Epílogo final: Los malfoy
Contrario a lo que ella siempre pensó que pasaría la noche previa a su boda había estado sumamente tranquila. Nada de nervios, sin dudas ni absolutamente nada que la hiciera pensar en que estaba en un error por casarse tan apresuradamente.
No estaba embarazada como todo el mundo pensaba, no era una boda para evitar que el futuro heredero Malfoy naciera fuera de matrimonio. Ni tampoco estaba siendo chantajeada, forzada o manipulada. Solo estaba enamorada.
Ella entendía que no necesitaban casarse tan rápido pero deseaban hacerlo. Sus amigos le habían dicho que lo pensara bien pues si se casaba ahora ya no podría vivir muchas experiencias como vivir por su cuenta, divertirse con amigos o conocer otros chicos pero Hermione siempre a sido una chica lista y racional.
Claro que sabia esas cosas, pero ella había pasado meses ocultándose en bosques olvidados de la mano de Merlín y eso para ella contaba como vivir por su cuenta, ser una mujer casada no le impediría salir a beber un café con Pansy y Luna cada que lo deseara y siendo honesta no quería conocer mas chicos.
Ella ya tenía al suyo y era maravilloso... ¿Para qué buscar otro?
Así que decidida afronto los últimos detalles con una sonrisa amplia y el corazón acelerado por la emoción. Esa mañana, la del día en que por fin su Dragón seria oficialmente su marido, despertó feliz y sonriente.
su deslumbrante gesto no desapareció ni siquiera mientras era tratada como una muñeca, vestida, peinada y maquillada sin saber quien hacia exactamente que, ella solo era consciente de que Narcissa, Pansy y Luna la atacaban a base de hechizos para dejarla hermosa.
Su sonrisa se tambaleo un poco al pensar que solo faltaba su madre... si tan solo pudieran perdonarla. Los amaba, eran su familia.
-Estas hermosa, hija...
Hermione se quedo petrificada al escucharla... su voz, incluso su aroma a dentífrico y frutas llegaban a ella con claridad, parpadeo un poco mirando los ojos de su madre. Era real... estaba allí.
-Mamá...
Jean sonrió avergonzada mientras una imponentemente elegante mujer rubia la miraba con simpatía infundiéndole el valor que necesitaba para caminar hasta su hija y extender un pequeño paquete negro frente a ella.
-Se que eres bruja, lo comprendo, pero eres mi hija también, una ¿Muggle? Si, creo que tu novio nos llamo así, por eso quiero darte esto, quiero que continúes la tradición de la familia.
Abrió la cajita negra mostrándole un bello collar, una fina cadena plateada con un corazón mediano salpicado de pequeños diamantes...
-Este collar fue de mi madre, a pasado por mas de seis generaciones y es tu turno de tenerlo. Eso cubre algo viejo y algo nuevo para ti.
Hermione miro con los ojos acuosos a su madre unos instantes antes de que se quitara su propio anillo de compromiso, un hermoso zafiro azul brillaba delicadamente mientras era colocado en una fina cadena para luego colgarlo en el cuello de su hija sonriente.
-Con esto ya llevas algo azul y como quiero que me lo regreses, tienes algo prestado. Te amo hija, se muy feliz.
Contuvo las lágrimas mientras su madre la abrazaba hablándole en el oído y fue un poco mas feliz, aun si solo recuperaba a su madre eso la acercaba mas a su final feliz. Se separo de su madre, aliso las arrugas de su vestido lo mejor que pudo y decidida comenzó a caminar rumbo al salón donde seria la ceremonia, seguramente el Director Snape ya estaba completamente de mal humor por esperarla.
Una lágrima traicionera se le escapo al ver que en la puerta del salón no estaba el Director Snape, en la puerta esperándola se encontraba su padre... mirándola con orgullo y una tímida sonrisa.
Ninguno dijo nada, el ofreció su brazo y ella lo tomó. Feliz comenzó a caminar del brazo su padre y al verlo allí la dejo sin aliento, su casi esposo estaba increíblemente atractivo. Las miradas de boba estaban a la orden del día entre las mujeres presentes en la ceremonia... pero Draco Malfoy era suyo.
-Cuidala.
Su padre no dijo nada mas mientras dejaba su mano sobre la de Draco y se marchaba a sentarse con su esposa y Narcissa, Hermione solo apretó fuerte la mano de su Dragón y sonrió. La suave piel, sus ojos de plata liquida y su voz seductora mientras trazaba distraídos círculos en el dorso de su mano la dejaron sin aliento mientras el hablaba tan bajo que solo ella podría escucharlo.
-Siempre...
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