Paso 77º.
"Paso 77º: Resuelve tus problemas antes de intentar resolver los de alguien más."
~N. H.
Near.
Una tarde Jane se reunió conmigo. Habló de su novia, de las cosas inesperadas, el destino y lo que creía correcto. Me dijo que había cambiado, que descubrió algo nuevo.
"Near, tardé en darme cuenta. Los ideales de belleza son los ideales de personas transparentes.
Siempre me había preguntado por qué coloreábamos los ríos de azul, pero al verlos de frente no nos sentíamos decepcionados al verlo transparente. Las corrientes, lo que le conformaba y la magia de ver tu claro reflejo en él enamoraban a muchos. Entonces, ¿por qué no podíamos amarnos como personas transparentes? No hay problema con que coloreemos a las personas de colores, sino que no aprendemos a amarnos sin él.
Los imperfectos ideales de belleza son creados por retratos transparentes y verosímiles que necesitan verse antes que sentirse."
Era transparente en ese momento, mientras las gotas caían de mi frente. Pero no podía sentir nada, tampoco verme ni escuchar. El agua caliente a mi alrededor era más visible que yo, tapando mis oídos y quemando mi cuerpo.
Mi boca estaba reseca y los ojos me ardían por el vapor.
—Será bueno para mi piel...
Cuando era pequeño lucía transparente. No me importaba lo que las personas sin valor en mi vida me dijeran, solo su opinión contaba. A veces creo que estoy obsesionado con su color; su color amarillo igual que un sol. Tan obsesionado que quise usar un color que no me pertenecía.
—Quién demonios soy... —Musité, sacando las mejillas del agua caliente.
Hace mucho calor.
No quería salir del agua. Terminar mi horario de clases ese día fue un infierno, quería huir del salón sin toparme con nadie. Salir de la bañera significaba levantarme, pero el mareo era intenso.
—Still together...
La cabeza me latía igual que el corazón, de forma arrítmica.También quería que las cosas dejaran de latir, se detuvieran para que yo pudiera tomarme mi tiempo y corriera a mi destino. Pero no hay sentido en carreras que no tienen meta, y mucho menos si arrastras el pasado.
Quería que Hisao Aley dejara de latir. No podía culpar de nada al albino, pero quería hacerlo, pues por mi decisión cargo con el peso de un cadaver.
Quiero arder.
Si yo era un niño con máscara entonces él estaba desnudo y atrapado en su piel. Que irónico.
—¡Near, ¿ya vas a salir?! ¡No quedará más agua caliente! —Nath tosió al otro lado de la puerta, encendiendo las luces de la sala de estar—. ¿No te estás cocinando?
No respondí, dejé que el agua me llegara hasta la frente y me resigné a salir aunque el ardor fuera excesivo.
Ojalá nadie viva más de 14 años.
~•~•~•~
Mi madre me pidió que creciera y me convirtiera en un buen hombre que se hiciera cargo de sus problemas. Alguien que los resolviera después de haber llorado. La decepcioné sin que lo supiera.
Abrí los ojos con pesar, intentando centrarlos en la luz de la habitación. Sobre mi frente había un trapo frío y tenía puesta ropa holgada en mi cuerpo.
¿Qué hora es?
—Jeje, te desmayaste en la bañera. No es bueno, jeje, pudiste ahogarte.
Eso me vendría bien.
—Toma un suero, jeje —caminó hasta mí, dejándome la bebida sobre el pecho. Me miró un momento desde su posición, pensando en algo—. Tuve que forzar la puerta, jeje, para sacarte de allí.
Lo miré de reojo con seriedad, apretando los dientes al vislumbrar su rostro. No conocía bien a mis compañeros de cuarto, bueno, realmente no conocía a nadie en su totalidad. Siempre había sido así, reactivo e ignorante.
Pero aunque quisiera cambiar los malos hábitos se pegaban a mí como cera en el cabello. Si quería retirar la cera con calor solo la hacía más pegajosa y ni siquiera el aceite me ayudaba. Era asqueroso.
No has dejado de serlo.
Al día siguiente me detuve cerca de una clase, abordado por las protestantes que bloqueaban algunas entradas. Cosas de violaciones que no podían tener denuncias.
Me escabullí por el centro, tirando de mi libreta para que pudiera cruzar al área recreativa con ella. Las voces de los alumnos de primer año disfrutando los juegos en la cancha también se escuchaba hasta mi posición. No me enteré de nada.
No quiero pensar ahora.
—¡Hey, Near! ¡Estoy acá! —La voz de Rind hizo presencia en mi cabeza.
Aceleré el paso por la entrada de la universidad, entre las hojas que caían intenté disolverme y evadir su presciencia. Lo que menos quería en ese momento era toparme con alguien que quisiera contagiarme su felicidad. No había nada más feliz y santo que Rind Vibes.
—¡Detente! ¡Salúdame un momento, diva! —Se rió mientras me perseguía.
Quiero estar solo. Por favor.
Huir, solo sé hacer eso. Aún volviendo al pasado, cuando liberé su información no traté de arreglarlo. Cuando pensé que todo se acabó mi hermana hizo mi trabajo. Cuando mi padre volvió me escondí. Ahora tampoco quiero enfrentar mis problemas.
Ni siquiera ese día cuando Either supo que lo acosaba y Rind se enojó conmigo, no pensaba que volveríamos a arreglar las cosas. Fue el enano quien me perdonó sin pedírselo.
Lo único que podía hacer por mi cuenta era irrumpir en vidas ajenas. Los correos que me llegaban para darle trabajo los recibía, porque yo no cargaba con la responsabilidad sino los involucrados. El acoso era una mierda, una adicción aún siendo ya mayor de edad.
¿Qué estoy haciendo? ¡¿Qué demonios estoy haciendo?!
—¡Deja de escapar! —El gritó de Rind me detuvo, igual que su mano tirando de mi hombro para que lo viera de frente.
Me acorraló frente a los ventanales de la biblioteca, observando la división entre los libros y el cielo. Hojas, estaciones, sabores, ¿por qué carajo él perduraba en todo eso?
¡Estás obsesionado!
—¿Qué te pasa? Te estuve llamando —Rind lucía tan preocupado como el día en que lo conocí—. Le pregunté a Hisao por ti y dice que estás viniendo a clase pero no hablas. Either también te escribió, pero creo que no te llegó. ¿Estás bien? ¿Perdiste el teléfono?
—Me están presionando. —Solté, apartando sus brazos de mis hombros.
Eres un asco. ¡Cállate!
Me sorprendí al ver su expresión. ¿Cuántos años habían pasado? El chico como lechuga nervioso que lloraba por todo y me gritaba "pervertido" podía mantener un semblante serio de preocupación. Estaba creciendo, cambiando.
¿Por qué yo era el único que volvía a lo mismo? Que envidia.
—Near, tenemos que hablar —suspiró, rascando su cabellera rubia y bien peinada—. Eres mi mejor amigo y mi cuñado. Hemos sido así por tres años, unidos. Puedes contarme cualquier cosa que quieras, ¿sí?
Su sonrisa solo fue dolorosa de ver.
—¿Quién te dijo qué eras mi mejor amigo? —bramé de pronto, sintiéndome impotente—. Tú fuiste el único que te nombraste así.
No le quites su lugar. ¡No se lo quites pues no se ha ido!
—¿Qué estás...?
—¡Vete al diablo un momento y déjame irme! No quiero hablar en estos momentos, ¿sí? —Di un chasquido de lengua, abriéndome paso entre el jardín.
—¡Las cosas no las resolveremos así! —Exclamó, tomándome de la mano—. Mi nombre es Rind Vibes. Nos conocimos hace tres años por una estupidez y desde entonces tú y tu hermana me han ayudado a cambiar. ¡Por mi abuela juré que los cuidaría a ambos! Así que Near, ¡por favor escúchame! ¡Y yo te escucharé!
Apreté mis puños y trastabillando giré en mis talones para gritarle en el rostro todo lo que me presionaba. El pecho dolía igual que un imán que aplastaba labios suaves. Un golpe de realidad en el corazón.
—¡¡Soy Jay, ¿por qué no pueden aceptarlo?!! ¡¿Quién carajos es Near?! Un nombre tan... ¡Irreal! —Escupí al suelo de la furia. Las protestantes hacían tanto ruido que nuestra discusión era invisible—, ¡déjame!
—¡Todos cambiamos! ¡Y eres asombroso por...! —Lo silencié con un empujón en el pecho.
¿Lo sientes? Allí duele.
—Para. Me largo, hablaré cuando pueda. Deja de creer que todo lo que es real puede ser asombroso, niño de abuela. —Dije eso con la intención de alejarlo, sin tomar mucho en cuenta.
Pero no sabía cómo hacer entender a alguien que ha vivido en rosas. Un animal doméstico que no sabe buscar su comida por cuenta propia.
Me dio un golpe en el hombro, agachándose un poco hasta tener los ojos sobre mí. Azul igual que el cielo, de verdad era ese chico del bachillerato con cara de mierda.
Por favor, en este momento no sé qué tan fuerte puedo ser.
—¿Sabes qué, Near? Vete al diablo tú—dijo de golpe—. Me vas a escuchar, ¡así que deja de cerrar los ojos! —rugió, sacudiendo mis hombros—. Sí, soy un niño de abuela, ¡pero mis valores me han llevado a tratar de disfrutar lo que tengo! ¡¿Pero qué demonios te pasa a ti?! ¡Tú de verdad eres un niño! ¡Huyes de los problemas, no hablas con nadie, eres infantil! ¡¿Crees que tienes el derecho de sentirte triste y mandar todo al carajo?! ¡Me estoy cansando también! ¡Estoy harto de ti, tus traumas y un maldito muerto que parece acecharte!
Cubrió su boca de inmediato, dándose cuenta por mi expresión de la dureza en sus palabras y lo ligero que tomó mencionarlo. Retrocedió un poco con las manos temblando, y trató de enmendar sus palabras.
—Lo siento, no quería... Yo en realidad no... —Mi mano frente su rostro lo calló, al igual que otro fuerte empujón.
—¿Qué demonios te pasa a ti? —reí inevitablemente—. Dices que estás para mí y no entiendes de lo que hablo cuando digo como me siento.
Lo empujé un poco más, reclamándole.
—Muere mi madre y crees que estoy bien.
El empujón aumentó en fuerza.
—¿Y también quieres suponer que si un amigo se suicida por mi culpa puedo reírme contigo y decírtelo tan fácilmente?
Él me devolvió el empujón, hasta que esa pequeña discusión se convirtió en un intercambio de fuerza. Lanzó el primer golpe sobre mi rostro con rabia, tirándome al suelo donde él también cayó. Una pelea que nunca creí ocasionar estaba pasando, y él me estaba destrozando tal y como quería.
—¡NO PEDÍ TU AYUDA NI TE ESTOY PIDIENDO NADA!
—¡ERES UN MALAGRADECIDO! ¡¿Ahora vienes a llorarme y culparme por distanciarme?! —Le lancé otro golpe sobre el labio, tomándolo de la camiseta para darle otro—. ¡Estoy estudiando! ¡Conociendo gente nueva! ¡¿Por qué no puedes dejar a otros crecer?!
—¡¿Por qué se siguen moviendo?!
—¡¿De qué hablas ahora?! —La sangre escurría de su nariz, al igual que de mi labio.
—¡¿Por qué el mundo se sigue moviendo si él ya ni siquiera respira?! ¡¿Por qué...?!
—¡Porque somos mortales! ¡Traga pito a otra parte! —Amber nos detuvo a gritos, dándole un empujón para apartarme de él.
A mis alrededores ya se habían entrometido los desconocidos. Murmuraban sobre el inicio de la pelea y las razones sin siquiera saber un poco. Rind continuó sangrando y abrazando a Amber, mientras ella negaba con la cabeza y me hablaba entre dientes.
"Lárgate. ¡Ahora!"
Corrí una vez más. ¿Así se sentía estar solo? Experimentarlo en carne propia me hizo percatarme de lo que sucedió esa noche en que no llegué a tiempo.
~•~•~•~
Entonces mi última parada ese día fue al lado de un enano.
—Mh. Por eso pelearon. —Concluyó Ei, bebiendo su soda roja.
—¿No vas a preguntar más? ¿Cómo por qué lo evadí?
No era como si realmente quisiera hablarlo, pero en ese momento tampoco consideré que fuera malo contarle. Pero no podía decirlo en voz alta incluso si me preguntaba. Era un juego extraño en despertar interés pero callarte todo.
Me abrigué más con el suéter, observando la ciudad desde el puente. Nos habíamos reunido cerca y caminamos hasta acá charlando. Ver los edificios reflejarse en el agua era "tranquilo" para él. Pero solo me recordaban a muchas estrellas navegantes.
Ambos estábamos igual de abrigados por los fuertes vientos en esa parte de la ciudad.
—Tienes tus razones. —Susurró con los párpados apretados.
¿Qué es lo que piensas de mí? ¿De él?
—Estuviste mal —declaró, mirando con firmeza las aguas. Apretó de más sus manos con guantes, al punto de producir un sonido extraño—. Mal igual que un unicornio café.
No pude reírme de su pésima comparación. Miré su perfil, él también estaba grande ya. Con la misma mirada de siempre, los lentes que cambiaban cada cierto tiempo, y esos ojos que parecían buscar todo y a la vez nada.
—Sé que no debería decirte esto, pero, ¿no puedes olvidarlo un momento? —Su petición hizo que mi vista volviera a nublarse y las luces se perdieran.
Me sentía dormido bajo el agua caliente. Me mantenía mareado, transparente, frágil como el cristal. Quería explotar pero necesitaba un golpe para hacerlo. A veces odiaba el nombre Jay y a veces odiaba el apodo Near.
El mundo seguía aunque yo no pudiera levantarme. Me limitaba a pensar que tenía a todos cansados, que ya no importaba lo que hiciera ni mis acciones. Que la única persona a la que le importé era a And, tal vez por tener la necesidad de sentir que alguien una vez me amó de cualquier forma.
—¿Cómo puedo olvidar a alguien que me ha transformado por completo y me reescribió sin previo aviso? —Inquirí, recargando la sien sobre la barda helada.
—Quema el libro y cámbiate como un saco. —Volvió a hacer una comparación tonta con su cara de póker.
—No sabes nada... —reí con ironía, pateando de forma sutil piedras invisibles—. ¿Alguna ves te has enamorado? ¿O has destrozado a la única persona que estuvo allí para ti? El amor es más complicado de lo que crees. Has de tener una idea errónea.
Negó con la cabeza, evadiendo mi vista—, creo que el amor es lo contrario a lo que piensas. Solo estás pensando en ti, pero ni siquiera te quieres y de esa forma nadie va a decir que te ama. Porque si te aman no pueden querer algo que tú odias... Y justo ahora te odias a ti mismo.
Sincero y transparente como el río.
—¿Me dice eso alguien que no puede hacer una simple expresión? Algo tan complejo como el amor... ¿Qué sabes tú si ni siquiera puedes reírte cuando eres feliz?
¿Qué acabo de...?
Fue una triste mueca. No, fue una mueca de lástima dirigida a mí. Dije unas simples palabras dolorosas por no querer admitir la verdad. Qué demonios, ¿qué me pasa?
Trató de tomarme de la mano, pero lo hice a un lado. Tenía razón en todo, no me quería a mí y por eso él estaba lejos, por mi indecisión.
Yo lo había alejado porque huí en vez de arreglarlo esa noche.
Tomé un taxi, pidiéndole disculpas a Either en un trance e ignoré mi teléfono descargado, también su favor de llevarme a casa por su cuenta, y su suéter. No pude hablarle más. Si abría la boca arruinaría todo.
Es desde entonces que me encerré con mis problemas y al carajo la universidad.
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Muchas veces me he sentido como Near en estos momentos. Huimos del lugar donde duele y no nos importa lo que causemos, ni nosotros mismos.
Y por eso Either no puede declararse, porque Near es un inmaduro y él sabe bien lo que es el amor ahora. Tiene su vaga idea que es muy acertada.
Les traemos los memes:
FANARTS BELLÍSIMOS:
Near, Rind y Either llorando. <3
De izquierda a derecha: Hisao, Rind, Near, Either, Tide, y Curin. <3333
Sé que ya es domingo, HAHAHA, peor fue un sábado atareado. ¡Los amooooo!
Y perdón.
~MMIvens.
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