Capítulo 55 | Olive
Presiono el botón del elevador para ir al Departamento de Producción que es en el tercer piso. Inmediatamente las puertas se cierran. Mientras desciendo decido sacar mi teléfono y revisarlo. Suelto un pequeño suspiro. Todavía nada. Elliot sigue sin responder ni los mensajes ni las llamadas. Intento llamarle por décima vez en la mañana pero su teléfono sigue enviándome directo al buzón.
—¿Qué pasa, Elliot? ¿Por qué no respondes? —pregunto en voz alta a la nada.
Vuelvo a suspirar. No tengo más opción que volver a guardar el teléfono y esperar.
La verdad es que me siento algo intranquila. Ayer me llamó en la tarde y todo estaba normal. Quedamos en hablar luego pero ya no volví a recibir ninguna llamada suya, así que decidí llamarle yo, pero cuando intenté hacerlo, su teléfono al parecer ya estaba apagado. No sé por qué razón esté así desde ayer. Es extraño.
He intentado controlar las locuras que mi mente está empezando a imaginar, pero conforme pasan las horas eso se va volviendo una tarea difícil. Ya son pasadas las nueve de la mañana y tengo la incertidumbre de si va a regresar hoy a la ciudad o hasta mañana. Solo espero que no se pase el día entero sin saber nada de él. Me preocupa.
Las puertas del elevador se abren anunciando mi llegada al tercer piso. Salgo del cubículo y camino a través del pasillo hasta llegar a la puerta indicada. El letrero en la puerta que dice: "Solo personal autorizado", me recuerda a que debo usar mi tarjeta de acceso.
Saco la dichosa tarjeta del bolsillo de mi blazer y luego la paso por la cerradura para abrir. Entro a la estancia volviendo a cerrar la puerta detrás de mí e inmediatamente me recibe todo el ajetreo característico de esta área. El sonido de las grandes impresoras trabajando es el que más sobresale de entre todos. Me encanta esta área. Aquí es donde se vuelven tangibles todas las ideas que nosotros creamos arriba.
Recorro la estancia dándole una ojeada a algunos de los trabajos que están terminando en estos momentos. Por ahora estoy en el área de imprenta, así que no tardo mucho en encontrarme a Richard.
—Señorita Blair —dice el hombre entrecano cuando se percata de mi presencia—, qué gusto verla por aquí.
—Hola, Richard —le saludo con una sonrisa—. Quise venir a darme una vuelta. ¿Cómo va todo?
—De maravilla como siempre. Sabe que justo estaba por llamarle para decirle que ya tenemos la primera impresión de prueba de los brochures para Unilever.
—Ah, pues excelente. Me gustaría verlo.
—Por supuesto. Por aquí, por favor —dice dándose la vuelta.
Lo sigo de cerca hasta que llegamos a una mesa llena de papeles, lápices, pequeñas cajas con botes de tinta y muchas herramientas más con las que seguramente trabajan. Sobre la mesa también está una laptop donde se puede ver el diseño que le envié ayer. Espero se vea así de bien ya estando impreso.
Richard se acerca y levanta una página de la mesa, luego se gira y me la entrega.
—Aquí está. Tuve que ajustar un poco los márgenes para que al doblarlo todo quedara en el lugar correcto y perfectamente alineado.
Sostengo la página en mis manos y la giro para verla desde diferentes ángulos. Hago una mueca de duda. Decido doblar la página en tres partes para darle el usual diseño que tiene un brochure y examinarla mejor así.
—Mmm. No sé si me gusta, Richard —digo doblando y desdoblando el papel varias veces—. Creo que es el tipo de papel. ¿Cuál utilizaste?
—Papel offset —responde—. ¿Quiere que lo cambiemos?
—Creo que deberíamos usar papel couché. —Le doy otra ojeada a la página y termino asintiendo—. Sí, hagamos una prueba con ese, por favor.
—Con gusto, señorita Blair.
Se da la vuelta, hace un par de cosas en la laptop seguramente para enviar la impresión y luego se dispone a ir a preparar la Heidelberg para iniciar el proceso de impresión de nuevo. Sigue sorprendiéndome la habilidad de este hombre para manejar todas esas cosas. Introduce códigos, presiona botones y ajusta otros con una destreza asombrosa. Yo no sé ni cómo encender la dichosa máquina esa, pero me gusta venir al departamento de producción por curiosa. Me fascina ver todo este proceso.
La impresora comienza su trabajo y yo espero paciente. Mientras tanto decido darle otra ojeada al brochure que tengo en las manos. Me gusta cómo se ve todo. Solamente que cambiemos el tipo de papel y estoy segura que quedará perfecto.
—Dichosos los ojos, señorita Blair.
Esa voz tan familiar capta mi atención de inmediato. Volteo hacia a un lado solo para corroborar que efectivamente se trata de quien pensé.
Jerry Maxwell viene hacia acá junto con Jared. Vaya sorpresa.
—Señor Maxwell. Qué sorpresa tenerlo por aquí tan temprano.
No contengo el impulso y reviso la hora en el reloj de mi muñeca. Todavía falta media hora.
—Creí que lo habíamos citado a las diez —añado volviendo a levantar la mirada.
—Sí, ya lo sé. Vine con algo de anticipación —responde una vez de detienen a mi lado.
—Ya veo que sí —digo tranquila, luego traslado mi vista hacia Jared—. ¿Ya se comunicó Elliot contigo?
Trato a toda costa que mi pregunta sea lo más casual posible. No quiero que noten cuan ansiosa estoy por saber algo del dichoso Elliot.
Jared hunde las manos en los bolsillos del pantalón para luego responder con una tranquilidad incómoda.
—Creo que llevaremos a cabo la reunión sin él.
Esa respuesta solo me da a entender dos posibles cosas: o no se ha logrado comunicar con Elliot y sigue sin saber de él, o ya hablaron y le dijo que regresa hasta mañana. Como sea, cualquiera de las dos me deja pensativa.
—No hay problema por eso, ¿o sí? —pregunta Maxwell haciéndome reaccionar.
—No, por supuesto que no —respondo con naturalidad—. Jared y yo nos encargamos de todo sin problemas.
—Desde luego que sí —afirma Jared—. Por eso te traje a esta área, Maxwell, ya que estamos terminando los últimos detalles pensé que querrías verlos.
—Excelente. Así puedo observar todo con mucha atención y además aprovecho para disfrutar su compañía, señorita Blair —dice dedicándome una sonrisa.
El comentario me toma desprevenida realmente. Jared me dedica una mirada extraña y divertida. Seguramente está pensando lo mismo que Elliot piensa. Eso de que Jerry no disimula su interés en mí. Sin embargo, si el hombre se comporta tan caballeroso como siempre no le veo el problema.
— ¿Ya hicieron la impresión de prueba, Olive? —pregunta Jared tratando de cambiar el tema, lo cual me causa más gracia.
Estoy a punto de abrir mi boca para hablar de nuevo, pero Richard llega y me interrumpe.
—Aquí tiene la segunda impresión, señorita Blair.
—Gracias, Richard —agradezco sonriente cuando tomo la página que me extiende.
Examino toda la hoja hasta su más mínimo detalle y definitivamente me gusta más la impresión en este tipo de papel.
—Definitivamente nos quedamos con el couché —digo—. Necesito que comiencen a trabajar en más impresiones, Richard.
El hombre asiente.
—Como usted diga. ¿Cuántas impresiones serían en total?
Hago un pequeño gesto de duda.
—Quizá podemos comenzar con quinientas. Si la cifra cambia, yo te lo hago saber.
—Entendido. Ahora comenzaré a preparar todo. Con permiso —dice viéndonos a todos para luego marcharse.
—¿Son los brochures que hizo para la campaña?
La voz del magnate a mi lado vuelve a captar mi atención. Lo miro de frente dándole un asentimiento.
—Sí, estos son.
—¿Puedo? —pregunta un poco inseguro señalando la página que tengo en mis manos.
—Por supuesto.
Se la entrego y con mucha atención comienza a examinarla. Quizás esto sea buena idea ya que si algo no le parece, creo que todavía estoy a tiempo de corregirlo.
—¿Qué le parece? —pregunto con curiosidad porque no logro descifrar su expresión.
—Me parece un espléndido trabajo —responde fascinado—. Todo está mucho mejor de lo que pedí. Toda la información, las imágenes, los detalles. Todo está perfecto. Es un brochure muy completo.
—Me alegro que este conforme con el resultado.
—Usted siempre sigue sorprendiéndome, señorita Blair —dice clavando sus ojos en mí de nuevo—. Es una mujer asombrosa y digna de admirar en todos sus trabajos.
Y aquí viene con su lluvia de cumplidos, pero bueno, admito que eso le agrada a mi ego.
—Agradezco su admiración, señor Maxwell —digo con una sonrisa de suficiencia.
—No tiene nada que agradecer —dice con extrema amabilidad—. ¿Sabe? Siempre he creído que Elliot Reynolds debe estar muy orgulloso de tener a alguien tan talentosa como usted en su empresa.
—De hecho sí lo estoy —dice una voz firme justo detrás de nosotros.
Ay, por Dios. Me ha sacado un susto de muerte. Esto debe ser una alucinación mía. No puede ser él... ¿o sí?
Giro lentamente sobre mi eje hasta que termino quedando frente a frente con él. Ya veo que no es una alucinación. Es Elliot en persona.
La confusión y el alivio se mezclan dentro de mí ante su presencia. Muero de ganas por lanzarme a sus brazos y expresar lo feliz que me siento por verlo, pero también muero de ganas de insultarlo porque es un idiota y no puede estar incomunicado por tanto tiempo y luego aparecer de la nada en el momento más inoportuno.
La verdad es que no lo lo escuché llegar y no sé si llevaba mucho escuchando la pequeña conversación que teníamos, pero por la expresión de molestia en su rostro puedo darme cuenta que al menos alcanzó a escuchar los halagos que me hacía el vicepresidente de Unilever.
Hay un extraño silencio luego de su repentina aparición. Veo que hasta Jared luce tan sorprendido como yo, entonces es Elliot quien continúa hablando.
—Estoy muy de acuerdo contigo, Maxwell. Tienes toda la razón al decir que Olive es alguien muy talentosa y que todo lo que hace es digno de admirar. —Termina de acercarse a nosotros—. Por eso sí, definitivamente me siento orgulloso de tenerla en mi empresa. Hemos tenido muchos logros gracias a su esfuerzo y dedicación.
—Sin duda alguna —dice el señor Maxwell ofrenciéndole su mano para estrecharla cuando lo tiene justo a un lado—. Gusto saludarte, Reynolds.
—Igualmente —dice con seriedad, luego sus ojos se clavan en Jared—. ¿Ya tocaron algún punto de la reunión?
No me pasa desapercibido el filo molesto en su voz ni mucho menos su clara evasión a mi persona. No me mira. Sus ojos no han buscado hacer contacto conmigo en ningún momento y me siento algo extraña por eso, sin embargo me veo obligada a pasarlo por alto.
—En realidad no hace mucho que vinimos con Maxwell —responde Jared—. Únicamente ha visto la impresión de prueba de los brochures. Estábamos en eso.
—Excelente. Entonces no me he perdido de nada —añade con una sonrisa que claramente puedo decir que es falsa.
—¿Iremos a la sala de juntas? —pregunto tratando de involucrarme en la conversación, pero Elliot sigue sin verme.
—Tú decides —dice viendo a Maxwell.
—Me gustaría ver un poco más por aquí —responde desviando la mirada hacia un lado—. ¿Esa es la Heidelberg-Pro? —pregunta señalando al frente. Sus ojos están clavados en la impresora.
—Sí —responde Elliot.
—Siempre me ha parecido impresionante todo este trabajo de imprenta y esas cosas —dice viéndolo de nuevo—. ¿Puedo darle una ojeada de cerca?
—Por supuesto —Elliot es quien responde de nuevo. —De paso puedes revisar mejor todo lo que se está sacando respecto a tu campaña. Richard es el encargado de esta área. Cualquier pregunta puedes hacérsela.
—Claro. Así también puedo hacer algunas observaciones luego en la reunión.
Sin perder tiempo se aleja de nosotros para ir con Richard y comenzar a curiosear por ahí.
Yo me cruzo de brazos y me aclaro la garganta.
—Tal vez quieras ir a escuchar las observaciones que Maxwell haga, Jared —digo con un tono casual, pero estoy bastante segura que capta mi indirecta.
—Sí, eso estaba pensando —dice con tranquilidad y sin más se aleja dejándonos solos a Elliot y a mí.
Mis ojos se clavan en él con mucha atención, pero sigue con la mirada clavada en algún punto fijo al frente. Creo que empieza a molestarme.
—¿Ya puedes dejar de fingir que no estoy aquí? —pregunto en tono molesto, pero me aseguro de hablar lo más bajo que puedo.
Solo hasta entonces sus ojos conectan con los míos. Una extraña sensación me invade porque no me mira con enojo, sino con algo más que no logro entender. No obstante, sigue sin decir palabra alguna, lo cual me molesta un poco más.
—Si no quieres que esté aquí solo dilo, pero ya deja de verme de ese modo, Elliot. No entiendo que...
—Perdón —me interrumpe repentinamente.
Frunzo el ceño.
—¿Qué?
Suelta un pesado suspiro y termina acercándose un poco más a mí, luciendo cabizbajo.
—Perdona si te hice pensar que no quiero que estés aquí. No hagas caso de la cara que me cargo en estos momentos.
—¿Estás bien? —pregunto con la voz suave—. No me digas que estás molesto por los comentarios que estaba haciendo Maxwell cuando llegaste.
Una pequeña sonrisa casi imperceptible se asoma en sus labios.
—No, no estoy molesto por eso.
Hago una pequeña mueca de dudas.
—¿Estás seguro?
Suelta un largo suspiro al tiempo que hunde las manos en los bolsillos del pantalón.
—Me siento un poco agobiado. Eso es todo. Creo que mis niveles de estrés están por las nubes desde ayer.
—Supongo que todo se debe a tu viaje. —Un asentimiento es su respuesta y como mi curiosidad es tan grande, decido preguntar más—. ¿Todo salió bien?
—Sí y no —dice vacilante.
—¿Por qué?
—Porque creo que voy a recuperar Gold Group, pero al mismo tiempo quizá pierda algo mucho más valioso —responde viéndome fijamente de una manera extraña.
Hay un significado detrás de esas palabras y me siento confundida. Mi mente trabaja a mil por hora tratando de entender a qué se refiere.
—¿Sucede algo malo, Elliot? —pregunto un poco temerosa.
—Hay algo muy importante que quiero hablar contigo, Olive —dice con una seriedad que me pone pensativa de inmediato.
—¿Sobre tu situación con el tal George Harper y Gold?
Suspira.
—Es algo mucho peor que eso.
—¿Qué podría ser peor?
Me mira en silencio durante unos segundos que se sienten eternos. Es como si sus ojos tratasen de darme una respuesta pero no la entiendo. No sé qué quiere decirme ni tampoco sé si yo tengo algo que ver.
—Te noto un poco extraño, Elliot. ¿Te sucede algo? ¿Debo preocuparme?
—No quiero que te preocupes. Hablaremos con calma después.
No me convence mucho, pero no tengo de otra más que aceptar y dejar la conversación para luego. La verdad es que justo ahora tenemos muchas cosas que hacer y lo menos que necesitamos es retrasarlas.
Suelto un pequeño suspiro.
—De acuerdo. Hablaremos luego.
Él asiente satisfecho. Justo unos segundos después llega Jared diciéndonos que ya podemos ir arriba a la sala de juntas para desarrollar la última reunión con Maxwell y así lo hacemos. Salimos de la estancia los cuatro y nos vamos directo al ascensor.
El día se ha pasado volando. He pasado bastante ocupada haciendo una y mil cosas y la verdad que no he sentido el tiempo. Ya casi son las cinco.
Todo ha salido bien. Completamos la campaña para Unilever y solamente esperamos a que se llegue el viernes de la semana entrante para asistir al lanzamiento. Respecto a los de Apple, recibí un correo al medio día anunciando que las presentaciones podrían ser probablemente la próxima semana y pues nosotros ya estamos más que listos. En fin, creo que el día de ahora fue bastante productivo.
Suelto un pequeño suspiro cansino y me recuesto hacia atrás contra el respaldar de la silla. Cierro los ojos y me relajo en silencio durante algunos segundos hasta que mi teléfono suena, interrumpiéndome.
Estiro la mano para alcanzarlo. Me yergo en mi lugar de inmediato al ver de quién es la llamada y no dudo en responder.
—Hola. Qué gusto saludarte, Thomas.
—Hola, Liv. También es un gusto saludarte —dice el hombre del otro lado—. Espero no interrumpir tu trabajo.
—Por supuesto que no. De hecho ya casi finaliza mi jornada. —Recargo mis codos sobre el escritorio y añado—: ¿Y cómo va todo?
—Pues bastante bien. De hecho te llamaba para darte una importante noticia.
No sé por qué pero mi corazón se acelera.
—¿Ah, sí? ¿Sobre qué?
—Sobre el juicio —suelta de inmediato provocando que mi corazón se acelere todavía más.
—¿Qué sucede? ¿Hay problemas? —pregunto temerosa—. Por favor, dime que no son malas noticias.
—Tranquila, Olive. Es todo lo contrario. Son buenas noticias.
—Pues ya dime porque me estás poniendo bastante nerviosa.
Comienzo a morderme la uña del dedo pulgar de mi mano libre. Solo bastaron un par de segundos para que mis nervios se alteraran un poco.
—Parece que saldremos de todo esto más pronto de lo que creíamos —dice volviendo a captar mi atención.
—¿Ya tenemos fecha exacta?
—Efectivamente —afirma—. El juicio fue programado para el día jueves de la próxima semana.
La noticia me deja sorprendida. Eso es increíble y perfecto. Tenía unas inmensas ganas de acabar con todo esto lo más pronto posible y ahora se podrá hacer, aunque admito que muy en el fondo me pone nerviosa.
—Esa sí es una buena noticia, Thomas —digo soltando un suspiro de alivio.
—Tienes que agradecerle al abogado que contrató tu jefe. Prácticamente él fue quien consiguió que adelantaran la fecha.
—¿En serio? —pregunto sorprendida.
—Así como lo oyes. Yo también me sorprendí. Admito que para ser un abogado tan joven es bastante bueno.
—Pero le falta tu sabiduría y tu experiencia —digo con el fin de halagarlo a él.
—Eso no lo tiene nadie —alardea consiguiendo sacarme una pequeña risa.
—Estoy de acuerdo.
—En fin —dice soltando un largo suspiro—, ¿estás lista para acabar con todo esto, Olive?
—Más lista que nunca —respondo sin dudar.
—De acuerdo. Solamente debo informarte algo más. Estuvimos hablando con Davis y llegamos a la conclusión de que quizá podríamos darle fin al caso de la manera más sencilla posible.
—¿A qué te refieres?
—Pues verás. Las pruebas que tenemos son demasiado contundentes e irrevocables y por ello yo estoy más que seguro que podríamos resolver todo sin necesidad de ir a juicio. Bastaría con presentarlas en la oficina del juez.
Frunzo el ceño.
—¿Te refieres a que podrían enviar a Ronald a la cárcel incluso sin hacer el juicio?
—Sí, a eso me refiero. Si las presentamos al juez en su oficina, estoy seguro que de inmediato giraría la orden de arresto contra Ronald. La única posibilidad que quizá tendría ese hombre es negociar la sentencia solo si se declara culpable.
Me quedo pensativa ante todo lo que me ha dicho. Es una manera más fácil de resolver todo. Ronald igual pagaría yéndose a la cárcel, pero, no es de ese modo que lo quiero. No quiero ser así de buena con ese maldito.
Tengo mi mandíbula con fuerza y niego con mi cabeza.
—No, Thomas. No quiero enviarlo a la cárcel sin un juicio —digo con firmeza—. Quiero verlo llegar con la estúpida sonrisa de quien cree que va a ganar. Quiero ver su drama al presentarse en la silla de ruedas como un indefenso desvalido. Quiero que todos los que estén presentes vean toda la mentira en todo su esplendor y que luego vean cómo lo desenmascaramos. —Tenso la mandíbula todavía más—. Eso quiero. Quiero verlo directamente a los ojos cuando exponga toda la verdad. Cuando lo haga quedar como el criminal que es, quiero tenerlo frente a frente para ver su expresión de derrota. Necesito ver eso, Thomas. En verdad lo necesito.
Escucho un suspiro al otro lado de la línea.
—Es muy vengativo de tu parte, pero te doy toda la razón del mundo, así que lo haremos como quieras. Solo debo decirte que te debes preparar mentalmente porque puede ser algo difícil.
—Lo sé. Sé muy bien que será difícil repetir todo de nuevo, pero estoy dispuesta a soportarlo.
—También recuerda que deberás controlar tus impulsos, Olive —enfatiza—. Estoy muy seguro que Ronald jugará sucio y no quiero eso te importe. No caigas en las provocaciones de lo que sea que diga. Tú debes tener presente que vamos a ganar sí porque sí.
Asiento como si pudiera verme.
—Entiendo. No te preocupes, no voy a echar a perder todo el trabajo que tú y Davis han hecho solo por mis impulsos. Lo prometo.
—Confío en ti y tu sensatez, Olive —advierte.
—Descuida. Haré todo lo que tú me digas. Supongo que quizá debamos reunirnos para acordar bien todo.
—Sí, de hecho estaba pensando que tal vez pudiésemos mañana. También hay que decirle a Davis y a Fred.
Rayos. Me había olvidado de Fred. Aunque prácticamente tengamos el juicio ganado, igual él debe presentarse y dar su testimonio.
—Tú encárgate de Davis y yo me comunico con Fred, ¿te parece?
—Me parece bien. Seguimos en contacto entonces.
—Claro. Hasta luego.
—Hasta luego, Olive.
Se despide y cuelga la llamada.
Me quedo en un profundo silencio. Siento paz, alegría, tranquilidad. Una sensación verdaderamente reconfortante. Una vocecilla en mi interior me dice que estoy tan cerca de alcanzar eso que tanto he anhelado : justicia.
Por fin, después de tres largos años. Después de tanto esfuerzo y tormento, finalmente mi madre y yo lo logramos. Ella ya no está, pero yo le prometí sobre su tumba que le haría justicia y estoy a punto de cumplir esa promesa.
Ha sido un proceso largo pero no he estado sola. He tenido un apoyo enorme de parte de Mandy y su familia y jamás me voy a cansar de agradecérselos porque han hecho demasiado por mí. Han luchado a mi lado a cada momento e incluso las veces que yo pensaba rendirme ellos jamás lo hicieron. Ellos han sido incondicionales de principio a fin.
Por otro lado, sé que también está Elliot. Porque tengo que admitir que aunque él no ha estado desde el principio, lo cierto es que ha hecho demasiado por mí en tan poco tiempo y también le agradezco enormemente. Es un apoyo más con el que ahora cuento y la verdad es que no podría sentirme más feliz por tenerlo.
Sin que pueda evitarlo una sonrisa se forma en mis labios. Todavía sigo amando demasiado la idea de saber que cuento con él, que me apoya, que me cuida, que se preocupa por mí y que... me ama.
Suelto un suspiro.
Tengo demasiadas personas valiosas en mi vida y no tengo ninguna duda de que Elliot ya forma parte de ellas. Ya forma parte de mí. Sin que pudiera imaginármelo él termino convirtiéndose en una persona capaz de llenar los pequeños vacíos que tenía dentro. Se convirtió en mi debilidad, pero quizá también puedo sentir que es mi fuerza. Me siento demasiado bien con él.
Apoyo el codo izquierdo sobre el escritorio y recargo mi barbilla en la mano. Me sumerjo un poco más en mis pensamientos.
¿Quién diría que Elliot cambiaría? Nunca me imagine que yo pudiese ser capaz de derribar esa impenetrable coraza que él se ponía ante los demás. Nunca me imaginé que él me dejara entrar.
Elliot Reynolds ha sido una persona de admirar para mí, porque no importa el tipo de persona que haya sido, él estuvo dispuesto a cambiar. A dejar todo eso atrás para convertirse en la mejor versión de sí mismo. Es alguien valiente porque logró salir adelante después de pasar por algunas tragedias en su vida. Logró salir del pozo en el que se había sumergido, logró dejar el alcoholismo y se esforzó por seguir con la frente en alto convirtiéndose en alguien impresionante frente a todo el mundo.
Creo que Elliot ha tenido una evolución muy grande desde que lo conocí. Ahora es capaz de ser sincero, de expresar lo que siente sin temor o dudas, es capaz de confiar, de ser comprensivo y bondadoso. Es capaz de sonreír con más frecuencia. En definitiva, él es muy diferente ahora y me hace sentir bien el hecho de que yo haya podido apreciar ese cambio. Me hace sentir especial.
Estoy bastante sumergida en mis pensamientos hasta que mi teléfono suena notificando de un mensaje. Lo reviso al instante, pero me doy cuenta que es de un número desconocido. No obstante, decido leerlo.
«No te vas a salir con la tuya.»
Frunzo el ceño. O es una broma o se han equivocado de número. Sin embargo, no pasan ni dos minutos cuando vuelvo a recibir otro mensaje.
«Me encargaré de hundirlos.»
Toda esta locura ya me está fastidiando, así que no lo pienso dos veces y escribo una respuesta para que quienquiera que sea me deje tranquila.
«Disculpa pero no tengo una idea de quién eres. Te has equivocado de número, así que te pido que dejes de molestarme. Gracias.»
Niego con mi cabeza mientras espero por una respuesta. No sé por qué pero presiento que responderá y lo confirmo cuando recibo otro mensaje.
«Pues yo sí sé quién eres y también sé quién es él.»
Frunzo todavía más el ceño sin entender a quién se refiere hasta que en lugar de texto, el próximo mensaje que recibo es una imagen. Una fotografía de Elliot bajando de su auto no sé en dónde.
Mis ojos se abren de par en par. Si esto es una broma, me parece muy mala.
¿Qué rayos significa esto? ¿Quién me está enviando esos mensajes?
**~**
Pequeño aviso:
Solo quería agradecerles por todas las bellas palabras que me dieron en el apartado anterior. Leí todos y cada uno de sus comentarios y créanme que los valoro mucho.
No sé cómo pagarles todo el amor y apoyo que me dan. Se los juro que las amo demasiado.
Dicho esto, solo les informo que ya tomé una decisión. ¿CÓMO SER MI AMANTE? será un solo libro. Es lo que me dicta mi corazón.
Fin del comunicado.
Saluditos.
PD: Todavía hay cupos en el grupo de WhatsApp de mis lectoras. Si quieren formar parte de él solo pidan el enlace y con gusto se los paso.
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