Epílogo 4: Familia Granger
Solos en su pintoresca casita en los suburbios de Londres muggle Jean y Henry miraban las viejas fotos de su familia, una fotografía de ese día en que su regalo más grande llego a su vida, el día en que Hermione nació, Henry aun lo recordaba claramente, el rostro sonrojado y sudoroso de su esposa que jamás le había parecido tan hermosa, tan fuerte y sobre todo recordaba el llanto estruendoso con el que si hija, su princesa, anunciaba al mundo su presencia.
Los recuerdos continuaban llegando a ellos y Jean no pudo contener más las lágrimas, quizá si ella hubiera sido una mejor madre, si se hubiera negado a que su hijita le fuera arrebatada de los brazos para ir a ese colegio mágico y ser educada en un mundo diferente al suyo, quizá nada de lo ocurrido hubiera pasado.
Saben que es parte de Hermione ser una bruja, ella nació con ese don especial pero Henry no logra superar del todo el miedo que le causan su hija y su don.
Los ojos castaños de Jean están enervados de lágrimas al recordar cómo meses atrás Hermione había aparecido en su puerta mirándolos con sus inmensos ojos color miel llenos de miedo y dolor, un sollozo se le escapó al recordar como ella se aferraba a ese chico alto y rubio que les presento como su novio mientras aun llorando les decía cuanto los amaba y cuanto sentía haberlos apartado de su vida de esa manera.
Una parte de ella solo deseaba correr hasta su bebe y abrazarla pero la otra quería correr lejos de ella asustada de lo que podría hacerle con ese palito de madera que asomaba en su bolsillo. Esa noche su hija les informo que se había graduado, con los mas altos honores, y que ya no viviría en el colegio. Henry estaba por hablar cuando ella con una sonrisa temblorosa les informo que aun cuando los amaba y le encantaría poder vivir de vuelta con ellos no lo haría. Ella se mudaría a la casa de su novio para darles el tiempo y espacio que necesitaban para pensar.
Eso había ocurrido meses atrás y en ese tiempo se habían negado a visitarla, lo deseaban sí, pero estaban asustados. Jean miro a su marido, tenía el mismo rostro cansado y envejecido que el suyo mientras en sus manos temblorosas sostenía una carta que habia llegado horas atras de parte del novio de su hija.
¨Señores Granger sé que esto es poco ortodoxo, es decir era mi deber como caballero haber pedido la mano de Hermione a su padre y me disculpo por tal falta de modales. Aun así la realidad es que Hermione y yo nos casaremos a finales de mes y sería un honor que nos acompañaran en ese día que será sin dudas el más importante de nuestra vida.
Se cuan asustados están pero Hermione aun es su hija, es la misma chiquilla de rizos indomables que usted señora Granger ama con locura y la misma pequeña que aprendió a leer a una edad anormalmente pronta para orgullo de usted señor Granger. Ella es su hija. Bruja o no ella sigue siendo la misma y se que la aman, es imposible no hacerlo.
Yo mismo la amo aun cuando va en contra de todo lo que me fue enseñado desde la cuna. Ella es todo lo que se supone debo odiar y aun así la amo. Por favor perdonen a su hija, ella los necesita. Necesita que su madre la abrace antes de caminar al altar y necesita a su padre para caminar a su lado por el pasillo… ella no me lo dijo pero sé que anhela cumplir con esa tradición muggle.
No dejen que el miedo a lo que desconocen separe a su familia…
Draco Malfoy¨
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