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017

— ¿Y tú cuándo lo harás?

— Creo que... Creo que no podré hacerlo cuando tú estés cerca.

El azabache pasó el dorso de su mano por su nariz y parpadeó varias veces para tragar las lágrimas antes de mirarlo de nuevo. Su garganta se sentía seca, no podía pronunciar palabra, así que, lo único que atinó a hacer fue a tomarlo de la muñeca y llevarlo fuera del edificio.

— No puedes hacer eso.

— Tú tampoco puedes pasártela pensando que no eres lindo o que no vales la pena — Taehyung le dijo, siguiéndole y Jungkook continuó su camino, buscando la salida de la universidad.

— No voy a aprovecharme de ti. Eres la persona que menos merece eso, con la paciencia que me has tenido.

— Jungkook, no tienes que darme nada a cambio de haber sido amable contigo —se encogió de hombros, llevando su mirada hacia la mano blanca del menor que rodeaba con seguridad su muñeca—. No me comporto así porque espere algo... Y si lo hiciera, no sería nada para mi beneficio.

El tacto de Jungkook era suave, como el aleteo de una mariposa. ¿Qué se sentiría que tomara tu rostro para llevarte a morir en sus labios? ¿Qué se sentiría que posara sus manos sobre tu pecho, escuchando el acelerado latir de tu corazón mientras se conecta con el tuyo?

— Lo sé, gracias.

— ¿A dónde vamos?

— A comer.

El mayor no cuestionó más, dando zancadas un poco más largas para ir a la misma altura que Jungkook. En cuanto lo logró, el menor le devolvió una mirada descubriendo su rostro sonrojado por el llanto y, al mismo tiempo, por la calma. Taehyung no evitó sonreírle cuando el menor lo hizo con los labios sellados.

— ¿Estás mejor?

— Sí, deja de preocuparte —esta vez, su mano pasó a tomar los dedos de Taehyung, no entrelazándose, pero sí tomándose el uno al otro.

¿Qué importaba si los rumores aumentaban? ¿Qué importaba si la gente creía que eran pareja? Eran sus vidas y de nadie más, era su relación y de nadie más. Ya no le daría importancia a nada que no se tratara de Taehyung y él, porque, al final, él no lo estaba escondiendo, Taehyung no estaba manteniéndolo escondido y había aceptado de forma abierta ante él, que seguía mirándole con los mismos ojos.

Salieron de la universidad aún con sus manos juntas hasta buscar un buen restaurante de comida. Entraron a una pizzería luego de decidir que no tenían demasiado tiempo para almorzar teniendo en cuenta que se habían tomado tiempo hablando.

En cuanto terminaron de ordenar, Jungkook revisó la hora en su celular, descubriendo la fecha en la que estaban y sonrió en grande para mirarlo.

— Mañana es nuestra salida.

— ¿Escogiste la película?

— No he visto la cartelera, pero cuando estemos allá —aseguró y a Taehyung le sorprendió y alivió de ver que Jungkook estaba reponiéndose, pero no logró mermar su preocupación del todo.

— Jungkook —llamó con suavidad y el menor le miró curioso, con sus grandes ojos bonitos—. Antes... Antes dijiste que estabas muy herido, ¿no te parece que es tiempo de sanar?

— He perdonado a Mingyu y a los demás, aunque no lo creas.

— Perdonar, no es lo mismo que sanar, Jungkook —sus manos se volvieron interesantes mientras decía— Me preocupa mucho que pienses que no eres atractivo y no creo que sea bueno que dependas solo de mi opinión.

» No sé si vaya a suceder, pero ¿qué pasaría si dejaras de atraerme de esa forma? —cuestiona alzando la mirada hacia el pelinegro— Quiero decir, que tú dejes de gustarme de forma romántica no te volverá feo ni la peor persona de este mundo, ¿eres o serás consciente de ello? ¿Qué harás en ese caso? ¿Pensarás que ya no vales nada porque dejaste de gustarme?

— ¿Estás regañándome por depender de ti en ese aspecto?

— No te estoy regañando, solo quiero que entiendas que no puedes perdonar a todos, menos a ti mismo —dejó mudo y helado a Jungkook—Con lo que me has dicho hoy, me has hecho pensar que quizá tú... Quizá tú no estés teniendo una buena relación contigo mismo, que estás perdonando a todos de sus pecados, pero no lo estás haciendo contigo, aunque tú seas la persona que más lo necesite.

— Yo no...

— Estás siendo demasiado duro contigo mismo a mi parecer, por acciones que no podías controlar —Taehyung meditó de qué forma explicarse—. Ponte a pensar que... Que alguien viene corriendo hacia a ti y te lanza un puñetazo a la cara, ¿fue tu culpa? No podría serlo... Primero, ni siquiera sabías a qué venía corriendo hacia a ti, segundo, no podías controlar que te diera un puñetazo porque es un cuerpo ajeno y cuando es ajeno, no puedes controlarlo.

» Mingyu podrá haber sido un canalla y un maldito contigo, y también todos aquellos que te hicieron lo mismo en el pasado, pero... Tú no lo sabías, tú no sabías que ellos te irían a hacer eso... Tú solo hiciste lo que hace cualquier persona normal en este mundo hace cuando inicia una relación cualquiera con otra persona; confiar —se relamió los labios—. Y el que alguien traicione tu confianza, no es por tu culpa, porque la otra parte de la relación es una persona consciente, una persona como tú.

» Que te estés castigando a ti por algo que ni siquiera provocaste, no es nada sano para ti. Cada ser humano debe cuidar todas las relaciones que tenga con otras personas, pero también debe hacerlo consigo misma —tomó una pausa—. Y a mí parecer tú no te estás tratando bien. 

Jungkook no habló al instante, repitiendo cada palabra en su mente hasta que logró asentir con una lentitud mortal. La pizza llegó en ese momento y ambos la miraron como un pequeño receso de aquella plática que se había tornado demasiado tensa.

El mayor cogió la primera rebanada entre sus dedos, mordiéndola perezosamente y sintiéndose satisfecho ante el buen sabor. Sin embargo, no podía disfrutarla del todo preguntándose si había estado bien haberle dicho algo como aquello a Jungkook... Es decir, eran amigos, pero no tan amigos.

No debía compararlos, lo sabía, pero no era lo mismo como con Jimin. Sabía que podía tocar cualquier tema con el otro y Park sería lo suficientemente inteligente para pedirle de forma educada que se detuviera porque el tema era incómodo. Mas Jungkook, ahora lo sabía, era demasiado inseguro de sí mismo.

Lo habían vuelto inseguro.

Y no era de menos; primero lo escondían y luego lo exponían como un chico fácil e iluso que abría sus piernas ante un par de palabras bonitas. Que Jungkook los perdonara y ni siquiera se atreviese a soltar mierda de ellos (mierda totalmente real) a todos los demás o intentar defenderse reflejaba que él era del tipo que realmente quería, un amor real.

Luego, pensó que quizá Jungkook no se defendía porque todo lo que dijeran de él dolía menos que descubrir y aceptar que la persona que amabas va caminando entre los pasillos, diciendo que eres un imbécil.

Así que, sabiendo eso, tal vez Jungkook no se atrevería a decirle a Taehyung las cosas que le incomodaran, porque temía a demasiadas cosas. Carraspeó, mirándolo antes de hablar.

— Si el tema es muy incómodo, yo podría...

— ¿Qué me sugieres entonces? —Jungkook miraba el ventanal de la pizzería y sus labios estaban un poco manchados de salsa.

Si Taehyung no respetara su amistad y a Jungkook, seguramente se hubiese inclinado a limpiárselo con los dedos, lamerlos luego y sonreírle con suavidad. Mas solo ofreció una servilleta y le indicó que tenía los labios manchados.

Fue una tortura ver como le desobedecía y se relamía los labios, en cambio.

— ¿Cómo? —Taehyung cuestiona, no sabiendo a qué se refiere.

— Dices que me perdone por ser tan duro conmigo mismo ¿no? Por culparme de algo que no es — el otro asintió— ¿Sanará eso todo lo demás? ¿Llenará mi vacío? ¿Volveré a sentirme seguro con mi persona y con mi cuerpo?

— No lo hará; pero será un paso para iniciar el proceso que lo logre —es su respuesta—. Creo que estás acumulando demasiado, podrías pedir ayuda...

— ¿A ti?

— A mí, a Jimin... A Hoseok y a Yoongi, pero nosotros no podemos ayudarte del todo.

— ¿Entonces?

— Jungkook creo que sabes a lo que me refiero. 

Hoseok se preocupó por él al encontrarlo tan pensativo durante la noche anterior y la mañana siguiente. Yoongi llegó a recogerlos en su automóvil y el menor no habló demasiado con ellos durante el camino, mas Min no pareció molesto con aquello, respetando la decisión de Jeon. Jungkook pudo escuchar por momentos lo que sus mayores hablaban; los planes de esa noche.

Mas su cabeza no dejó de darle vueltas al tema que Taehyung había puesto sobre la mesa el día anterior durante su almuerzo. Su cabeza desconectaba en cualquier momento que pudiese durante sus clases e incluso evitó que buscara a Kim y a Park para desayunar con ellos.

Se quedó en el aula pensando en aquella propuesta, en aquella solución. No le pareció ofensivo ni mucho menos, solo... Extraño, peculiar.

La gente no solía decirte esas cosas, parecía que esa rama de la vida existía y meramente escuchaban tus problemas sin más que hacer o decir. Tampoco aquello le molestaba; nadie más que él podía arreglar ciertos aspectos en su vida.

Sí, ciertos.

Porque había otros en los que el ser humano rara vez tenía control; la familia, la economía, la seguridad, las amistades, las relaciones. El tiempo.

— Hola.

Alzó la cabeza de inmediato ante la desconocida voz y se encontró con tres personas. Aquello lo dejó confundido y temeroso; nadie se acercaba a menos que fuera para molestarlo o burlarse de él. ¿Qué estaban haciendo ellos allí?

Nayeon, Yugyeom y Jackson se plantaban frente a su escritorio en el aula vacía y él comenzó a guardar sus cosas en silencio. Nayeon, quien le habló, dio una mirada nerviosa a su novio y amigo antes de dirigirse a Jungkook de nuevo.

— Hola, Jungkook.

Sus movimientos se detuvieron entre la sorpresa y el susto; escuchar su nombre de esa forma era extraño. Había sido como una súplica, como un pequeño ruego.

— Ho-hola —atinó a decir, mirándola únicamente a ella porque Nayeon no parecía tan... ¿Grosera? ¿Indiferente?

Ella sonrió. Y era bonita. Nayeon era una chica muy bonita, era adorable y a la vez muy atractiva. Sabía que era de las mejores de su clase y pertenecía al taller de ajedrez. Realmente comprendía muy poco como una chica como ella había terminado de novia con el capitán de baloncesto, pero había notado la química tan bonita que ambos mantenían al lado del otro.

Pareció que soltarle una sonrisa leve (y forzada, para qué mentir) ayudó a la chica entrar en confianza. La observó alisar su falda con ambas manos antes de dar pasos hasta sentarse a su lado y Jungkook se encogió en cuanto Jackson y Yugyeom se acercaron más.

— ¿Qué harás por la noche? Queríamos invitarte a la fiesta de Jackson.

— Tengo planes...

La sonrisa de Nayeon se borró con suavidad, asintiendo suavemente y mirando a su novio un segundo, antes de mirarlo de nuevo.

— ¿No lo puedes pasar a otro día? Realmente nos gustaría que fueras.

— Será divertido —Jackson habló por primera vez, mas Jungkook no lo miró.

— Pensé que solo invitaban a personas que conocían —le recordó.

— Creímos que sería una buena forma de conocerte —Nayeon dijo.

— Lo siento, estoy ocupado. Quizá otro día.

Se levantó de golpe, caminando hacia la salida, dejándolos a los tres ahí hasta que se detuvo en la puerta y quizá, quizá realmente debía tomar las palabras de Taehyung. Quizá si debía dejar de quedarse estancado y avanzar, por él.

Así que, se giró, mirándolos a los tres, recibiendo sus miradas. Jungkook tembló suavemente, pero lo hizo. Les sonrió.

— Gracias por la invitación, de verdad, y... adiós.

Jackson asintió, sonriéndole y alzando una mano. Yugyeom solo asintió con la cabeza, pero Nayeon sonrió en grande y asintió.

— Si hacemos otra otro día, te avisaremos, ¿bien?

Jungkook asintió y salió casi corriendo de ahí.

— Es tan raro —Jackson dijo, pero recibió un manotazo por parte de la chica— ¡Nana!

— No seas grosero. Lo pusimos nervioso. 

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