Capitulo 9
Ser premios anuales era un honor, el mayor premio y recompensa a las largas horas de estudio, las noches durmiendo poco antes de los exámenes y sobre todo al estrés constante al menos eso era lo que todo el mundo pensaba.
Por que la realidad era que desde que ambos, Hermione y Draco habían sido nombrados premios anuales el estrés que enfrentaban se había triplicado, eran los estudios, eran sus deberes como premios anuales, las tutorías, organizar los viajes al pueblo de los alumnos y además las ocurrencias de Snape y McGonagall.
Esa tarde en particular habían llegado completamente agotados luego de tres horas buscando a un Ravenclaw de primer año perdido en el bosque prohibido, lo habían hallado asustado y con heridas menores por lo que pasaría un rato en la enfermería.
Su agotamiento era tal que ni siquiera discutieron por quien se sentaría en el cómodo, muy cómodo sofá negro y Draco se dejo caer pesadamente, la pierna derecha sobre el sofá y la izquierda aun en el suelo, Hermione cansada se sentó también recargando la espalda en el pecho del chico y dejando que el aroma a su colonia la relajara.
Fue uno de esos momentos que nadie planea, que simplemente nacen de manera natural y por ello resultan cómodos e íntimos. Hermione cerró los ojos y se quedo completamente dormida mientras que Draco uso su varita para conjurar un libro y relajarse leyendo mientras la castaña despertaba.
Draco no estaba seguro de cuanto tiempo habían permanecido así, es decir el ya estaba por la pagina numero setecientos y su leona amiga aun dormía profundamente, las oscuras bolsas negras bajo sus ojos le decían que no era buena idea despertarla. Era mejor que descansara lo más que pudiera. Sobre todo cuando el baile aun estaba en plantación.
-¡Hermione!
-¡Draco!
Escucho las voces histéricas de Luna y Theo incluso antes de verlos entrar corriendo en la sala común, al ver a Hermione comenzar a despertar lentamente por el ruido maldijo la hora en que les dieran la contraseña.
-¿Qué pasa Theo?
Draco ni siquiera intento ocultar su mal humor mientras miraba a su amigo y a la rubia chica agitados y con las mejillas completamente sonrojadas por el esfuerzo de correr hasta la torre a través de las muchas escaleras. Sintió a Hermione acomodarse mejor contra su cuerpo antes de que la viera abrir los ojos y mirar somnolienta y confundida a su alrededor.
-¿Luna?
Luna le dio una sonrisa cansada y un asentimiento de cabeza mientras veía a su amiga en la misma posición en la que estaba antes de que llegaran, es decir abrazando a Draco Malfoy como si fuera una almohada.
-¡Es Pevees! Esta lanzando globos llenos de pociones a unos Gryffindor de primero…
Por un instante al escuchar hablar al chico junto a ella Luna se pregunto si Theo seria tan confortable como parecía ser Draco a juzgar por el hecho de que la castaña no parecía desear moverse de allí, tomo una nota mental de comprobar después, cuando no tuviera tanta prisa, lo que se sentiría dormir en los brazos de Theo.
-¿Dónde esta el varón?
Draco no intento moverse, odiaba lidiar con ese maldito poltergeist pero ser el bendito premio anual le dejaba las manos atadas, tendría que levantarse de su cómodo sofá para salvar el trasero de esos gatitos de primero. Con un suspiro pregunto por el varón, pero sabia que de estar disponible ya hubiera controlado al poltergeist.
-No lo encontramos…
-Vamos Draco…
Hermione comenzó a levantarse lentamente aun adormilada y Theo le ayudo a mantenerse en pie mientras Draco dejaba el libro sobre el sofá y los seguía bastante molesto por tener que interrumpir su lectura de Mil pociones curativas y antídotos justo a la mitad.
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Pevees como todo mundo sabe es un poltergeist, lo que quiere decir que es un espíritu del caos. Lo que mas ama es hacer bromas pero su sentido del humor retorcido lo convierte en un peligro para todos en el castillo sin importar si son alumnos o maestros. Con sus ojos negros brillantes de maliciosa alegría y su macabra sonrisa afilada lograba causar alboroto y miedo por doquier.
-¡Pevees! ¡Basta ya deja esos niños en paz!
Riendo histéricamente al ver a los alumnos cambiar de color, quedarse calvos, llenarse de forúnculos, encogerse y mil extraños efectos más vio al famoso niño que vivió acercarse y apuntarle con su varita con su mejor intento de mirada seria y amenazante.
-Lo lamento señor Potter… ¡Yo no soy Voldy! No me das miedo…
Pero Pevees no le temía, el chico Potter era demasiado bueno, ningún hechizo que le lanzara seria doloroso o dañino en realidad por que su bondad gryffindor no se lo permitiría.
-¡Maldita sea Pevees detente de una vez!
Tomo un par de globos, ambos rojos en honor a la casa de los héroes del mundo mágico y los lanzo con perfecta puntería sobre ellos, al instante vio los resultados, la piel del chico Potter comenzó a colorearse de un azul eléctrico y su cabello a aclararse hasta volverse blanco.
-¡Merlín!… ¡Que miedo me da el horrible ex pelirrojo furioso! ¡Me obligara a ver su pecosa cara hasta morir! ¡Oh! ¡Pero si ya estoy muerto!
Se burlo del pelirrojo al que solo se le había caído el cabello fingiendo escalofríos, el chico ahora calvo lo miraba rojo de furia y a punto de lanzar humo por sus enormes orejas, río con mas fuerza al verlo enfurecer aun mucho mas ante sus palabras y tomo otro globo dispuesto a continuar jugando.
-¡Pevees!
-La sabelotodo llego… ¡El trío completo!
Sonrío con maldad, se pregunto que le pasaría a la chica en cuanto el globo la empapara, seria tan divertido molestar al trío dorado así que lanzo con fuerza el globo pero para su desgracia el globo se detuvo en el aire antes de tocarla y se quedo allí suspendido antes de flotar hasta las manos de un cabreado chico rubio con la placa de premio anual brillando en la tunica.
-Pevees detente.
Odiaba que le interrumpieran sus bromas, tampoco es que fuera a matar a nadie, quizá solo unas cuantas heridas graves pero nada que la enfermera no pudiera curar mas tarde. Miro al rubio aun sonriente levantando otro globo y apuntando de nuevo a la chica castaña.
-Vete Pevees, antes de que pierda la paciencia.
Oculto el hecho de que la mirada de frío sadismo en los ojos del chico Malfoy lo acojonaba bastante por que era, excepción del color, idéntica a la de su madre cuando estaba molesta y Narcissa Black siempre había sido de temer.
-¿Y si no quiero Slytherin?
Trago saliva ocultando el nerviosismo y evitando mirar los ojos grises del chico y la varita que le apuntaba con calmada indiferencia en un intento de actuar normalmente, no debía demostrar miedo, estaba seguro que Narcissa no le enseñaría un hechizo tan horrible a su hijo.
-Atente a las consecuencias entonces…
Vio con autentico horror como la varita negra y pulida del chico comenzaba a trazar en el aire el símbolo que jamás olvidaría, esa maldita mujer le había enseñado al chico algo tan terrible para que lo usara en su contra.
-¡Rubio mandón! ¡Ahora veo por que sales con la sabelotodo de Gryffindor! ¡Son la pareja perfecta!
Con un grito estridente lo interrumpió y se marcho lanzando los últimos globos a la cabeza de Ronald y Harry que lograron esquivarlos por muy poco y se estrellaron contra el suelo.
-¿Algún día me dirás como logras salirte con la tuya siempre?
Hermione miraba secretamente divertida a Harry azul tirando de sus empapados cabellos ahora blancos con desesperación, Ronald miraba su cabello rojo desparramado por el suelo con fascinado horror tocando su cara y dándose cuenta de que no tenia cejas ni pestañas tampoco.
-Uno pequeño hechizo que me enseño mi madre… te lo mostrare otro día.
Hermione sonrío al verlo apuntar distraídamente a los estudiantes y lanzando hechizos no verbales devolviéndolos a la normalidad si era posible o señalándoles el camino a la enfermería si debían beber alguna poción.
-¿Cuándo mandara mas galletas tu mamá?
Casi podía saborear esas magnificas galletas, crujientes por fuera y suaves por dentro, dulces y con ese aroma delicioso. Eran las mejores galletas del mundo y estaba feliz de que al final el rubio cediera a sus chantajes y las compartiera con ella.
-Mañana.
-Tu mamá hornea mil veces mejor que la mía.
-Mi madre es una Malfoy. Es perfecta.
-Siempre tan humilde Malfoy.
Dio pequeños saltitos de alegría tomo su varita del bolsillo de Draco mientras miraba a una pequeña niña rubia que estaba intentando despegarse del suelo y se acerco murmurando un hechizo mientras rodaba los ojos ante la arrogancia de su rubio huron.
-Siempre tan jodidamente sarcástica Granger… ¡Auch!
-Cuida tu lengua serpiente, hay niños presentes.
Se acerco a él y lo golpeo en el brazo con fuerza para que dejara de usar ese lenguaje soez frente a los pequeños chicos de primero, es decir todos sabían que Draco no era precisamente el hombre mas amable del mundo pero de alguna manera esperaba que mantuviera al menos buenos modales frente a los más pequeños.
-Deja de sisear serpiente y vámonos, el baile es en tres días y tenemos que arreglar los últimos detalles.
Cuando vio al último chico marcharse rumbo a la enfermería se acerco de nuevo a Draco y volvió a guardar su varita en el bolsillo de la tunica del rubio, en sus prisas por salir de la sala común ni siquiera había tomado su varita de la mesa de centro pero Draco había dejado la suya también en el mismo lugar y como ocurría frecuentemente el rubio había tomado las dos.
-Mione… ¿Tienes un minuto? Ron quiere hablar contigo…
Hermione frunció el seño notablemente odiaba que Ronald no tuviera el valor de dar la cara pero al mismo tiempo estaba agradecida, no deseaba verlo. No cuando estaba segura de que diría algo hiriente pues aun estaba enfadada, muy enfadada por el incidente anterior.
-No Harry. No quiero verlo ni escucharlo ahora mismo…
Le había tomado varios hechizos poder ocultar los hematomas que le dejo en los brazos pero afortunadamente Draco había podido curarlos, sonrío ante la habilidad del rubio en hechizos curativos aun que sabia que era gracias a que la enfermera había dedicado mucho tiempo dándole lecciones un par de veces a la semana.
-Pero Mione ustedes se aman y todo el mundo espera que ustedes terminen juntos…
Harry sabia que eso era solo una verdad a medias, claro que su amiga amaba a Ron pero no era ese amor pasional que se siente hacia una pareja, era el amor que se le tiene a un amigo, a un hermano pero no a aquel con el que deseas compartir tu vida.
Pero él no quería que el trío se separara luego de tanto tiempo, de tantas aventuras y peligros juntos. Su vida, al menos la parte de su vida de la que tenia buenos recuerdos, era junto a ellos dos, a Ron y Hermione y no quería perder a ninguno.
-Harry basta. No quiero hablar con Ronald. Hace mucho que no me importa lo que el mundo quiera por que es mi vida y yo decido que hacer con ella.
Harry lo sabía, ella era libre, bella e inteligente. Ella podría lograr grandes cosas, cosas mejores que ser un ama de casa y madre de un montón de pequeños pelirrojos. Mione merecía mas… pero aun así no podía evitar desear que Ron y ella siguieran juntos…
-Vámonos Hermione. Blaise, Luna y Theodore nos están esperando ya
Un claro carraspeo de Malfoy y sus palabras cortantes los interrumpieron, Harry supo que no había esperanza para Ron al ver los ojos marrones de su amiga llenarse de un brillo especial que jamás habían tenido antes. Amor.
Harry los vio marcharse juntos, su amiga colgada del brazo que el rubio había ofrecido para ella con andar lento y confiado, esa nueva Hermione hermosa y decidida era sin duda la correcta, aun cuando fuera gracias al huron maldito poder verla así estaba profundamente agradecido.
-¿Consiguieron la banda?
Hermione estaba cruzando los dedos, al menos mentalmente, por que lograran llevar a Galux, la banda mágica más popular del momento al colegio pero la parte realista de ella sabia que con tan poco tiempo de anticipación seria imposible.
-No. Pero tienen una idea…
-¿De luna?
Ante el suspiro de resignación del rubio se imagino mil cosas, desde un Theo tocando el violín totalmente desafinado, una Luna dando un discurso sobre seres que solo ella y su padre conocían e incluso imagino la ya clásica orquesta de instrumentos encantados.
-Peor… de Blaise.
-¡Por las túnicas de Merlin entonces será un desastre!
Se estremeció, no tenia nada contra Blaise, al menos ya no, pero ese chico era completamente impredecible y sus ideas podían ser tremendamente peligrosas. Ella temía que Fred y George conocieran a Blaise y cooperaran en alguna broma por que estaba segura de que seria el fin del mundo, de todos los mundos.
-No seas cruel, no es tan idiota como se ve.
Pero si a la ecuación entraban también Theo y Draco entonces la broma no solo seria monumental sino que ademas nadie sabria que fueron ellos los autores, es decir tres impredecibles genios para las bromas pesadas y dos cerebros maquiavélicos privilegiados eran peligrosos.
-¿Tengo que recordarte lo que ocurrió esta mañana?
-¡Mierda! Estamos jodidos…
-¡Cuida la lengua serpiente!
Una imagen de la sala común invadida de arañas tejiendo telarañas por doquier y cantando canciones muggles "de autobús" como había dicho Hermione brillo en su mente y no logro contener la maldición que salio de sus finos labios así como tampoco logro evitar el golpe que su castaña amiga le dio en las costillas.
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-¡Hola chicos! Llegan tarde.
Hermione y Draco suspiraron aliviados al ver su sala común intacta, el enorme tubo donde tenían a sus arañas decorativas encerradas estaba en orden y todo parecía estar en su lugar excepto por Luna que se hallaba acurrucada en un montón de cojines cerca de la chimenea, Theo leía atentamente uno de los libros muggles de Hermione.
-Les contaba a Luna y Theo sobre mi idea. Ya saben que no logramos conseguir una banda para el baile y en tan poco tiempo no lo lograremos así que se me ocurrió la genial idea, claro que todas mis ideas son maravillosas, de presentarnos nosotros.
Mientras que Blaise se paseaba por el lugar dando emocionados saltitos mientras hablaba de su genial idea. Draco se sentó en el sofá de una plaza que estaba libre y Hermione sin pensarlo mucho se sentó en el regazo del rubio.
-¿De que mierda hablas Blaise?
Theo miro de reojo a la castaña acomodarse mejor mientras recargaba la espalda en el pecho de su amigo y vio como Draco pasaba con suavidad sus manos hasta posar una en su cintura y con la otra usaba su varita para hacer levitar un libro y comenzar a leer como si el que Hermione Granger se sentara en el regazo de Draco Malfoy fuera algo de lo mas normal.
-Fácil Draco, podemos usar lo que los muggles llaman karaoke.
-¿Tu como sabes sobre los Karaokes Zabini?
-¡OH! Eso no importa, lo importante es que mi idea es genial.
Blaise rió alegremente mientras aplaudía emocionado, seria maravilloso. Podría obligar a Draco a cantar, su amigo tenia una voz muy buena, no tanto como la suya claro, pero de seguro las chicas saltarían sobre el rubio en cuanto comenzara a cantar y entonces vería que tan creativa podría ser la castaña cuando alguien tocaba lo que le pertenecía.
-¡Merlín es el Apocalipsis!
-¿Qué?
Theo arqueo una ceja, no era una mala idea. Claro mientras él no cantara todo saldría bien. Theo era maravilloso en el piano y el cello pero cuando intentaba tocar el violín era como escuchar uñas en una pizarra, aun que no era tan malo como su voz cuando intentaba cantar, el llanto de una banshee era música celestial comparado a la voz de Theo.
-Blaise pensó en algo que no es una estupidez… ¿Estoy soñando?
-Es una idea tan tonta que podría funcionar…
Theo y Draco hablaron casi al mismo tiempo mientras miraban sorprendidos al chico que bailaba por la habitación cantando mientras usaba su varita para simular un micrófono, Hermione solo le quito de las manos el libro al rubio y comenzó a leer relajándose contra el calido cuerpo del chico y dejando que ese aroma maravilloso de él llenara sus pulmones.
¿Karaoke? Quizá… solo quizá Blaise no estaba tan loco y hasta podría ser una buena idea pensó Hermione mientras intentaba ignorar a la serpiente que bailaba y cantaba sobre su mesa de café ante las miradas horrorizadas de Theo y Draco y las risas y aplausos de Luna.
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