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Paso 86º.


"Paso 86º: No puedes guardar un secreto por mucho tiempo. Tienes dos opciones: Revelarlo o destruirlo".

~N.

Either.

Pensé que había muerto cuando leí obras antiguas que retrataban formas del amor. En casi todas ellas, bueno... Los personajes morían por alguna enfermedad, se mataban entre ellos por celos, y algunos se suicidaban.

Mi ensayo tuvo que ser reescrito gran cantidad de veces porque al inicio trataba de un pollo asado.

Entonces tras darle muchas vueltas al tema hablé sobre la muerte como individuo. Mueres en una persona y empiezan desde cero, y con los años se moldean hasta ser lo más parecidos. Armonizan pero siguen siendo voces independientes. Y muestran una parte de sí mismos que no le muestran a nadie. Es el famoso nacimiento del amor y se cultiva para que no fallezca. Un ciclo que se repite con diferentes personas.

El amor era como recibir carne seca.

—Jeje, Either, ¿por qué trajiste el jabón de tu apartamento, jeje? —El superior de Mirt me hizo señas para que lo observara.

Parecía un alienígena que solía leer en sus ratos libres en la biblioteca como si investigara más sobre nuestro universo. Tenía los párpados caídos y su voz era monótona lo que ocasionaba que me sintiera de cierta forma cómodo.

—Es que es transparente y nunca había visto uno así —respondí, reparando en el jabón de color azul transparente sobre mi mano, cubierto por una bolsa—. Está muy bonito y quiero saber como lo hacen.

—Jeje, tienes razón. Compraré uno también —cerró su libro y se recorrió un asiento hasta estar a mi lado—. ¿Puedo, jeje, cargarlo? Tampoco había visto uno transparente. Jeje, parece una joya.

—Mm. —Le di el jabón y cerré el libro que leía por tareas.

Ambos miramos el jabón por 7 minutos, iluminándolo con la luz de mi celular. Estaba muy bonito, brillaba como un hueso.

—Jeje.

—Tremendo par de raros —Luna se carcajeó y tomó asiento sobre la mesa,jugando con la pila de libros que había ordenado—. ¡Deberíamos beber esta noche! ¿No es genial que por fin hayas pasado la prueba del profesor? Leí tu ensayo por Mirt y fue precioso. Quien diría que habría tanto en tu cabecita.

Jugó con sus aretes de estrella plateada mientras buscaba una confirmación de parte de Mirt y mía. Mirt echó una risilla y Luna hizo una mueca, jalando su cabello rubio.

—¡¿Me estás rechazando de nuevo?! Ay. —Se recostó en toda la mesa, incomodando a los universitarios que trataban de terminar sus investigaciones.

—Jeje, tienes mucha labia pero Cold, jeje, no se llama "yo tampoco" por nada. —Mirt usó un juego de palabras con mi nombre.

Comenzamos a guardar nuestras cosas en las mochilas pues ya habíamos concluido el trabajo. El fin de semana comenzaba y cada quien se iría por su lado. Yo esas semanas estuve muy cansado así que solo dormí o leí mucho, pero no me tomé el tiempo ni de revisar mis mensajes. La universidad no era igual que la preparatoria. Era como un vaso con refresco cargado de gas que me hacía eructar mucho.

—Agradezco haber vivido estos años —solté antes de que nos marcháramos, sosteniendo la bolsa del jabón—. Es que es transparente.

—Jeje, a mí también me sorprende. Amo vivir estos años. —Mirt habló camino a la salida.

—Ay, es que mírense. Ambos son unas ternuritas que se emocionan por cada cosa casual. —Luna siguió riéndose de nosotros.

Era medio día pero mi horario ya había concluido. Mirt dijo que debía correr a su apartamento para ordenar unas cosas y después iría al trabajo. Luna no me dejó moverme de la salida de la biblioteca porque quería que lo acompañara a saludar a unos amigos en la piscina de la universidad.

—Solo será un momento... —Jadeó, tratando de empujarme de mi posición—. ¡¿Por qué estás tan pesado?!

—Estás muy débil.

—¡No me digas eso con una cara tan seria! —Fingió lágrimas y me pateó, rendido por mis pocas reacciones—. ¡Sonríe o grítame por favor, me pones más nervioso!

Quiero comer...

No estaba viendo nada en particular, más bien pensaba en el frío que hacía ya que el invierno estaba cerca y las aves en el cielo danzaban a gran velocidad. Tenía tiempo sin pensar tanto en un día común debido a que las dudas sobre si los libros de autoayuda sirven o no me carcomían el pensamiento como gusanos en carne carroñera.

Luna seguía haciendo berrinches pero lo ignoré porque gritaba mucho.

—Vale, vale, tú ganas cara de serio mamón. Nos vemos la próxima semana. —Se encogió de hombros y se paró de puntitas, aplastando mis hombros y jalando de mi cuello para darme un beso.

Se apartó antes de que pudiera reaccionar. Pensaba irse con una sonrisa digna pero lo detuve para darle un golpe en la cabeza y pedirle que dejara de hacer eso pues desde hace semanas me incomodaba y lo podía denunciar como acoso.

—¡Pero solo fue un besito en los labios! —Chilló, maldiciéndome.

Mirt me dijo que Luna era muy infiel y que tenía novios por todas partes así que no debía dejarme besar. Aunque en algunas partes del país se besan entre familiares... y tienen hijos con genética rara.

—O sea, solo es cosa de pensar en grande. ¡Como en tres cosas muy grandes! Así que no sé qué te molesta. —Luna se echó aire y me dio la espalda, hablando sin parar aunque las personas lo rodeaban confundidos.

Mi estómago rugió y metí mi mano dentro de mi sudadera para buscar mis mentas. Tenía agua fría en mi mochila y me gustaba la combinación. Aunque no pude meter nada a mi boca pues cuando alcé la mirada Near estaba allí inmóvil.

—Ah —se puso nervioso, elevando las manos—. No quiero interrumpir nada. Ah... ¿Tú? Espera, ¿quién es...? Bueno, no, aaaaah, ja, ja, ja... Chale.

No supe que hacía allí. Recordaba haber recibido una llamada suya hace unos días pero había olvidado por completo que era viernes y habíamos acordado salir. Mi mente se quedó blanca como un gato peludo.

—Veo que olvidaste que saldríamos. Te esperaba en la estación pero, vale, si tienes algo que hacer yo solo me retiro. —Me sonrió y le dio unas vueltas a su bufanda antes de dar media vuelta.

—Ah, no, solo es... amigo... —Sostuve su mano para detenerlo—. Compañero.

—Porque los amigos se besan en la boca, claro —volteó riendo y sacudiendo su cabello oscuro—. Como cuando te besé para quitarte el hipo, ¿no? Súper casual. Igualito... Ah, perdón.

Se disculpó por bromas que hace casualmente.

Le dije que estaba bien pero continuó disculpándose. Me preguntó si tenía hambre y cuando le di un sí como respuesta me dijo que iríamos a comer a algún centro comercial. Había uno a unas cuadras de la universidad y siempre era lleno por los residentes del campus así que decidimos caminar.

—¿Cómo te fue con el ensayo del que me hablaste? Sonabas muy cansado y eran creo ya las 4 am cuando hablamos por teléfono. —Cuestionó, dando grandes zancadas por la banqueta y pateando piedras invisibles.

—Bien. Creo. —Lo creía pero tampoco me preocupaba eso, sino la historia que debía desarrollar con el paso de los años para tener material—. ¿Tus terapias están...?

—Sí, van bien supongo. —Respondió, caminando frente a mí.

En la piedra que ve el demonio hay un hombre sentado sobre el silencio...

—Quiero comer en Alitas de pollito. —Admití, saboreando las combinaciones que podías hacer con las salsas de las alitas.

—¡Vamos a comer allí entonces! De verdad saben ricas sus alitas. —Retrocedió para ir a mi ritmo y que no estuviéramos tan separados—, te invité a salir porque quería que charláramos. Tenemos tiempo sin vernos y nuestras llamadas han sido muy cortas. Temo que te hayas sentido excluido por Rind y yo. Escuché de hecho que discutieron. ¿Sobre qué?

—Me llevó el domingo a misa pero me cacheteó porque le quité dinero a un hombre con túnica que quería quitarme mis monedas y me comí las obleas sin agua porque sabía fea el agua. —Confesé a pesar de no comprender aún que le molestaba a Rind.

—JAJA, ¿por qué siempre haces cosas así cuando no estoy? ¡Me habría encantado verte! Sabes que eres de las pocas personas que me hace reír tanto —se retiró sus lágrimas falsas y trató de respirar calmado para no exaltarse demasiado—. Extrañaba... Ah... Ah...

Pensé que estaba haciendo una broma pero en realidad estaba teniendo escalofríos por el viento.

Me detuve en seco para quitarme el abrigo pero me dijo que no porque yo iba a perder el calor. Insistí pero continuó negándose.

—Tengo una idea. —Comentó, desabrochando la prenda.

Nos orillamos debajo de un árbol para que no estorbáramos el camino. Near abrió mi saco y me dio la espalda para meterse conmigo. Elevó sus brazos y los metió en las mangas, haciendo que el frío de su tacto también me diera escalofríos.

—Parecemos un hombre súper gordo. —Soltó, riendo—, ahora, súbete a mi espalda que te llevaré de caballito.

Dejé caer todo mi peso sobre su espalda y mi barbilla sobre su cabeza pero no pudo levantarme. Se agachó más para tomar impulso pero no me alzó ni un poco. Optamos por sólo caminar así.

Al llegar al centro comercial subimos las escaleras e hicimos parada en el área de comida rápida. Near solo compró una bebida de manzana y nos encaminamos a los restaurantes para buscar Alitas de pollito.

—Mesa para dos. —La mesera nos señaló los bancos opuestos y tomó la orden.

Near me recomendó algunos libros y yo también. Hablamos sobre películas, cosas que estábamos pasando recientemente. Habló sobre un caso en la universidad de posibles abusadores pero debía investigar más a fondo. También me pidió ayuda para preguntar en clases si alguien tenía alguna historia similar.

—Mirt es tu compañero. Puedes hablar con él. —Comenté, bebiendo la soda.

—¿Eh? ¿Por qué Mirt? —Su sorpresa fue evidente.

Mirt dijo que no era algo privado y que lo habláramos si era necesario ya que la universidad pasa por malos momentos...

—Alguien abusó de él, pero no estoy al tanto de los detalles. —Respondí.

Me sentí como en un libro de Sherlock Holmes. Yo era Watson, solo lo escuchaba atento y le daba apoyo con sus teorías. Near parecía emocionado cuando hablaba con hipótesis, disfrutaba resolver ese tipo de problemas y me imagino que el dinero era algo bueno para él.

Es un universitario muy lindo, tuve ese pensamiento. No éramos iguales a cuando nos conocimos, pero todos habíamos crecido juntos y cada vez nos parecíamos más pero manteniendo nuestra independencia. En algún momento mis pensamientos eran como los de ellos y ellos pensaban como yo.

No quiero alejarme de nadie.

—Los abusos y el acoso es algo normal hoy en día... —Alargó la sílaba con una mueca, jugando con el hueso de la Akira que yo acababa de devorar—. Creo que todos han vivido situaciones así, hasta los menores de 11 años. Cierto, ¿enano?

—Mh —me limpié la salsa de Los labios—. No estás comiendo.

—No tengo...

—Come.

—Vale, pero no pongas esa cara. —Habló cabizbaja, levantando la alita para darle una mordida.

Terminamos la comida, dejamos el establecimiento y dijo que quería platicar de forma seria. No sabíamos donde era adecuado pero él escogió subir y bajar de las mismas escaleras eléctricas hasta que concluyera nuestra plática.

—Lo siento. —Soltó cabizbaja, poniéndose en fila a mi lado para dejar a otros subir—, sé lo que te dije. Sé el daño que causé. Y me arrepiento de haberte hecho sentir tan mal.

Nunca había experimentado ese daño del que que él hablaba, solo cuando tuve más conciencia y recordé la pérdida de mi familia. Pero cuando dijo esas cosas comprendí que estaba molesto y quería herir a alguien porque le gustaba sentirse culpable, le gustaba que lo odiaran porque se sentía merecedor de eso.

—Puedo odiarte si quieres —dije, y aunque intenté que mis palabras sonaran emocionales no pude mostrarle ninguna expresión—. Pero creo que nunca he odiado a alguien ni podré hacerlo.

Alzó la vista confundido pero sonrió a pesar de ello—. Dijiste lo mismo que Andrew. Piensan parecido pero son completamente diferentes.

—Nunca había escuchado su nombre completo. —Balbuceé pues Near comenzó a tallar mis cachetes para que retirara mi expresión rígida.

—Andrew fue mi mejor amigo y alguien importante en mi vida, alguien que me ha transformado —suspiró, bajando los brazos. Descendimos de las escaleras y volvimos a subir en las posteriores—. Pero soy alguien independiente de él, solo que no me había dado cuenta. Creo que estaba repitiendo las cosas a las que les tenía miedo y no me había percatado de lo que me rodeaba. Rind es grandioso. Tú eres grandioso.

—Hm. —Sus palabras me emocionaron aunque el rostro no me cambió.

—Y quiero que los tres seamos tan unidos como ahora, hasta que pasen los años. Es cierto que las amistades cambian constantemente pero si nosotros vamos a cambiar entonces que solo nos volvamos más cercanos. —Encimó un brazo sobre mí, dándome unas palmadas—, ojalá eso suceda. Quiero que seamos las mismas caras de una moneda.

—Y seguir comiendo. —Concluí, mirando ningún punto en específico pero pensando en el futuro.

—¡Por supuesto que sí! —Elevó su puño, cubriendo su boca al recordar que estábamos en un lugar público.

Miré los alrededores de las escaleras y me aseguré de no estorbar a nadie. Mi profesor me dijo que cuando sintiera la necesidad de escribir algo lo hiciera, que nada detuviera mis sentimientos porque luego me arrepentiría. Y si me arrepentía de hacer algo con el tiempo estaría orgulloso de haber hecho eso.

Solo quería abrazarlo y no confesar nada. Morir y no perturbar a nadie. Igual que el sol ilumina a todos sin decirles porqué, silencioso y cálido.

—Gracias por disculparte —murmuré, dejando caer mi peso sobre sus hombros hasta arrinconarlo en la barra de la escalera—. Estoy agradecido de vivir estos años solo para conocerlos. Para conocerte. Gracias por haber nacido. Gracias por estar con vida y no rendirte aunque el corazón te duela tanto. Eres increíble.

Gracias por solo existir y cambiar tanto a alguien sin saberlo, Near.

—¿Estás...?

—¡Claro que estoy llorando, cara de póker! Ay... —Trató de reírse para no dejar caer su sonrisa, aunque las lágrimas brotaban de sus ojos y me abrazaba con fuerza—, gracias a ti por ayudar a una persona de entre millones.

Me sentí muy bien en ese momento. Sentí que había tenido una ligera explosión sin morirme de lo que era yo en verdad. Tuve ese miedo irracional que me pedía dejar de razonar y volver a cuestionarme muchas cosas pero traté de tomar aire.

—¿Quieres ir al arcade? Hay uno abajo.

~•~•~•~

No entendí ninguno de los juegos pero Near se reía mucho cuando me veía jugar. Los zombis volvían a matarme. Mi auto chocaba. Perdí el juego de estrategia y una maquina se comió mis monedas.

—JA, DE NUEVO. —Near estalló en risas, señalándome con burlas por no disparar y ser comido por los zombis.

—Ah, me están comiendo de nuevo. —Miré con impacto la escena.

—¡Me encanta tu rostro, JAJAJA! Te imagino en una horda zombi siendo súper serio e intentando comer a algún muerto. —Continuó riéndose apropósito solo por querer verme irritado.

—Cállate. —Bajé la pistola y me crucé de brazos.

Es más fácil matar una vaca.

—¿Por qué no nos tomamos fotos en la cabina? Me vestí muy bien hoy como para no guardar un recuerdo. —Señaló su atuendo que constaba de una playera de manga larga color piel y una bufanda café, incluyendo mi saco café que al final usó ya que a mí me dio calor.

Nos metimos en la pequeña cabina e introducimos unas monedas. Nunca había entrado a una así que él me señaló la cámara. Me dio una lección del orden: Primero una foto de ambos sonrientes, la segunda debía ser enojados, la tercera haciendo una cara rara y la última espontánea. Después de eso se tomarían otras cuatro al azar porque pagamos extras y podíamos hacer alguna locura.

—1, 2, 3, ¡sonríe! —Tiró de mis mejillas, encimándose sobre mí para que sacara una sonrisa en la foto.

Me estaba sintiendo nervioso, supongo. Tenía ganas de salir de allí pero quería seguir con él. Saqué de mi pantalón la caja de mentas y metí varias a mi boca.

—1, 2, 3... Bueno, no te voy a decir que seas más serio. —Bromeó, tomándome del cuello para acercarme a la cámara mientras él ponía una mueca.

No quería estar muy cerca de él porque esos meses yo no cuidaba mis reacciones. Hacía cosas que antes no creía posibles y no me percataba de ello, era como un robot gigante que no conocía sus funciones. Me asustaba yo mismo así que pedí a cualquier dios de alguna mitología que me mantuviera en calma.

—1, 2, 3... Saca la lengua. —Le hice caso, él se pegó a la cámara y cruzó los ojos.

Retrocedió un poco hasta chocar su hombro sobre mi pecho.

No te muevas, por favor. No te muevas.

—Solo debemos ser espontáneos. —Informó, girando el rostro hasta chocar su frente con mi barbilla.

Tal vez si Near no hubiera volteado a verme nada habría sucedido. No tenía control de mí mismo, escuché lo que el profesor me dijo y no pude evitar tener el deseo de obedecerlo. No quería guardarme nada. Aunque eso no era una excusa para haberlo tomado de la mandíbula y forzar un beso entre ambos.

—Espe... —Elevó los brazos para apartarme pero no supe cómo detenerme.

Nos inclinamos sobre el asiento hasta chocar contra la pared de la cabina. Era una sensación extraña, me quemaba, me adormecía por momentos y no pensaba en nada más que no fuera él. Era húmeda.

Separamos nuestras bocas un instante, solo un instante en el que sentí su respiración y volvimos a besarnos. Abrí los ojos, los volví a cerrar al verlo corresponderme y sentir sus manos sobre mi nuca.

La bolsa que cargábamos de restos de comida cayó al suelo sin ser derramada. La menta en mi boca desapareció, aunque quizás él la tenía debajo de la lengua.

Nos detuvimos una vez más, mirándonos fijamente. Mi frente caía sobre la suya y mis manos sobre sus hombros pesaban. El cabello lo tenía hecho un desastre al igual que su mirada perdida.

Volví a inclinarme para besarlo pero interpuso sus manos entre ambos, cubriéndome la boca.

—Lo siento... —Soltó con sorpresa, haciendo negaciones rápidas con la cabeza.

Incluso si te arrepientes con el tiempo te sentirás bien de haberlo hecho, Either Cold.

Levanté mis brazos de inmediato para no seguir presionándolo. Reparé en mi asiento con las manos temblándome y dolor de intestino. Estaba confundido por mi reacción, por la de ambos.

—¿Hace cuánto lo sabes? —Dejé ir la pregunta.

—Desde que entramos a la universidad lo sentí pero creí que solo estaba exagerando —acomodó su bufanda, alargando las palabras para ocultar su tono nervioso—. Rind me lo confirmó hace unos días.

Que se muera el santo.

—No quiero que nada sea incómodo —dije, cubriendo mi rostro con la manos cabizbaja—. No quiero hacerte sentir responsable ni que te sientas culpable por no poder sentir lo mismo. No quiero lastimarte más.

—No lo estás haciendo. —Puso su mano en mi espalda y tocó mis mejillas para que volteara a verlo.

—¿Entonces por qué te disculpaste? No debes hacerlo —tapé mi boca y comencé a murmurar al percatarme de que estaba gritando—. Te amo y no quiero que me ames, ni mucho menos que te sientas culpable de recibir amor porque te lo mereces.

—Por el amor de Matt, acabas de decir que amas algo. Y soy yo. O sea, me amas tú... Queeeee. Esto se pone muy raro. —Trató de reírse pero se detuvo en segundos con una actitud más calmada para escucharme y reacomodó mis lentes fuera de lugar.

—Por favor, recházame. Quiero sentir que me rechazas en este momento. —Pedí, sin mostrar enojo o emoción en mi rostro.

—Sonará repetitivo, pero Either, tú no tienes nada de malo. Mírate, eres guapo, serio con lo qué haces, ya sabes lo que quieres y aunque dudas entiendes a las personas mejor que nadie. Haces cosas lindas, miras el mundo de una forma peculiar y tienes buenos chistes aunque sean un poco turbios. Eres grandioso —chocó ambas plasmas contra mi rostro, acercándome a él—. Y bueno, yo soy Hiray Near.

—¿De qué hablas? —Musité.

—He vivido cosas que vive la mayoría de la población. Aunque me duele admitirlo... No soy tan guapo, ¿sabes? Mi estabilidad económica está muerta y como persona soy un desastre. No tengo nada que ofrecerle a alguien como tú. —Se mostró feliz y orgulloso de eso.

—Eres suficiente. —Negó con la cabeza.

—Y no debes conformarte con suficiente. Yo quiero centrarme en mí y buscar lo mejor, pero tú Either, debes recordar que solo un diamante pule a otro. Ay, ya hablo como psicólogo. —Soltó mi rostro y me dejó volver a mi lugar.

No podía decirle nada más. Era cierto que no podíamos ser nada más para el otro porque aún no terminábamos de crecer y estábamos en niveles diferentes. Él era más que yo aunque no se diera cuenta de eso, pero no se lo iba a decir porque quería que él lo descubriera.

¿Qué dijo Mirt que era Near? Ah, creo...

—Eres mi primer amor. —Confesé, metiendo otra menta a mi boca.

—La primera persona que me dijo eso está muerta —Near estiró las piernas y tomó una bocanada de aire—. Nunca nos besamos ni dijimos nada. Teníamos miedo de causar un desastre y aún así sucedió lo que menos queríamos. Me alegra que me lo hayas dicho.

—Si él estuviera vivo... —estaba apunto de golpear un tema que no era adecuado—. ¿Habrías preferido estar a su lado sin habernos conocido?

—Ei... —Dijo mi nombre por la sorpresa que le causó—, te molesté, ¿cierto?

—No, entiendo lo importante que fue para ti y le agradezco a esa persona haber permitido que estés con nosotros. Es agradable sentir en ti a alguien que no pude conocer. Lamento mi pregunta. —Hice un ademán para mostrar mi error.

—Enano, si me dieran a escoger entre estar con Andrew o contigo en estos momentos mi respuesta será la misma siempre: Quiero seguir con mi vida tal cual ahora, a tu lado y a lado de un vándalo tonto. —Declaró aunque su voz temblaba sus ojos se mostraban decididos.

—Te amo.

—Pero debes buscarte un nuevo amor. —Su sonrisa era idéntica a la de Hope.

—Te amo.

—Y entonces venir a presumirlo delante de mí —sacudió mi cabello como si fuera un niño—. Yo también te amo, Either.

Salí de la cabina y Near me preguntó a dónde iba. Le dije que iba a estar cerca así que tampoco debía alejarse. Tenía unos zombis a los cuales matar.

De la cabina salieron tres fotos de extrañas caras y cinco espontáneas en las que ambos sonreíamos al besarnos.

•••••••••••••••••••••
Veremos próximamente que pensó Near en estos momentos y los posteriores, porque esto tendrá consecuencias en el futuro. ¿Alguna idea?

Lo siento, ya había advertido que este capítulo estaría loco. Por otro lado, ¡feliz cumpleaños al bebé Either! Enero 8, ya sé, ya pasó, pero un recordatorio es merecido.

Either Cold ha crecido. ¿Recuerdan a Steven y su cambio radical en Steven Universe? Vengo a defender estos cambios, porque todos cambiamos. Cuando comencé a escribir tenía una mentalidad tan cerrada que ahora me rio de mis propias posturas, ahora me atrevo a hacer cosas que antes quería pero me daba vergüenza y disfruto el momento cada vez más. Quiero eso para Either y para todo aquel que se restringe por miedos tontos.

Uy, se besaron un largo rato, ¿no? HAHAHAHA. Y Near lo rechazó. Chao, los amo. Sufran.

~MMIvens.

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