.
— Gracias, Tae —Jungkook resguardó a Molang en sus manos antes de continuar—. Ha sido de las mejores salidas que he tenido.
— Gracias a ti por haber aceptado salir conmigo.
El azabache guardó al muñeco en el bolsillo de su abrigo, dejando que su cabeza sobresaliera, como si Molang estuviese asomándose para descubrir al mundo. Luego, Jungkook tomó su bebida y se dedicó a beber de ella un gran sorbo antes de hablar.
Los palillos vacíos de ambos fueron envueltos en una sola servilleta y quedaron en medio de ambos. Taehyung checó la hora, descubriendo que eran las diez con veintisiete minutos. Jungkook le pidió que se quedaran otro rato ahí más, así que el mayor se acomodó a su lado, ambos mirando al cielo.
— ¿Cómo conociste a Jimin?
Eso era algo que se preguntaba desde hace mucho tiempo; Jimin y Taehyung tenían un nivel de amistad al cual él no había llegado con Hoseok, así que sentía mucha curiosidad cómo se habían encontrado el uno a otro para descubrir que tenían esa conexión especial.
— En el instituto —Taehyung cierra los ojos, como si quisiese volver a esa época—. Y, la verdad, no hemos cambiado mucho, solo de escenario; Jimin siempre fue bastante popular. Es un chico inteligente y estaba metido en todas partes; era el líder del club de matemáticas, estaba en danza y jugaba al fútbol también. El primer año, solo cruzamos un par de palabras.
» Me caía bien, pero no podía imaginar que en algún momento nos volviéramos inseparables —se encogió de hombros y sonrió—. Quiero decir, tú ves a la gente tan diferente a ti y dudas mucho que alguna vez sus caminos se entrelacen demasiado. Jimin siempre ha sido tan explosivo, con un montón de reflectores encima de él y a mí siempre me ha gustado pasar desapercibido.
Sus ojos se abrieron y miró a Jungkook quien lo escuchaba atentamente con su soda vacía y las mejillas sonrojadas a causa del clima.
» Un día, cerca de los festivales en los institutos, a Jimin y a mí nos tocó trabajar en la misma decoración con otros compañeros. Jimin tenía una novia, y a ella le gustaba demasiado lo que se refería a manualidades, así que Jimin solo la siguió —Jungkook sonrió—. Gracias a ello, pasamos mucho tiempo compartiendo conversaciones y no sé cómo, pero de pronto los dos ya nos sentábamos juntos en los recesos para hablar, nos íbamos juntos del instituto a parques para comer helado y... Desde ahí no hubo vuelta atrás.
— Por un momento creí que ibas a decirme que se enamoraron —Jungkook soltó con una sonrisita, pero Taehyung negó riendo.
— Créeme, Jimin es más heterosexual que otra cosa —Taehyung comenta, pensando en su mejor amigo—. Así que no, nunca pasó nada entre nosotros. Solo... Solos nos convertimos en amigos inseparables.
— Y no se han separado a pesar de sus carreras.
— No... A este punto, creo que ninguno de los dos puede vivir sin el otro —hubo una pausa entre ellos, hasta que fue el turno de Jungkook—. Y tú, ¿cómo conociste a Hoseok?
Jungkook soltó un largo suspiro, soltando la lata vacía al lado de los pasillos y trató de encontrar las palabras perfectas para comenzar. Sin embargo, se sentía tan relajado, que decidió empezar por lo simple.
— Yo estaba buscando un roomie. Quería separarme un poco de mis padres porque, bueno, ellos se detestan, pero siguen juntos por mi "bien". Estaba agotado, así que estuve en busca de un apartamento, encontré este en el que vivo a buen precio, cerca de la universidad, pero necesitaba un compañero —se relamió los labios—. Hoseok respondió a mi anuncio en el foro de la universidad. Parecía que no tenía mejores ofertas, porque sabía quien era yo y cuando llegó a mover sus cosas, descubrí que no le agradaba.
— ¿A Hoseok? —Taehyung cuestionó incrédulo y alzando ambas cejas, recibiendo una sonrisa divertida de Jungkook quien asintió fervientemente.
— Trató de no demostrarlo; fue bastante cortés, pero... Yo lo noto, ¿sabes? Desde el instituto comencé a ser más consciente y a notar que la gente que era amable conmigo, lo hacía por obligación o porque no tenían el valor suficiente, o las razones, mejor dicho, para atacarme —Taehyung frunció el ceño—. Hoseok no tenía nada en contra mía; yo nunca le había hecho nada, así que seguramente él sentía que no podía hablarme mal o actuar grosero.
» Pero era incómodo que estuviéramos en el mismo lugar. Al menos, él lo volvía incómodo: yo hacía mi mayor esfuerzo para que no tuviéramos que hablar tanto, pero Hoseok nunca me miraba directamente a la cara, siempre hablaba como si yo no estuviese ahí —un puchero se instaló en sus labios y Taehyung sintió que Jungkook se hacía chiquito mientras volvía a ese momento—, como si fuese ciego y no supiera donde estaban. Además, siempre solían ser palabras bastante cortas, al punto, jamás intentó sacarme conversación.
Taehyung pudo imaginar muy bien la escena, aunque le costó bastante porque Hoseok siempre era bastante amigable con todo el mundo, parloteaba demasiado e incluso con él se había sentado más de alguna vez en los campos verdes para platicar un momento antes de desaparecer como un rayo.
A Kim siempre le había parecido un tipo agradable y las opiniones de la gente que lo conocía bien reafirmaban su teoría. Estuvo firmemente seguro de ello cuando Yoongi, un amigo cercano al mismo Taehyung, le comentó que le gustaba.
Porque a Yoongi no le gustaba cualquiera.
Taehyung pensaba que Yoongi era la única persona en el planeta tierra que tenía poder sobre su propio corazón logrando que éste se enamorara de quien Yoongi así lo quería. Porque nunca se enamoraba de la persona equivocada, siempre lograba fijarse en personas con buenos sentimientos e intenciones, como Jung Hoseok.
Sin embargo, mientras Jungkook le contaba esto, entonces, Taehyung volvió a recordarse que todos eran humanos, y que por más que Hoseok fuera agradable, cometía sus errores. Como detestar a alguien que no le había hecho nada y no conocía en absoluto.
— Entonces, ¿cómo?
— Discutimos —Jungkook murmuró—. Hoseok había tenido un mal día, yo no lo sabía. Yo estaba utilizando todo el comedor porque estaba haciendo una maqueta cuando él entró al apartamento con el semblante más serio que jamás había visto y, cuando me miró, supe que estaba demasiado estresado y quería desquitarse con algo, o alguien.
— ¿Te atacó?
— Me gritó que yo no era dueño de todo el apartamento y —Jungkook se ríe— comencé a llorar —lo mira y se ríe aún más—. Siempre he sido muy sensible y nunca me ha gustado que me griten, así que cuando Hoseok lo hizo gratuitamente comencé a llorar y quizá verme ablandó su corazón. No me pidió disculpas en el momento, solo se fue a su habitación.
» Unas horas después, la puerta fue tocada y llegó un repartidor con dos cajas de pizza y una soda. Fui a llamar a Hoseok porque yo no la había pedido, cuando él salió, me miró con culpa y fue en busca del dinero —jugó con sus dedos sin borrar su sonrisa—. Cuando pagó la pizza, la dejó en la mesa de la sala y se acercó a mí para preguntarme si quería comer con él.
— Aceptaste.
— Era pizza gratis y me había gritado, me la merecía —se defendió y Taehyung soltó una risa, aceptando eso—. Al principio fue incómodo, pero me pidió disculpas luego. ¿Recuerdas que te dije que me hablaba como si yo no estuviera ahí? Pues en ese momento, se puso a hablar de su día sin mirarme, quizá para justificarse. Traté de... consolarlo, aunque todo se volvió demasiado extraño porque... Bueno, no soy muy bueno socializando.
» Pero pareció funcionar para Hoseok porque a los días siguientes comenzamos a compartir saludos, más miradas y más cenas juntos. Hasta que un día, comenzamos a hablar de otra cosa que no fuera el apartamento, los gastos y demás, simplemente... Hablamos y nos volvimos grandes amigos.
Taehyung carraspeó y Jungkook lo miró, preguntándole con la mirada qué le pasaba, hasta que el otro se encogió de hombros, no sabiendo muy bien cómo empezar.
— Nada, que ahora mi imagen sobre Hoseok está un tanto distorsionada.
— ¿Por qué?
— Porque me parecía alguien fenomenal, ahora solo es... Bueno.
Jungkook se enderezó en su asiento, mirándole curioso y lo instó a que le confesara sus razones.
— Es verdad que no todo el mundo debe caerte bien —comienza y Jungkook asiente suavemente, de acuerdo con él—. Pero no por ello puedes andar tratando a la gente de esa forma.
— Yo lo hice contigo.
— Ya, pero podría decirse que tenías tus razones.
— No, tú no eras Mingyu, solo... Estaba asustado, molesto y herido.
— Vale, ya entendí —Taehyung acepta y Jungkook sonríe, mirando hacia su reloj.
— No odies a Hoseok, eso ya pasó y ahora estamos bien —lo miró a los ojos y Taehyung le devolvió la mirada—Me pidió disculpas y enmendó su error, eso habla muy bien de él, ¿no?
El suspiro que Taehyung soltó fue de comprensión y aceptó su derrota.
— Tú ganas.
— ¿Vamos a casa? Te ves cansado —comenta estirando los brazos y Taehyung bosteza, aceptando aquello—. Fue una gran noche, debemos repetirlo.
— Sí, habrá que ponernos de acuerdo.
Y Jungkook volvió a sonreírle de forma grande.
Memocioné con la cita y no hice cambio de escena JAJAJAJA. En fin, la vida sigue.
Besos muaaaaac
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