001
Jungkook cierra los ojos cuando los labios ajenos se posan sobre él, pero de una manera ruda y feroz, como si quisiera devorarse su alma, como si quisiera dejarlo sin aire. Le gustan mucho ese tipo de besos; son exquisitos, afrodisíacos y lo dejaban deseando por más.
Eran sus favoritos porque esos eran los únicos que había probado.
Y también el sexo rudo era su favorito porque no conocía otra forma de hacerlo. Había escuchado miles de rumores sobre como el sexo podía variar según las personas, había visto a chicas correr hacia sus amigas emocionadas por contarles que las habían amado mientras las tocaban, o chicos explicando como habían confesado su amor en el ajetreo.
No era su caso.
Jungkook recibía sexo sin besos más allá de los labios, solo con mordidas y chupones que tendría que cubrir al día siguiente; solo recibía arañazos de desespero, dedos marcados en sus caderas desnudas, en sus glúteos, y tirones en sus pezones y cabello. Jungkook jamás había recibido nada de lo que la gente alardeaba en cuanto al sexo.
Todo porque jamás había tenido una relación seria: no podía; al parecer la palabra "pareja" no estaba diseñada para él. Le gustaba la sinceridad, y prefería mil veces que los chicos con los que acaba enredándose fueran directos en lugar de perder el tiempo enamorándolo para luego botarlo, aquello solo dañaría su corazón. Sin embargo, nunca pensó que aquello se repetiría tanto, que los hombres solo buscarían eso de él; sexo.
Parecía que sus horas en el gimnasio, practicando deportes como pasatiempo y el esfuerzo que ponía en verse presentable solo había provocado que todo el mundo lo mirara como un objeto sexual.
La vida "amorosa" de Jungkook era, básicamente, besarse, salir a citas, tener sexo y ser exclusivo con un hombre hasta que ese hombre se cansara de él y lo desechase como basura. Básicamente, ser novio sin ser el novio. Y ese aspecto de su vida se había mantenido con un bajo perfil hasta que notó que luego de estar con él, aquellos hombres lograban conocer a alguien, iniciar una relación y darle a esa otra persona lo que nunca recibió Jungkook.
Era como si él los entrenara para ser un buen novio y, finalizado el entrenamiento, pasaban a manos de la persona indicada.
Y una vez conocían a esta persona, Jungkook pasaba a ser un capítulo el cual tenía que ser hablado con todo el mundo. Entonces, llegaría un nuevo chico, quizá movido por su belleza, quizá movido por los rumores. Le diría que no querría nada serio y, en su afán de que lo vieran diferente, Jungkook creería firmemente que podría hacerlo cambiar de idea, que lo enamoraría y por fin dejaría de ser la prueba.
Por fin dejaría de ser el casi novio escondido detrás de todo el mundo y pasaría a ser "el indicado".
— Jungkook.
Sus ojos se abrieron de un momento a otro ante el llamado y miró al chico frente a él; Mingyu le estaba dando la espalda con el cuerpo desnudo, sentado en la orilla de la cama mientras se quitaba el condón y lo tiraba hacia el bote de basura que se encontraba cerca.
Jungkook se sentó en su lugar, con el corazón latiendo desbocado ante el tono que había utilizado. Apretó los labios tratando de mentalizarse que no debía preocuparse, que quizá Mingyu no sería como los demás, que no lo dejaría. Que lo amaba.
— Conocí a alguien.
De pronto el calor de hace cinco minutos se había esfumado, al igual que el beso agresivo que había recibido. Con ellos también se fueron sus esperanzas y su corazón se estrujó demasiado hasta que pudo encontrar su voz y hablar.
— Pudiste haberlo dicho antes, ¿no crees?
Mingyu lo miró por encima del hombro, con una cara de asombro y se giró luego de levantarse con el bóxer en mano y comenzó a ponérselo mientras seguía mirando al azabache.
— ¿Qué?
— Pudiste haberlo dicho antes de follar — repitió con la mirada oscura que escondía todo el dolor que su pecho sentía.
— No creí que te importaría hacerlo una última vez — Mingyu contestó en voz baja y se colocó la camiseta.
— Lárgate.
— Jungkook, tú lo sabías; no era nada serio.
— Lárgate — repitió. — Que no fuera algo serio no significa que debías tratarme así; como si yo no valiera nada, como si fuera solo un agujero.
— No te veo de esa forma, pero creí que estábamos en la misma sintonía.
El azabache quiso matarlo ahí mismo, pero tuvo que morderse el labio fuertemente antes de poder hablar de nuevo.
— Solo lárgate, ya — le exigió. Mingyu pareció no querer seguir discutiendo y solo tomó sus cosas bajo la atenta mirada del menor antes de salir dando un portazo.
Solo entonces Jungkook pudo quebrarse, sintiéndose más desnudo y desolado. Su espalda cayó de forma dura contra el colchón mientras llevaba sus manos temblorosas hacia sus ojos y trataba de frenar inútilmente toda esa explosión de emociones. La respiración comenzó a entrecortarse y volvió a sentirse estúpido por haber caído de nuevo.
¿Cuándo frenaría? ¿Cuándo aceptaría que él no debía ilusionarse con nadie? ¿Cuándo entendería que nadie lo vería de otra forma?
Llevó su mano hacia el celular en la mesita de noche mientras no dejaba de hipar, y lo desbloqueó con su huella digital buscando rápidamente la aplicación de KakaoTalk. Sus ojos se volvieron borrosos al entrar al chat que necesitaba y otra oleada de lágrimas escapó por sus cuencas. Dejó que ese llanto escapara antes de frotarse los ojos una vez más e intentar enviar un mensaje.
Una vez hecho y recibida una respuesta, Jungkook volvió a llorar hasta que la garganta le ardió y se levantó temprano buscando ropa limpia, lanzando con furia hacia el canasto la ropa que había utilizado antes de desnudarse para Mingyu y dejarse utilizar otra vez.
No supo cuanto tiempo pasó hasta que la puerta principal fue abierta y cerrada de nuevo. Su puerta fue llamada luego de un par de minutos y pasos. Jungkook se levantó echando un vistazo hacia el espejo, buscando estar presentable y que no se notara su frágil estado antes de abrir la puerta.
Su compañero de piso apareció frente a él.
— Hoseok hyung — saludó con una sonrisa fingida.
— ¿Dónde está?
— Ya se fue — responde el menor, encogiéndose de hombros.
El pelinaranja lo mira significativamente hacia ese 'ya se fue' y, sin decir nada más, lo toma por los hombros para abrazarlo con fuerza y acariciar su espalda.
— ¿Quieres hablar?
— Estoy bien; no es la primera vez.
— Eso no quita que no te duela; háblame.
— No... Ya no volverá a pasar, te lo aseguro.
Hoseok se separó un poco sin soltarlo, mirándole molesto y abultó los labios antes de volver a hablar, acariciando su rostro.
— Esa es tu decisión, pero te voy a pedir una cosa; no pienses que hay algo mal en ti. Júramelo.
Jungkook niega haciendo un puchero antes de volver a llorar y sostiene los hombros de su compañero y mejor amigo antes de hablar.
— Es que... ¿Por qué no me lo dijo antes? ¿Por qué tienen que seguir ilusionándome hasta que se cercioran de que tienen a otra persona? ¿Por qué no simplemente dejarme en cuanto se fijan en alguien más?
— Porque son unos imbéciles, por eso — Hoseok ruge, sintiendo un odio profundo hacia los tipos que utilizaban a su mejor amigo. — Pero no lo valen, Jungkook, es más; alégrate de que se van — él añade, escupiendo las palabras — porque qué asqueroso estar en una relación formal con tipos como esos. Te estás salvando.
— Pero ¿por qué siempre a mí? ¿Por qué nunca hay alguien que realmente me quiera?
— Lo habrá, Jungkook. Estoy seguro de que hay alguien afuera — Hoseok asiente fervientemente.
— Pues mal por él; ya no pienso buscarlo. Estoy harto, estoy cansado de lastimar así a mi corazón. Ni siquiera quiero verlo; voy a pegarle cuando lo vea — Jungkook escupe con furia, mientras su mejor amigo no encuentra palabras para dedicarle, para calmar a su destrozado corazón.
— Se está muriendo.
Miró a la chica frente a él que se mantenía nerviosa mirando al ser vivo frente a ella. Su pequeño Pomerania se mantuvo al lado de la puerta de la entrada, mirando a través de ella y agitando sus orejas cada que la clienta hablaba. Llevó su mirada de nuevo a la dirección de la chica antes de relamerse los labios.
— ¿Qué puedo hacer?
— No se está muriendo — él apuntó. — Está estresada.
Ante la declaración, la chica lo miró como si él estuviese loco, pero Kim Taehyung tenía como segundo nombre paciencia, por lo que se apresuró a explicar lo que estaba diciendo.
— Las suculentas cambian de color frente a cambios como la temperatura, el clima, la duración del día o los cambios de sustrato. ¿Dónde la ha puesto? — cuestiona mientras toma la maceta en sus manos y chequea el sustrato y el tallo de la planta.
— En la ventana de mi cuarto.
— ¿Da el sol directamente?
— Sí...
Taehyung le sonríe cuando ve que ella comienza a aliviarse de su angustia y lo mira curiosa.
— O sea que, ¿no va a morirse cuando esté café?
— No, no. Usted debe preocuparse cuando solo una parte de ella cambie de color y no por completo, o cuando la vea totalmente seca, como si la hubiesen quemado.
— Entonces, ¿no la muevo de su lugar?
— No, solo riéguela cada diez o quince días, o cuando la tierra esté completamente seca. Cuando pasemos a invierno, verá que ella regresará a ese tono verdoso como la consiguió.
— Ah, pues, muchas gracias. Estaba muy asustada; la quiero mucho porque me hace compañía... —sus mejillas se tornan rojas cuando se le escapa el dato y mira apenada a Taehyung quien le sonríe de forma amable, negando.
— No te preocupes; me siento así también con mis plantas — le ofreció la maceta —. La estás cuidando bien, te lo aseguro.
— Muchas gracias, ¿cuánto sería?
— Tranquila, no debes pagar nada.
— No, pero esto es como ir al doctor; uno debe pagar, aunque sea consulta — ella lleva sus manos hacia su bolso y Taehyung la observa sacar un pequeño monedero demasiado adorable al cual revisa con mucha vergüenza. — Esto... No tengo demasiado, ¿le parecen 1500?
— Con 1000 es suficiente.
Taehyung se apiada de ella al ver que es una colegiala; seguro que sus padres no le daban más que la mesada que ella parecía dividir con dificultad. Además, verla tan joven y preocupada por su planta lo hace derretirse en ternura.
Ella le entrega los 1000 wons en monedas antes de agradecer y caminar hacia la puerta. Taehyung no escucha la campanita que avisa que ha abierto la puerta así que alza la mirada encontrando a la chica mirando unas macetas con bambú de la suerte con mucha fascinación.
— Esas sirven mejor con poco sol y riego casi diario — habla haciéndola sobresaltar — También las tengo en agua; solo que esas dan un poco más de trabajo porque debes asegurarte cambiar el agua y mantener el recipiente limpio.
La chica mira con profundidad de nuevo los bambúes y abraza más su maceta antes de volver a mirar a Taehyung.
— Volveré cuando ahorre para una.
— Aquí te esperará, entonces.
Ella le da una gran y dulce sonrisa antes de despedirse y salir del lugar. Su perro, Yeontan, se levanta de su lugar caminando hacia a él con pasos cortos, pero rápidos para mirarlo con bastante curiosidad.
— Hombre, vas a quedarte sin negocio.
Alguien entra a la sala por la puerta detrás de él y Taehyung rueda los ojos antes de tomar un rociador y salir del mostrador para regar unas orquídeas. El otro chico se mantiene en su lugar esperando por una respuesta.
— Era una niña — menciona. — Ni siquiera ha de tener más de quince años y solo estaba asustada por perder a su planta.
El otro niega riendo y luego se encoge de hombros, saliendo del mostrador para acercarse a él.
— Olvida lo que dije; seguro vendrá más a menudo, pero no para comprarte plantas sino para verte.
— Y vuelves con lo mismo, Jimin.
— Oh, vamos; tu cara enamora más que tus propias orquídeas.
Taehyung lleva una mano hacia la boca de su mejor amigo, cubriéndosela y mirándolo ofendido, luego con reproche hasta soltarlo y abultar los labios antes de hablarles a sus plantas.
— No la escuchen; ustedes son hermosas, mis niñas bonitas y únicas — Taehyung luego lo observa. — No vuelvas a decir una estupidez como esa, menos en frente de ellas.
— ¡No dije que ellas no fueran bonitas!
— Igual las puedes resentir — lo reprocha de nuevo y luego vuelve a su labor. — ¿Y tú por qué tan temprano aquí?
Aquella pregunta parece alegrar a su amigo porque sus ojos se encienden con muchas chispas y su rostro se vuelve cegador con una sonrisa enorme y bonita como todo él.
— ¡Te traigo un chisme! ¡Pero enorme! ¡Tan enorme que va a beneficiarte mucho!
— ¿De cuándo acá me sirve un chisme a mí, Jimin? — cuestiona en un tono burlón antes de incitarlo a seguir. — ¿Qué?
— ¡Tienes el camino libre con Jeon Jungkook!
Sus movimientos se detienen de golpe, con el rociador alzado y su mirada busca la de Jimin, pero en lugar de alegrarse, como su mejor amigo esperaba, su ceño se frunce profundamente antes de hablar con tono serio.
— ¿Terminó con Mingyu?
— ¿Cuál terminar? Nunca fueron novios.
— Agh, tú me entiendes...
Jimin se encogió de hombros para luego cruzarse de brazos y apoyar su peso en una sola pierna.
— Pues terminarlo no; al menos eso es lo que dicen las malas lenguas y el mismísimo Mingyu.
— ¿Qué anda diciendo Mingyu?
— Qué él fue el que botó a Jungkook — aclara, alzando ambas cejas. — Estaba yo en los vestidores, de pura casualidad los escuché hablar; no es que yo me haya pegado hacia los casilleros cuando mencionaron a Jungkook, claro que no, no, no. Pero logré escuchar — alzó un dedo cuando Taehyung iba a reprocharle el escuchar conversaciones ajenas — de pura casualidad, que se acostó con él antes de decirle que tenía la novia asegurada y que se sintió supuestamente mal porque Jungkook sí se había enamorado de él.
— Dios mío... Jungkook.
— Exacto; Jungkook está libre, muy libre para ti.
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro