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Como Se Libera Una Mariposa En Jaula

Sungchan no es una persona desagradable, solo es un ser que la vida lo maldijo. Y a lo que puedo llegar a tomar, en sus ojos veo una gran tristeza. Él puede parecer temeroso a veces, pero en realidad vive lleno de miedo. Siempre en busca de ese alguien, que pueda tenderle un abrazo. En secreto por supuesto, Sungchan nunca ha querido ser visto de manera débil. Solo por quizás algunas personas, igual se siente rezagado por ello.

Debe ser duro ser el, tener tanto en la espalda. Sungchan es demasiado joven, como para pretender ser tan fuerte. Lo entiendo en parte, es la única manera de sobrevivir. Ese mundo en el que vive, no es para cualquier mortal. Una constante tempestad, de la que ya todos parecen estar acostumbrados. Todos menos yo, porque ni siquiera pertenezco a ese lugar. Solo vine arrastrado hasta aquí, de la mano de Sungchan.

Lo llegue a conocer al adentrarme directamente a su mundo, en el que termine sumiéndome poco apoco. Aunque me temo que más que a ese mundo, me termine adentrando directamente en el. Una probada fue suficiente para mí, suficiente para querer volver a Sungchan. Constantemente volviendo a su toque, que me mantenía completamente loco. Adicto a lo que en mi vida había sentido jamás y que me negaba rotundamente a restringir.


Veámonos. 17:00

Necesito poder estar cerca de ti. 17:00

Todo esto me está volviendo loco. 17:00


[Escribiendo...]

[Conectado]

[Escribiendo...]

Hagámoslo. 17:01

Veámonos esta misma noche. 17:01

Yo también necesito tenerte cerca. 17:01


¿Quieres que vaya a tu casa? 17:01

¿Quieres venir tu a la mía? 17:01

Podemos hacer lo que tú quieras. 17:01


[Escribiendo...]

 [Conectado]

 [Escribiendo...]

Ven tu a mi casa.17:02

Mis padres están por salir, parece que será por un buen par de horas. 17:02

Solo pasemos el rato juntos. 17:02

Calemos algunos cigarrillos de flores. 17:02


[Escribiendo...]

[Conectado]

[Escribiendo...]

:(. 17:03

¿Cuándo vas a dejarlo? 17:03

Te está haciendo mucho daño. 17:03


Más daño me hace no tenerte. 17:03

Ven conmigo. :( . 17:03

Ya me estoy cansando de rogarte. 17:00

No me hagas ir a buscarte. 17:03


Estaré ahí en media hora. 17:03

Te amo. . 17:03  


Te amo. . 17:03




Como dos mariposas en una jaula, nos manteníamos encerrados en mi habitación. En la que ya sentía que vivías, a pesar de que constantemente te escabullías. Dejar mi ventana abierta siempre era necesario, para poder tener la dicha de verte venir. No pasaba mucho tiempo hasta que tu boca, se terminaba encontrando con la mía. Fundidas en los besos que nos debíamos, después de que mis padres intentasen alejarme de ti.

El humo compartido de boca a boca, en un silencio que invade la habitación. Nuestros labios condensándose en un beso, que se ha convertido en más que eso. Profundo contra nuestras bocas, cálido hasta bajar a partes de nuestro cuerpo. Mientras que las caricias, se hacían cada vez más venideras. Todo parecía volver a empezar, es como si nuestros cuerpos siempre necesitasen del otro. No hay nada nuevo en el encuentro entre nosotros, excepto esa realidad que nos acorrala. Nos vamos a perder en el otro, para luego dejarnos ir para siempre.

_Te extrañe..._Dibuje aquella frase contra sus labios, que me volvían loco.

El ventanal de mi cuarto seguía abierto, el humo se escapaba por ahí. Mientras compartíamos la colilla, de boca a boca calando. Sentados en la orilla de este, contemplábamos el cielo estrellado. Que se encargaba de iluminarnos, para seguir guiando nuestras bocas en el otro. Bese a Sungchan después de aquella frase, con cuidado de no quebrarme en llanto. El tiempo seguía pasando y cada vez sentía que lo perdía mas. Sin importar cuanto este intentaba acercarse, ni cuanto podía darme. Era como si el universo, nos quisiese lejos del otro. Todo giraba en contra de lo nuestro, desde el día uno.

Talvez nunca debí aceptar su regalo, pero la ansiedad me llevo a tomarlo. Sungchan tenia aquel cigarrillo, yo tenía el fuego para encenderlo. No recuerdo mucho más de aquella noche, solo pequeñas secciones en las que nos divertíamos. Hasta perdernos en el otro y encontrarnos desechos en una cama. No parecía ser algo que siquiera se podía repetir, pero todo aquello termino por ser más grande que nosotros. Buscándonos constantemente en cada fiesta, hasta que ya no era suficiente que solo follaramos.

_ ¿Por qué no me escribiste antes? ¡Uh! Me tienes rogando por ti bebé. _ Sungchan busco mi mirada de presa.

_Mis padres no me dejaban en paz, especialmente en estas ultimas semanas. Con eso de que se está acabando el verano, me están restringiendo hasta el cuello. _ Maldije en un susurro cabizbajo. _ Piensan que me escapare de esta jaula, a la que llaman hogar. _Me atreví a decir.

Sungchan solo me miro, por un largo rato. _ ¿Dónde están ellos ahora? _

Mordí mi labio inferior que temblaba, no sabía porque estaba así de ansioso. _Se fueron a pasar la noche donde mis abuelos. _

Sungchan peino mis cabellos, sabiendo el efecto calmante que esto tenía en mí. No me costó acercarme al toque y permitir que enterrara sus dígitos en mi larga cabellera ondulada. Me acerque hasta abrazarme a su cuerpo, tratando de tomar el olor de su piel. Pegando mi nariz directamente a su cuello, tomé cuanto pude de su esencia. No era su característico perfume de flores, sino la manera en como este se combinaba con el almizcle de su piel. Que me hacía sentir como si estuviese, en los brazos de la persona correcta. Y quizás así justo era, pero nadie parecía comprender lo que sentía por él.




Ambos sabemos que no queda mucho tiempo para amarnos, contenernos no tiene sentido alguno en esos momentos. Dejar la canilla a un lado, es casi involuntario. El humo necio, deja de ser compartido entre nuestras bocas. Remplazándose por un beso fogoso, que ahoga hasta el alma más experimentada en amar. No hay manera de describirlo con otras palabras, porque él siempre me quita el aire.

La ropa se va haciendo menos en nuestros cuerpos. Sacando pieza por pieza, para luego contemplar. Sungchan se queda en mi pecho desnudo, dibujando las clavículas que este resguarda. Trazándolas con cuidado a cada una de ellas, como si no estuviese dispuesto a olvidarlas. Lo dejo hacerlo porque, probablemente sea un buen recuerdo. Tan bueno como su boca en mis pezones, que se da turnos en cada uno de ellos. Chupándolos como nunca, haciéndome jadear del placer.

De su mirada buscando mis expresiones, que son un solo desastre. Me tiene encajado en la cama, sus labios viajando en cada uno de mis abdominales. Dejando besos de boca abierta, un rostro húmedo que me impacienta. Sus manos siguen jugando con la línea hueca de mi cintura, acunado como nunca antes. Cuando finalmente llega a mis pantalones, los baja con una avidez. Llevándose mi ropa interior con todo, descubre mi polla.

Ella se alza frente a su atenta mirada almendrada y su masajeo que llega hasta mis bolas. Lo hace para mí, mientras sigue mirándome a los ojos de miel. Se lleva la punta a la boca, dándole una probada a lo que ya hay ahí para él. Ese líquido que saborea, combina bien con su saliva. El sonido obsceno me ensordece, me deja en un trance. Tengo que cerrar mis ojos para no correrme ahí mismo, sus labios pomposos suelen ponerme.

Necesitado de follarle la boca, me culpo por ser aquel que empuja su cabeza. Lo hago probar mi polla a fondo, mientras le follo la garganta. Solo puedo escuchar el chapoteo del go en su garganta, mientras este se deja. Dócil contra mi arrebato, sus ojos vidriosos siguen en mí. Sus manos apretándome las bolas, su lengua enrollándose en mi polla. La presión en mi estómago se vuelve exquisita, hasta hacerme mordisquear mis propios labios.

Jadeo sonoro. _Lo siento, lo siento, lo siento..._ Me disculpo, al notar que me deje llevar por mi polla. _Se siente demasiado bien, no pude evitar follarte la boca hyung. _

Me salgo de su boca con presura, a pesar de que sigue chupándome como desgraciado. No quiero correrme en su cara, incluso si mis instintos de polla me lo ruegan. Tan solo si no tuviese esa cara de querer ordeñarme, de querer sacarme hasta la última gota de mi polla. Ha optado por masturbarme con su mano y mi polla se retuerce del puro gusto. Dolorosamente dura, goteando por pringarle su cara de dioses.

_Tan lindo. _ Arrullo por sobre mi glande. _ ¿Quieres correrte en mi cara, no es así? _ Le dio una larga lamida a esta.

Gimotee agudo. _ ¡Umm! Hyung...Por favor. _

_Córrete en la cara de hyung, hazlo... _

Tentó mi polla.

_Hyung... ¡Ah! _Mi voz se quebró en mil pedazos.

Los círculos en la punta de mi polla de parte de su dedo, se combinaban con los de su lengua. Ahí justo se va mi sanidad y me resto a disfrutar como alterna cada maldita cosa en el glande. La imagen no me permite elegir cual es la mejor, pero mi cuerpo termina sintiendo su lengua mucho mejor. Me corro caliente contra la punta de esta y le roció la cara de mi semilla. Desearía pensar que no fue tan caliente, pero lo fue. Justo como la primera vez, me había vuelto loco con su boca.

_ ¿Te gusta lo que ves? ¡Huh! _Jugo con mi juicio Sungchan.

_Me gusta. _Relamí mis labios en un trance.

Mi intención no era confesarme en medio de una paja, pero solía ponerme sentimental en el acto. Lo vi formar un corazón con su lengua, alrededor de mi glande. Si me amaba y amaba mi polla también. Se encargó de limpiar cada gota que había quedado, me motivo a atraerlo conmigo. En un beso que me sabia a mí mismo, pero que nunca me importaba. Solo me importaban mis labios, disfrutando de los suyos.

_Me gustas. _Fui más específico que nunca.

Acate de sus labios entre besos, esperando que no me mirara extraño. Cuando lo hacía directamente, con esos ojos oscuros en lujuria. Yo sentí a temblar todo mi cuerpo y me limite sonrojarme. Volviendo a besarlo un poco más, dando de probadas en sus labios. Pude ver como su polla seguía en sus pantalones, apretada entre tanta tela. Que se veía manchada, por haberse corrido mientras me chupaba.

Se había corrido sin siquiera tocarse y había dejado su evidencia. Baje mi mano sintiéndola, como esta lució medio flácida en mi tacto, acaricie mientras lo miraba. Sintiéndola endurecerse poco a poco, mientras la masturbaba por sobre la ropa. Sungchan abría sus piernas para mí, dejándose hacer. Yéndose contra mi agarre, para aumentar la fricción. Me encargue de bajarle lo que quedaba de ropa, empezando con el pantalón. Dejando ver el desastre que le había hecho a sus interiores, volví a masturbar por sobre estos.

El pene se dibujaba perfecto contra la tela y las piernas de Sungchan estaban cada vez más dispuestas para mí, por lo que no fue difícil sacar la prenda de ahí. Dejando ver la polla, la masturbe a pelo. Mientras me encargaba de mimar las piernas de Sungchan, con un par de besos. Mordidas que no pude controlar, dejando pequeñas marcas. Lamidas que se fueron hasta rozar su muslo interior y hacerlo temblar.

Lo masturbe constante, mientras seguía con mis besos, esperando poder arrancar más gemidos con cada jalada. El sonido de sus gemidos se hizo más evidente cuando mi lengua bajo, llegando hasta lamer sus bolas. Las chupe hasta que me llene la boca de estas, para luego subir a llevarme su polla a la boca. La llevaba hasta la mitad y luego lamia nuevamente.

_Eso...justo así...Tan lindo. _Sungchan murmuro entre labios.

Relamí mis labios todo rojo. _Te estoy chupando, no puedo verme lindo haciendo esto. _Apreté mis labios ante su atenta mirada.

La sonrisa boba de Sungchan, lo era todo. _Deberías verte a través de mis ojos, lo eres. _Sungchan aseguro.

Bajo la atenta mirada de Sungchan, quien repartía caricias en mi mejilla. Era suave conmigo, incluso peinaba mis cabellos. Sus labios temblaron cuando chupe la punta, terminando por correrse en mi boca. Siseo violento en el acto, parpadeo lento. Tragué todo frente a su mirada vidriosa y lamí lo que se había quedado en la extensión. Poco a poco, dulce contra mi lengua.

Sungchan seguía con sus caricias y yo solo podía ronronear ante ellas. Como un gatito mimado, que solo buscaba aprobación. Mientras me corría contra las sabanas, con la cara sonrojada. Mi polla estaba al aire y me sentí expuesto. Sungchan no me permitió bajar la mirada, ni mucho menos el rostro. Mantuvo su agarre en mi mentón, limpiándolos con cuidado hasta mis labios. Lamí sus dedos hasta que me los encajo en la boca, follandomela solo porque sí. Yo lo tome dócil ante sus juegos, ante sus perversiones.

__Móntame. _Sungchan dijo.

_ ¿Quieres que te monte? _

Sus dígitos seguían en la punta de mi lengua y mi hablar se tornó torpe. Eso no le impidió entenderme, asentir constante ante mí. Dejando mi boca en paz, volvió a tomar mi rostro. Apretando mis mejillas, hasta dejarlas coloradas. Sus dientes rechinaron ante mi rostro sonrosado, siendo apretado con una sola de sus manos. Mi mirada seguía siendo la misma, lo necesitaba tanto como él. Necesitaba montarlo otra vez, dejar de pensar que era demasiado grande para ello. Nunca sería un twink delicado, pero eso era justo lo que había llamado a Sungchan. No era una dominación en la cama, sino una lucha de poderes.

_Por favor. _




Me estaba moviendo en círculos, mientras que Sungchan no dejaba de acariciar mis caderas. Estaba dejándose hacer de mí, para que me pudiese acostumbrar a lo que enfrentaba. Sabía lo que era tener algo grande ahí, pero sentirla siempre era algo que subestimaba. Yo solo respiraba agitado contra su boca, tratando de continuar el beso. Aunque más eran chupadas de labios y pequeños mordiscos desordenados. Que me sabían a la mismísima gloria, por lo caliente que estaba en ese preciso instante.

_Eso es, lindo... _Sungchan murmura entre labios, perdido.

Estoy colado en su cara descompuesta. _ ¡Umm! ¿Lo estoy haciendo bien? _No sé qué rayos con cómo interpretarla, vuelvo a ser ansioso de su aprobación.

_Se siente bien, se siente muy bien ¿Te preparaste para mí? _Sungchan lee mis movimientos a la perfección.

_ ¿Los hice bien? _Mi mirada inocente se apega a la suya.

Me había preparado para esa polla, lo había hecho durante toda la tarde. Tenía con que hacerlo y los disfrutaba bastante. Especialmente si pensaba en él y lo bien que podía follarme. Con eso había saltado en esa polla falsa, por más de lo que me había dado cuenta. Mas había sido lo suficiente, podía moverme en direcciones alternas. Embistiendo a Sungchan, en un movimiento que hacía que Sungchan apretase más mis caderas, hacia aquella dirección. Jadeando ansioso por mas, por mí. Por como montaba su polla, no había comparación.

_Eres perfecto justo así, prométeme que pensaras en mí. Cuando ya no haya un nosotros, dime que siempre seré tu favorito. _Sungchan dijo de la nada, era una especie de petición desesperada.

Sonreí sobre sus labios, lo hice seductor. _Yo soy solo tuyo, solo pienso en ti ¿Ok? _Lamí sus labios después de eso.

Sus labios temblaron. _Mío..._

Sungchan no escatimo en acariciar mis caderas hasta llegar a mi culo. Dando un buen apretón en ese lugar, amasando con gusto. No había tanto para tomar, pero era firme. Contra sus manos grandes y se acoplaba a su toque. Que se desencajaba con cada estocada, que me daba contra él. Me guio hasta acelerar el paso, dando saltitos certeros. Que se topaban con sus caderas, estampándose en mí.

Ese punto dulce dando de qué hablar, convirtiéndonos en un mar de gemidos. De alaridos indiscretos y frases inconclusas. Sintiendo esa presión en mi estómago, me deje llevar de las estocadas brutas, que ya solo estaba recibiendo. Sungchan me dio mientras yo solo me dejaba, corriéndose contra mi sin más. Jadeantes contra el otro, en un abrazo acalorado. Desaceleraba, me sobre estimulaba. Quería quedarme ahí, para siempre.




El tiempo entre nosotros acabándose, algo que sabíamos desde un principio. Tres años que no fueron suficientes, deseando que el verano dure para siempre. Te miro de reojo tratando, de que la realidad me llegue a los labios. Que pueda por fin soltar los tuyos, terminar de acostumbrarme a eso. De irte perdiendo un poco más, de saber que no serás mío por siempre.

Tu sonrisa ensanchándose, en aquel rostro tan delicado. Cabellos color chocolate, brillantes como el sol. Cualquiera te tomaría por un inocente ciervo, pero no eras más que un cazador. Uno que había capturado mi inocencia, que había poseído mi cuerpo. Yo me sentía tuyo en el frio de tu lejanía y también en el calor de tu cercanía. Mis ojos hablaban por si solos al contemplarte, no había mucha ropa en nuestros cuerpos. Solo nos habíamos colgado lo necesario, después de terminar de hacerlo.

Volví a besarte con tanta necesidad, aprovechando la cercanía de nuestros cuerpos. Colándome en tu regazo, me acomode hasta sumir mi cara en la tuya. Me correspondiste abrazando mi cuerpo, hasta que chocamos nuevamente. La inicial que colgaba en tu cuello, se terminó enredando con la inicial que colgaba del mío. Jalándonos en unisón, a pesar de habernos separado en medio del beso. Una sonrisa de parte de ambos, al ver como las letras de nuestros nombres encajaban a la perfección.

_Las letras se han enredado entre sí, están encajadas a la perfección. Se ven bonitas, asemejan la silueta de una mariposa. _Sungchan describió en una fina línea.

Mi mirada se perdió en las joyas. _Podrán verse como algo lindo, pero siguen siendo solo piezas sueltas. Que se tienen que separar, antes de que su cercanía las destruya. _

Sungchan sonrió en su amargura. _ ¿Seguimos hablando de las joyas? _

Sungchan me había mirado de reojo, mientras reparaba la cercanía peligrosa de nuestras iniciales. El movimiento de sus manos era ágil, pero delicado a la vez. Desencajando mi letra de la suya, haciéndolo ver tan fácil. Podía sentir como sus dedos rozaban en mi pecho y la manera en cómo se erizaba la piel de ahí. Por todos los dioses, nunca sentiría algo como ello en mi vida. Era un toque sin intenciones, que mi cuerpo reclamaba como suyo. Sungchan logro liberar entonces las iniciales y esa fue mi señal para seguir. Tragué hondo y relamí mis labios nervioso.

_Ya está. _ Sungchan me miro con aquellos luceros.

Perdí mi respiración por un segundo. _Mi intención no era hablar entre líneas. _Me disculpe cabizbajo.

Sungchan pareció perdonarme de inmediato, tomando mi cabeza para besar entre mi abundante cabellera. El sonido de sus besos me reconforto, seguía maravillado de lo cariñoso que podía ser con las personas que quería. Sungchan era así con muy pocas, pero no lo culpaba por ello. En el medio en el que se desenvolvía, era peligroso siquiera confiar en alguien. Dar cariño a la persona equivocada, podía ser letal. Incluso si me daba su cariño a mí, eso no lo resguardaba de al menos un corazón roto. Así funcionaba el amor y todos así lo aceptábamos.

_Deja de pensar tanto en algo que todavía está lejos, incluso si sigue acorralándonos a ambos. _Sungchan arrullo.

_Ya no esta tan lejos como antes Sungchan, nos a finalmente alcanzado. _Confesé.

_Aún no se nos acaba el verano Anton. _Sungchan seguro.

_El verano ya no es lo que nos resguarda, lo siento Sungchan. _ Hice una pausa para mirar aquellos ojos, que se tornaban poco a poco vidriosos, en un tiritar que me desarmaba. _Esta va a ser la última vez que nos veremos, ambos sabíamos que esto podía también pasar. Me mudare a América en unos días, por eso te respondí con tanta presura. Necesitaba volver a verte una vez más, no podía irme sin despedirme de ti. _

Me dedique a secar sus lágrimas por un momento, tratando de colarlas entre mis dígitos. Mientras que el silencio de parte de Sungchan, me mataba. Solo sus lágrimas le defendían, de lo que le estaba haciendo. Estaba rompiendo su corazón y no podía hacer nada para evitarlo. Ambos habíamos aceptado este final, pero enfrentarlo era mucho más difícil de lo que parecía. Me temía, que su corazón no lo soportase. En cuanto al mío, probablemente sería lo mismo.

_Ellos realmente no me quieren contigo, eso es lo que pasa aquí. No los culpo por protegerte, eres lo único que tienen. Y yo soy una escoria, que te ha arrastrado consigo por años. _

_Años en los que no he podido ser más feliz, nunca me ha dolido tu amor Sungchan. _ Fui honesto con lo que pasaba.

_Eso no justifica que te entierre conmigo... _La voz de Sungchan se quebró.

Sungchan lloro audible esta vez, mientras lo abrazaba cuanto podía. Este se dedicó a llorar en mi cuello, mientras que yo acariciaba su espalda. Nada parecía poder calmarlo, ni mis caricias ni mis arrullos. Como podía aquello consolarlo, Sungchan nunca los había recibido. El consuelo era algo que no se podía permitir recibir, lo había rechazado después de perderlo todo.

Había perdido su libertad, al caer en la familia equivocada. Una familia sin amor, regida solo por negocios. Sungchan había sido adoptado, usado como un peón más. Vivido una infancia llena de abusos y frialdad de parte de sus cuidadores. Sumido alrededor de un ambiente nefasto, obligado a trabajar desde muy joven. Creciendo alrededor de miles de viciosos, fingiendo que disfrutaba venderles una muerte segura.

Yo parecía ser el único talón de Aquiles, haciéndolo amar lo que antes tanto odiaba. No era más que otro adicto, de su larga lista de clientes. Uno al que había intentado salvar, cayendo completamente. De el niño en mí, ese del pasado. Incluso si ya teníamos diecinueve y veintiuno, Sungchan seguía mirándome como si quisiese salvarme de su mundo.

_Volveré cuando termine la universidad y podremos estar juntos de nuevo. Ellos no nos van a separar, podemos seguir en contacto con..._Mi respiración me corto, era duro.

Sungchan negó con su mano, restregándole las lágrimas. _No tienes que hacer nada, yo nunca te he exigido. Ya sabíamos cómo esto iba a terminar y prometimos dejarnos ir cuando era necesario hacerlo. Si estoy llorando es porque, me acostumbre a sentir demasiado. Cuando se trata de ti, simplemente no puedo contenerlo. _Sus ojos de eterno amor, me lo decían todo.

_Pero..._Me trabé en decir lo que tenía que decir, me perdí en sus lágrimas.

Bufo al terminar de restregar sus ojos. _Los mensajes no nos unirán, las llamadas tampoco. Solo crearan problemas, que una línea no podrá resolver. Incluso si vuelves, quiero que no sea por mí. No creo estar aquí para entonces, yo no puedo echar raíces en ningún lugar. _ Se quedó mirando, mientras mis lágrimas rodaban a lo largo de mi rostro. _ Sabes a lo que me dedico Anton, sabes que no tendré el mismo futuro que tú. Ni siquiera hay un Sungchan del futuro, con el que te puedas encontrar. _

Mi mandíbula tembló, ante la idea de perderle por completo. _Debe haber una esperanza para ti, aun eres joven. _

Secretamente, había sentido aquel temor más de mil veces. Desde el primer momento en el que me enamore y me llego a confesar a lo que se dedicaba. Que no había salida fácil, más que la cárcel o la muerte. Incluso si esa realidad deambulaba por mi mente, mi corazón necio no se callaba. Diciéndome que había esperanza, que existía esa oportunidad de escapar. Más no podía juzgarlo, yo vivía en una jaula de oro. Una en la que, si intentaba salir, no sería más que un animalillo desvalido.

_He estado metido en eso desde que tengo uso de razón, mi vida ya no me pertenece. No puedo prometerte que la mantendré para volver a verte, porque eso podría convertirme en un mentiroso. Yo nunca te mentiría, ya te he herido demasiado acercándome tanto. _ Seco mis lágrimas con cuidado. _ Perdón por no poder mantenerme en mi lugar y amarte como te amo. _

Sungchan beso mi frente, lo hizo con tal cuidado. Acaricio mi rostro de la misma manera y aquello me desarmo. Había algo en su mirada enrojecida, de tanto llorar. Que combinaba perfectamente con la mía, era el dolor. Ese que sabíamos que llegaría algún día, pero que ilusamente evitamos sobre pensar demasiado. Y nos habíamos amado lo suficiente, como para llegarlo a olvidar que algún día todo esto terminaría.





Ya sé que el nombre es raro, pero les juro que tiene todo el sentido del mundo, en mi mente. Ya tenía esta idea para chanz desde hace rato, pero me faltaba valor para escribirles. 

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