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018

¡Atto! ¡Atto! ¡Atto!

Taehyung cerró el almacén antes de salir del mostrador y mirar a Hannah que estaba concentrada asesorando a unos clientes que buscaban unas plantas para su nuevo apartamento. Se acercó para recordarle que se iba y que cerrara bien la tienda en un par de horas.

Hannah le dedicó una gran sonrisa y lo dejó ir diciéndole que se veía muy atractivo con su camiseta estampada y sus pantalones negros. Taehyung acarició a Yeontan y partió hacia la cafetería en la que había quedado con Jungkook dentro del centro comercial en el que se encontraba el cine, aprovechando para responderle que ya iba de camino.

Soltó un suspiro aliviado dentro del metro al notar que Jungkook le hablaba como usualmente hacía, que no parecía estar molesto o incómodo con él. Sin embargo, su curiosidad aumentó cuando Jeon le mencionó que algo extraño le había sucedido esa mañana y que debía comentárselo.

Encontró a Jungkook con una camiseta de mangas largas blancas y un jean ajustado a sus muslos más unas botas negras. Su cabello estaba un poco rebelde, pero caía agraciadamente por su frente y Taehyung se preguntó si era válido que su amor platónico e imposible se viera tan malditamente bien.

— Hola —Jungkook le saludó con una agradable sonrisa y Taehyung correspondió.

— Hola. No fuiste a buscarnos en la mañana, ¿todo bien?

— Ah, me quedé en el aula y me sucedió algo extraño, de paso.

Los dos caminaron por el centro comercial al lado del otro, entre las personas que iban acompañadas de otras, de diferentes edades y características. Aún era temprano, las seis de la tarde, pero sabía que los restaurantes estarían llenos y tardarían en entregar la comida, era mejor asegurar todo antes de dar pasos en falso.

Jungkook le ofreció una cafetería llamada Cake Blue a la cuál él visitaba mucho en cada local de la cadena que estuviese en su camino. Le informó que ofrecían cenas, desayunos y meriendas, así que Taehyung se dejó guiar mientras lo escuchaba.

— ¿A la fiesta? — cuestionó empujando la puerta del lugar, entrando primero y manteniéndola abierta hasta que Jungkook entró.

— Sí, también me quedé sorprendido; no suelen siquiera hablarme, ni siquiera cuando estoy al lado de Hoseok hyung.

— Andan raros.

— Demasiado.

— A Jimin y a mi también nos invitaron. Para mí no fue sorpresa la invitación a Jimin, pero sí a mí.

— Nunca te he visto tratar con ellos —tomaron una mesa—. Bueno, tampoco es como que hubiese sabido de tu existencia antes de que me hablaras.

— Auch —se quejó Taehyung llevando una mano a su pecho y Jungkook se cubrió la boca, pero estaba sonriendo— No, pues, gracias, lo mejor que me han dicho en la vida —lo molestó.

— Créeme, es mejor eso a que tú me conocieras por... Ya sabes.

— Habrá que verle el lado bueno; gracias a ellos, te he conocido —se encogió de hombros.

Y se sintió levemente cohibido cuando Jungkook abrió sus labios mínimamente, con un pequeño rubor extendiéndose en sus mejillas. Claramente, lo había tomado por sorpresa y ambos apartaron la mirada del otro antes de que Jungkook sonriera, sin decir nada, y antes de que Taehyung carraspeara, poniéndose más nervioso.

— Quiero decir, es una mentira y es horrible la manera que se expresan de ti, pero... De cierta forma... Me llevó hacia a ti y, por lo menos a mí, me ha gustado conocer al verdadero Jungkook.

El menor lo buscó, pero no al rostro, a los ojos. Se veía levemente conmocionado y contento. 

— Entonces, ¿no te arrepientes de haberme conocido? — su pregunta sale un tanto temblorosa, pero su sonrisa se ensancha cuando Taehyung niega, entonces, Jungkook supone que el mayor necesita unas disculpas—. Lamento mucho la forma en la que nos conocimos, no porque lo hicimos... Si no porque primero te golpeé con mi maletín y luego... Te traté de esa forma tan fría.

Taehyung soltó la pizza, y se aclaró la garganta.

— Jungkook.

Su llamado fue suave, lento, tranquilo, tal como todo lo que Kim Taehyung hacía. Jungkook lo había descubierto durante esas semanas cortas que llevaba conociéndolo; Taehyung era la definición perfecta de paciencia. Guardaba silencio hasta que terminaras de hablar y esperaba su turno para expresarse a ti de forma relajada, como si nada le preocupara. Sabía muy bien como expresarse en la mayoría de las ocasiones y siempre tenía las palabras correctas en la punta de su lengua.

A Jungkook le gustaba ese aspecto.

Porque todos los chicos que lo habían engañado habían sido rápidos, bruscos y poco directos. Les daban demasiados tirones a sus sentimientos, lo mantenían corriendo en círculos justo en la palma de su mano y luego giraban esa mano y lo dejaban caer al vacío.

Se preguntó porque no conoció a Taehyung primero, quizá hubiese tenido una bonita relación con él donde entendiera perfectamente como el amor debía funcionar, quizá hubiesen terminado en buenos términos y su vida hubiese sido otra.

Y, aunque lento fue su llamado, la respuesta de Jungkook fue rápida; mirándolo con los ojos grandes y atentos. Recibió una sonrisa.

Odiaba que Kim Taehyung fuese tan atractivo.

Porque, aunque no se sintiera enamorado hacia a él, no podía evitar sentirse flaquear ante la bendición de recibir ese rostro en primer plano, de obtener esos ojos rasgados, de muñecos y suaves mirándole, de tener esos labios delgados y rosados sonriéndole. Era injusto.

— No pidas disculpas por eso; lo primero fue accidental, y lo segundo... Tú ya lo mencionaste: estabas herido.

— En el fondo quería que insistieras.

Esta vez Taehyung se quedó sin expresión y sin palabras. Ladeó el rostro con confusión y Jungkook se encogió de hombros, decidido a confesarle algo que se había guardado para él mismo.

— Te podrá parecer tonto, pero tengo mucha debilidad hacia los chicos como tú —rápidamente añadió—. Quiero decir, en el aspecto físico. Eres... Bastante lindo. Tienes un rostro admirable y tus manos son lo suficientemente grandes para cubrir parte de la mía.

Jungkook se rio nerviosamente ante la estupefacción de su mayor y se encogió en su asiento, nervioso por estar diciéndole eso, pero no deteniéndose; ya había empezado, debía terminarlo.

— Dije: oh, ¿será este el próximo a arruinarme? Creo que... Creo que, si hubieses llegado antes, probablemente no hubiese dudado en lanzarme a tus brazos, en conocerte y que me dejaras sin corazón.

— No sé qué decir ante eso —apenas logró decir, pero Jungkook lo interrumpió.

— Y creo que hubiese sido una historia diferente; creo que al final me hubiese quedado llorando no porque me hubieses maltratado, si no porque iba a perderte por siempre —ver a Taehyung sonrojarse se sintió terriblemente mal y agradable, así que prosiguió hablando—. Creo que esa hubiese sido la gran diferencia contigo: a pesar de que me abandonaban, y al principio el dolor me hacía delirar imaginando que volverían por mí, luego descubrí que no volvería con ellos, aunque me lo pidieran... Si eran capaces de exponerme frente al mundo con mentiras y echándose flores a sí mismos, ¿qué me esperaba al volver a su lado?

— Sigo sin comprender por qué lo hacen.

— Yo tampoco —su sonrisa esta vez fue forzada— Y créeme cuando te digo que he pasado millones de noches preguntándome el porqué, y ninguna de las respuestas que venían a mi cabeza eran bonitas. Todas y cada unas eran horribles y dolorosas.

— ¿Alguna vez te pusiste a pensar que quizá era porque eres demasiado para ellos? ¿Qué quizá descubrían lo poco que podían ofrecerte y preferían tirarte a ti en un intento estúpido de no lastimar sus egos y autoestimas?

Y aquella respuesta no fue dolorosa.

No hablaron más del tema.

No porque fuera incómodo, si no porque Jungkook se sintió demasiado reconfortado que, al menos por ese día, ese tema dejó de parecerle demasiado grande y se volvió poco importante, como si fuese una pequeña mancha en su vida y no una enorme que lo consumía día y noche.

Salieron del restaurante uno al lado del otro con sonrisas grandes y hablando de cualquier trivialidad que se les viniera a la mente.

La noche había tragado ya todo, así que el centro comercial había encendido sus faros y, de paso, las pequeñas luces que rodeaban ciertos árboles dentro del lugar. Los locales no se quedaron atrás, encendiendo sus luces y letreros.

Caminaron hasta el interior de otro edificio del lugar en busca del cine. Jungkook se sintió aliviado cuando encontraron el lugar medianamente lleno, y la cola para comprar los boletos no era larga. Decidieron que cada uno pagaría sus boletos y comida y se mantuvieron un rato en la cartelera.

Había dos películas románticas y Jungkook se demoró leyendo ambas sinopsis, debatiendo cuál era mejor. Una era cliché y la otra parecía tener bastante potencial, pero su problema es que ambas cosas le llamaban la atención; tanto lo predecible, como lo poco predecible, así que se giró a Taehyung, sonriéndole.

— ¿Cliché? ¿O no cliché? —se acercó a él—. Debo añadir que a veces, solo a veces, los clichés pueden ser un tanto... Ya sabes, malas.

— ¿A qué vinimos? ¿A divertirnos o a criticar?

— Me pareces un chico de criticar.

— Si me hace sonreír o entretenerme, creo que merece la pena.

— ¿Y si no lo hace?

— Tendremos un buen rato fingiendo que somos cinéfilos expertos.

Jungkook asintió.

— Entonces, cliché.

Compraron los boletos escogiendo asientos en el medio de la sala, ni tan lejos ni tan cerca de la pantalla. Luego compraron comida en la dulcería, Taehyung se sentía lleno tras la pizza así que solo obtuvo una soda y un par de chocolates, mientras que Jungkook le confesó que él si comía bastante, así que se consiguió unos nachos y unas palomitas (también la soda, uh). Cuando entraron a la sala, esta ya estaba a oscuras, con la pantalla pasando los comerciales y las futuras películas que vendrían.

La sala no estaba demasiado llena, así que sus asientos estaban vacíos a los alrededores. Las personas más cercanas estaban en su línea, pero al otro extremo. Jungkook sonrió nerviosamente cuando descubrió que la gran mayoría dentro de ella eran parejas, tomadas de las manos, con el brazo sobre el otro o compartiéndose comida.

Taehyung se río a su lado y Jungkook lo miró curioso, entonces, el mayor confesó:

— Ya que veremos una película cliché, ¿puedo fingir ser un chico cliché, bostezar a media película estirando mis brazos para dejar uno sobre tus hombros de manera poco sospechosa? —bromeó y Jungkook se cubrió la boca para no reír tan fuerte.

— Te meteré un puñetazo como lo hagas —su amenaza fue poco creíble, solo queriendo seguirle el juego, pero la respuesta de Taehyung le sorprendió.

— Te salió mal porque me gusta eso.

Jungkook alzó las cejas totalmente estupefacto ante la sonrisa confiada que Taehyung le dio y luego el mayor negó riendo.

— Es broma.

— Ah...

— Pero si quieres no es broma.

— ¡Taehyung! —chistó, pero siguió riendo junto al mayor.

A mitad de la película, Taehyung dejó de hacerle comentarios aleatorios que lo hacían sonreír o reírse cubriéndose la boca para no molestar a otros clientes porque el problema estaba en su punto más álgido y como el mayor no solía ver ese tipo de películas, quizá le llamó demasiado la atención, sus expectativas en alto. Fue ahí, cuando Jungkook se perdió en sus pensamientos.

Y le sorprendió estar ahí.

En un cine, por la noche, con un amigo nuevo, luego de haber cenado en un restaurante mientras la gente de la universidad estaba metida en una fiesta. Cuando una fiesta era ejecutada, Jungkook se quedaba en su apartamento, comiendo solo porque Hoseok había ido al evento, leyendo o mirando la televisión.

Sus ojos se dirigieron al rostro perdido de Taehyung que parecía bastante perplejo por lo que estaba ocurriendo porque esos problemas se solucionaban demasiado fácil y no eran tan terribles como la película te lo hacía creer. Y no estaba soltando malos comentarios, aún si la película era mala, Jungkook le había dicho que eran de su gusto y él estaba ahí viéndola sin rechistar.

Jungkook entonces recordó la película que el mismo Taehyung le recomendó; dura, cruel y con problemas muy fuertes, una historia con una pareja que, al final, regresan juntos, pero no felices ni con los problemas resueltos luego de un beso dulce y lleno de amor.

Aquello no se comparaba con esta película, pero Taehyung había aceptado verla.

Y todo por él.

Si Jungkook hubiese sido estúpido, le habría tomado del rostro, le hubiese estampado un beso en los labios y le habría pedido que fueran novios. Mas no lo era.

No era estúpido ni inmaduro.

Ahora lo entendía y Taehyung se lo había dicho también.

Taehyung no actuaba así para enamorarlo, él no era amable para coquetear, él simplemente estaba siendo una persona decente y no esperaba que por ello Jungkook le diera algo que no podía darle, porque a Jungkook no le gustaba Taehyung de la misma forma.

Entonces comprendió porqué Jimin solo lo consideraba amigo a Taehyung, porqué se llevaban también, aunque sus personalidades fueran tan diferentes; Kim Taehyung valía la pena, totalmente.

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