Capitulo 5
Hermione tarareaba una cancioncilla muggle alegremente con la mochila llena de libros y pergaminos, algunas muestras de telas y decoraciones estaban colgando precariamente entre sus brazos mientras caminaba en dirección a su sala común luego de pasar por la biblioteca por algunos libros de encantamientos.
-Mione… Mione espera…
-¿Qué pasa Harry?
Se dio la vuelta al escuchar la voz agitada de su amigo, el chico corría hacia ella despeinado, mucho más de lo normal, con la mano derecha se aferraba el lado izquierdo del pecho aparentemente agitado luego de correr.
-¡Feliz…! ¡Feliz cumpleaños!
-Gracias Harry
Acomodo lo mejor que pudo su pesada carga al ver a su amigo detenerse frente a ella y le sonrío, un día tarde pero al menos la había felicitado que era lo importante, o eso quería creer.
-Perdóname por olvidarlo tu sabes que…
Harry la miraba con sus ojos verdes llenos de arrepentimiento tras sus peculiares gafas siempre torcidas, se rascaba la nuca con una mano mientras movía los pies nerviosamente intentando disculparse sin saber que era adecuado decir y decidió ayudarlo disculpándolo sin mayores explicaciones.
-No es problema Harry, ayer fue un día fantástico, Luna me dio un precioso collar, Draco me llevo de compras…
-¿Draco? ¿Draco Malfoy?
-¿Conoces otro Draco?
Frunció el seño cuando la interrumpió, odiaba que la interrumpieran cuando hablaba. Era de muy mala educación hacerlo y aun más si era para preguntas tan tontas como esa, es decir Draco no era un nombre común ni siquiera en el mundo mágico y dudaba seriamente que conociera otro Draco que no fuera Malfoy por lo pudo evitar contestar un poco osca.
-¿Desde cuando son amigos?
-Desde que decidió que no debía pasar mi cumpleaños sola
Cambio el peso de su pierna izquierda ya cansada a la derecha y apretó con mas fuerza las muestras en sus brazos molesta ante el tono acusador en la voz de Harry, frunció mas el ceño y sus ojos se llenaron de irritación, era su amigo desde primer año pero no tenia derecho a hablarle en ese tono. Ella era libre de ser amiga de quien quisiera.
-Mione de verdad…
Harry se dio cuenta de que había dicho algo malo, muy malo al ver a su amiga mirarlo irritada y escuchar el tono dulce pero frío de su voz, era aterradora. Con su cabello perfectamente peinado y brillante, su rostro libre de maquillaje, su ropa elegante y zapatos de tacón le daba la impresión de que de un momento a otro soltaría la carga en sus brazos y le lanzaría uno de esos impactantes zapatos justo entre los ojos. Incluso dio un paso atrás rogando un milagro para que su amiga no le perforara la cabeza con uno de sus tacones rojo sangre.
-Potter. Hermione…
Maldijo entre dientes al escuchar la voz de Malfoy, en el momento oportuno de nuevo. Odiaba admitirlo pero el Huron había llegado justo a tiempo para salvarle el pellejo y mando una plegaria a Merlín o Jesús o quien fuera para que la próxima vez su milagro no fuera el rubio oxigenado.
-¿Qué pasa Draco?
Hermione le sonrío a Draco cuando él le quito las muestras de las manos y guardándolas en su propia mochila antes de tomar la de ella y colgarla en su hombro también, estaba agradecida de que su serpiente amiga fuera un caballero. No estaba acostumbrada a estar cerca de uno pero pensaba disfrutarlo.
-McGonagall quiere calabazas reales como parte de la decoración, esa bruja es imposible…
Hermione se estiro un poco relajando sus músculos acalambrados mientras él hablaba completamente frustrado, McGonagall no era su profesora favorita y sin duda era una pesadilla para él tener que consultar con ella los detalles del baile.
-¡Por Merlín! Entre ella y Snape que no quiere prestarnos sus calderos…
Pero no podía ser peor que el director Snape, ese hombre si que era el demonio. A pesar de no ser ya el profesor de pociones se negaba a que sus calderos, por que alegaba que eran delicados, fueran usados como decoración en un baile lleno de, como el los llamo, brujas y magos mas llenos de hormonas aceleradas y adrenalina que de cerebro.
Como si un caldero de latón, de cobre o peltre pudiera romperse fácilmente. Era ridículo aun que sospechaba que era a ella a quien no quería prestarle los calderos pero quizá si era Draco…
-De Snape me ocupo yo, es mi padrino y no es tan malo si sabes como hablar con él, pero tu convence a McGonagall de que las calabazas no pueden ser el tema central de la fiesta… es tan cliché.
Soltó una risita al estar de acuerdo, bien eso era un par de problemas menos. Ella estaba segura de poder lograr que la profesora se olvidara de las calabazas y no dudaba que Draco consiguiera los calderos. La comida estaba ya decidida, Luna estaba haciendo experimentos transfigurando rocas en arañas enormes y Zabini y Nott buscaban hechizos para lograr que se movieran y que dejaran telarañas a su paso.
-Mione…
-Harry… lo siento pero tengo mil cosas que hacer ¿Nos vemos luego?
Hermione miro a Harry un segundo sonriéndole al despedirse apresurada antes de salir corriendo tras Draco que ya se marchaba, ahora recordaba que debía ir a buscar el permiso escrito a la oficina del director Snape para poder ir a Londres muggle con Draco para comprar golosinas y bocadillos para el baile.
Y de nuevo el elegido, el niño que vivió se sintió ignorado. Luego de una vida bajo los reflectores no estaba acostumbrado a que no se le mirara o escuchara, por vanidoso que resultara no podía dejar de sentirse extrañamente deprimido por que la atención absoluta de su amiga había estado en el huron rubio y no en él.
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La sala común de los premios anuales estaba invadida. Infestada de arañas. Luna mantenía un ritmo constante al pronunciar el hechizo y transfigurar rocas en arañas negras que Zabini encantaba para animarlas antes de colocarlas en un contenedor gigante para evitar extraviarlas.
Sentado en el suelo junto a Luna estaba Theodore Nott leyendo un libro con atención, él aun buscaba un buen hechizo que ayudara a que sus creaciones tejieran telarañas plateadas para decorar el techo y las esquinas del gran comedor la noche del baile.
Theo miraba de reojo a Luna, su sonrisa soñadora y su voz casi musical mientras parecía tararear el hechizo alegremente, suspiro cansado apartando el libro que le había resultado inútil, lo dejo junto a él en la pila de gruesos y antiguos tomos desechados antes de tomar el ultimo libro sobre la mesa.
Su última esperanza estaba en ese tomo polvoriento y amarillento. Lo abrió recorriendo el índice lentamente y pensó en la noche del baile, él quería ir con una chica agradable y divertida, hermosa e inteligente… alguien como Luna Lovegood.
-Luna Lovegood ¿Quieres ser mi pareja para el baile?
Vio la exprecion sorprendida en la chica ante su pregunta abrupta, sabia que lo había dicho de manera brusca y para nada Slytherin, es decir nada de sutilezas, de finas manipulaciones y astucia.
-¿Es una broma Theodore Nott?
Él había ido directo al grano como un Gryffindork pero no se arrepentía del todo, ver los ojos azules de Luna mirándolo con sorpresa y las mejillas sonrojadas era una vista deliciosa para un cazador como él, ya fuera como serpiente o incluso león aun que la sola idea de ser un Gryffindork le diera nauseas, le gustaba esa pequeña águila para ser su próxima presa.
-Es de mala educación responder a una pregunta con otra Luna, y no, no es una broma ¿Quieres ser mi pareja?
-Claro
La vio recomponer su expresión al mismo rostro soñador de siempre antes de responder y continuar encantando rocas. Theo sonrío, sonrío por que sabia que esa noche seria inolvidable y Luna sonrío también por que sospechaba que su vida cambiaría esa noche, aun no decidía si seria un buen cambio pero se arriesgaría a averiguarlo con ese chico de ojos dulces y sonrisa picara.
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