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002

Era un día nuevo cuando Taehyung entró a paso rápido hacia la cafetería de la universidad. El campus estaba lleno de estudiantes yendo y viniendo, hablando de cualquier cosa o de sus carreras y materias. Al entrar a la cafetería, su mirada recorrió cada mesa buscando algún lugar que libre o si tendría que irse a comer a alguna zona verde.

Ninguna mesa estaba vacía, todas ocupadas. Optó por la segunda opción sin problemas y caminó hacia la cola para tomar una bandeja y revisar el menú antes de que su turno llegara.

Taehyung era muy bueno escuchando, tanto que por momentos escuchaba cosas que no debería o no le incumbían, sin embargo, se quedó un poco helado cuando escuchó a unos chicos en la mesa detrás de él y tuvo que sostener fuertemente la bandeja en sus manos y relamer sus labios.

— ¿Y lloró? — uno de los chicos dijo.

— No, si dices que lloró lo voy a felicitar; mira que tener lágrimas luego de haber sacado varias mientras te lo cogías es de grande — añadió otro riendo luego de su propio chiste y en un principio creyó que toda la charla era una estupidez hasta que un nombre salió a la luz.

— Chicos, dejen que Mingyu termine de contarnos.

No podía ser, ¿o sí? No podían estar hablando de Jungkook...

— No, Jungkook no llora cuando te lo coges — Mingyu dijo, mirando sus manos antes de sonreírles de forma incómoda — Pero la verdad es que casi lloró cuando le dije que había conocido a alguien.

— Pasa que Jungkook es un imbécil — Taehyung dio una pequeña mirada al grupo, memorizando sus caras — Uno le dice que nada serio y él ahí todo estúpido creyendo que puede haber algo más que buen sexo.

— Yo te lo dije Mingyu; yo te dije que se iba a ilusionar contigo. Jungkook tiene vida sexual de adulto, mente y corazón de niño que cree en Santa y el hada de los dientes — un peliazul dijo y Taehyung volvió a girarse, rezando por pasar pronto y dejar de escuchar canalladas.

Había que ser muy miserable para andar por ahí diciéndole a todo el mundo el daño que le haces a otra persona como si fuera una gran hazaña.

Kim Taehyung había escuchado muchos rumores acerca de Jeon Jungkook. Sabía a la perfección que las cosas acerca de nunca tener una relación estable y una vida sexual muy activa eran totalmente ciertas. Sin embargo, cuando la gente hablaba de su forma de ser, su personalidad y las intenciones detrás de sus acciones era algo que no estaba dispuesto a escuchar.

Porque más de alguna vez se encontró con Jungkook en medio de un corredor, abriendo su casillero y suspirando fuertemente. Alguna vez lo vio entrar a un baño y escucharlo encerrarse en un cubículo sollozando bajito. Otros días lo vio mirando con los apagados hacia alguno de los chicos que lo había botado paseando con su nueva pareja y presumiéndola por todas partes mientras a él lo escondía.

Y aunque nunca había compartido palabra con él, Taehyung no podía pensar que lo que le pasaba a Jungkook era simplemente ilusionarse por sexo; él sabía que esos ojos tan expresivos escondían algo más profundo, una verdad que él ocultaba quizá porque nadie le creería, quizá porque no tenía deseos de gastar su garganta en explicaciones que no serían escuchadas más que con burla. Y también porque Jungkook no debía justificar sus sentimientos ante acusaciones de imbéciles que iban por ahí presumiendo que se lo habían cogido y él se había enamorado como un "idiota".

— Estás tan tenso.

Taehyung miró a Jimin quien había aparecido mágicamente a su lado y en la cafetería mientras él desconectaba su cerebro para dejar de escuchar las sandeces que Mingyu contaba a todo el mundo como si no hubiese un mañana.

— ¿Ya viste quién está atrás? — preguntó a cambio y Jimin dio una mirada disimulada antes de apretar la mandíbula.

— ¿Está hablando de lo que creo que habla?

— Correcto; estoy que lo mato.

— Ya, yo te entiendo, pero no puedes por ahí pegándole a medio mundo sin explicación alguna — Jimin argumentó colocando una mano sobre el hombro de su mejor amigo. — Vas a meterte en problemas y solo nos faltan dos años para salir de aquí.

— Ni siquiera he visto a Jungkook... Debe estar destrozado.

Taehyung se acercó con su bandeja y habló con los empleados que le entregaron la comida. Una vez fuera de la fila y con comida en mano, Jimin le apuntó la salida para irse de ahí antes de que se abalanzara contra Mingyu.

— Pues ya está aquí. Tal parece que solo le tomó tres días para tomar valor y venir a la universidad. Es muy valiente — Jimin comenta —. Venir aquí sabiendo que ya estarás en boca de todo el mundo es de valientes.

— Jungkook lo es, pero ni siquiera lo merece. ¿En dónde quedó el respeto por su intimidad? — Taehyung contestó de forma furiosa — Es que mira yo entiendo que quizá la relación o lo que sea no fuese seria, pero seguimos siendo humanos, por Dios, seguimos teniendo el derecho a ser respetados; ¿es que acaso Jungkook es solo un agujero para que lo traten de esa forma? Es que eso es ser un maldito y un desgraciado.

Jimin asiente a todo lo que dice, y mientras toman asiento en el césped lo mira con mucha profundidad.

— ¿Y qué harás?

— ¿Qué?

— Taehyung — Jimin dijo alargando el 'hyung' —. Jungkook está libre; ya lo escuchaste por tu propio oído y ¿piensas quedarte sin hacer nada? Despierta, hombre.

— Jimin, acaban de pasar tres días; ¿tú crees que en tres días se sana un corazón roto? ¿Tú crees que es muy lindo de mi parte ir a coquetearle cuando está pasando un mal momento?

— Taehyung, si no lo haces tú, lo hará otro imbécil, y digo imbécil porque ese va a ser peor que Mingyu y lo sabes bien; no será la primera y la última vez.

— Jimin, yo no pienso aprovecharme de un frágil Jungkook para tener algo con él; jamás.

Park lo observa abultando las mejillas antes de resoplar y hablar de nuevo.

— ¿Y cuándo va a ser, uh? ¿Cuándo vas a dar un movimiento con Jungkook? Dices que te gusta, que quisieras conocerlo, pero jamás te mueves — Taehyung iba a refutar, hasta que Jimin lo detuvo alzando una mano hacia él — ¡Que sí, que sí! Que eres un hombre con valores, con humanidad y que no eres un patán, pero piensa, ¡piensa! ¡Jungkook nunca ha estado en una relación estable ni oficial! ¿Sabes que significa que eso? Que, aunque a Jungkook le caiga otro estúpido hoy mismo, no serán novios, seguirá siendo soltero y entonces ahí tienes que entrar tú; no vas a entrometerte en ninguna relación.

— Jimin.

— ¡Se te va a caer el tiempo, Taehyung! ¡Es lo único que te digo! — exclamó cruzándose de hombros — Y, luego, en un par de años, ¿sabes que pendejo estará escuchando a otro pendejo diciendo 'Ay, ¿qué habría pasado si le hubiese hablado? ¿qué habría pasado? ¿Y si...?' ¡Correcto! ¡A mí!

— No creo gustarle — Taehyung refutó.

— Mira, no te estoy diciendo que eso no pueda pasar, y si fuera el caso; lo dejas, pero al menos lo habrás intentado. Simplemente, si te dice que no, dejas de hacerlo y ya. ¿Por qué te complicas tanto la vida?

— ¡Jimin! — Taehyung le detuvo, mirándole con impotencia — Jungkook no habrá tenido un novio oficial y yo tampoco, ¿sabes cuál es la diferencia? Que yo ni siquiera sé besar, muchos menos tener sexo. ¿Cómo voy a llamar su atención? Es que voy a defraudarlo.

Jimin comenzó a halarse el cabello y a gruñir antes de sostener el rostro de Taehyung.

— ¡Imbécil! ¡Imbécil! ¡Es lo que eres! — escupe mientras le agita el rostro de lado a lado con Taehyung quejándose — ¡Eso se aprende! ¡Eso tiene solución rápido! ¿Sabes qué tienes tú a tu favor, Taehyung? Que eres sincero y no eres un aprovechado, y eso, amigo mío, es más que suficiente.

— Bien, bien, pero ¡suéltame, estúpido! — Taehyung chilla y cuando Jimin acata, se acaricia las mejillas antes de carraspear y hablar de nuevo — Supongamos que tienes razón...

— Mira, Taehyung, si vuelves a decir que no tengo la razón, voy a cortarte en pedacitos.

— ... no pienso acercarme ahorita a Jungkook.

— ¡¿Y cuándo?! ¡¿Cuándo se jubile, acaso?!

— ¡Voy a esperar una semana, al menos! ¡No pienso acercarme ahorita! Va a ser aprovecharme de él y quizá hasta lastimarme a mí actuando como un reemplazo de Mingyu.

Jimin procesa su decisión y asiente lentamente antes de mirarlo con mucha seriedad, arrodillándose y apoyándose en sus manos para acercarse a Taehyung e intimidarlo, logrando que el otro eche la espalda para atrás.

— Una semana, Taehyung, te doy una semana. Y sí, sé que está mal presionarte, pero tú eres proactivo en todo, menos en tu vida amorosa, y ya es suficiente; tienes que pensar en ti también, ¿entendido?

— Sí, papá, como jodes — bufó, rodando los ojos.

— Bien.

Jungkook tuvo que tomar una gran bocanada de aire antes de entrar a la universidad, porque él sabía que pasaría. No era la primera vez (aunque él se aseguraría que fuera la última) que le pasaba, pero la sensación no dejaría de ser tan asfixiante y horrible para acostumbrarse y actuar como si nada.

Se había tomado tres largos días para crearse un mantra y cerrar su mente, su vida y su cuerpo del amor y las relaciones hasta que se muriera. Así que, luego de meditar que debía continuar sus estudios, salió con su corazón pegado trozo a trozo para la universidad, dispuesto a concentrarse únicamente en su carrera.

Hoseok lo había mirado preocupado en cuanto le dijo que regresaría a la universidad, pero tampoco se lo impidió. Las palabras de Hoseok se basaron en prometerlo que iba a estar ahí para él y que ignorara a todo el mundo. Jungkook realmente quería hacerlo; ignorarlos a todos. Sin embargo, era demasiado complicado.

Las miradas pesadas cayendo sobre él con curiosidad, reproche o desdén, los labios que se movían poco para que él no comprendiera las burlas y asquerosidades que saldrían de sus bocas, los ojos que se apartaban avergonzados cuando él conectaba sin querer sus miradas con la de ellos. Era tan difícil ser el centro de atención de una forma tan negativa.

Ojalá no le afectara.

Ojalá, Jungkook, pudiese apoyarse en una autoestima fuerte, pero aquello no existía cuando todos los tipos que habían pasado por su cama la habían destruido en un parpadeo, no simplemente dejándole saber que había utilizado, sino que también era sencillo de reemplazar.

Aquellos días iban a ser tortuosos. Bueno, realmente, casi siempre lo eran.

Llegó como pudo a su casillero y revisó su horario pegado en la cara interna de la puerta para chequear qué libros tomar y cuales dejar cuando escuchó una voz.

— Hey, Jungkook. Escuché lo que te pasó; debió ser horrible, ¿quieres hablar?

Jungkook cerró los ojos por un momento antes de cerrar el casillero lentamente y encontrarse a un sujeto de labios carnosos, una nariz un poco prominente y ojos grandes. Alto, fuerte y con el cabello tintado con mechas rojas.

— ¿Quién demonios eres? — preguntó con la mirada dura.

El chico resopló antes de reírse suavemente y mirarlo con diversión.

— Perdón, perdón; debí haberme presentado ¿no? — Jungkook no le respondió ni cambió de expresión —. Soy Kunpimook Bhuwakul, pero mejor me dices BamBam.

— Ya, ¿qué quieres?

— Bueno, hablar contigo. Seguro necesitas alguien con quién hablar.

— Oh, hablas de ser amigos — Jungkook concluyó, cruzándose de brazos y alzando las cejas. El chico frente a él lo miró incrédulo y le costó volver a hablar.

— Si... Ahm, si estamos hablando de ser amigos con... ya sabes, con...

— ¿Con qué?

— Con derechos, entonces, sí...

Jungkook sonrió en grande, pero ni siquiera llegó hasta sus ojos. No había nada de diversión en él, ni siquiera quería estar hablando con el famoso BamBam.

— Ah, sí. ¡Qué beneficiados los dos! ¡Yo tengo un hombro en qué llorar y tú un agujero para tu pene! No, es que eres muy considerado; ojalá no se acabe la gente como tú — Jungkook río de forma falsa y agitando su cabeza lado a lado antes de mirarlo seriamente — Mira, amiguito, quiero que te largues de aquí antes de que te patee, ¿entendiste?

— Ya, viejo, cálmate; se nota que te han botado. Bueno, ni siquiera botado porque no eran nada serio.

Jungkook no le contestó, pero BamBam decidió irse de ahí rápidamente sacudiendo la cabeza y cuando se encontró solo de nuevo tuvo que sostenerse de los casilleros para no ponerse a llorar frente a todos, porque había tocado una fibra que se mantenía muy sensible.

— Maldito, pero es la última vez... Es la última.

Cuando se giró, se encontró con varias personas mirándole y él solo apretó los labios antes de salir caminando hacia sus clases. Jungkook no tenía ni idea de que haber rechazado solo provocaría un nuevo rumor: Kim Mingyu había logrado destruir a Jungkook, un rumor que se alimentaría con los futuros rechazos del azabache.

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