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011

Dicho y hecho, Jungkook se puso delante de su mesa, al lado de ellos y mirándolos antes de hablar, carraspeando un tanto.

— ¿Puedo?

Taehyung iba a responderle, pero Jimin se le adelantó.

— ¿Puedes qué? Habla bien.

— Jimin — Taehyung se veía sinceramente sorprendido por la forma en que se lo había dicho. No había sido pesada, pero Jungkook podría tomarlo de mala forma.

— Que si puedo sentarme aquí con ustedes —la respuesta de Jungkook fue mordaz y añadió—, Taehyung.

Jimin le miró ceñudo, dirigiéndose hacia a Taehyung.

— ¿Qué le pasa? Yo vine primero, que me respete.

— Jimin, empezaste tú —Taehyung argumentó, mirando al menor—. Claro que puedes.

— Gracias, Taehyung —volvió a recalcar, soltando su mochila al lado de Kim y quedándose con la billetera en mano.

Ambos lo vieron retirarse, pero antes le sacó la lengua a Jimin de manera infantil. Dejaron de observarlo en cuanto llegó a la cola de la comida y Taehyung miró a Jimin confundido y con leve reproche.

— ¿A ti qué te pasa?

— Que, si no me hablas bien, no entiendo, eso me pasa —su respuesta fue sincera y con un tono tranquilo.

— Se entendió perfecto, ¿cuál es tu verdadero problema?

— No tiene modales; ni por favor ni gracias. Tampoco saluda.

Taehyung suavizó su expresión, mirando luego su plato de comida lleno a medias. Tomó un sorbo de su jugo natural, lo tragó lentamente y decidió hablar.

— Entiéndelo.

— ¿Entenderlo?

Lo que iba a decir era odioso, pero era una verdad, al fin y al cabo. Y, aunque no lo justificaba, debían ser un poco compresivo con el chico.

— ¿Con cuántos amigos has visto a Jungkook?

— ¿Tiene amigos aparte de Hoseok? —cuestiona.

— No, y a eso es lo que voy; Jungkook no se relaciona mucho con la gente y, aunque suene estúpido, le cuesta hacerlo, así que trata de corregirlo con suavidad y no pelees con él.

— No tener amigos no te quita los modales.

— Ya te dije que puedes corregirlo, pero hazlo con suavidad —se encogió de hombros—. No sé, exprésale como te sientes, seguro lo entiende y decide cambiar, pero ni él ni yo leemos mentes para saber qué quiere todo el mundo.

Jimin terminó por aceptarlo, pero no pidió disculpas cuando Jungkook regresó con su bandeja de comida. El momento fue bastante incómodo porque, a pesar de los esfuerzos de Park por mantener una conversación en la que no solo se involucraran ambos amigos, Jungkook pareció no querer comunicarse, comiendo en absoluto silencio.

Taehyung decidió que lo mejor sería no insistirle o hacerlo sentir presionado, así que ambos continuaron su charla hasta que Jimin vio la hora y se levantó para retirarse, despidiéndose de ambos, aunque solo recibió la respuesta de Kim.

— Es odioso.

Fue lo primero que escuchó en cuanto su mejor amigo se hizo diminuto en la distancia. La bandeja de Kim estaba vacía, y su jugo acabado por completo, pero Jungkook seguía comiendo y, si bien tenía una clase que iniciaría en diez minutos, decidió esperar al menor para no dejarlo comiendo solo ahí.

— ¿Jimin?

— Claro — Jungkook apuñaló su comida con los palillos, con mucho estrés.

— Pasa que... Le sorprende que no hayas saludado.

Jungkook lo miró.

— No suelo hacerlo con Hoseok, así que supuse... —Jungkook se corta, negando suavemente, sintiéndose tonto.

— ¿Supusiste qué?

— Qué éramos amigos también.

Taehyung alzó ambas cejas, sonriéndole con los labios sellados y Jungkook esperó.

— ¿Quieres ser amigo de Jimin, también?

— Se metió a pelear contigo, supongo que mal amigo no es —la risa de Taehyung fue melodiosa, sincera y refrescante. Se encogió de hombros, apoyando ambos antebrazos en la mesa, inclinándose levemente hacia adelante.

— Pues la verdad es que lo es; es increíble. Pero Jimin no entiende las cosas a menos que se las digas de forma directa. Le gusta más la verdad que suponer.

— Pero es odioso.

El castaño decidió rendirse, negando en silencio, pero con una sonrisa. Luego, decidió hablar de nuevo.

— ¿Qué tal tu mañana?

La pregunta, por muy simple que sonara, por muy cotidiana que fuera, no lo era para Jungkook. Fue demasiado sorprendente, y cálido. Su concentración se vació por completo sobre Taehyung que estaba justo a su lado, con una distancia prudencial y la que les permitía compartir la banca de la mesa, pero, de pronto, lo sintió demasiado cercano.

— Bien.

Se sintió estúpido contestando escuetamente, mas su cerebro dejó de funcionar de golpe y lo obligó a soltar lo primero que se le vino a la cabeza. Se arrepintió en cuanto las palabras que quería decir llegaron una tras otra en su mente, rogándole por salir, pero atadas ante no saber si Taehyung realmente quería seguir escuchándolo.

Para su suerte, o para su mala suerte, Taehyung era demasiado paciente.

— ¿Sí? ¿Pocas clases?

Entonces, mostraba interés. Y mostrar interés solo desató los labios de Jungkook.

— No, tres, pero livianas — Taehyung lo observó dejar los palillos en sus dedos, quietos—. Aunque no dejé de pensar en el proyecto que estaba avanzando ayer cuando te sentaste conmigo. No estoy muy seguro de sí está bien, pero creo que si logro terminarlo podría luego dedicarme a echarle un vistazo y corregirlo con detenimiento.

— ¿De qué es el proyecto?

— Tengo que decidir entre diseñar los interiores de un centro comercial o la exposición de un museo — Jungkook responde con suavidad. 

Taehyung ladea el rostro, mirándole curioso mas confundido también.

— ¿Cuál escogiste? Se oyen muy complicadas ambas opciones.

— Escogí el diseño del centro comercial.

— ¿Y cómo sabes por dónde empezar?

Ninguno de los dos sabe muy bien en qué momento sucedió, pero de pronto Taehyung perdió su clase porque Jungkook extrajo su cuaderno donde llevaba el apunte de ideas y una buena cantidad de bocetos de como quería que fuera el lugar. El mayor se inundó en las explicaciones que Jungkook le daba, qué colores usaría, cómo aprovecharía la iluminación y también los contrastes. Entendió porque la textura, las líneas, las formas y el espacio eran primordiales y que debía existir un balance, un ritmo, una armonía y hasta un énfasis.

Al perder la clase, quedó completamente libre y listo para ir a su trabajo. No quiso decirle a Jungkook que debió tomar la clase, decidió que le preguntaría a algún compañero acerca de la clase del día junto a sus apuntes.

A Taehyung no le gustaba depender de los demás, pero, honestamente, no pudo detener a Jungkook hasta que ambos se dieron cuenta de la hora y se despidieron a alta velocidad porque el menor tenía su última clase. Lo observó desaparecer entre la gente, entre la distancia y luego en otro edificio.

Cuando Hannah entró al local con Yeontan en su bolso, Taehyung ni siquiera pudo recibirlos como usualmente hacía porque estaba sentado en su banco de trabajo encorvado mientras decoraba otra maceta.

Su prima bajó a Yeontan y él corrió hacia Kim alzándose en dos patas. Un par de palmadas fueron dadas en su cabeza como saludo junto a un par de besitos lanzados. La menor se acercó a ambos, palmeando la espalda del castaño para que enderezara la espalda.

— Hola, al menos.

Taehyung soltó un suspiro enorme y soltó la maceta pintada a medias junto a otras que Hannah notó finalizadas solo esperando tener una planta en su interior.

— ¿Muchos pedidos?

— Sí, perdón — el otro dice, tomando a su can entre brazos y abrazándolo suavecito—. No sé si fue porque no abrí el otro día, pero hoy acababa de abrir cuando entraron cuatro personas al mismo tiempo y pidieron macetas decoradas.

— Eso es bueno, ¿no? Hasta cierto punto, claro.

El mayor asintió, encogiéndose de hombros hasta que soltó a su perro quien se movió por todo el lugar olfateando las plantas. Hannah se acercó un poco más a las macetas, admirando el gran talento de su primo y sonrió hacia a él.

— De casualidad, ¿no necesitas algún otro empleado aquí?

Su voz es baja, como avergonzada de tener que preguntar aquello. Realmente desea no tener que ser tan directa porque realmente está comenzando a sentirse mal con su diario vivir, arrepintiéndose de las decisiones del pasado y ha comenzado a sentirse demasiado inútil.

Aquello no le sucedería, claro, si la gente no estuviese presionándola al llamarla vaga por no estar estudiando o trabajando. Hannah sabe porqué se detuvo, porqué tomó un descanso, pero jamás creyó que aquello generaría tan malos comentarios acerca de su persona, todos completamente falsos.

Pero ahí estaba; cediendo a los comentarios, queriendo acallar todas esas voces y dejar ese sentimiento de inutilidad que antes no existía en ella. Era sorprendente como palabras constantes podían generarte nuevas ideas hacia ti mismo que antes ni siquiera se te pasarían por la cabeza.

— ¿Por qué la pregunta Han?

— A veces tienes mucho trabajo, más la universidad... No sé, quizá te vendría bien un poco de ayuda, ¿no crees? Además, podrías abrir la tienda más temprano...

Taehyung alzó ambas cejas, siendo tomado por sorpresa por la propuesta. Sin embargo, que Hannah evitara su mirada le daba otro tipo de mensaje. Miró las macetas, analizando lo cansado que estaba, lo mucho que le dolían las manos y todavía debía cuidar las demás plantas. También recordó que había perdido una clase, debía reponerla mañana por la mañana mientras tomaba sus demás clases, luego almorzaría y regresaría a trabajar, pintando y pintando.

Al final, Jimin tenía razón; era demasiado para él. Quizá pedir ayuda a sus padres se estaba volviendo su salvación.

Miró a Hannah, encontrándola expectante a una respuesta por su parte. Pensó por un momento que quizá la chica quería ganar un poco de dinero o algo por el estilo, así que decidió que la contrataría.

— ¿Conoces a alguien lo suficientemente bueno para ayudarme aquí? — cuestiona.

— ¡Por supuesto! — Hannah dice totalmente emocionada, acercándose más a él—. Tú la conoces muy bien.

— Ya dilo — Taehyung pinchó su brazo con un dedo juguetón y Hannah le pegó suavemente sobre ella, en una molestia fingida.

— Tú lo sabes muy bien, idiota. Solo contrátame.

— Bien, quedas contratada —él acepta, levantándose del taburete y estirándose en su lugar—. Déjame pensar por un momento, ¿sí?

— ¿Pensar el qué?

— Entiende que quiero que empieces mañana mismo, pero necesito pensar qué hora sería la ideal para que abrieras la tienda — Hannah lo vio apuntar la puerta—. Habrá que cambiar el cartel de la puerta para que todos se enteren del nuevo horario y, también debo decidir cuánto ganarás y cuándo te pagaré.

— Oh, vale, ¿por qué no haces eso y yo pido algo de comer? No te sentará bien pensar con el estómago vacío.

Taehyung acepta gustoso y toma su tiempo para lavarse las manos, volviendo luego con un cuaderno, un lapicero y varias hojas más que Hannah desconoce lo que sean. Ella se mueve por todo el local, revisando los precios y tratando de comenzar a memorizarlos mientras su primo hacía cuentas y demás.

— ¿Por qué de pronto quieres trabajar conmigo?

Hannah se sobresalta porque estaba muy concentrada y no pensó que Taehyung le fuera a hablar en un buen rato. Ella suspira fuertemente mientras se acerca hasta a él, sentándose a su lado y mirando a Yeontan que se mantenía echado cerca de la entrada.

— Las amigas de mamá sueltan varios comentarios hirientes cuando vienen a verla — Taehyung frunce el ceño, mirándola preocupado—. Al principio, lo ignoré; realmente no me importaba... Me encerraba en mi cuarto hasta que se iban, claro, las saludaba antes, pero no salía hasta que ellas se iban.

» Un día, mientras ellas conversaban, me encontraba sentada en el suelo de mi habitación leyendo un libro. Ellas ya llevaban más tiempo hablando, me entró sed y me di cuenta de que ya no tenía agua. Salí de la habitación, justo cuando ellas seguían hablando basura de mí... No me sentí mal hasta que vi la cara de mi madre.

Ella suelta una risa irónica, encogiéndose de hombros apretando los labios. Taehyung pudo ver la tristeza en sus ojos, así que tomó su mano y la apretó con suavidad, dándole apoyo en silencio.

— Estaba tan abrumada, tan triste y avergonzada que comencé a sentirme mal... Estaba ahí, callada sin saber cómo defenderme. O quizá no quería defenderme, pero tampoco podía decir nada... Fue una noche tormentosa porque luego ella estuvo hablándome como si nada pasara, como si no le importara, cuando sé que lo hace...

— Hannah, tú sabes muy bien porqué detuviste tus estudios, y es totalmente justificable. No tienes que sentirte avergonzada por tomar un pequeño descanso... si no te sientes lista, no lo hagas, aunque ellas hablen, no lo hagas.

— Es que... Ese pequeño descanso se está volviendo eterno y me gustaría volver, pero no quiero conocer gente nueva, me asusta demasiado tener que estar sola...

— No tienes que hacerlo; puedes comenzar aquí, aprender aquí. Mi trabajo no será tan emocionante, y pocas veces tendrás problemas o te sentirás muy llena de trabajo, pero creo que es lo mejor para ti, para recomenzar en algo — Taehyung posó una mano sobre su cabeza, acariciando suavemente su rostro y ella le sonríe, correspondiéndole a la ajena—. Solo promete que, si encuentras una mejor oportunidad, no dudarás en avisarme y tampoco dudarás en irte, ¿sí? La tienda es mi futuro, mi vida, mas no la tuya... Y no es obligatorio que lo sea. 

Hannah asintió, abrazándolo efusivamente y Taehyung la estrecha contra sí.

— Gracias, TaeTae, y lo prometo.

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