Epílogo 5: Snape
-Draco, cálmate.
Severus Snape nunca pudo ser padre. El no logro encontrar a otra mujer que hiciera latir su corazón y conmover su helada alma como Lily Evans había hecho en su juventud pero tenía a su ahijado.
Desde que Narcissa lo había colocado en sus brazos y el pequeño bebe lo mirara con sus ojos grises supo que no se negaría a ser su padrino. Lo cuidaría siempre de la mejor manera que le fuera posible incluso a costa de su propio bien. Ese día cuando Lucius y Narcissa lo nombraron oficialmente el padrino de Draco Lucius Malfoy se juró que sin importar nada su ahijado sobreviviría a toda costa.
-¿Qué pasa si su padre no llega?
Severus casi sonrió, casi, al ver como Draco no estaba preocupado porque se casaría sino porque temía que la mujer que amaba sufriera una nueva desilusión. Aun cuando no lo entendía del todo sabía que ese par se amaban. Pese a las viejas y arcaicas tradiciones y los siglos de enemistad y prejuicios ellos estaban enamorados.
-Entonces todo continuara de acuerdo al plan y la acompañare yo.
Draco sonrió aliviado, feliz de tener a su padrino, a su padre para casi todos los efectos y de que por fin se casaría con Hermione… su madre lo estaba volviendo loco con su necedad de mantenerlos en cuartos separados hasta su noche de bodas.
-Gracias padrino.
Volvió a recomponer su seria expresión de siempre mientras veía al rubio acomodar su túnica de gala y peinar un poco su cabello rubio con los dedos.
-Draco… ¿Ya decidiste sobre las ofertas de empleo que te llegaron?
El rubio lo miro sonriente ante su nada sutil escaneo de información, le había contado a su padrino que le habían llegado unas cuantas ofertas de varios departamentos del Ministerio de Magia hacia unos días antes de que su padrino le propusiera una más. Ser el profesor de pociones el próximo año.
-No me interesa ser Auror, el departamento de control de criaturas mágicas es más del tipo de Hermione y el departamento de misterios es demasiado… excéntrico para mi gusto. Solo aceptare la vacante en Hogwarts para ser el profesor de pociones si se cumplen con mis condiciones
Severus sonrió sin disimulo esta vez, al menos no estaría solo en el inmenso colegio lleno de niños, adolescentes sobrecargados de hormonas, profesores insubordinados y fantasmas entrometidos. Tener a su ahijado le garantizaba al menos tener interesantes partidas de ajedrez y algunas horas de preparación de pociones complicadas con ayuda de alguien que al menos sabe lo que hace. Si eso implicaba que Draco solo trabajara en el castillo durante el día pues le parecía perfecto.
-Considéralas cumplidas, Draco.
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