Capitulo 19
Si era honesta consigo misma Hermione no recordaba como había llegado a ese lugar y a esa situación con Draco. Lo ultimo que recordaba era haber estado en su ultima clase del día, Aritmancia, mientras su mente divagaba al incidente del desayuno.
Recordaba, con total y sorprendente claridad¸ la frialdad y maldad con la que Draco había actuado con Daphne. Por un segundo sintió pena por la chica, una sangre pura de aristocrática y orgullosa familia en la calle. En completa bancarrota solo por que Draco lo había dispuesto así.
Claro el solo había retirado su inversión de dichas empresas, pero Theo quien se encargaba de las empresas de su familia desde la muerte de su padre en la batalla final contra Voldemort se había retirado también, Zabini tampoco había dudado en replantearse su colaboración con la familia Greengrass y eso causo una reacción en cadena.
Los magos que se enteraron de que los mayores inversionistas se retiraban abandonaron la balsa cual ratas para evitar ahogarse. No podía culparlos sin embargo. Los negocios, como alguna vez había leído en algún lugar, son un mundo despiadado y feroz donde solo el más listo y astuto sobrevive.
Pero luego recordaba a Pansy. Pálida y llena de dolor en la cama del hospital y toda compasión por Daphne se acababa desvaneciendo en medio de una sensación de orgullo al ver a su rubio, si su rubio, porque era suyo y de nadie más, defender a sus seres amados con la misma letal ferocidad de una serpiente venenosa.
Claro, si tenia que admitirlo no solo había sentido orgullo, algo se había retorcido en su interior con fuerza y en ese momento de no haber estado en pleno comedor habría saltado a besarlo.
Besarlo justo como lo estaba besando en ese momento. Merlín bendito, pensó al sentir como sus manos dejaban su estático lugar en su cintura y comenzaban a acariciar con lentitud sus costados, de forma tan suave como excitante que la dejo sin aliento.
-Hermione…
Incapaz de hablar, de decir algo solo gimió muy bajito al escucharlo murmurar su nombre con voz ronca y tremendamente sensual y sentirse acorralada contra el muro. Estaban en un oscuro y solitario pasillo a solo unos metros de su sala común pero la molesta inquietud de ser atrapada en ese momento le obligo a separarse de él unos instantes para intentar recuperar la calma.
-No, no podemos...
Claro que no podían, no en medio de ese pasillo arriesgándose a ser atrapados y enviados al despacho de Snape. Definitivamente podía imaginar la mirada furiosa del director al enterarse de que los premios anuales habían sido atrapados haciendo el amor en un pasillo. No definitivamente no podía dejar que continuara… al menos no en ese lugar.
-Hermione, desde el 19 de septiembre somos algo parecido a amigos y con el paso de los días, de los meses sabes que nos convertimos en algo más. Ya no somos solo amigos…
Una mano de Draco dejo de acariciarla para obligarla a mirarlo. Los ojos marrones de ella quedaron fijos en esos iris de plata fundida oscurecidos en ese momento por la lujuria, una que ella misma sentía pero intentaba controlar.
-Draco yo…
Un beso suave, un roce de labios basto para matar la replica que estaba por salir de sus labios. Maldijo a Merlín por darle a Draco Malfoy esa maldita habilidad sorprendente para dejar en blanco su cerebro y encender su cuerpo con solo nimiedades.
-No intentes negarlo Hermione, pasamos cada minuto de él día juntos, dormimos en la misma habitación desde hace tiempo, somos algo parecido a una pareja pero ambos nos negábamos a hablarlo, a ponerle nombre a esto que sucede entre los dos.
Hermione se sonrojo violentamente y aparto la mirada. Era cierto, desde hacía mucho tiempo prefería pasar sus tardes estudiando con Draco, leyendo en la sala común mientras él se sentaba junto a ella perdido en su propia lectura. Cada noche desde la visita a sus padres ella entraba a su alcoba, se duchaba y vestía con su pijama para luego ir a la habitación del rubio y colarse bajo las mantas con él.
-Mírame Hermione, mírame y dime que no sientes nada cuando te toco…
Con un nudo en la garganta Hermione solo pudo sonrojarse y boquear como un pez mientras la experta lengua de Draco acariciaba la suave y sensible piel del lóbulo de su oreja izquierda.
-Dime que no sientes ese cosquilleo cuando nuestras pieles se tocan o que no desearías besarme en este momento para llamarte mentirosa.
Hermione se maldijo por ser incapaz de hablar y por sentir la suave caricia de esos labios pálidos y cálidos contra su cuello enviando estremecimientos placenteros a cada rincón de su cuerpo… especialmente al sur.
-No lo niegues Granger, me amas, es lógico, soy irresistible y por algún extraño milagro eres correspondida…
Jadeo cuando Draco solto su mejilla para bajar su mano hasta su pierna derecha y acomodarla contra su costado, el resultado fue una cercanía que la hiso hervir inevitablemente. Sentía el calor del cuerpo de él completamente adherido al suyo y la fricción de cierta zona del cuerpo de su rubio entre sus piernas.
-Eres una serpiente egocéntrica y narcisista…
Sofocada le respondió en un jadeo, sorprendiéndose al escucharlo reír ligeramente antes de besarla. Un beso apasionado y demandante, uno que le debilito las rodillas y la obligo a rodear el cuerpo de él con ambas piernas y dejar que el la sostuviera.
-Pero me amas
Hermione miraba asombrada lo claros que se veían los ojos grises de Draco. Brillaban con algo que ella pocas veces había visto antes y que solo en ese momento supo reconocer.
-Te amo
Amor. Era amor lo que brillaba en esos iris de plata que tanto le gustaban. Él la amaba tanto como ella lo amaba a él. Suspiro aliviada de poder decir esas palabras y saber que eran ciertas. Lo amaba, era amor y no una infantil idealización de dicho sentimiento.
-Lo sabia Hermione… ahora dime ¿Quieres un compromiso largo o prefieres fijar ya la fecha de la boda?
Cerro los ojos al escuchar como su voz siseante llegaba a su odios, su cuerpo cálido la aplastaba de manera seductora contra el muro y sus manos recorrían con suaves caricias sus muslos mientras algo se rozaba justo entre sus piernas arrancándole un gemido ahogado de placer.
-¿Boda?
Pero esa palabra había dejado eco en su mente embotada por el placer y la felicidad. Boda. ¿Le estaba pidiendo matrimonio?
-Eres una chica lista Hermione, te estoy informandoque seras mi esposa pero te concedo la libertad de elegir la fecha… por que soy un Malfoy querida, los Malfoy no compartimos.
No necesitaba ver el rostro de su rubio para saber que la miraba fijamente y que sus labios estaban adornados con una sensual sonrisa ladeada.
-Sigo sin entender por que me enamore de una maldita serpiente narcisista… por muy mi futuro esposo que sea.
Pero lo sabía.
Sabía por qué se había enamorado de él. Jamás volvería a idealizar a una persona como había hecho con Ronald, jamás dejaría que el amor la volviera ciega ante los defectos y magnificaría las virtudes. Ella ya no era una niña, la guerra, esa maldita guerra le había arrebatado su infancia obligándola a madurar de golpe. Pues bueno, ya era hora que se comportara como una mujer y lo estaba haciendo.
-Por esto…
Un suave beso en su cuello, una mano de largos dedos tibios recorriendo la extensión de su muslo y su aliento contra su piel la dejaron muda… incapaz de nada más que cerrar los ojos más fuerte y disfrutar del momento.
-Y un poco de esto…
El violento palpitar del corazón de Draco era evidente al estar tan cerca, sus labios besando su cuello y sus dedos tocando con desesperante lentitud su espalda y la fricción enloquecedora de sus cuerpos la obligaron a gemir bajito para no ser escuchada.
-Draco…
Por qué aun perdida en la niebla del placer en la que los labios y manos de su… ¿prometido? De su dragón estaba consciente de donde estaba y de lo que pasaría si los premios anuales eran encontrados en medio de un pasillo en tan comprometedoras circunstancias.
-¿Si?
Draco sonrió al escucharla decir su nombre mezclado con un gemido especialmente fuerte y le respondió aun con los labios contra su suave piel. La beso con más intensidad dejando marcas rojizas en su cuello y aumento la fricción entre ellos.
-¿Cuanto tardaría tu madre en organizar la boda de sus sueños?
Hermione tiro de él hasta que sus miradas se encontraron y hablo tan claro como pudo. Estaba consciente de que sus padres no estaban en la mejor actitud de perdonarla pero ya había sufrido demasiado como para privarse de su felicidad por más tiempo.
-Unos cuantos meses…
Vio la decisión brillando en los ojos de ella, sabía que aun cuando no mencionaba a sus padres era su sueño tenerlos en su boda. Sonrió al responderle y decidió que usaría esos meses de preparativos sabiamente. Lograría que ese par de necios muggles perdonaran a su leona sin importar a que tuviera que recurrir.
-Entonces en unos meses seré Hermione Malfoy… suena bien ¿No?
-Maravilloso… Hermione Malfoy.
Bien no era la palabra que él usaría, era perfecto. Su nombre sonaba perfecto con su apellido y eso dejaría claro a cualquier imbécil zanahorio o no, que ella era suya. Era su novia, su amiga, su amante y esposa.
-Draco? Cuando decía que no debíamos… estaba hablando de que el pasillo es un mal lugar para...
Justo cuando estaba por besarla ella hablo de nuevo sorprendiéndolo… su leona podía ser una descarada si lo deseaba y vaya si le encanto. Besándola y hablando entre besos la cargo hasta su sala común y apresurado se encamino hasta su habitación.
-Eso tiene fácil solución...
Se moría de ganas por ver su cabello castaño extendido en sus sabanas negras y el contraste de su piel contra la seda… la beso con pasión, con la misma pasión que ella respondía sus besos y comenzaba a arrancar su ropa.
En ese momento, mientras él la recostaba en la cama mirándola con adoración y salvaje deseo en sus ojos Hermione se sintió feliz. El anhelo que tenía en su corazón de encontrar a alguien a quien amar y que la amara se cumplía, sonrío entre besos y ahogados jadeos pensando en que en ocasiones la felicidad llega simplemente así… como por arte de magia.
Fin.
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